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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
24 de octubre de 2005
93 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos años, la FOX dejó de emitir "Firefly" porque consideraba que sus audiencias eran demasiado bajas. La serie fue difundida por la cadena estadounidense en un orden absolutamente ilógico (el episodio piloto, por ejemplo, en mitad de la serie), de manera que resultaba bastante complicado seguir el hilo argumental y lograr adeptos para la "causa". Ni la cerrazón del gigante de Murdoch ni el hecho de que ni siquiera contase con una temporada acabada evitaron, en cambio, que la serie se convirtiese a la postre en un fenómeno de culto gracias a su edición en DVD. Algo que resultaría imposible de no mediar una serie de razones de peso: excelentes guiones, escritos con inteligencia y una buena dosis de sentido del humor, personajes muy trabajados y unos efectos especiales más que a la altura. El cóctel funcionaba a la perfección, lo que explica que esa edición en DVD se haya vendido como rosquillas, a pesar, como decía, de que no se trate de una serie completa.

¿Y la película? Whedon ha conseguido trasladar todos los elementos que hicieron especial a la serie a la gran pantalla. Desde el primer momento reconoces todos esos detalles que te hacían identificarte tanto con los personajes (el particular sentido de la moral del capitán, Mal, el sarcástico humor de Wash, la no tan inocente ingenuidad de Kaylee, las "brillantes" ideas de Jayne y su irrefrenable inclinación a la violencia...), sin perder de vista un hilo argumental bien trazado (y aderezado con unos magníficos efectos especiales), que recupera el curso que, seguramente, habría seguido la serie de haber continuado emitiéndose. Por fin tenemos la oportunidad de resolver muchas de las incógnitas que quedaron sin responder.

Pero "Serenity" tampoco defraudará a quienes no conozcan "Firefly". Nadie se va a perder en referencias a tal o cual capítulo, ni con los nombres de una multitud de personajes, presentados al espectador de golpe y porrazo, como ha ocurrido con otras conversiones de series de televisión o novelas de éxito al cine. Todo sigue un ritmo natural muy logrado, que sólo se acelera para dar paso a las excitantes secuencias de acción, en las que Summer Glau atraerá buena parte de la atención del espectador.

En resumen, estamos probablemente ante la película de ciencia ficción del año, que, además de cumplir con lo esperado de cara al gran público, dejará a todos los fans de la serie sedientos de una nueva entrega o de una posible (aunque poco probable, al parecer) continuación en TV.
26 de diciembre de 2021
33 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
...esto ya roza la infamia.

Creo que aguanté hasta la 5.ª entrega de las novelas. Era joven y estúpido y consumía con fruición cualquier cosa que oliese lejanamente a Tolkien. Y "La rueda del tiempo" no olía lejanamente a Tolkien: atufaba con el hedor del plagio descarado, que yo confundía con el de la mera inspiración, quizá incluso con el del merecido homenaje a un autor que, por entonces, aún podía considerarse infravalorado, injustamente ignorado por lo "mainstream" (nótese que sigo hablando de Tolkien). Hablando en plata: que, para el frikazo pospúber que era un servidor, aquel tufo resultaba un aroma irresistible. La torpe, pesadísima prosa de Jordan, su incapacidad para contar algo verdaderamente memorable, para avanzar siquiera de forma tangible en una trama que habría merecido mucho más el título de "La historia interminable" que la obra de Ende, por no hablar de un reguero de personajes carentes, en su inmensa mayoría, de auténtica personalidad... todo aquello y mucho más me hizo desistir del empeño de acabar la serie, cosa que aún sigo agradeciéndole a mi yo veinteañero.

Y, a pesar de ello, parece una obra maestra al lado de su adaptación televisiva, que he tolerado estoicamente hasta el final de su primera temporada. No sé ni por dónde empezar, la verdad... Quizá por la vergüenza ajena que causa su vestuario, sus "trollocs" (los orcos de Jordan ya eran penosos sin necesidad de ver los engendros en que han acabado transformados en la serie), la lamentable y pretenciosa teatralidad de muchas escenas, lo absurdo, ridículo y cursi de otras que, más que pasajes de una serie, parecen anuncios de colonias... En fin. Lo más triste de todo es que los cambios de guion han hecho empeorar con creces la calidad narrativa de la historia, y mira que era difícil. Resulta curioso también que, a pesar de que se nota que está hecha con pasta, en ningún momento logres quitarte de encima la sensación de estar degustando un subproducto cutre. La fotografía a veces recuerda a las películas de Peter Jackson, pero acto seguido te encuentras con un decorado que parece hecho de cartón piedra y para una serie infantil de los años 80.

No sé, decididamente me ha decepcionado, y mira que venía con pocas esperanzas. Para lo único que me ha servido es para darme cuenta de que he caído en la peculiar tendencia del "hate-watching": creo que, si he logrado acabar la temporada, ha sido únicamente porque no dejaba de darme razones para odiarla y criticarla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Por cierto, se me olvidaba... Creo que es el final de temporada y la batalla entre el bien y el mal más anticlimática que recuerdo. El último episodio es detestable por muchas razones, pero el enfrentamiento entre Rand y El Oscuro o como rayos se llamase se lleva la palma, y aquí exculpo por completo al material original. Me parece que no hacía falta ser Scorsese para rodar algo con al menos un ápice de tensión dramática.
11 de marzo de 2012
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
...sino de tomarnos por imbéciles.

