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10
16 de junio de 2017
16 de junio de 2017
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una serie muy cuidada y muy bien documentada que, centrándose en “Le Charité”, el hospital más famoso de Berlín de la época, nos muestra un amplio retrato de la sociedad alemana de finales del siglo XIX.
En esos años, con el impulso de la industrialización, se producen en Europa transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales como nunca antes habían ocurrido. Sorprenden la sumisión a la autoridad (ya sea el emperador o la jefa de las enfermeras), las terribles condiciones laborales en el hospital, los prejuicios y las dificultades a los que se tenían que enfrentar las mujeres, la exhibición de seres humanos como animales de zoológico, la ausencia absoluta de derechos de los pacientes, la dedicación fanática de los científicos, los sentimientos antisemitas de buena parte de la población….y nos muestra la agitación social que todas ellas ocasionan y las grandes transformaciones que comienzan a producirse.
La trama gira alrededor de Ida, una joven que es operada primero y trabaja después en ese hospital y que no se resigna al papel que se reserva a la mujer en la sociedad de la época. Un muy buen guion muestra buena parte de la vida del hospital y muy especialmente la de cuatro médicos que coinciden en él y que revolucionaron la medicina. Tres de ellos estuvieron entre los diez primeros premios Nobel de Medicina de la historia y el cuarto falleció cuando ya había sido nominado pero antes del fallo (el premio Nobel solo se puede conceder a científicos en vida). Esto hace esta serie aún más imprescindible para todo aquel que sienta curiosidad por el progreso científico y por la forma de pensar y de comportarse de grandes genios que colaboraban entre sí, pero que también competían ferozmente y que, como el resto de los seres humanos, junto a enormes virtudes mostraron también importantes defectos (ver detalles en el spoiler).
En esos años, con el impulso de la industrialización, se producen en Europa transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales como nunca antes habían ocurrido. Sorprenden la sumisión a la autoridad (ya sea el emperador o la jefa de las enfermeras), las terribles condiciones laborales en el hospital, los prejuicios y las dificultades a los que se tenían que enfrentar las mujeres, la exhibición de seres humanos como animales de zoológico, la ausencia absoluta de derechos de los pacientes, la dedicación fanática de los científicos, los sentimientos antisemitas de buena parte de la población….y nos muestra la agitación social que todas ellas ocasionan y las grandes transformaciones que comienzan a producirse.
La trama gira alrededor de Ida, una joven que es operada primero y trabaja después en ese hospital y que no se resigna al papel que se reserva a la mujer en la sociedad de la época. Un muy buen guion muestra buena parte de la vida del hospital y muy especialmente la de cuatro médicos que coinciden en él y que revolucionaron la medicina. Tres de ellos estuvieron entre los diez primeros premios Nobel de Medicina de la historia y el cuarto falleció cuando ya había sido nominado pero antes del fallo (el premio Nobel solo se puede conceder a científicos en vida). Esto hace esta serie aún más imprescindible para todo aquel que sienta curiosidad por el progreso científico y por la forma de pensar y de comportarse de grandes genios que colaboraban entre sí, pero que también competían ferozmente y que, como el resto de los seres humanos, junto a enormes virtudes mostraron también importantes defectos (ver detalles en el spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Rudolf Virchow: Fue probablemente el médico más importante del siglo XIX. Su teoría celular (el ser humano está compuesto por células y toda célula proviene de otra célula) asentó las bases del nuevo conocimiento médico. Convencido de que la pobreza y los problemas sociales eran responsables de muchas enfermedades, entró en política, fundó el Partido Progresista y tuvo un papel decisivo en el progreso y la transformación de Alemania. Defendió a los judíos y combatió las teorías que defendían la existencia de razas superiores. A pesar de ser la mayor figura científica de su época y progresista cometió errores de apreciación importantes como no aceptar la teoría de Darwin sobre la evolución y tampoco que los gérmenes fueran los responsables de las enfermedades infecciosas. Eso no le impidió sin embargo luchar para facilitar la investigación de sus compañeros médicos de Le Charité que precisamente versaba sobre bacteriología. Nominado para el Premio Nobel de 1902, falleció en accidente antes de que pudiera serle concedido.
- Emil von Behring: Tenía una enfermedad mental maníaco-depresiva y una drogadicción grave, lo que no le impidió descubrir el tratamiento de la difteria y obtener el primer premio Nobel de Medicina de la historia (comenzaron a otorgarse en 1901).
