Si la forma de creer en el destino es marcarte objetivos a conciencia y buscar señales que los justifiquen, la película coge sentido. Hasta cierto punto tiene su encanto la idea inicial de un reencuentro entre dos personas que coinciden en una tarde si el destino lo marca, pero a medida que avanza la historia te das cuenta que el destino no marca nada y que esta todo muy forzado por los personajes y la película pierde sentido. Momentos simpáticos más por el nombre de los actores (a John Cusack estos papeles le encajan como anillo al dedo) que por otra cosa, pero pobre en el fondo.

Película de los ochenta con claras similitudes a "Rocky" o "Karate Kid" pero con un estilo bastante mas cutre. Chico aspirante a Bruce Lee, malos de segunda preocupados en molestar al protagonista, chica mona, entrenamientos progresivos (calco de Rocky, empiezo flojo y al final de la película estoy como una moto) y finalmente un malo malísimo que nos presenta a Van Damme en sus inicios pero que con enseñar músculo vale, porque no tiene ni que abrir la boca en los diez minutos en que aparece.
Si disfrutas de las películas de los ochenta, con música de la década, guión muy poco trabajado y no esperas ni grandes diálogos ni grandes sorpresas en la historia, no es una mala película juvenil para la sesión de la siesta.
Si te fastidia darte cuenta de que lo que crees que va a pasar pase, película completamente prescindible.