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Críticas de Davidpardi97
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
10
15 de enero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“¿Crees que les gustará? ¿No es un poco nostálgica?” le preguntaba Mia a Sebastian, en una conversación sobre su obra de teatro en la que parecía estar hablando el propio director a través de sus personajes, expresando sus inquietudes ante la reacción del público.

‘La La Land’ es, sin lugar a dudas, una obra inspirada en los grandes musicales clásicos, desde ‘Cantando bajo la lluvia’ o ‘West Side Story’ hasta ‘Los paraguas de Cherburgo’, de la que el propio director confiesa haberse influido. Sin embargo, al contrario que el personaje de Ryan Gosling, Damien Chazelle no se aferra al pasado, sino que crea su propio musical y le da su estilo, aún más depurado si cabe tras su magistral Whiplash.
Desde el primer minuto con la magnífica coreografía en las carreteras californianas de un número musical con sevillana incluida, se puede intuir que las canciones y los bailes van a marcar el ritmo y adueñarse del film por completo, pero no. La La Land no es sólo un musical. Tampoco es una historia de amor, de esa relación entre los maravillosos personajes de Emma Stone y Ryan Gosling. La La Land es, ante todo, una película sobre los sueños, sobre perseguir tus metas, una magnífica función con Los Ángeles, “la ciudad de las estrellas”, como escenario principal.

Chazelle se maneja con soltura en todos los géneros que pretende abarcar, y construye una obra redonda, llena no sólo de humor e ingenio sino también de drama y diálogos que invitan a la reflexión, dignos del mejor Woody Allen. Una obra iluminada por una amalgama de colores que hacen que cada plano sea más bello que el anterior, y amenizada por una retahíla de bailes, todo ello sin descuidar en ningún momento el guión. En La La Land todo es tan sencillo que parece hasta fácil, pero es a partir del primer acto cuando se empiezan a vislumbrar las intenciones del director.

Tras la parte más happy de la película, marcada por la increíble química entre Gosling y Stone, una relación que alcanza su perfección tras Crazy, Stupid, Love y Gangster Squad, el film torna en un tono mucho más amargo. Aquí es donde podemos ver realmente el nivel de las interpretaciones de los dos protagonistas. Gosling, por un lado, explota su faceta más tierna y desenfadada, más en la línea de Blue Valentine que del resto de su filmografía que le ha valido la fama de inexpresivo. Además, se desenvuelve fantásticamente en los números musicales y nos regala varias canciones para el recuerdo como City of Stars, así como no desentona en la parte cómica tras haber probado suerte con Shane Black en Dos buenos tipos. Sin embargo, es su compañera, Emma Stone, quien brilla con más fuerza y nos deleita con una excelsa interpretación a todos los niveles. Después de los desencuentros entre los dos, que ven incompatible su idílico romance con llevar a cabo sus sueños, la cinta concluye con un tercer acto para el recuerdo, tildado de agridulce pero más bien realista y coherente con el desarrollo de la historia.

Si hay algún defecto en La La Land, puede que sea su tema. Los números son sensacionales sin llegar a hacerse tediosos, están bien dosificados y la película no peca de ñoña o sensiblera, pero la historia es la misma de siempre. Lo que pasa es que aquí lo importante no es el qué, es el cómo. El mérito está en cómo la historia de amor nos hace sentir empatía por la pareja con escenas que perduran en la memoria, en cómo la actuación de Emma Stone nos hace querer que cumpla su sueño y nos anima a nosotros a perseguir los nuestros, y en cómo la gran protagonista, la música, nos hace salir del cine queriendo bailar igual que Mia y Sebastian. Y eso no lo consigue cualquier película, eso solo lo logra una gran obra, un clásico instantáneo.
Davidpardi97
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9
20 de noviembre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Llegada narra la historia de Louise Banks, una experta lingüista que es contratada para intentar establecer contacto con una de las doce naves que han llegado a la Tierra. Acompañada del científico Ian Donnelly (Jeremy Renner), Louise empezará una carrera contrarreloj para intentar responder a la gran pregunta ¿cuál es el propósito de los extraterrestres?

De Incendies a Sicario, Dennis Villeneuve se ha convertido en uno de los directores más interesantes del panorama actual en apenas 6 años, en los que ha estrenado cuatro films completamente diferentes. En La Llegada, el director canadiense nos presenta una historia que por momentos nos recuerda a películas como Encuentros en la tercera fase de Spielberg o a la última gran obra de ciencia ficción, la aclamada Interstellar de Christopher Nolan. Sin embargo, La Llegada diverge de estas obras en un aspecto: el uso que se hace de los tiempos narrativos.

