Emma, rusa, fría, burguesa, italianizada.... se siente atrapada por la pasión que le transmite Antonio. La pasión por la cocina de éste funciona como elemento tambaleante a partir del cual el castillo de naipes construido a su alrededor se desmoronará irremediablemente. En el proceso caerá su hijo, su núcleo, la empresa familiar, su magnífica casa milanesa y el propio marido.

Lorna, albanesa ella de origen, ha emigrado a Bélgica y, como tantos otros que han abandonado la desilusión de sus países para alcanzar el "paraíso", está dispuesta a todo por hacerse con un pasaporte europeo. A todo excepto a dejarse destruir moralmente.
Los hermanos Dardenne llevan tiempo enseñándonos cómo serán las películas del sigo XXI. Si como dicen el cine es, en definitiva, una ventana abierta al mundo ellos, los Dardenne, son no ya quienes la abren sino, sobre todo, quienes las diseñan, construyen y colocan en nuestra casa. Bravo por ellos.

Leonard es un hombre con un pasado marcado por una prometida que se marchó y una estancia en el hospital (“dijeron que estaba loco”). Ahora trata de curar sus heridas en el dormitorio de su juventud, al calor de su hogar infantil y se redescubre a si mismo en las fotografías en blanco y negro que toma. Ha pensado en quitarse la vida pero hasta ahora no ha sabido cómo hacerlo.

Fresco, "fresquísimo", muestrario de la sociedad egipcia a través de un edificio de El Cairo, el Yacobián, venido a menos, que fue el ícono del Egipto occidentalizado anterior a la revolución. En definitiva, un retrato actual de trazo fino, delicado pero nada favorecedor de una sociedad donde los mediocres han triunfado y queda poco espacio para la belleza. Un bestiario humano construido a través de una mirada sensible, un collage decadente de seres que intentan mantenerse a flote entre las ruinas de una ciudad que se hunde. Sálvese quien pueda.... Los de la azotea, si puede ser, primero.

Veamos... la receta es así: se coge una historia truculenta (cuanto más mejor: pedófilos, suicidas...), se le añade una serie de personajes de aspecto caricaturesco y se salpica todo de frases trascendentales injertadas en tradición de Tarantino con sensación a "esto ya lo he oído". Se bate todo y, cuando ya es una masa difícil de digerir se le sazona con notas de humor con sabor a "independiente".

Una vez preparada la mezcla se sitúa en un recipiente americano, de Florida si puede ser, se introduce en el microondas y se deja calentar durante 96 minutos; pasados los cuales se sirve en los cines de media Europa explicando a los que decidan ir a verla que es una película de cine (..) independiente (¿?) americana (sí) muy moderna (¿?!!)... Felicidades Chef.