Sobrevalorada. Buena factura, sin duda. Pero la exageración de un guión inverosímil en cada paso hace que la película no se sostenga ni como comedia ni como crítica social más allá de la mitad del metraje. Se les va totalmente de las manos y nadie tiene la sensatez de que el ejercicio ahonde en la problemática social y se deje de fuegos de artificio con pretensiones que no llevan a ninguna parte. No extraña que haya gustado tanto en Hollywood. Es, contrariamente a lo que suele decirse, cien por cien estadounidense en forma y en espíritu. Una pena por lo que se adivina que podría haber sido si alguien hubiera sido capaz de llevar el guión a alguna parte.

Realmente se mantiene la fuerza de la obra de teatro, sin pretender otra cosa que llevar a cabo una representación con excelentes interpretaciones, avalada por buenos actores que consiguen un gran trabajo. Es absolutamente fiel al texto original, y es de destacar la dicción. Además, mantiene la fuerza de la tragedia. Es una película excepcional.
Puede que se permita algunas licencias -los "flashbacks" y Hamlet está en ocasiones sobreactuado, pero dentro de una gran interpretación de Kenneth Branagh.
Para disfrutar y ver varias veces. Ahora, si no os gusta el teatro o no os gustó la de Lawrence Olivier -estupenda, más sobria y contenida, muy distinta, pero también de gran calidad- absteneos. No es una película al uso. Sí muy buena.

Realmente empiezas a ver la serie con curiosidad. Apenas en unos minutos ya ves que el casting es malo, las ¿interpretaciones? penosas y se aprecian defectos técnicos, errores de bulto...
La verdad es que el producto deja mucho que desear.
Con toda la buena voluntad del mundo no puedes ver más allá de un capítulo.
¿Qué les habrán dado a los críticos para no destrozarla?
Bueno, siempre podéis leer la novela, que está escrita con oficio y gusto y resulta entretenida.

Una serie que en cada capítulo introduce un conflicto que se aborda siempre desde un punto de vista maniqueo. Los Estados Unidos son buenos. Todos los demás países y actores son rigurosamente malvados. Cada problema se arregla indefectiblemente por el encanto personal y las pueriles ocurrencias de la ministra de exteriores, que se limitan a las mil formas de sobornar y engañar al malo, pero cándido, delincuente. No sé cómo el mundo está tan mal si los Estados Unidos lo arreglan todo. De autocrítica, cero. De los desmanes llevados a cabo por su país, menos diez. Por no hablar de la familia perfecta -desde su punto de vista- en que nada es fruto del esfuerzo ni del trabajo, sino solo del apellido y de ser lo que ellos llaman "americanos". De esta forma solo se aguantan unos pocos capítulos de este infame y trucado autobombo propagandístico de una de las Naciones más militaristas y beligerantes del planeta hasta darse cuenta del pastel. Claro, que como el mundo es suyo... Pues eso. Y un detalle más: todo está impregnado del femisnimo más rancio y machista que verse pueda. Parece que intentan se r feministas, pero les sale una sociedad machista en cada detalle. Y la originalidad... en cada temporada nos salvan varias veces de una nueva guerra mundial...

Empecé a ver algún capítulo y enseguida me decepcionó. Llena de tópicos, pero llegando a lo ofensivo. Resulta que el protagonista es un hombre estupendo, pero con tres mujeres alrededor...