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10
26 de octubre de 2022
26 de octubre de 2022
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el primer capítulo se nota el cuidado de la producción, la profundidad del guión y las decisiones sutiles del fan service para emocionar a las personas que crecieron con la trilogía original y han (hemos) seguido la historia de la galaxia muy lejana con paciencia y compromiso.
La cinematografía, la música, los diseños, las actuaciones, el guión, elevan el nivel de lo que ha venido haciendo Star Wars en la era Disney a un nivel adulto, donde no es necesario aparentar que somos niños para dejar pasar incongruencias o vacíos de guión. La historia, aunque lenta, nos va guiando a paso firme a una trama con un objetivo claro: usar el pretexto de un personaje secundario, como lo es Andor, para mostrar el verdadero rostro del imperio en los oscuros años en que la Alianza Rebelde aún no era la esperanza de los sistemas oprimidos.
Así, sin Jedi, sin sables láser, sin la fuerza (que hasta ahora brilla por su ausencia) humanos normales se enfrentan a desafíos extraordinarios en la búsqueda de su lugar en la historia. Con personajes ubicados en algún lugar del continuo entre el bien y el mal, esta serie nos vuelve a traer ante dilemas como si el fin justifica los medios o si en la guerra todo está permitido. Valora también el rostro de quienes quedan en medio y pagan las consecuencias de las decisiones de unos y otros, en este sentido será interesante ver cómo estos anónimos reaccionan (si es que hay alguna reacción).
La riqueza de esta propuesta es precisamente regalarnos a los fans la oportunidad de mirar por el ojo de la cerradura un relato cotidiano, que profundiza en el desarrollo de personajes, que aborda la vida del día a día en la galaxia muy lejana, dejando que cada detalle vaya engranando una historia cuyo fin ya conocemos, pero que entusiasma y cautiva porque nos permite identificarnos ¿quiénes seríamos nosotros en esta historia de opresión? es una pregunta que surge al ir avanzando en la serie.
Un matiz necesario que incluso realza la importancia de los héroes que más tarde derrotarán al imperio, ubicando la gesta de Star Wars en un contexto más coherente, donde hace tiempo los niños que crecieron con las primeras películas son adultos entre 45 a 60 años.
La serie también juega con nuestra tolerancia a la frustración en tiempos de fan service gratuito, comodidad en el acceso a contenidos diversos, inmediatez y producciones de acción a destajo: la serie no sólo se cocina a fuego lento, sino que ha optado por el irritante trámite de presentarnos de uno en uno (salvo la primera parte) los capítulos que por si mismos no cierran arcos argumentales, desafiando a la lógica de las series.
Me pregunto si esto es un accidente o un juego a propósito de los creadores con el fin de poner a los espectadores en su lugar y reaprender la paciencia propia de mejores tiempos. Claramente los niveles de audiencia dicen lo suyo, pero es una apuesta arriesgada. Habrá que ver si en esta ocasión calidad le gana a cantidad.
La cinematografía, la música, los diseños, las actuaciones, el guión, elevan el nivel de lo que ha venido haciendo Star Wars en la era Disney a un nivel adulto, donde no es necesario aparentar que somos niños para dejar pasar incongruencias o vacíos de guión. La historia, aunque lenta, nos va guiando a paso firme a una trama con un objetivo claro: usar el pretexto de un personaje secundario, como lo es Andor, para mostrar el verdadero rostro del imperio en los oscuros años en que la Alianza Rebelde aún no era la esperanza de los sistemas oprimidos.
Así, sin Jedi, sin sables láser, sin la fuerza (que hasta ahora brilla por su ausencia) humanos normales se enfrentan a desafíos extraordinarios en la búsqueda de su lugar en la historia. Con personajes ubicados en algún lugar del continuo entre el bien y el mal, esta serie nos vuelve a traer ante dilemas como si el fin justifica los medios o si en la guerra todo está permitido. Valora también el rostro de quienes quedan en medio y pagan las consecuencias de las decisiones de unos y otros, en este sentido será interesante ver cómo estos anónimos reaccionan (si es que hay alguna reacción).
La riqueza de esta propuesta es precisamente regalarnos a los fans la oportunidad de mirar por el ojo de la cerradura un relato cotidiano, que profundiza en el desarrollo de personajes, que aborda la vida del día a día en la galaxia muy lejana, dejando que cada detalle vaya engranando una historia cuyo fin ya conocemos, pero que entusiasma y cautiva porque nos permite identificarnos ¿quiénes seríamos nosotros en esta historia de opresión? es una pregunta que surge al ir avanzando en la serie.
Un matiz necesario que incluso realza la importancia de los héroes que más tarde derrotarán al imperio, ubicando la gesta de Star Wars en un contexto más coherente, donde hace tiempo los niños que crecieron con las primeras películas son adultos entre 45 a 60 años.