Por aquí se han enumerando las supuestas virtudes de la cinta: interpretaciones de lujazo que a mí me parecieron caricaturescas (el Cecil jorobado), tirando a histriónicas (Redgrave) o amaneradas en exceso (Ifans); un argumento supuestamente atractivo por su originalidad y por poner en tela de juicio a uno de los mayores genios de las Letras jamás nacido... aunque a mí la historia me resultó no solo poco creíble, sino desprovista de interés por una serie de banalidades que expondré más adelante; y por último unos decorados, según dicen, fastuosos que a mí me dejaron bastante indiferente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Antes hablaba de ciertas "banalidades" que salpican --más bien inundan-- el argumento de "Anonymous". Aquí van unas cuantas:

a) De Vere es el "verdadero" Shakespeare porque es un noble, y solo un noble puede estar versado en las artes. Es tan, tan noble, que al final resulta que es el legítimo rey de Inglaterra: hijo de la reina Isabel y nieto de Enrique VIII. ¿Quién sino un príncipe podría haber escrito "Hamlet"? Todo encaja.

b) Para hacer la historia más rocambolesca, vamos a añadir una pequeña dosis de incesto: de Vere no solo es el hijo de la reina Isabel, sino que al final (bueno, o al principio, que con tantos flashbacks la historia resulta un tanto confusa) se convierte también en su amante. No contento con eso, la deja preñada. Su supuesto retoño es el conde de Southampton, al que le falta esto para que su madre/abuela lo mande ejecutar años después... aunque no sabemos muy bien por qué. Por lo visto, porque el Cecil jorobado se inventa una historia de agárrate y no te menees que la reina --a veces brillantísima, otras veces un auténtico ceporro-- se traga sin rechistar. Total, era su hijo/nieto. Apenas había vínculo de sangre.

c) William Shakespeare era un paleto casi integral. Leía, pero no escribía. Leía lo suficientemente bien como para memorizar Hamlet, pero le daba miedo escribir la i latina, que solo es "un palito" (sic). Bueno, la i a secas, que la otra ya no es griega.

d) William Shakespeare, además de un paleto casi integral, era un putero, un desalmado, un usurero, un estafador y... un tío con muchísima suerte. Tanta, tanta, que es fácil imaginarse su época como una sucesión de desastres sin solución de continuidad, dado que él absorbía todas las cosas buenas que podían sucederle a la Humanidad. (Que haya que caricaturizar así a Shakespeare para dotar de cierta enjundia al "argumento" del autor alternativo ya es bastante revelador, en mi modesta opinión.)

e) El Cecil jorobado era muy astuto, pero cuando la reina le pregunta quién es el hijo que tuvo con su hijo (perdón, ya sé que suena enrevesado, pero así está el percal), este le contesta sin inmutarse, sin parpadear siquiera, con una sinceridad y una ingenuidad absolutamente desarmantes... que es el conde de Southampton. Un secreto que el Cecil sénior había mantenido a salvo durante lustros, pero que él no tiene reparos en revelar a las primeras de cambio, y sin más preámbulos que una risueña petición de Su Majestad. Pa flipal.
5 de febrero de 2020
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Os acordáis de aquel monólogo de Ernesto Sevilla en el que hablaba de "Crepúsculo"?: "Vampiros que van al instituto".

Bueno, pues, en resumidas cuentas, ese es el concepto de este despropósito de serie: seres cuasi inmortales (ases y vanes, dioses y gigantes) que encima se reencarnan cada cierto tiempo y viven cientos -quién sabe si miles- de años sin prácticamente cambiar de aspecto. Y que van al instituto. Y que repiten curso, suponemos, constantemente sin que nadie se mosquee ni le salten las alarmas. Todo en un pueblito de pocos miles de habitantes, a lo sumo.

Conste que mi capacidad para hacer lo que los ingleses llaman "suspension of disbelief" (vamos, mi capacidad para dar por válida casi cualquier premisa, por absurda que parezca inicialmente) es enorme, siempre y cuando la cosa conduzca a buen puerto. O a un puerto que no insulte a mi inteligencia demasiado, al menos. Pero esta serie ha conseguido que me avergüence de mi pardillez suprema, que lamente mi apertura de miras, mis ansias intelectualoides de consumir producciones no estadounidenses (por más que el sello de Netflix lo globalice todo a la baja) y, en definitiva, que lamente haber tirado unas seis horas de mi vida para asistir atónito a la ristra de sandeces y situaciones absurdas que iban desfilando ante mis ojos.

Mención aparte merecen las (afortunadamente contadas) escenas de baile que nos regala el señor Adam Price (me apunto el nombre de este delincuente televisivo para evitarlo en lo sucesivo), que debe de considerar el súmmum de la eroticidad ver cómo unos adolescentes con ataques epilépticos se destrozan el cuello y las articulaciones en espasmos descontrolados al ritmo del más pestilente screamo nórdico. Tú sí que eres un as, Adam, di que sí.
31 de enero de 2010
33 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento. Lo siento por mí, claro, porque sus cualidades cinematográficas son indudables. El caso es que me es imposible disfrutar de ellas porque, en el fondo, siempre me queda la ineludible y abrumadora sensación de estar degustando uno de los panfletos más canallescos de la historia del cine.

Así que mejor me callo.
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