El film de Villeneuve está en todo momento revestido por una atmósfera angustiosa, casi claustrofóbica, que recuerda mucho a su película Prisioneros, y que de nuevo eleva el film a una belleza visual inmensa, esta vez con Bradford Young (Selma, El año más violento) como director de fotografía en vez del habitual Roger Deakins. Esta atmósfera desprende un enigma que se va descubriendo con el desarrollo de la película. Aquí hay que hacer mención especial al uso de los “flashbacks” y “flashforwards” que al principio crean cierta confusión pero que para la resolución final resultan imprescindibles. También merece mención especial la interpretación de Amy Adams, siempre relegada a un segundo plano por la Academia. Sin embargo, Adams hace méritos suficientes para obtener la nominación de cara al Óscar, a costa, eso sí, de eclipsar a Jeremy Renner y Forest Whitaker, cuyos personajes no llegan a desarrollarse del todo.

La película, que está basada en el relato La historia de tu vida de Ted Chiang, se adentra además en temas de conflictos internacionales, que retratan en cierto modo la falta de colaboración entre países que existe hoy en día, todo en un contexto ficticio como es la llegada de unos extraterrestres con fines desconocidos. El director canadiense aporta su granito de realismo a una obra de ciencia ficción que le sirve para prepararse de cara a la que será la secuela de Blade Runner.

En definitiva, La Llegada es una película que comienza de manera pausada y lineal para terminar causando una fuerte impresión, le deja a uno ensimismado. No eres consciente del todo de lo que has visto, pero sabes que no lo has visto antes.
Davidpardi97
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8
22 de febrero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la hora de hablar de películas de superhéroes, siempre he tendido a diferenciar entre dos tipos, dos sacos en los que meter a varias películas aunque dentro de un mismo saco puedan ser unas indudablemente mejores que otras, depende también del contexto. En esta separación que hago diferencio entre la trilogía de El Caballero Oscuro (Batman para los más puristas) de Christopher Nolan, y el resto de películas de superhéroes. Independientemente de la alta calidad de dicha trilogía, la cual está ahí, a mí nunca me parecieron “pelis de superhéroes”. Batman es un superhéroe, sí, pero el hecho de que salga un superhéroe no significa necesariamente que la película sea “de superhéroes”. A veces, y sobre todo en el cine, tendemos a clasificar todo y, consecuentemente a simplificar (que irónicamente es lo que hago yo al separar estas películas del resto, pero que sea mi opinión no significa que esté bien). No sé si fue Nolan, el Batman de Bale, la sobresaliente aparición del Joker…pero estas películas tenían algo diferente. En el otro saco, tenemos películas que si bien no dejan de ser muchas de ellas buenas, se acercan más a lo que se entiende por cine de superhéroes (el tipo que llega, hay muchos puñetazos, vence a los malos y fin, el caso de Los Vengadores son varios tipos). Lo sé, esta es la simplificación que tanto critico, pero el 98% de las películas de superhéroes son así (desgraciadamente en ese saco van Watchmen, Kick-Ass, alguna de la saga X-Men o incluso Guardianes de la Galaxia). Con Deadpool tengo sentimientos encontrados.

Obviando la masiva aunque efectiva campaña de publicidad, la película es entretenida hasta límites difíciles de explicar. Y lo cierto es que las expectativas eran altísimas (por el tema de la publicidad ya digo). La gente que va a verla ya va predispuesta, sabe que va a ver al tonto del traje rojo hacer tonterías. Y aún así, salen del cine y no se sienten defraudados, ni mucho menos. Quizá el mal sea ese, que estamos acostumbrados a que en el tráiler te muestren casi toda la película, y Deadpool no se libra de esto. Lo que ves es lo que hay, pero lo que hay es alucinante.

En vez de pensar que Deadpool puede ser el Torrente de los superhéroes (que semejanzas las hay), prefiero pensar que nuestro amigo gamberro es un Quijote moderno (salvando las distancias). Un tío que no sólo es una parodia sino que además ridiculiza y pone al desnudo el mundo de los superhéroes y, consecuentemente, a éstos. Es precisamente este aspecto el que me llama más la atención del film. Deadpool es una película que sabe reírse de sí misma, y lo más importante, que es capaz de contagiar esa risa al espectador. Pensad en ese amigo vuestro que es el típico “hater” que siempre está criticándolo todo. Ese tío, se sienta a ver la película y se pone a señalar todos y cada uno de sus defectos. Deadpool coge esto y le da la vuelta, lo usa a su favor, se critica a sí misma según trascurre (un ejemplo es la coña de que no podían contratar más X-Men). Vuestro amigo se queda sin argumentos, no puede hacer nada más que levantarse y aplaudir una vez que ha acabado.