- Robert Koch: Fue uno de los fundadores de la bacteriología. Descubrió la bacteria responsable de la tuberculosis, la enfermedad que más muertes causaba en su época. Trató de curar la enfermedad con un extracto del bacilo, la tuberculina, que primero probó en el mismo para determinar cómo debía ser utilizada, lo que casi le causa la muerte. Luego, su obcecación al tratar a muchos pacientes con ella agravó a muchos de ellos. Le fue otorgado el Premio Nobel en 1905. Intentó impedir que Von Behring y Ehrlich investigaran en otra cosa que no fuera ayudarle a él con la tuberculosis.
- Paul Ehrlich: Su habilidad en el laboratorio fue de gran ayuda para Koch y Von Behring, sus compañeros de trabajo en Le Charité de Berlin. Este último no hubiera logrado curar la difteria con suero anti-diftérico y obtener el premio Nobel sin su colaboración. Oscurecido por sus compañeros no logró ser reconocido hasta que no se trasladó a Frankfurt en 1897 para tener su propio laboratorio. En 1908 logró el premio Nobel por sus trabajos en inmunología. Sin embargo la gloria y el bienestar económico los acabó logrando más tarde con su teoría de las balas mágicas: si las bacterias eran responsables de las enfermedades, tenían que poderse producir productos químicos (balas mágicas) que las eliminaran sin dañar a las células del enfermo. Así descubrió el Salvarsán que atacaba al agente productor de la sífilis, otra de las terribles plagas de la época. A este respecto hay otra maravillosa película, la bala mágica de William Dieterle de 1940.
- Emil von Behring: Tenía una enfermedad mental maníaco-depresiva y una drogadicción grave, lo que no le impidió descubrir el tratamiento de la difteria y obtener el primer premio Nobel de Medicina de la historia (comenzaron a otorgarse en 1901).
- Robert Koch: Fue uno de los fundadores de la bacteriología. Descubrió la bacteria responsable de la tuberculosis, la enfermedad que más muertes causaba en su época. Trató de curar la enfermedad con un extracto del bacilo, la tuberculina, que primero probó en el mismo para determinar cómo debía ser utilizada, lo que casi le causa la muerte. Luego, su obcecación al tratar a muchos pacientes con ella agravó a muchos de ellos. Le fue otorgado el Premio Nobel en 1905. Intentó impedir que Von Behring y Ehrlich investigaran en otra cosa que no fuera ayudarle a él con la tuberculosis.
- Paul Ehrlich: Su habilidad en el laboratorio fue de gran ayuda para Koch y Von Behring, sus compañeros de trabajo en Le Charité de Berlin. Este último no hubiera logrado curar la difteria con suero anti-diftérico y obtener el premio Nobel sin su colaboración. Oscurecido por sus compañeros no logró ser reconocido hasta que no se trasladó a Frankfurt en 1897 para tener su propio laboratorio. En 1908 logró el premio Nobel por sus trabajos en inmunología. Sin embargo la gloria y el bienestar económico los acabó logrando más tarde con su teoría de las balas mágicas: si las bacterias eran responsables de las enfermedades, tenían que poderse producir productos químicos (balas mágicas) que las eliminaran sin dañar a las células del enfermo. Así descubrió el Salvarsán que atacaba al agente productor de la sífilis, otra de las terribles plagas de la época. A este respecto hay otra maravillosa película, la bala mágica de William Dieterle de 1940.

7,4
1.187
10
14 de julio de 2017
14 de julio de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta gran película nos muestra a un profesor de lenguas clásicas que, tras dieciocho años enseñando en un colegio privado inglés, se ve obligado a retirarse por enfermedad. Pese a que tuvo una excelente formación, que inició su trabajo con mucha ilusión y que sigue siendo una persona trabajadora, rigurosa y que cumple con su cometido, no se ve en absoluto valorado ni por los alumnos ni por el resto de los profesores que están deseando librarse de él. Incluso se le niega la percepción de una pensión que sí se había concedido a otro profesor en circunstancias similares.
Es una persona terriblemente estricta y observador de las reglas, lo que le hace antipático para sus alumnos, pero el problema no es exclusivamente laboral ya que tampoco tiene amigos y su relación con su mujer es horrorosa. Ha llegado a un grado de incomunicación con los que le rodean similar a la que se hubiera producido si hablase en un idioma diferente, con el cual le fuera imposible hacerse comprender y que a él también le impidiera comprender bien a los demás.
