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Críticas ordenadas por utilidad
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Cortometraje

7,1
931
8
21 de febrero de 2013
21 de febrero de 2013
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En algunos largometrajes hollywoodienses, aunque no es exclusivo de su filmografía, nos encontramos con una buena historia que se estira en el tiempo para poder hacer caja. En este corto se agradece la síntesis. En unos veinte minutos, Christensen nos cuenta una historia desgarradora sin llegar a la cursilería típica de los EEUU.
El corto empieza con una escena impactante contada desde la sinceridad absoluta. El teléfono rojo tiene una importancia catártica en la historia narrada. Y el desarrollo y final del corto son de chapeau. Gran trabajo!
El corto empieza con una escena impactante contada desde la sinceridad absoluta. El teléfono rojo tiene una importancia catártica en la historia narrada. Y el desarrollo y final del corto son de chapeau. Gran trabajo!
Serie

6,0
4.879
3
17 de enero de 2010
17 de enero de 2010
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se crítica a la industria cinematográfica americana desde hace bastante tiempo de falta de ideas nuevas y de reiteración de versiones de producciones de culto para poder llamar la atención de las nuevas generaciones. El problema de estos remakes es que los nuevos "creadores" se centran más en la forma; descuidando de este modo lo que realmente llama la atención de cualquier producto, el fondo.
Esto ocurre de nuevo en esta nueva visita. La idea original de los años ochenta brillaba incluso si la estética pudiera considerarse hoy en día como cutre. El espectador estaba completamente enganchado porque se sentía partícipe de la historia narrada. Diana y sus soldados eran atractivos en el sentido literal de la palabra, atraían la atención del público. Incluso el momento estelar de la comida alienígena era un momento esperado por todos.
Esto ocurre de nuevo en esta nueva visita. La idea original de los años ochenta brillaba incluso si la estética pudiera considerarse hoy en día como cutre. El espectador estaba completamente enganchado porque se sentía partícipe de la historia narrada. Diana y sus soldados eran atractivos en el sentido literal de la palabra, atraían la atención del público. Incluso el momento estelar de la comida alienígena era un momento esperado por todos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin embargo, en esta adaptación de la serie, además de cambiar la historia haciéndola casi inverosímil, la actuación de los personajes principales podría definirse como "criogenizada"; es decir, desde mi punto de vista, son inexpresivos no expresando sus sentimientos con miradas tipo "Diana" en la primera versión. Tan sólo se limitan a decir la frase de turno y dejan al director que sorprenda al público mostrando esa carne de reptil realizada por ordenador, ebtre otras sutilezas digitales.
Quizá porque prefiero una película sesuda aunque mal realizada desde el punto de vista estético que un subproducto con un buen embalaje que me deje con el mismo apetito que al comienzo del espectáculo, considero que esta revisión podría haberse evitado. Esto ocurre con otras muchas versiones, excepto con la salvedad, por ejemplo, de "Tú y yo" rodadas ambas por ese genial director en 1939 y 1957.
Quizá porque prefiero una película sesuda aunque mal realizada desde el punto de vista estético que un subproducto con un buen embalaje que me deje con el mismo apetito que al comienzo del espectáculo, considero que esta revisión podría haberse evitado. Esto ocurre con otras muchas versiones, excepto con la salvedad, por ejemplo, de "Tú y yo" rodadas ambas por ese genial director en 1939 y 1957.

