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7,4
46.263
9
3 de febrero de 2018
3 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue durante una clase de montaje en la facultad donde vi el final de una película que me recordaba a una de mis preferidas de Michelangelo Antonioni. La subestimé y no le presté demasiada atención. Por algún motivo, años más tarde, me topé con la trilogía (y por supuesto con "Antes del Amanecer"). Esta vez el resultado fue otro. Fue el de lamentar no haberla(s) visto antes, o por lo menos no haberle dado la oportunidad aquella vez.
Dos desconocidos que se cruzan en el lugar y momento exacto, generando una conexión que logra condensar toda una vida en una sola noche, el cual será irrepetible e insuperable (si vemos las secuelas sabremos por qué). He visto el amor en su plenitud. No importa si el encuentro será de una noche, el tiempo se ha detenido y por lo tanto es eterno.
Si bien la película tiene un guión y es poco lo que los actores improvisan, los encuadres, el movimiento de cámara, los planos secuencia y el montaje se realizan en pos de las actuaciones, haciendo invisible el dispositivo de narración y por lo tanto logrando una sensación de realismo. También nos encontramos con la ausencia de clichés, la utilización de los personajes secundarios que definen cómo es ese lugar y recursos o ejercicios de actuación como lo son la escena de la conversación telefónica o el juego de miradas en el local de discos ("te miro-mirame-no te miro", sostenido en una larga toma).
Algunos dirían que tiene fallas en el guión o exceso de diálogo y que por lo tanto no es cine. Walter Murch planteaba en el libro "En el momento del parpadeo" la regla de 6, donde la principal prioridad a la hora de decidir dónde realizar los cortes era la emoción. Si trasladáramos este concepto a la realización integral esta película, pienso que cumpliría con creces ese objetivo.
El film me emocionó a tal punto que no quería que terminase, quería seguir viendo. Me sentí identificado en muchas cosas. Junto con la secuela, lograron tocar fibras sensibles que no sentía hace rato. Tal vez por sentir afinidad con los personajes, por tener la edad intermedia que tienen entre la primera y la segunda, por volver a sentir ganas de viajar o por creer en la posibilidad de que algún día, sin esperarlo, me cruce con esa persona con la cual compartir esa burbuja temporal.
Se puede pensar que hay referencias a varios directores europeos como Rohmer y Truffaut. O Bresson, del quien hereda la humanidad en las imágenes.
La película de Antonioni, cuyo final me recordaba, era "El Eclipse". Seguramente el momento más autoconsciente, en el que vemos la mano del director. Los espacios que ya no serán ocupados por los protagonistas. Estos lugares estuvieron y estarán ahí siempre, pero uno no es infinito y esos espacios solo cobran sentido cuando los ocupamos. En "Antes del Amanecer", se aplica esta lógica de espacio ocupado/vacío, dejar una huella/no dejar nada, con un sentido agridulce pero más optimista que la película italiana (siempre y cuando ignoremos la secuela), con la música de Bach de fondo. Una noche estábamos en una plaza hablando sobre la vida, el amor, la filosofía, el futuro y nada alrededor nos importaba. A la mañana siguiente esa misma plaza está semivacía, transitada por personas que se pierden en el anonimato y la cotidianeidad, con el sonido de fondo de los vehículos. Y no importa que volvamos a esos lugares, ese tiempo y espacio no volverán, o quizás hayan quedado inmortalizados.
Dos desconocidos que se cruzan en el lugar y momento exacto, generando una conexión que logra condensar toda una vida en una sola noche, el cual será irrepetible e insuperable (si vemos las secuelas sabremos por qué). He visto el amor en su plenitud. No importa si el encuentro será de una noche, el tiempo se ha detenido y por lo tanto es eterno.
Si bien la película tiene un guión y es poco lo que los actores improvisan, los encuadres, el movimiento de cámara, los planos secuencia y el montaje se realizan en pos de las actuaciones, haciendo invisible el dispositivo de narración y por lo tanto logrando una sensación de realismo. También nos encontramos con la ausencia de clichés, la utilización de los personajes secundarios que definen cómo es ese lugar y recursos o ejercicios de actuación como lo son la escena de la conversación telefónica o el juego de miradas en el local de discos ("te miro-mirame-no te miro", sostenido en una larga toma).
Algunos dirían que tiene fallas en el guión o exceso de diálogo y que por lo tanto no es cine. Walter Murch planteaba en el libro "En el momento del parpadeo" la regla de 6, donde la principal prioridad a la hora de decidir dónde realizar los cortes era la emoción. Si trasladáramos este concepto a la realización integral esta película, pienso que cumpliría con creces ese objetivo.
El film me emocionó a tal punto que no quería que terminase, quería seguir viendo. Me sentí identificado en muchas cosas. Junto con la secuela, lograron tocar fibras sensibles que no sentía hace rato. Tal vez por sentir afinidad con los personajes, por tener la edad intermedia que tienen entre la primera y la segunda, por volver a sentir ganas de viajar o por creer en la posibilidad de que algún día, sin esperarlo, me cruce con esa persona con la cual compartir esa burbuja temporal.