Esa absoluta falta de empatía, su incapacidad para transmitir sentimientos, le ha ido alejando del resto de las personas y le ha ido haciendo aparecer cada vez más duro e insensible, cuando en el fondo es una persona que trata de ser tolerante (véase su comportamiento ante la infidelidad de la esposa o con la actitud poco complaciente del director del colegio) y que desde luego es muy sensible y aprecia enormemente el cariño y el reconocimiento de los demás ( p. ej. el regalo del libro de la versión Browning) aunque aparente dureza e indiferencia.
Un guion magnífico, con excelentes diálogos y unos muy buenos actores, especialmente Michael Redgrave en el papel protagonista, reflejan perfectamente la soledad y el sufrimiento de este tipo de caracteres, que existen en la vida real y que, como en la película, pasan desapercibidos e incomprendidos para la mayoría de la gente.
Es una persona terriblemente estricta y observador de las reglas, lo que le hace antipático para sus alumnos, pero el problema no es exclusivamente laboral ya que tampoco tiene amigos y su relación con su mujer es horrorosa. Ha llegado a un grado de incomunicación con los que le rodean similar a la que se hubiera producido si hablase en un idioma diferente, con el cual le fuera imposible hacerse comprender y que a él también le impidiera comprender bien a los demás.
Esa absoluta falta de empatía, su incapacidad para transmitir sentimientos, le ha ido alejando del resto de las personas y le ha ido haciendo aparecer cada vez más duro e insensible, cuando en el fondo es una persona que trata de ser tolerante (véase su comportamiento ante la infidelidad de la esposa o con la actitud poco complaciente del director del colegio) y que desde luego es muy sensible y aprecia enormemente el cariño y el reconocimiento de los demás ( p. ej. el regalo del libro de la versión Browning) aunque aparente dureza e indiferencia.
Un guion magnífico, con excelentes diálogos y unos muy buenos actores, especialmente Michael Redgrave en el papel protagonista, reflejan perfectamente la soledad y el sufrimiento de este tipo de caracteres, que existen en la vida real y que, como en la película, pasan desapercibidos e incomprendidos para la mayoría de la gente.

7,0
175
10
21 de junio de 2017
21 de junio de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Dieterle nos cuenta en esta gran película los principales momentos de la vida de Paul Ehrlich, un extraordinario médico e investigador de comienzos del siglo XX. Con un guion muy bueno, emotivo pero muy sobrio, y un trabajo protagonista inmenso de Edward G. Robinson, nos hace compartir las inquietudes y la lucha del investigador, que pasó por varias etapas en las que colaboró con Emil von Behring y Robert Koch, ambos premios Nobel de Medicina en 1901 y 1905 respectivamente, para acabar él mismo recibiendo el premio Nobel en 1908.
Es una película muy dinámica, que expone de forma muy clara las ideas y el trabajo de Ehrlich de forma que todo el mundo puede comprenderlo, y no solo comprenderlo sino participar de forma muy intensa de sus alegrías y de sus problemas.
Pocas películas de ciencia ficción tienen un guion tan fácil de seguir y que te atrape de esta manera. Solo que aquí vives hechos reales y llegas a comprender la determinación, el esfuerzo, y los riesgos que supone el trabajo científico y como para todo en la vida necesitas además una cierta ayuda del azar, pero que, para que esta haga su aparición, no has de cesar de luchar hasta el final.
Es una película muy dinámica, que expone de forma muy clara las ideas y el trabajo de Ehrlich de forma que todo el mundo puede comprenderlo, y no solo comprenderlo sino participar de forma muy intensa de sus alegrías y de sus problemas.
Pocas películas de ciencia ficción tienen un guion tan fácil de seguir y que te atrape de esta manera. Solo que aquí vives hechos reales y llegas a comprender la determinación, el esfuerzo, y los riesgos que supone el trabajo científico y como para todo en la vida necesitas además una cierta ayuda del azar, pero que, para que esta haga su aparición, no has de cesar de luchar hasta el final.
15 de diciembre de 2017
15 de diciembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida consiste en la búsqueda de la felicidad. Y como en el día a día de la vida no resulta muy fácil encontrarla, el ser humano la busca recurriendo a lo más fácil y lo más primario: sexo y distracción. Emociones.