6,4
1.105
7
27 de octubre de 2024
27 de octubre de 2024
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una interpretación libre del poema de Francisco de Quevedo “Amor constante, más allá de la muerte”:
[…] su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Y precisamente su temática es exactamente la puesta en imágenes de un enorme amor de una pareja sexagenaria, que quiere que perdure tras ese paso desconocido que es la defunción.
Ha sido la película que inauguró la sexagésimo novena edición de la Seminci en 2024; todo un acierto para comenzar este festival de cine de autor. Además, ha conseguido la Espiga de Plata por su gran calidad.
Nos adentramos en una representación teatral con símbolos bien reconocibles y con coreografías maravillosas dignas de Pina Bausch para escenificar el amor de un matrimonio senior aún apasionado en el momento en que la parca va acercándose a su destino.
En esta Europa envejecida donde la eutanasia sigue siendo aún un tabú, e incluso un delito, Carlos Marques-Marcet nos invita a reflexionar en tono cálido e incluso cómico a veces sobre el derecho a decidir qué tipo de vida queremos continuar viviendo o si decidimos bajarnos del tren y en qué circunstancias.
Es significativo que se elija Suiza para terminar con todo. Un país nevado (y frío) que siempre ha sido neutral y donde la ley permite acabar con la vida de manera reglada.
El director nos muestra también un retrato de la familia actual, donde cada cual lleva su vida sin tener en cuenta a sus más allegados. Eso sí, en el momento en que se nos pone un espejo enfrente y vemos en el reflejo quiénes somos de verdad, nos entra la culpabilidad y queremos (e incluso exigimos) que se nos tenga en cuenta en las decisiones de la familia.
¿Qué decir de la pareja protagonista formada por Ángela Molina y Alfredo Castro? Son dos grandes interpretes con una química que por momentos irradia complicidad, felicidad y cariño. Me gustaría reseñar el papel de la hija que acompaña en todo momento las vivencias de los padres, que les cuida, que les comprende y que se siente traicionada por su decisión: Mònica Almirall.
Es de agradecer que la película no sea un drama sentimentaloide al estilo holliwoodiense, sino que sea inteligente, aportando momentos quasi-cómicos.
Me gustaría terminar esta reseña comentando el número musical de Ángela Mólina con música y letra de María Arnal y danza contemporánea de la compañía La Veronal.
Es un placer para todos los sentidos que hay que disfrutar antes de que llegue nuestro momento.
[…] su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Y precisamente su temática es exactamente la puesta en imágenes de un enorme amor de una pareja sexagenaria, que quiere que perdure tras ese paso desconocido que es la defunción.
Ha sido la película que inauguró la sexagésimo novena edición de la Seminci en 2024; todo un acierto para comenzar este festival de cine de autor. Además, ha conseguido la Espiga de Plata por su gran calidad.
Nos adentramos en una representación teatral con símbolos bien reconocibles y con coreografías maravillosas dignas de Pina Bausch para escenificar el amor de un matrimonio senior aún apasionado en el momento en que la parca va acercándose a su destino.
En esta Europa envejecida donde la eutanasia sigue siendo aún un tabú, e incluso un delito, Carlos Marques-Marcet nos invita a reflexionar en tono cálido e incluso cómico a veces sobre el derecho a decidir qué tipo de vida queremos continuar viviendo o si decidimos bajarnos del tren y en qué circunstancias.
Es significativo que se elija Suiza para terminar con todo. Un país nevado (y frío) que siempre ha sido neutral y donde la ley permite acabar con la vida de manera reglada.
El director nos muestra también un retrato de la familia actual, donde cada cual lleva su vida sin tener en cuenta a sus más allegados. Eso sí, en el momento en que se nos pone un espejo enfrente y vemos en el reflejo quiénes somos de verdad, nos entra la culpabilidad y queremos (e incluso exigimos) que se nos tenga en cuenta en las decisiones de la familia.
¿Qué decir de la pareja protagonista formada por Ángela Molina y Alfredo Castro? Son dos grandes interpretes con una química que por momentos irradia complicidad, felicidad y cariño. Me gustaría reseñar el papel de la hija que acompaña en todo momento las vivencias de los padres, que les cuida, que les comprende y que se siente traicionada por su decisión: Mònica Almirall.
Es de agradecer que la película no sea un drama sentimentaloide al estilo holliwoodiense, sino que sea inteligente, aportando momentos quasi-cómicos.
Me gustaría terminar esta reseña comentando el número musical de Ángela Mólina con música y letra de María Arnal y danza contemporánea de la compañía La Veronal.
Es un placer para todos los sentidos que hay que disfrutar antes de que llegue nuestro momento.