Esto se logra en gran medida tanto a la simbiosis Deadpool-Ryan Reynolds (del que no hace falta decir que el personaje le queda como un guante) como a que éste rompa la cuarta pared y se dirija al espectador. Esto no es nada nuevo (mismamente lo podemos ver con Kevin Spacey en House of Cards), pero sí algo que no vemos en “las pelis de superhéroes”. Iron Man, el Capitán América, Thor…esos superhombres elegidos que están varios escalones por encima de nosotros y de los que tenemos que depender para todo. Esos jamás nos hablarían, ni siquiera nos dedicarían una mirada. Deadpool no es un superhéroe (ni sé siquiera si es antihéroe), es de los nuestros, un tipo más al que la vida le dio limones, decidió hacer limonada y compartirla con el resto. Y con esto volvemos a mi problema, qué hacer con ella, en qué saco la meto. No se parece a la trilogía, ni se parece al resto. Deadpool es diferente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Davidpardi97
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8
1 de mayo de 2016
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de ser paradójico que Capitán América: Civil War sea la tercera entrega de la trilogía del Capitán América y no una continuación de Los Vengadores. Civil War no sólo es una secuela más que apropiada para esta saga, sino que está muy por encima de La Era de Ultrón (verdadera secuela de Los Vengadores) y de la primera entrega del equipo de superhéroes de Marvel.
Capitán América: Civil War es un film que bebe en gran medida de los cómics de Mark Millar. En concreto se narra uno de los episodios más importantes y atrayentes del universo Marvel. La “Civil War”, es una guerra entre dos bandos formados por los propios superhéroes, que se enfrentan entre sí a causa de una ley conocida como “El acta de registro de superhumanos”. Sin explayarme mucho, esta ley es adaptada a la película de una manera más que correcta dados los hechos de las películas anteriores. El acta de registro pasa a ser “los acuerdos de Sokovia” y, con pequeños matices, viene a ser lo mismo. Esta orden implica básicamente la subordinación de los Vengadores al Gobierno y, sumado a la persecución del Soldado de Invierno (Sebastian Stan), el Capitán América (Chris Evans) se ve obligado a rechazar el acuerdo y, en consecuencia, pasar de héroe a forajido. Su decisión va acompañada por otros héroes de menor caché como Falcon (Anthony Mackie), Ant-Man (Paul Rudd), un Ojo de Halcón (Jeremy Renner) “demasiado viejo para estas cosas” y una aparentemente inofensiva aunque peligrosa Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen). En la otra cara de la moneda nos encontramos el bando a favor de la ley, encabezado por Tony Stark (Robert-Downey Jr.), su inseparable amigo Máquina de Guerra (Don Cheadle), Visión (Paul Bettany), una Viuda Negra (Scarlett Johansson) que no abandona su papel de agente doble ni por un segundo y un Black Panther (Chadwick Boseman) al que le arrebatan tanto el nombre en castellano como la coherencia narrativa. Detrás de toda esta épica se encuentra, como no podía ser de otra manera, un villano conocido como Zemo (Daniel Brühl) quien se aprovecha de las disputas internas para llevar a cabo sus planes.
Civil War es una película, ante todo, honesta. No pretende en ningún momento ser algo más allá de un blockbuster apto para todos los públicos. Es el hecho de asumir este rol lo que hace que la película fluya durante dos horas y media con total naturalidad. Aun así, Civil War comete errores en su mayoría de bulto y algunos recuerdan a la tan vilipendiada Batman vs Superman. Si bien es cierto que no hay un vacío argumental a la altura del largometraje de Zack Snyder, todos sabemos muy bien de qué pie cojea Marvel. Los gags repetidos hasta la saciedad, ciertos diálogos carentes de relevancia y los chascarrillos en medio de escenas de alta tensión hacen que un servidor desconecte.
La película cuenta además con un gran reparto en el que no desentona ningún secundario y merecen mención especial Ant-Man y Spider-Man. Del superhéroe interpretado por Paul Rudd ya se esperaba un gran nivel tras la más que aceptable crítica de Ant-Man. Aporta chispa, gracia y carisma, aunque no deja de ser eso, un secundario. Pero si hablamos de carisma, hay un personaje que de eso va sobrado y ya se ha ganado un seguidor impaciente por ver su película en solitario: el Spider-Man de Tom Holland roba protagonismo y encandila al público con su breve aunque magnífica actuación.
El film de los hermanos Russo abarca tanto que es capaz de contar una historia entretenida y a la vez hacer introspección del mundo de los superhéroes y los daños colaterales que provocan sus actos. Es quizá este aspecto el que haga olvidar la incoherencia de algunas acciones de los personajes. La lucha encarnizada entre Tony Stark y Steve Rogers provoca tal confusión entre los propios superhéroes hasta el punto de que ni ellos mismos tienen claro de qué lado están.
En conclusión, de Civil War no se debe esperar planos revolucionarios, personajes que destaquen por encima del resto o un guión extremadamente pulcro. Lo que sí puede uno esperar es un reparto coral muy equilibrado a nivel de interpretaciones, una historia bélica entre superhéroes con tintes morales y éticos y unas escenas de acción con coreografías de escándalo. Capitán América: Civil War no es una obra maestra, ni siquiera la mejor de su género, pero aún con sus fallos es una película más que digna que invita a pensar que un mejor cine de superhéroes es posible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Davidpardi97
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8
3 de abril de 2016
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Esta cinta irlandesa ha sido sin duda una de las sorpresas del año. Su inesperada aparición en los Oscar no esconde ningún otro secreto que el de una película que, a pesar de su sencillez, asombra al público en general. Y es que el tema central no es sólo el amor, sino la nostalgia, nostalgia que permanece durante todo el film y que termina por transmitirse al propio espectador.