En sociedad eso se consigue sobre todo teniendo una pareja. Y buscamos la pareja que más nos atraiga. ¿Qué nos atrae? Por encima de todo la belleza, la alegría, la despreocupación.
No sabemos ver la belleza que no sea física y tampoco nos atrae ni nos conmueve la realidad del día a día de nuestra vida. Sea cual sea. Necesitamos belleza a primera vista y alegría, despreocupación, aquello que nos haga olvidar la realidad.
Por un efecto halo, que dirían los psicólogos, donde vemos belleza física creemos ver también inteligencia y bondad. Y donde vemos alegría y despreocupación creemos ver ausencia de conflicto y de problemas.
Así, una mujer que no aparezca bella, porque no lo sea físicamente o porque no sepa o no quiera hacerse atractiva (cuidarse, arreglarse) no será deseada y se sentirá sola. Un hombre intelectual, racional, que no se comunique bien, que no se deje llevar por fantasías, profesor de matemáticas, tampoco resultará atractivo.
Y esos son los dos protagonistas de la película. Cada uno en su soledad.
Él ha perseguido la belleza y el sexo pero ha comprobado que por sí solos no conducen a la larga más que a la decepción y al fracaso. Y decide buscar pareja prescindiendo de ellos. Y la encuentra. Ambos se comunican bien, se comprenden y parecen muy felices juntos. Pero entonces él comete el error: cree que se puede vivir sin sexo y sin emociones. Y claro, fracasa.
Es como si después de buscar alimentarse eligiendo solo aquello que resulte atractivo a la vista, y de haberse intoxicado muchas veces, uno decidiera no volver a comer. Y hay que comer, pero sabiendo que lo que mejor alimenta y lo que más placer da no es necesariamente lo que primero entra por los ojos.
No parece muy lógico que aquel que ha comprendido que la inteligencia y la bondad no van necesariamente unidos a la belleza y a la despreocupación, ahora se engañe creyendo que puede prescindir del sexo y las emociones. La película presenta un carácter profundamente contradictorio. Bueno, a veces el ser humano lo es.
La película es así. Muy contradictoria. Profundamente inteligente a ratos, manipuladora en otros momentos. Para eso es una comedia. Y de Barbra Streisand, estrella de fuerte personalidad y que solo despierta adhesiones incondicionales o enormes rechazos. La película resulta recomendable en la medida en la que uno acepte comulgar con esta gran diva y se deje llevar por ella.
En sociedad eso se consigue sobre todo teniendo una pareja. Y buscamos la pareja que más nos atraiga. ¿Qué nos atrae? Por encima de todo la belleza, la alegría, la despreocupación.
No sabemos ver la belleza que no sea física y tampoco nos atrae ni nos conmueve la realidad del día a día de nuestra vida. Sea cual sea. Necesitamos belleza a primera vista y alegría, despreocupación, aquello que nos haga olvidar la realidad.
Por un efecto halo, que dirían los psicólogos, donde vemos belleza física creemos ver también inteligencia y bondad. Y donde vemos alegría y despreocupación creemos ver ausencia de conflicto y de problemas.
Así, una mujer que no aparezca bella, porque no lo sea físicamente o porque no sepa o no quiera hacerse atractiva (cuidarse, arreglarse) no será deseada y se sentirá sola. Un hombre intelectual, racional, que no se comunique bien, que no se deje llevar por fantasías, profesor de matemáticas, tampoco resultará atractivo.
Y esos son los dos protagonistas de la película. Cada uno en su soledad.
Él ha perseguido la belleza y el sexo pero ha comprobado que por sí solos no conducen a la larga más que a la decepción y al fracaso. Y decide buscar pareja prescindiendo de ellos. Y la encuentra. Ambos se comunican bien, se comprenden y parecen muy felices juntos. Pero entonces él comete el error: cree que se puede vivir sin sexo y sin emociones. Y claro, fracasa.
Es como si después de buscar alimentarse eligiendo solo aquello que resulte atractivo a la vista, y de haberse intoxicado muchas veces, uno decidiera no volver a comer. Y hay que comer, pero sabiendo que lo que mejor alimenta y lo que más placer da no es necesariamente lo que primero entra por los ojos.
No parece muy lógico que aquel que ha comprendido que la inteligencia y la bondad no van necesariamente unidos a la belleza y a la despreocupación, ahora se engañe creyendo que puede prescindir del sexo y las emociones. La película presenta un carácter profundamente contradictorio. Bueno, a veces el ser humano lo es.
