Esta es la otra película que más sentimiento me ha transmitido en mi vida. Lo hace hasta tal punto que se siente con una intensidad comparable a si el propio espectador entrara en el cuerpo de Wallace y viviera todos los acontecimientos, su felicidad inicial tras el reencuentro con Murron, lo hermoso del amor y de la vida, su dolor profundo tras la pérdida, su rabia, el amarla y tenerla siempre presente en sus pensamientos a pesar de su falta, su impotencia y decepción ante la traición, todos y cada uno de los sentimientos que se sienten cada minuto de la película y que se quedan grabados para siempre en la retina.

La maldad y la traición que a veces parece existir en el mundo está representada en ese golpe, así como la incredulidad, la impotencia y la vergüenza ajena que se derivan de él.

Puede parecer que intenta ser una película en la que suceden varias historias interesantes en las que la comida es un elemento común, la verdad es que las historias son aburridas en lugar de interesantes, carecen de sentimiento, no transmiten nada, te quedas igual, y lo único que ves es una sucesión de imágenes de comida, con ellas se puede hacer una presentación de power point

El final, no me ha dejado en absoluto indiferente. He visto a un chico que pierde a su mejor amigo transmitir un dolor que pocas veces me había llegado de esa manera en escenas parecidas, que a la vez pierde (sentimentalmente hablando) a su chica y que no puede asimilar lo que está pasando tan de repente, que sabe lo que quiere y qué es lo que más le importa y ve cómo lo pierde. En ese momento pensaba que el chico probablemente se suicidaría (lo cual igual hubiera sido un final predecible para la película). Sin embargo, sigue el día a día y mantiene la esperanza (segura para él y muy probable para el espectador) de que el sentimiento fuerte que sienten uno por otro acabará haciendo que vuelvan a juntarse. Sin embargo, como puede ocurrir en la vida misma, en un momento seguramente muy triste para él, tiene que asumir que no pasará (sin entender cómo ella no vuelve) y sigue con su vida, viviendo quizás para siempre con esa herida y ese punto de tristeza e incredulidad. Dejando los musculitos aparte, muy buen actor Mario Casas.