Basada en la novela de Colm Troibin, Brooklyn cuenta la historia de Eilis, una joven irlandesa que toma la difícil decisión de abandonar su hogar y a su familia para viajar a Nueva York. Al principio se muestra reticente a adoptar los modales de allí, pero tras conocer a un chico empezará a integrarse en la sociedad estadounidense. Es entonces cuando Eilis recibe una noticia que trastoca su mundo, por lo que tendrá que tomar una difícil decisión: permanecer en Brooklyn o volver a Irlanda.

Saoirse Ronan es sin duda el foco principal de Brooklyn y la principal razón para ver esta película. La joven actriz, que con esta película obtenía su segunda nominación al Oscar, nos deleita con una sensacional actuación. Saoirse consigue que empaticemos con el personaje y podamos ver la tremenda evolución de Eilis desde que llega a Nueva York hasta el final de la película. El resto de actuaciones no se quedan atrás, pues en Brooklyn también destacan las brillantes interpretaciones de los secundarios, desde el joven italiano que seduce a Eilis, hasta la madre y su incorregible carácter, pasando por un tímido Domnhall Gleeson que le da a Eilis otra perspectiva de la vida y le hace replantearse muchas cosas.

Son varios los temas que propone el film a través de sus elocuentes e inspiradores diálogos (destacando la triste verdad que le descubre una compañera de piso a Eilis en una discusión cotidiana). El amor es siempre un tema atrayente, pero como decía antes, la nostalgia juega un papel muy relevante en esta película. Otra idea a destacar es la confrontación de la vida fácil y sencilla con la de una vida ardua y llena de responsabilidades. Eilis sufre varias veces la tentación de cambiar de vida y buscar lo más fácil, pero al final apela a su corazón y éste le ayuda a tomar las decisiones correctas. Es interesante señalar que, aunque la historia tenga lugar hace más de 60 años, las cuestiones planteadas son perfectamente aplicables a la sociedad actual. Eilis fue una de las pioneras, de aquellas mujeres que en los años 50 se armaron de valor y decidieron emigrar y buscar un trabajo sin importarles las dificultades, las cuales eran dobles por el hecho de ser inmigrante y, sobre todo, mujer. Eilis sufre una evolución, pero su talento lo conserva desde el principio y lo único que tiene que hacer es demostrar lo que vale. Experimenta el cambio de pasar totalmente desapercibida a ser valorada en su propia casa donde tanto se la desprestigió.

En conclusión, Brooklyn no intenta parecer más de lo que es, no ostenta al igual que no lo hacen sus personajes. Que éstos sean tan sencillos y naturales es precisamente lo que hace que el espectador sienta tanta empatía por ellos. A simple vista, puede parecer un drama amoroso más, pero Brooklyn es una película de gran magnitud tanto por sus interpretaciones como por su capacidad para transmitir las emociones de sus personajes y las elecciones que estos toman, porque en el amor “siempre hay que elegir”.
Davidpardi97
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