La película es así. Muy contradictoria. Profundamente inteligente a ratos, manipuladora en otros momentos. Para eso es una comedia. Y de Barbra Streisand, estrella de fuerte personalidad y que solo despierta adhesiones incondicionales o enormes rechazos. La película resulta recomendable en la medida en la que uno acepte comulgar con esta gran diva y se deje llevar por ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Rose, la protagonista (Barbra Streisand, que para eso es la directora, la protagonista, y seguro que ha metido mano en el guion) consigue al final llenar de belleza y de atractivo sexual, y de romance y de emociones y de sentimientos, todo lo que su pareja había pretendido, de forma miope, que solo fuera racional. Y así consigue la felicidad de ambos. Para colmo un vecino canta una bellísima aria: el “Nessun dorma” de la ópera Turandot. Y todo tiene un final apoteósico y feliz.
9
22 de agosto de 2017
22 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se piensa que las sociedades democráticas se guían por unos códigos de leyes escritas, aprobadas por el poder legislativo elegido por todos. Que basta con respetar esas leyes para ser a su vez considerado y respetado. Pero no es así, existen además, en todo grupo social, una considerable cantidad de leyes no escritas que condicionan enormemente al individuo.
Mientras que las leyes escritas se parecen en todos países democráticos, las no escritas son enormemente diferentes y con frecuencia contrapuestas en los diferentes grupos que coexisten en una misma sociedad. Normalmente a estas se las denomina costumbres y se piensa que son voluntarias y que no obligan a nadie.
Lo grave de estas “costumbres” es que son consecuencia de ideas y creencias muchas veces absurdas o al menos inexactas, pero que se aceptan dentro de cada grupo social sin que nadie las cuestione, pasan de un individuo a otro por empatía, y simplemente el que no las respeta es marginado o expulsado del grupo.
Lo que hace grande a Spike Lee es que es capaz de ver, plasmar y denunciar en sus películas, sin tomar partido, lo irracional y pernicioso de esas leyes no escritas presentes en los diferentes grupos sociales de su país (en especial blancos y negros) y que acaban enfrentándoles entre ellos. Eso lo lleva a cabo sobre todo en aquellas películas en las que es también guionista como por ejemplo en “haz lo que debas”. Aquí en “fiebre salvaje” nos muestra algo mucho más terrible todavía: lo que les ocurre a aquellos que al querer pensar por sí mismos no se atienen a las leyes no escritas de ningún grupo y por lo tanto son rechazado por todos. Esto lo hace con mucha inteligencia y humor para tratar de hacer reflexionar al espectador.
Si Spike Lee viviera en otro lugar del planeta podría seguir haciendo la misma denuncia pues casi todos los grupos sociales tienen la misma ceguera y cometen en mayor o menor medida las mismas injusticias al comparar los suyos frente a los demás.
Mientras que las leyes escritas se parecen en todos países democráticos, las no escritas son enormemente diferentes y con frecuencia contrapuestas en los diferentes grupos que coexisten en una misma sociedad. Normalmente a estas se las denomina costumbres y se piensa que son voluntarias y que no obligan a nadie.
Lo grave de estas “costumbres” es que son consecuencia de ideas y creencias muchas veces absurdas o al menos inexactas, pero que se aceptan dentro de cada grupo social sin que nadie las cuestione, pasan de un individuo a otro por empatía, y simplemente el que no las respeta es marginado o expulsado del grupo.
Lo que hace grande a Spike Lee es que es capaz de ver, plasmar y denunciar en sus películas, sin tomar partido, lo irracional y pernicioso de esas leyes no escritas presentes en los diferentes grupos sociales de su país (en especial blancos y negros) y que acaban enfrentándoles entre ellos. Eso lo lleva a cabo sobre todo en aquellas películas en las que es también guionista como por ejemplo en “haz lo que debas”. Aquí en “fiebre salvaje” nos muestra algo mucho más terrible todavía: lo que les ocurre a aquellos que al querer pensar por sí mismos no se atienen a las leyes no escritas de ningún grupo y por lo tanto son rechazado por todos. Esto lo hace con mucha inteligencia y humor para tratar de hacer reflexionar al espectador.
Si Spike Lee viviera en otro lugar del planeta podría seguir haciendo la misma denuncia pues casi todos los grupos sociales tienen la misma ceguera y cometen en mayor o menor medida las mismas injusticias al comparar los suyos frente a los demás.
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