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Miniserie

5,6
925
7
12 de marzo de 2024
12 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Frank Herbert's Dune" es una miniserie de televisión de ciencia ficción que se estrenó en el año 2000. Basada en la aclamada novela del mismo nombre escrita por Frank Herbert, esta adaptación televisiva sigue la historia épica de intrigas políticas, religión, y conflictos en un futuro lejano donde las casas nobles luchan por el control del planeta desértico Arrakis y su valiosa especia llamada melange.
La serie presenta un elenco notable, incluyendo a William Hurt, Alec Newman, y Saskia Reeves, entre otros, quienes dan vida a los diversos personajes que pueblan este universo complejo y fascinante. La producción logra capturar la esencia del mundo de "Dune", desde las vastas dunas de arena hasta las intrincadas relaciones entre las casas nobles y las misteriosas hermandades religiosas.
"Frank Herbert's Dune" es elogiada por su fidelidad al material de origen y por su habilidad para transmitir la complejidad de la trama y los temas filosóficos presentes en la novela original. La serie también destaca por sus impresionantes efectos visuales y diseño de producción, que ayudan a dar vida al vasto y exótico universo de "Dune".
Aunque la serie recibió críticas mixtas en su lanzamiento, ha ganado un estatus de culto entre los fanáticos de la saga literaria y sigue siendo una adaptación notable que captura la esencia y la grandeza de la obra de Frank Herbert. Para aquellos que disfrutan de historias de ciencia ficción épicas y complejas, "Frank Herbert's Dune" ofrece una experiencia televisiva satisfactoria y emocionante.
La serie presenta un elenco notable, incluyendo a William Hurt, Alec Newman, y Saskia Reeves, entre otros, quienes dan vida a los diversos personajes que pueblan este universo complejo y fascinante. La producción logra capturar la esencia del mundo de "Dune", desde las vastas dunas de arena hasta las intrincadas relaciones entre las casas nobles y las misteriosas hermandades religiosas.
"Frank Herbert's Dune" es elogiada por su fidelidad al material de origen y por su habilidad para transmitir la complejidad de la trama y los temas filosóficos presentes en la novela original. La serie también destaca por sus impresionantes efectos visuales y diseño de producción, que ayudan a dar vida al vasto y exótico universo de "Dune".
Aunque la serie recibió críticas mixtas en su lanzamiento, ha ganado un estatus de culto entre los fanáticos de la saga literaria y sigue siendo una adaptación notable que captura la esencia y la grandeza de la obra de Frank Herbert. Para aquellos que disfrutan de historias de ciencia ficción épicas y complejas, "Frank Herbert's Dune" ofrece una experiencia televisiva satisfactoria y emocionante.
10 de agosto de 2024
10 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1954, el cine japonés dio a luz una obra que no solo redefiniría el género de los kaijū, sino que también serviría como un reflejo potente de los temores y esperanzas de una nación que aún se recuperaba de las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial. Godzilla, dirigida por Ishirō Honda, es mucho más que una simple película de monstruos; es una meditación profunda sobre la devastación y la resiliencia humanas en la era nuclear.
Desde el momento en que se alza la figura imponente de Godzilla sobre el horizonte de Tokio, el filme establece un tono de terror y desesperanza que resuena con la gravedad de sus temas. La criatura, un monstruo prehistórico despertado por las pruebas nucleares, se convierte en un símbolo de los temores atómicos que acechan a la humanidad. Su devastación no es meramente física, sino que también es un comentario sobre la vulnerabilidad y la fragilidad de la existencia humana ante las fuerzas que ha desencadenado.
El guion de Takeo Murata y Ishirō Honda entrelaza la narrativa de desastre con una crítica social, ofreciendo una meditación sobre el poder destructivo de la tecnología y la irresponsabilidad de la humanidad. A través de los personajes, desde el científico Dr. Yamane (interpretado por Takashi Shimura) hasta la joven pareja de protagonistas, el filme explora la reacción humana ante la amenaza inminente, la impotencia frente a lo inconmensurable y la desesperación de intentar controlar lo incontrolable.
