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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
24 de marzo de 2012
145 de 224 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los elementos que circunscriben a "Los juegos del hambre" dentro de cierto "tipo" de película no son los más alentadores. "Bestseller + romance adolescente + fantasía post-apocalíptica" suena como una operación matemática que al final nos va a dar el resultado de algo más o menos como una versión light de "Hijos de los hombres" con mucho de la fórmula de "Crepúsculo" y otro tanto de "Harry Potter". Sin embargo, la cinta de Gary Ross se desarrolla de una manera más inteligente de lo previsto y logra sobresalir como una interesante combinación de feminismo, futurología y un mensaje político accesible para las masas. Para quien quiere y puede ver, dentro de "Los juegos del hambre" subyace una fábula francamente aterradora sobre temas que no son de exclusivo interés para geeks o amantes de la cultura pop, sino principalmente para cualquier pensador serio y abierto a explorar y criticar la explotación del hombre por el hombre y el fatal destino al que parecen encaminarse inminentemente las herramientas de comunicación masiva.

Tampoco se trata de una obra de arte, pues en efecto es un blockbuster hollywoodense cien por ciento mainstream; lo cual implica cierto nivel de superficialidad y varias concesiones en el tratamiento de los temas planteados. Aun así, "Los juegos del hambre" sí logra mantener el interés y al menos propone temas de discusión -aunque lo haga de una manera suavizada- mucho más relevantes que el enamoramiento de una chica taciturna y su vampiro favorito o las peripecias de un mago que ya es demasiado mayor para seguir cursando la escuela. Personalmente le daría el crédito que en su momento le di a "Las crónicas de Spiderwick", otra cinta basada en un libro exitoso que fue bien elaborada sin desafiar los cánones de Hollywood (léase, dar el salto para pasar de la modesta meta de entretener a cierto target a ser un verdadero clásico).

"Los juegos del hambre" es una película bien producida. Se puede destacar su dirección artística, maquillaje, efectos de sonido y efectos visuales. De cualquier manera, y lo dejé intencionalmente para el final, el alma y el corazón de esta historia es la maravillosa Jennifer Lawrence. De belleza terrenal y algo apartada de los rigurosos requisitos de Hollywood, la señorita Lawrence, que a mí me dejó fascinado hace dos años en "Winter's Bone", vuelve a hacer de las suyas en un rol protagónico a su altura. La joven actriz tiene una presencia que sólo se consigue con años de experiencia frente a las cámaras; a través de su interpretación, Lawrence hace que la épica historia que relata el film nos importe y nos toque a un nivel más humano. Veo tanto talento en esta actriz que siento que realmente es ella quien hace que la cinta funcione.
8 de septiembre de 2008
36 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de ver “Alma en Suplicio” lo primero que pensé es cuán lamentable resulta que exista gente que recuerda a la imponente y talentosa Joan Crawford solamente por su estatus de “icono gay” – bien cimentado, sobre todo, entre los hombres homosexuales de Estados Unidos – o por la fama de madre despiadada que se ganó debido a la infame película “Mamita Querida” (1981, de Frank Perry), soslayando el hecho de que Crawford fue una actriz magnífica.

La cinta se inicia con el asesinato del millonario Monte B. (Zachary Scott) dando paso a la investigación detectivesca de rigor que retrotrae al espectador, mediante un largo flashback, a la vida de Mildred Pierce (Joan Crawford), mujer hogareña, respetable, trabajadora y muy inteligente, quien luego de ser abandonada por su esposo Bert (Bruce Bennett) sale adelante y se convierte en una empresaria exitosa, sin embargo, ella tiene un grave problema: el amor desmedido por su hija Veda (Ann Blyth), jovencita malévola, egocéntrica y manipuladora… monstruo producto de la irracional adoración de una madre capaz de todo, desde perder al hombre que la considera (su esposo Bert), aguantar numerosos desplantes en silencio y hasta casarse con un holgazán de la alta sociedad para adquirir una mejor posición social, pero ¿acaso, Mildred, sería capaz de asesinar? Con esta incógnita se va desarrollando una deliciosa mixtura de melodrama y film-noir que deviene en un clásico irrepetible colmado de intriga, originalidad y estilo.