Se puede pensar que hay referencias a varios directores europeos como Rohmer y Truffaut. O Bresson, del quien hereda la humanidad en las imágenes.
La película de Antonioni, cuyo final me recordaba, era "El Eclipse". Seguramente el momento más autoconsciente, en el que vemos la mano del director. Los espacios que ya no serán ocupados por los protagonistas. Estos lugares estuvieron y estarán ahí siempre, pero uno no es infinito y esos espacios solo cobran sentido cuando los ocupamos. En "Antes del Amanecer", se aplica esta lógica de espacio ocupado/vacío, dejar una huella/no dejar nada, con un sentido agridulce pero más optimista que la película italiana (siempre y cuando ignoremos la secuela), con la música de Bach de fondo. Una noche estábamos en una plaza hablando sobre la vida, el amor, la filosofía, el futuro y nada alrededor nos importaba. A la mañana siguiente esa misma plaza está semivacía, transitada por personas que se pierden en el anonimato y la cotidianeidad, con el sonido de fondo de los vehículos. Y no importa que volvamos a esos lugares, ese tiempo y espacio no volverán, o quizás hayan quedado inmortalizados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ya sería extenderme en hablar de las otras dos secuelas, pero para redondear un par de conceptos.
Se abre la parábola de la trilogía con una discusión de una pareja que molesta a los protagonistas, para culminar en la tercera entrega con esos mismos protagonistas, 18 años más tarde, teniendo una discusión parecida.
El adjetivo "dialéctico" puede encajar bien en la trilogía ya que dialogan mucho entre sí. Se pueden ver las secuelas individualmente y saber mucho de lo que sucede en las dos restantes, modificando la perspectiva que teníamos de los hechos. Pero si nos adentramos a la primera, tenemos un diálogo en que Jesse se pregunta de dónde provienen las almas modernas, si son fracción de las almas originales. Esto tiene sentido con lo que dice la mujer que lee las manos: "cuando las estrellas explotaron hace mil millones de años formaron todo lo que es este mundo; todo lo que conocemos es polvo cósmico, así que no olviden que son estrellas".
Se abre la parábola de la trilogía con una discusión de una pareja que molesta a los protagonistas, para culminar en la tercera entrega con esos mismos protagonistas, 18 años más tarde, teniendo una discusión parecida.
El adjetivo "dialéctico" puede encajar bien en la trilogía ya que dialogan mucho entre sí. Se pueden ver las secuelas individualmente y saber mucho de lo que sucede en las dos restantes, modificando la perspectiva que teníamos de los hechos. Pero si nos adentramos a la primera, tenemos un diálogo en que Jesse se pregunta de dónde provienen las almas modernas, si son fracción de las almas originales. Esto tiene sentido con lo que dice la mujer que lee las manos: "cuando las estrellas explotaron hace mil millones de años formaron todo lo que es este mundo; todo lo que conocemos es polvo cósmico, así que no olviden que son estrellas".

7,4
41.714
9
3 de febrero de 2018
3 de febrero de 2018
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Así como "Antes del Amanecer" culminaba con los espacios vacíos donde los protagonistas habían estado, "Antes del Atardecer" comienza con una secuencia de títulos donde nos muestran los espacios en que los personajes ocuparán durante toda la película, como una suerte de resignificar aquello que sucedió años antes.
Terminando la presentación del libro, Jesse deja en claro que el final queda a la interpretación del lector, al igual que sucede con "Antes del Amanecer". A diferencia del lector del libro ("This time"), el espectador de "Antes del Atardecer" sí sabrá cómo siguió aquella historia.
Una película plagada de trávellings y planos secuencia de los personajes caminando y hablando. La duración de 80 minutos es casi la misma que el tiempo de la narración, como en "Cleo de 5 a 7", de Varda. Esto a mi parecer le agrega más realismo y la noción de un tiempo más fiel que la precuela.
Lo importante en el spoiler...
Terminando la presentación del libro, Jesse deja en claro que el final queda a la interpretación del lector, al igual que sucede con "Antes del Amanecer". A diferencia del lector del libro ("This time"), el espectador de "Antes del Atardecer" sí sabrá cómo siguió aquella historia.
Una película plagada de trávellings y planos secuencia de los personajes caminando y hablando. La duración de 80 minutos es casi la misma que el tiempo de la narración, como en "Cleo de 5 a 7", de Varda. Esto a mi parecer le agrega más realismo y la noción de un tiempo más fiel que la precuela.
Lo importante en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Luego de una serie de flashbacks intercalados con imágenes del presente, ella aparece en la presentación. Al verla, él cambia radicalmente el tono de voz y las expresiones. Esa sensación de que el tren que se dejó pasar hace muchos años ha vuelto a pasar.