La atmósfera de la película se ve intensificada por la banda sonora de Akira Ifukube, cuyas composiciones evocan una sensación de urgencia y peligro. La música de Ifukube es crucial para construir el ambiente tenso y opresivo que impregna cada escena, reforzando la sensación de amenaza omnipresente.
Visualmente, Godzilla presenta un estilo que combina la artesanía de los efectos especiales de la época con una sensibilidad artística única. El uso de maquetas para representar la destrucción de Tokio, junto con el icónico traje de Godzilla, da al filme una calidad tangible y visceral. Esta estética no solo logra capturar el impacto destructivo del monstruo, sino que también destaca la meticulosa atención al detalle que caracteriza a la obra.
La película culmina en un acto de sacrificio y esperanza, donde los personajes luchan no solo por salvar Tokio, sino por encontrar un camino hacia la redención y el perdón por los errores cometidos. La introducción del "arma definitiva", el oxido de cobalto, como solución final a la amenaza de Godzilla, refleja una paradoja: la búsqueda de una solución que al mismo tiempo representa el mismo tipo de destrucción que se intenta evitar.
Godzilla (1954) no es simplemente una película sobre un monstruo gigantesco. Es una obra que examina la fragilidad humana frente a los desastres que la humanidad misma ha creado. Con su narrativa cargada de simbolismo, efectos visuales innovadores y una banda sonora inolvidable, la película sigue siendo una poderosa reflexión sobre el impacto del poder nuclear y la lucha por la supervivencia. Es una pieza clave en el cine que no solo entretiene, sino que invita a la reflexión sobre los límites de la tecnología y la responsabilidad que conlleva.
Desde el momento en que se alza la figura imponente de Godzilla sobre el horizonte de Tokio, el filme establece un tono de terror y desesperanza que resuena con la gravedad de sus temas. La criatura, un monstruo prehistórico despertado por las pruebas nucleares, se convierte en un símbolo de los temores atómicos que acechan a la humanidad. Su devastación no es meramente física, sino que también es un comentario sobre la vulnerabilidad y la fragilidad de la existencia humana ante las fuerzas que ha desencadenado.
El guion de Takeo Murata y Ishirō Honda entrelaza la narrativa de desastre con una crítica social, ofreciendo una meditación sobre el poder destructivo de la tecnología y la irresponsabilidad de la humanidad. A través de los personajes, desde el científico Dr. Yamane (interpretado por Takashi Shimura) hasta la joven pareja de protagonistas, el filme explora la reacción humana ante la amenaza inminente, la impotencia frente a lo inconmensurable y la desesperación de intentar controlar lo incontrolable.
La atmósfera de la película se ve intensificada por la banda sonora de Akira Ifukube, cuyas composiciones evocan una sensación de urgencia y peligro. La música de Ifukube es crucial para construir el ambiente tenso y opresivo que impregna cada escena, reforzando la sensación de amenaza omnipresente.
Visualmente, Godzilla presenta un estilo que combina la artesanía de los efectos especiales de la época con una sensibilidad artística única. El uso de maquetas para representar la destrucción de Tokio, junto con el icónico traje de Godzilla, da al filme una calidad tangible y visceral. Esta estética no solo logra capturar el impacto destructivo del monstruo, sino que también destaca la meticulosa atención al detalle que caracteriza a la obra.
La película culmina en un acto de sacrificio y esperanza, donde los personajes luchan no solo por salvar Tokio, sino por encontrar un camino hacia la redención y el perdón por los errores cometidos. La introducción del "arma definitiva", el oxido de cobalto, como solución final a la amenaza de Godzilla, refleja una paradoja: la búsqueda de una solución que al mismo tiempo representa el mismo tipo de destrucción que se intenta evitar.