La dirección de Michael Curtiz es sobria y multifacética, capaz de encontrar el equilibrio perfecto entre el drama de suspenso que mantiene a la audiencia al filo de su asiento y la conmovedora historia de una heroína motivada por el amor a una hija ingrata. Es indudable que el éxito de la dirección de Curtiz se encuentra respaldado, en gran medida, por el excelente trabajo del guionista Ranald MacDougall, quien adapta la novela de James M. Cain dándole importancia a todos los matices de esta historia sin sacrificar unos en detrimento de otros y realizando un prolijo desarrollo de personajes.

Además, “Alma en Suplicio”, cuenta con interpretaciones enormes. Sobresale, por supuesto, la esplendorosa Joan Crawford en un rol magnífico y cautivante que le permite explotar su talento como actriz y su innegable potencial de megaestrella, ella es creíble, exterioriza emociones intensas y complejas y devora cada escena en la que aparece con una energía dramática que parece inextinguible. Bruce Bennett, por su parte, es calladamente convincente, su presencia nunca pasa desapercibida y, en mi opinión, su interpretación es, aunque discreta, sin lugar a dudas excelente. Ann Blyth asume el desafío de dar vida a una joven hermosa pero a la vez repugnante y lo logra con tanto éxito que uno desea atravesar la pantalla y golpearla, mientras Eve Arden exprime su pequeño papel y consigue hacer que éste aporte a la película una necesaria dosis de energía.

Totalmente recomendada.
28 de enero de 2009
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alternando intermitentemente escenas del presente y el pasado, el argumento está construido en torno al personaje de Diana (Uma Thurman en la versión adulta – Evan Rachel Wood en la versión más joven), sobreviviente de una masacre escolar cuya idílica vida presente se disocia mientras recuerda los momentos intensos que experimentó, como una adolescente rebelde e impetuosa, junto a su amiga Maureen (Eva Amurri), una joven cristiana y prudente.

El director Vadim Perelman se arriesga y eso me gusta, él es exitoso al pintar con elegancia e imaginación dos realidades que se conectan y también denota sensibilidad cuando decide abordar con sencillez (aunque con algunos matices psicológicos interesantes) la ambivalencia que supone la existencia del sobreviviente y la diáfana amistad de dos mujeres jóvenes. Los aspectos técnicos son medulares para el placer estético que finalmente la película logra exhibir y por eso creo que el aventurero trabajo de Pawel Edelman en la fotografía y la delicada música de James Horner merecen amplias congratulaciones.

Las actuaciones de Uma Thurman, Evan Rachel Wood y Eva Amurri son muy buenas y quizás constituyen lo mejor que ofrece el film. Las tres actrices logran vencer obstáculos y proyectar su enorme belleza interna con el fin de encarnar con sentimiento, delicadeza y matices la sorprendente transformación de niña a mujer y la epopeya que representa la vida para el sexo femenino. Durante la totalidad del rodaje no dejé de pensar cosas como “¿Cuándo fue la última vez que vi tres personajes femeninos interesantes en una sola película?” “¿Por qué Hollywood no sabe qué hacer con mujeres como estas?”…
Y si bien, “The Life Before her Eyes”, no es un film perfecto; el guión limita demasiado a la versión adulta del personaje central, desaprovecha algunas oportunidades para elaborar una mejor calidad de diálogo y deja la sensación de que los detalles y aspectos más concretos de la película terminan siendo más interesantes que la ambiciosa pretensión general de Perelman de lucubrar en aspectos muy profundos como la memoria y el sentimiento de culpa; sus pequeñas imprecisiones no hieren de muerte a una obra que, por otra parte, es extrañamente seductora, provocadora de principio a fin al generar zozobra cuadro a cuadro, ensoñadora y dinámica desde el punto de vista visual e inteligentemente diseñada para que emane una especie de crescendo dramático notable y sobrecogedor.
14 de junio de 2010
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
León Tolstói, autor de la gran novela “Guerra y Paz”, es un icono cultural universal no solo por su genio literario sino por ser el creador de una forma de pensar y de ver la vida más allá de lo material. El escritor y filósofo influyó en su entorno de una manera tan poderosa que dio lugar al “movimiento tolstoiano”, el mismo que promovía el celibato, el vegetarianismo, el respeto irreductible a todos los seres vivos y, sobre todo, una renuncia total a la propiedad privada en pro del bien común.

