Empezamos analizando el primer capítulo y los siguientes seis porque hasta casi el sexto no te engancha un poquito. El Dexter de siempre suele recoger pruebas de los delitos del asesino antes de proceder a matarlo, nunca ha matado de forma compulsiva y sin estar seguro, jamás. Ahí ya empiezas a transformar al personaje. Siempre se le veía cauteloso con las pruebas y todo, en esta serie se deja gotas de sangre por toda la nieve blanca, como un asesino principiante.

Siempre se le recuerda que su hermana murió por su culpa, pero hay que recordar que fue disparada por el hijo de la doctora Vogel; también culpable de la repentina muerte de Hannah, ahora será que produce cánceres, pero estaba claro que como era tan feliz Dexter con Hannah y eran perfectos había que arruinar eso.

Al final todo roza tanto lo surreal, como si no estuvieras viendo Dexter que acaba en un final improvisado y sin pensar, casi hecho sobre la marcha. Ya consiguió el productor lo que quería, matar a Dexter. No lo merecía.

¡Larga vida a Dexter Morgan! No lo merecía un personaje tan bueno y tan querido. Se le añorará mucho.

Es cierto que es número uno en taquilla mundialmente, pero es solo y únicamente gracias a elementos nostálgicos de las películas originales lo que ha movido al público a sentarse en su butaca para aguantar dos horas y media donde solo media hora es acción. El poder ver de nuevo al primer y único Spiderman después de tantos años, Tobey Maguire; el regreso del duende verde, Willem Dafoe; a Doctor Octopus interpretado por Alfred Molina e incluso al hombre de arena a pesar de que solo se sirvieron de imágenes y de la voz del actor que contienen las películas de Sam Raimi, nunca llegó a pisar el set de rodaje el actor que daba vida al personaje.

Si suprimes todos los elementos, el número de espectadores se reduciría considerablemente, y eso que hubo gente que sin haber acabado la película se salió de la sala.
También cabe destacar como la verosimilitud entre las primeras donde se alternan elementos reales con informáticos pasa exclusivamente al diseño por ordenador donde los escenarios pierden credibilidad en las últimas.

Además, parece ser que hoy en día no puede haber villanos, deben ser reinsertados en la sociedad como los presos que han cometido actos graves, les dan por curados a pesar de que luego cometen otros delitos. Al final no luchan ya los superhéroes contra nadie, se dedican a dar oportunidades a los malvados dándoles terapias psicológicas.

Para finalizar, la diferencia de actuación entre actores de gran éxito como Tobey Maguire, Benedict Cumberbatch, Alfred Molina y otros crea un gran abismo frente a las actuaciones de Zendaya, Jacob Batalon, etc...

P.D. Ojalá hicieran la continuación de la trilogía de Sam Raimi, Spiderman 4 con Tobey Maguire, la cual está en mente desde hace tiempo. Sacaría igual de taquilla que esta y seguramente habría más acción.