Godzilla (1954) no es simplemente una película sobre un monstruo gigantesco. Es una obra que examina la fragilidad humana frente a los desastres que la humanidad misma ha creado. Con su narrativa cargada de simbolismo, efectos visuales innovadores y una banda sonora inolvidable, la película sigue siendo una poderosa reflexión sobre el impacto del poder nuclear y la lucha por la supervivencia. Es una pieza clave en el cine que no solo entretiene, sino que invita a la reflexión sobre los límites de la tecnología y la responsabilidad que conlleva.
10 de agosto de 2024
10 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Monsieur N., el director Antoine de Caunes nos ofrece una inmersión cautivadora en el último capítulo de la vida de Napoleón Bonaparte, un viaje cinematográfico que nos sumerge en la atmósfera tensa y cargada de intriga de la isla de Santa Elena. La película, que fusiona drama histórico con elementos de suspense, nos presenta una visión íntima y compleja del exilio de Napoleón, desnudando las capas de su carácter y las sombras que lo rodean.
La narrativa se centra en los últimos días del emperador, capturando la magnificencia y la melancolía de su caída. Con una dirección artística exquisita, Monsieur N. reconstruye el ambiente opresivo y exótico de la isla con un detalle impresionante, transportándonos a un mundo donde el tiempo parece detenido y cada rincón cuenta una historia.
Jean-Paul Belmondo, en el papel de Napoleón, ofrece una interpretación magistral que combina fuerza, vulnerabilidad y un dejo de nostalgia. Su presencia en pantalla es magnética, reflejando la grandeza y el desgaste del personaje con una autenticidad conmovedora. La trama, con sus giros inesperados y su ritmo pausado, mantiene al espectador al borde de su asiento, explorando no solo la figura de Napoleón sino también las dinámicas de poder y traición que lo rodean.
A través de una cinematografía envolvente y una banda sonora evocadora, Monsieur N. es más que una simple biografía; es una meditación sobre el poder, la exilio y el destino de un hombre que, a pesar de su caída, sigue siendo una figura de inmensa fascinación. La película ofrece una mirada profunda y emocionalmente rica sobre el final de una era, y deja al espectador con una reflexión duradera sobre la impermanencia del poder y el peso de la historia.
La narrativa se centra en los últimos días del emperador, capturando la magnificencia y la melancolía de su caída. Con una dirección artística exquisita, Monsieur N. reconstruye el ambiente opresivo y exótico de la isla con un detalle impresionante, transportándonos a un mundo donde el tiempo parece detenido y cada rincón cuenta una historia.
Jean-Paul Belmondo, en el papel de Napoleón, ofrece una interpretación magistral que combina fuerza, vulnerabilidad y un dejo de nostalgia. Su presencia en pantalla es magnética, reflejando la grandeza y el desgaste del personaje con una autenticidad conmovedora. La trama, con sus giros inesperados y su ritmo pausado, mantiene al espectador al borde de su asiento, explorando no solo la figura de Napoleón sino también las dinámicas de poder y traición que lo rodean.
A través de una cinematografía envolvente y una banda sonora evocadora, Monsieur N. es más que una simple biografía; es una meditación sobre el poder, la exilio y el destino de un hombre que, a pesar de su caída, sigue siendo una figura de inmensa fascinación. La película ofrece una mirada profunda y emocionalmente rica sobre el final de una era, y deja al espectador con una reflexión duradera sobre la impermanencia del poder y el peso de la historia.

7,6
4.512
7
9 de agosto de 2024
9 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wim Wenders, con su mirada melancólica y su cámara inquieta, nos sumerge en un viaje onírico a través de las urbes solitarias de "Alicia en las ciudades". Esta odisea cinematográfica, más allá de ser una simple road movie, es una introspección en el alma de la modernidad, un retrato desgarrador de la soledad y la búsqueda de identidad en un mundo cada vez más fragmentado.
Philip, el periodista desilusionado, y Alicia, la niña perdida, se convierten en nuestros guías en este peregrinaje existencial. A través de sus ojos, contemplamos ciudades que parecen respirar melancolía, paisajes urbanos que se desdibujan en la niebla y rostros anónimos que reflejan la desazón de una generación.