Con estos antecedentes, sobra decir que Tolstói, su obra y su pensamiento, es una fuente de inspiración asombrosamente vasta para escribir ensayos y novelas, así como para filmar documentales y largometrajes. Consecuente con las innumerables posibilidades que ofrece la figura de Tolstói, “La última estación”, del realizador Michael Hoffman, es una película espléndida e inteligente que no solo es un homenaje de altura al genio ruso sino un estudio profundo de las explosiones e implosiones de un matrimonio, el que por más de 40 años sostuvieron León Tolstói y la condesa Sofía gracias a un amor que no siempre fue comprendido por los terceros que les rodeaban.

“La última estación” narra con dignidad, precisión, elegancia y sutileza los últimos días de León Tolstói (Christopher Plummer) junto a su amante, amiga y esposa, la condesa Sofía (Helen Mirren); siempre bajo la mirada tierna y colmada de adoración de su niño preferido, secretario y discípulo, Valentín Bulgakov (James McAvoy). La película contiene ideas complejas que hacen pensar, es un ejercicio intelectual interesante que no soslaya los componentes emocionales que vuelven a la historia más accesible. Tolstói y Sofía colisionan una y otra vez porque más allá del profundo amor que les une, están las ideas políticas y religiosas que les separan, y en medio se encuentra Valentín Bulgakov, un alma pura que se debate entre el esplendor que promete el movimiento tolstoiano y la perspectiva pragmática de la condesa.

La cinta de Hoffman posee dirección de altísima calidad, guión sobrio y supremamente bien escrito, ritmo ágil, música excelente que acentúa los momentos relevantes sin ser intrusiva, toques de fino humor en medio del drama humano que plantea y actuaciones competentes por parte de todo el elenco; del cual vale la pena destacar a Christopher Plummer en un rol conmovedor y a la vez lleno de gracia, y, especialmente, Helen Mirren, actriz que, cuadro a cuadro, alcanza una cima interpretativa difícil de superar.
28 de enero de 2009
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento de “The Visitor” se desarrolla en torno a Walter (Richard Jenkins), un destacado profesor universitario, autor de libros, académico, viudo y solitario, con una posición económica estable, quien regresa – después de haber estado viviendo un buen tiempo en Connecticut – a su departamento en Nueva York, lugar que se encuentra ocupado por una pareja de inmigrantes musulmanes; Tarek (Haaz Sleiman), árabe sirio, y Zainab (Danai Gurira), negra senegalesa; con quienes, como consecuencia de esta eventualidad, establecerá un interesante lazo emocional e iniciará una inolvidable y devastadora jornada de auto-descubrimiento impulsada por la solidaridad que emana de él, principalmente luego de que, debido a un malentendido en el metro, Tarek es arrestado por las autoridades de migración y amenazado con la deportación.

Lo bueno del realizador Thomas McCarthy es que, aunque mucho de lo que sucede en “The Visitor” puede ser tópico, su atención a ciertos detalles consigue que varias de sus escenas se encuentren dotadas de humanidad, ternura y poder emocional, de manera que bien vale la pena verla. Además, la historia está diseñada de un modo que resulta difícil no simpatizar con al menos alguno de sus distintos matices.

Mención aparte merecen las excelentes interpretaciones de varios miembros del reparto. En primer lugar se encuentra, por supuesto, el sobrio y solvente Richard Jenkins – actor que en el año 2005 se robó cada escena en la que aparecía, como el padre de Charlize Theron, en el drama “North Country” – quien personifica con naturalidad, realismo, gusto y sensibilidad a un hombre experimentando el vacío de una vida sin alicientes que súbitamente se encuentra comprometido con una causa motivada por la amistad y el inherente sentido de la justicia. También se destaca la actriz Hiam Abbass, dando vida a la madre de Tarek… ella representa incisivamente a una mujer árabe fuerte, fascinante y determinada que con facilidad supera el estereotipo que pesa sobre su etnia para obsequiarnos el bello retrato de una mujer formidable y fácil de amar. Haaz Sleiman y Danai Gurira están bastante bien en sus respectivos roles pero jamás llegan a igualar a Jenkins ni a Abbass.

En conclusión, considero que “The Visitor” no ha sido hecha para cambiar el curso de la historia del cine y, en vez de eso, creo que cumple eficientemente con su propósito de adentrarnos a una problemática real y actual aludiendo a aspectos positivos de la naturaleza humana y encontrando su punto fuerte en las exquisitas interpretaciones de un par de actores – Jenkins y Abbass – extraordinarios e inmejorables.
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