La serie también juega con nuestra tolerancia a la frustración en tiempos de fan service gratuito, comodidad en el acceso a contenidos diversos, inmediatez y producciones de acción a destajo: la serie no sólo se cocina a fuego lento, sino que ha optado por el irritante trámite de presentarnos de uno en uno (salvo la primera parte) los capítulos que por si mismos no cierran arcos argumentales, desafiando a la lógica de las series.
Me pregunto si esto es un accidente o un juego a propósito de los creadores con el fin de poner a los espectadores en su lugar y reaprender la paciencia propia de mejores tiempos. Claramente los niveles de audiencia dicen lo suyo, pero es una apuesta arriesgada. Habrá que ver si en esta ocasión calidad le gana a cantidad.
5 de marzo de 2023
5 de marzo de 2023
6 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Puede lo absurdo cruzar líneas hacia lo emocionante y seguir siendo absurdo? En esta película los directores demuestran que sí, que es posible eso y mucho más. Con una propuesta recargada de colores, escenarios, personajes y detalles referenciales (qué delicia para los cinéfilos de todo nivel), "Everything. Everywhere. All at Once" va creando un sentido único donde el cine de acción, de artes marciales, la comedia, ciertas notas de fantasía y ciencia ficción dan forma a una película singular que se deja ver con facilidad desde diversos niveles de profundidad y análisis.
Podría ser que la moraleja contra la desidia o el nihilismo que la película intenta suene a discurso gastado, pero la gracia y los quiebres planteados por el guión permiten hacer creíble el mensaje de amor familiar que nos propone: todos merecemos ser amados y aceptados, todos tenemos una oportunidad de redención, no deberíamos dar por sentados los gestos amables y generosos de quienes nos son incondicionales, la felicidad se compone de pequeños momentos que cobran sentido en el aquí y el ahora. Ah! las piedras pueden conmovernos, eso también es parte del aprendizaje.
¿Sabiduría de libro de autoayuda? Tal vez, pero contado con una gracia que conmueve y eleva la película (punto aparte merece la solidez de la actriz principal y los secundarios) para hacernos pasar un muy buen rato y dejar tema para la necesaria conversación after movie. Los detalles, referencias, guiños e interpretaciones de las pequeñas metáforas son una delicia para compartir con alguien cercano. Definitivamente esta película motiva eso que amamos del buen cine, con un espíritu recargado y rococó pero no kitsch.
Es probable que, junto con Rick and Morty, la película sea una de las referencias que se consoliden cuando hablemos y reflexionemos sobre los multiversos de aquí en más. No encontrará explicaciones científicas ni rutas super sofisticadas de la ciencia ficción tipo Asimov, pero esta versión particular de la idea de una realidad múltiple e infinita se relata desde una voz válida y que, conforme la película avanza, se consolida y se hace cada vez más creíble.
"Everything everywhere all at once" es un imperdible de esta temporada de premios. A verla con entusiasmo, al menos una carcajada o una lágrima le va a sacar.
Podría ser que la moraleja contra la desidia o el nihilismo que la película intenta suene a discurso gastado, pero la gracia y los quiebres planteados por el guión permiten hacer creíble el mensaje de amor familiar que nos propone: todos merecemos ser amados y aceptados, todos tenemos una oportunidad de redención, no deberíamos dar por sentados los gestos amables y generosos de quienes nos son incondicionales, la felicidad se compone de pequeños momentos que cobran sentido en el aquí y el ahora. Ah! las piedras pueden conmovernos, eso también es parte del aprendizaje.
¿Sabiduría de libro de autoayuda? Tal vez, pero contado con una gracia que conmueve y eleva la película (punto aparte merece la solidez de la actriz principal y los secundarios) para hacernos pasar un muy buen rato y dejar tema para la necesaria conversación after movie. Los detalles, referencias, guiños e interpretaciones de las pequeñas metáforas son una delicia para compartir con alguien cercano. Definitivamente esta película motiva eso que amamos del buen cine, con un espíritu recargado y rococó pero no kitsch.
Es probable que, junto con Rick and Morty, la película sea una de las referencias que se consoliden cuando hablemos y reflexionemos sobre los multiversos de aquí en más. No encontrará explicaciones científicas ni rutas super sofisticadas de la ciencia ficción tipo Asimov, pero esta versión particular de la idea de una realidad múltiple e infinita se relata desde una voz válida y que, conforme la película avanza, se consolida y se hace cada vez más creíble.
"Everything everywhere all at once" es un imperdible de esta temporada de premios. A verla con entusiasmo, al menos una carcajada o una lágrima le va a sacar.
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