Wenders nos regala una estética visual inigualable, donde la fotografía en blanco y negro y los planos largos se convierten en un lenguaje propio. Cada encuadre es una pintura, cada sonido una melodía que resuena en nuestro interior. La música, con su melancolía jazzística, se funde con la imagen creando una atmósfera envolvente que nos transporta a un estado de profunda reflexión.
Más allá de la trama, "Alicia en las ciudades" es una invitación a la introspección. A través de los diálogos entre Philip y Alicia, asistimos a un intercambio de miradas, de silencios cargados de significado. La niña, con su inocencia, cuestiona al adulto, obligándolo a confrontar sus propias dudas y miedos.
La película es un canto a la esperanza, a la capacidad del ser humano para reconstruirse a sí mismo. A pesar de la soledad y la desorientación, siempre existe la posibilidad de encontrar un nuevo rumbo, de establecer vínculos auténticos y de encontrarle un sentido a la vida.
En definitiva, "Alicia en las ciudades" es una obra maestra que trasciende el tiempo y las modas. Es una película que nos conmueve, que nos hace pensar y que nos invita a mirar el mundo con otros ojos. Si aún no la has visto, te animo a que te sumerjas en este viaje inolvidable.
Philip, el periodista desilusionado, y Alicia, la niña perdida, se convierten en nuestros guías en este peregrinaje existencial. A través de sus ojos, contemplamos ciudades que parecen respirar melancolía, paisajes urbanos que se desdibujan en la niebla y rostros anónimos que reflejan la desazón de una generación.
Wenders nos regala una estética visual inigualable, donde la fotografía en blanco y negro y los planos largos se convierten en un lenguaje propio. Cada encuadre es una pintura, cada sonido una melodía que resuena en nuestro interior. La música, con su melancolía jazzística, se funde con la imagen creando una atmósfera envolvente que nos transporta a un estado de profunda reflexión.
Más allá de la trama, "Alicia en las ciudades" es una invitación a la introspección. A través de los diálogos entre Philip y Alicia, asistimos a un intercambio de miradas, de silencios cargados de significado. La niña, con su inocencia, cuestiona al adulto, obligándolo a confrontar sus propias dudas y miedos.
La película es un canto a la esperanza, a la capacidad del ser humano para reconstruirse a sí mismo. A pesar de la soledad y la desorientación, siempre existe la posibilidad de encontrar un nuevo rumbo, de establecer vínculos auténticos y de encontrarle un sentido a la vida.
En definitiva, "Alicia en las ciudades" es una obra maestra que trasciende el tiempo y las modas. Es una película que nos conmueve, que nos hace pensar y que nos invita a mirar el mundo con otros ojos. Si aún no la has visto, te animo a que te sumerjas en este viaje inolvidable.
Miniserie

5,3
882
7
13 de marzo de 2024
13 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Children of Dune tuvo un par de áreas donde las cosas podrían haber sido mejoradas. Susan Sarandon sobreactúa con un acento que encajaba bien en Thelma y Louise pero que está fuera de lugar aquí. La mini-serie comienza un poco lenta y puede arrastrarse en ocasiones, y hay momentos ocasionales de efectos caricaturescos, diálogos forzados e incompletos. Dicho esto, Children of Dune es buena, de las tres adaptaciones de Dune de Frank Herbert, siendo las otras la película de David Lynch y la adaptación de 2000, como adaptación y por sí sola es la mejor, y eso dice mucho ya que las otras dos adaptaciones tenían momentos pero carecían en demasiadas áreas.
Los valores de producción en Children of Dune son excelentes. Los trajes son llamativos con una mezcla muy interesante y nunca extraña de estilos, y los sets están bellamente renderizados con una gran cantidad de colores llamativos y atención al detalle. Los efectos especiales claramente parecen haber tenido tiempo dedicado a ellos, lucen bien texturizados y diseñados y se ven naturales, hay algunos un poco caricaturescos aquí y allá pero no muchos en absoluto. Toda la mini-serie también está muy bien fotografiada en todo momento. La música tiene el tono adecuado de melancolía y majestuosidad, en los elementos más melancólicos es tan oscuro y envolvente que es inquietante, y los elementos majestuosos son genuinamente emocionantes y algo inspiradores también. En general, una banda sonora apropiada y muy dinámica.