7,8
123.438
8
1 de agosto de 2010
1 de agosto de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de la historia del cine se han rodado un buen número de películas como tema central las drogas, cada una de ellas aportando una visión quizá un poco detallada sobre un tema en cuestión. Sin embargo, en "Réquiem por un sueño" vemos la degradación humana llevada al límite, ya sea por voluntad propia o por haber sido una mera víctima.
Posiblemente desde "Trainspotting", que yo recuerde o tenga constancia, no se había vuelto a filmar la vida normal de enganchados a las drogas, al igual que había hecho el singular y ya desaparecido Eloy de la Iglesia en la saga "El pico". Es increíble la lucidez con que los propios toxicómanos son capaces de darse cuenta de lo perjudicial que es para sus vidas esa dosis cada vez más frecuente (véase "El hombre del brazo de oro").
Aronofsky, con un montaje similar al de "Pi", provoca que el espectador padezca las mismas sensaciones claustrofóbicas / "subidones" de adrenalina que los protagonistas. En resumen, rueda una de las películas más crudas sobre este tema.
Posiblemente desde "Trainspotting", que yo recuerde o tenga constancia, no se había vuelto a filmar la vida normal de enganchados a las drogas, al igual que había hecho el singular y ya desaparecido Eloy de la Iglesia en la saga "El pico". Es increíble la lucidez con que los propios toxicómanos son capaces de darse cuenta de lo perjudicial que es para sus vidas esa dosis cada vez más frecuente (véase "El hombre del brazo de oro").
Aronofsky, con un montaje similar al de "Pi", provoca que el espectador padezca las mismas sensaciones claustrofóbicas / "subidones" de adrenalina que los protagonistas. En resumen, rueda una de las películas más crudas sobre este tema.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Realmente impactante y envolvente. Merece la pena sentarse un poco más de 100 minutos frente a la pantalla para ver cómo la sociedad moderna intenta conseguir su prometido sueño dorado, arruinando toda posibilidad de éxito con la inclusión en sus vidas de psicotrópicos. Por ellos sí doblan las campanas, querido Ernest.

6,3
12.493
9
18 de abril de 2011
18 de abril de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo funciona la mente humana? Esa es la pregunta que me hice cuando ví la película. Si algo caracteriza a las peliculas es ese mundo onírico tan particular que desestabiliza, como ya lo hiciera en su momento las novelas de Frank Kafka. Ese surrealismo de puertas que se abren y se cierran, esas escenas en principio carentes de sentido, cuando en realidad hacen despertar nuestros sentidos del letargo de las "grandes obras" de la industria cinematográfica. Ese es el espíritu que reinaba en la película surrealista "Le chien andalou" de nuestro aclamado Buñuel (y Lorca, como no).
Después de esta película sobre los laberintos del cerebro, Hollywood ha producido otras películas del estilo: Shutter Island, Inception, etc. Sin embargo, nadie como David Lynch le sabe dar ese punto de desconcierto que consigue David Lynch.
Sin embargo, hay un pero en esta película, y es el rodaje en video digital, que no permite esas tonalidades de "Blue Velvet".
En cualquier caso, gracias por estos momentos de entretenimiento y de reflexión interna.
Después de esta película sobre los laberintos del cerebro, Hollywood ha producido otras películas del estilo: Shutter Island, Inception, etc. Sin embargo, nadie como David Lynch le sabe dar ese punto de desconcierto que consigue David Lynch.
Sin embargo, hay un pero en esta película, y es el rodaje en video digital, que no permite esas tonalidades de "Blue Velvet".
En cualquier caso, gracias por estos momentos de entretenimiento y de reflexión interna.
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