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7,1
25.927
6
14 de julio de 2013
14 de julio de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se suele oír con mucha frecuencia que el problema de tanto cine actual es la ausencia de guion.
O el escaso tiempo empleado por los realizadores en elaborar historias al mismo tiempo verosímiles, atractivas y "atadas y bien atadas".
Puede haber algo de cierto en ello, pero no diría yo que es el principal problema.
Tres ejemplos de cine reciente. Cintas relativamente exitosas, además: En la casa (Ozon), Un invierno en la playa (Boone) y La mejor oferta (Tornatore).
Son películas de guion. El guion es el dios en estas tres obras. La autoría, por así llamarla, recae en sus guionistas y sus elaboradísimas historias. Apenas, ay, hay noticias de sus directores. Las ideas que alumbran las tres películas son “previas” a las mismas: son todas ellas de escritura, de guion.
Casi nada diviso de inventiva en la puesta en escena, frescura improvisada, virtuosismo de cámara o montaje.
¿Por qué será que las tres películas me parecen sobrevaloradas, forzadísimas pompas de jabón con escasa sustancia e impostados conflictos?
¿No será, paradójicamente, un problema de guion?
Pero no por “ausencia de”. Sino por “exceso de” guion.
El Cine en Que Vivimos (L. Serrano)
O el escaso tiempo empleado por los realizadores en elaborar historias al mismo tiempo verosímiles, atractivas y "atadas y bien atadas".
Puede haber algo de cierto en ello, pero no diría yo que es el principal problema.
Tres ejemplos de cine reciente. Cintas relativamente exitosas, además: En la casa (Ozon), Un invierno en la playa (Boone) y La mejor oferta (Tornatore).
Son películas de guion. El guion es el dios en estas tres obras. La autoría, por así llamarla, recae en sus guionistas y sus elaboradísimas historias. Apenas, ay, hay noticias de sus directores. Las ideas que alumbran las tres películas son “previas” a las mismas: son todas ellas de escritura, de guion.
Casi nada diviso de inventiva en la puesta en escena, frescura improvisada, virtuosismo de cámara o montaje.
¿Por qué será que las tres películas me parecen sobrevaloradas, forzadísimas pompas de jabón con escasa sustancia e impostados conflictos?
¿No será, paradójicamente, un problema de guion?
Pero no por “ausencia de”. Sino por “exceso de” guion.
El Cine en Que Vivimos (L. Serrano)
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