El fuera de campo se construye a partir de lo que ellos se cuentan. De a poco sabremos todo lo que sucedió en aquellos 9 años, y también detalles del encuentro en Viena que no nos fue contado en la primer entrega. En principio las conversaciones giran en torno a sus vidas privadas. Sabemos más de ella que de él, quien no habla demasiado de sí mismo. Conversan de temas medianamente superficiales y ninguno de los dos toma con tristeza no haberse vuelto a ver 6 meses después, sino que se lo toman con cierta gracia. Hay algunos pequeños reproches de por qué no hicieron tal cosa o tal otra con el fin de no perder el contacto.
Pero con el correr de los minutos nos damos cuenta que esa actitud que ambos estaban tomando solo era una coraza que ocultaba cómo se estaban muriendo por dentro. Posiblemente el orgullo que tenían era el que les impedía confesar lo que realmente sentían (¿y si la otra persona no sintió lo mismo que yo durante todos estos años? ¿si lo que pasó hace 9 años solo me afectó a mí y no a la otra persona?). Primero el libro qué él había escrito fue "para cimentar el recuerdo", según palabras de él, pero más tarde se sincera y confiesa que fue para poder encontrar a ella.
Es en ese afán de poder confesarse, que él posterga todo el tiempo la despedida, yendo de un lugar a otro, ofreciendo viajar en barco, llevarla en el auto, y ella acepta.
Y es precisamente en ese auto en donde todo lo que el espectador podía intuir sobre ellos termina explotando. Esta escena, probablemente una de las mejores de la película, guarda similitudes con la del local de discos de la primera, eso de "no me miras, sé lo que sentimos, sentimos lo mismo, quiero acariciarte, giras la cabeza, aparto la mirada".
La inspiración llega cuando se sufre, cuando se está enamorado y/o cuando se pierde a alguien. Es precisamente en el departamento, cuando ella toca una canción compuesta para él referida a aquel encuentro, que el círculo se cierra. Ambos pudieron sublimar, él con la novela y ella con el vals, y por lo tanto sus sentimientos son genuinos. Ya confesamos lo que sentimos, ahora nos podemos entregar.
Luego tenemos ese final (-"nene, vas a perder el avión"; -"ya lo sé") que termina en un fundido a negro que, si bien podemos como espectadores sacar nuestras propias conclusiones, como sucedió en la precuela, esta vez podemos saber casi con certeza lo que va a suceder, aún sin tener que visionar la tercera parte de la trilogía. Como volviendo al concepto del fuera de campo, una película muy romántica sin necesidad de un beso o un "te amo". Lo sugerido tiene mucho más peso que lo explicitado.
El fuera de campo se construye a partir de lo que ellos se cuentan. De a poco sabremos todo lo que sucedió en aquellos 9 años, y también detalles del encuentro en Viena que no nos fue contado en la primer entrega. En principio las conversaciones giran en torno a sus vidas privadas. Sabemos más de ella que de él, quien no habla demasiado de sí mismo. Conversan de temas medianamente superficiales y ninguno de los dos toma con tristeza no haberse vuelto a ver 6 meses después, sino que se lo toman con cierta gracia. Hay algunos pequeños reproches de por qué no hicieron tal cosa o tal otra con el fin de no perder el contacto.
Pero con el correr de los minutos nos damos cuenta que esa actitud que ambos estaban tomando solo era una coraza que ocultaba cómo se estaban muriendo por dentro. Posiblemente el orgullo que tenían era el que les impedía confesar lo que realmente sentían (¿y si la otra persona no sintió lo mismo que yo durante todos estos años? ¿si lo que pasó hace 9 años solo me afectó a mí y no a la otra persona?). Primero el libro qué él había escrito fue "para cimentar el recuerdo", según palabras de él, pero más tarde se sincera y confiesa que fue para poder encontrar a ella.
Es en ese afán de poder confesarse, que él posterga todo el tiempo la despedida, yendo de un lugar a otro, ofreciendo viajar en barco, llevarla en el auto, y ella acepta.
Y es precisamente en ese auto en donde todo lo que el espectador podía intuir sobre ellos termina explotando. Esta escena, probablemente una de las mejores de la película, guarda similitudes con la del local de discos de la primera, eso de "no me miras, sé lo que sentimos, sentimos lo mismo, quiero acariciarte, giras la cabeza, aparto la mirada".
La inspiración llega cuando se sufre, cuando se está enamorado y/o cuando se pierde a alguien. Es precisamente en el departamento, cuando ella toca una canción compuesta para él referida a aquel encuentro, que el círculo se cierra. Ambos pudieron sublimar, él con la novela y ella con el vals, y por lo tanto sus sentimientos son genuinos. Ya confesamos lo que sentimos, ahora nos podemos entregar.
Luego tenemos ese final (-"nene, vas a perder el avión"; -"ya lo sé") que termina en un fundido a negro que, si bien podemos como espectadores sacar nuestras propias conclusiones, como sucedió en la precuela, esta vez podemos saber casi con certeza lo que va a suceder, aún sin tener que visionar la tercera parte de la trilogía. Como volviendo al concepto del fuera de campo, una película muy romántica sin necesidad de un beso o un "te amo". Lo sugerido tiene mucho más peso que lo explicitado.
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