La mayor parte del diálogo provoca pensamiento y está inteligentemente escrito, con algunas instancias de torpeza pero no de manera problemática. También es relevante para cada escena y no intenta incluir demasiada exposición o relleno. En cuanto a la adaptación, Children of Dune hace un buen trabajo con un libro complicado aunque hacia el final a veces se siente incompleto. Hay algunos cambios como el crecimiento de los gemelos pero nada que sea suficiente para molestar a nadie, y es fiel en espíritu a la historia y al estilo de Herbert.
Children of Dune tiene aún más éxito por sí sola (para mí las adaptaciones siempre se juzgan de manera más justa por sus propios méritos), la historia aquí es emocionante, en su mayoría bien estructurada, siempre mantiene el interés y a diferencia de la película de Lynch es fácil de seguir. La dirección muestra solidez, un sentido de involucramiento y corazón, y una disposición para tomar el mando pero siendo comprensiva con las necesidades de los actores. Nunca se tiene la sensación de que el director no supiera qué hacer con Children of Dune o tuviera poco interés en ello.
La actuación es buena en general y ha mejorado mucho desde la adaptación de 2000. Alec Newman es un muy buen protagonista y mucho más cómodo. James McAvoy es una adición inspirada y Alice Krige es regia y algo calculadora, robándose todas sus escenas. Solo Sarandon no sale tan bien.
En resumen, una mini-serie buena y altamente satisfactoria.
Los valores de producción en Children of Dune son excelentes. Los trajes son llamativos con una mezcla muy interesante y nunca extraña de estilos, y los sets están bellamente renderizados con una gran cantidad de colores llamativos y atención al detalle. Los efectos especiales claramente parecen haber tenido tiempo dedicado a ellos, lucen bien texturizados y diseñados y se ven naturales, hay algunos un poco caricaturescos aquí y allá pero no muchos en absoluto. Toda la mini-serie también está muy bien fotografiada en todo momento. La música tiene el tono adecuado de melancolía y majestuosidad, en los elementos más melancólicos es tan oscuro y envolvente que es inquietante, y los elementos majestuosos son genuinamente emocionantes y algo inspiradores también. En general, una banda sonora apropiada y muy dinámica.
La mayor parte del diálogo provoca pensamiento y está inteligentemente escrito, con algunas instancias de torpeza pero no de manera problemática. También es relevante para cada escena y no intenta incluir demasiada exposición o relleno. En cuanto a la adaptación, Children of Dune hace un buen trabajo con un libro complicado aunque hacia el final a veces se siente incompleto. Hay algunos cambios como el crecimiento de los gemelos pero nada que sea suficiente para molestar a nadie, y es fiel en espíritu a la historia y al estilo de Herbert.
Children of Dune tiene aún más éxito por sí sola (para mí las adaptaciones siempre se juzgan de manera más justa por sus propios méritos), la historia aquí es emocionante, en su mayoría bien estructurada, siempre mantiene el interés y a diferencia de la película de Lynch es fácil de seguir. La dirección muestra solidez, un sentido de involucramiento y corazón, y una disposición para tomar el mando pero siendo comprensiva con las necesidades de los actores. Nunca se tiene la sensación de que el director no supiera qué hacer con Children of Dune o tuviera poco interés en ello.
La actuación es buena en general y ha mejorado mucho desde la adaptación de 2000. Alec Newman es un muy buen protagonista y mucho más cómodo. James McAvoy es una adición inspirada y Alice Krige es regia y algo calculadora, robándose todas sus escenas. Solo Sarandon no sale tan bien.
En resumen, una mini-serie buena y altamente satisfactoria.
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