Me hace mucha gracia releer las críticas contemporáneas de este film y ver como los comentaristas hablaban ya de la despedida del maestro. El mejor cine de Eastwood ya se ha filmado, eso es evidente, pues los tres ochomiles de Mystic River, Million Dollar Baby y este mismo film -todos ellos filmados en la década de los 2000- son muy difíciles de revalidar. Lo que nos brinda Eastwood después son productos menores, entretenimientos, pero siguen girando alrededor de los mismos tropos, que se pueden resumir en uno: hombres sencillos en situaciones extraordinarias.

Vaya por delante que soy fan declarado de Eastwood, desde la época del spaguetti western, pasando por la etapa explotaition, cuando tuvimos la suerte de verle detrás de cámara y hasta su consagración como clásico con estas tres obras que ya he referenciado. El cine de Eastwood es atemporal, pronto para llamarlo clásico, pero con hechuras para serlo en unas décadas. Porque sabe hacerte un buen drama con interpretaciones comedidas -completamente autoreferenciadas, si has estado atento a su filmografía- pero, bebiendo del mejor Ford, conjuga romance y comedia, en el mismo producto, siendo ejemplo claro esta película. Todavía le da tiempo a desarrollarte los personajes principales y conseguir conectar con la taquilla moderna.

Larga vida a Clint Eastwood, y más larga para su obra.