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5
20 de febrero de 2024
20 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antología de historietas más o menos acertadas cuyo común denominador es la cultura hispánica y sus leyendas sobrenaturales. Su originalidad radica en el planteamiento del terror según el punto de vista de cinco directores que, sin huir de los estereotipos del género, ofrecen un enfoque distinto, salpimentado con un toque gamberro que recuerda al mejor Robert Rodríguez.
En general, todas las historias son bastante estúpidas pero se dejan ver, salvo la del vampiro venido a menos; un intento de parodia que no haría reír ni a una hiena. Sólo la historia que destaca por encima de las demás es la de la trama que conecta unas con otras, el relato de un tipo llamado “El Viajero” que pone un inquietante colofón a la cinta.
Tiene su aquél, pero es perfectamente olvidable.
En general, todas las historias son bastante estúpidas pero se dejan ver, salvo la del vampiro venido a menos; un intento de parodia que no haría reír ni a una hiena. Sólo la historia que destaca por encima de las demás es la de la trama que conecta unas con otras, el relato de un tipo llamado “El Viajero” que pone un inquietante colofón a la cinta.
Tiene su aquél, pero es perfectamente olvidable.
Love, Death + Robots. Vol. 3: El mismo pulso de la máquina
Love, Death + Robots. Vol. 3: El mismo pulso de la máquina
CortometrajeAnimación

5,6
3.424
7
19 de enero de 2024
19 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer corto de la tercera temporada de “Love, Death and Robots”. Este es uno de los más caleidoscópicos y oníricos, por el papel que juegan los psicotrópicos que toma una astronauta que se ve en la necesidad de recorrer varios kilómetros a través de la luna de Júpiter, Ío, hasta llegar a su base, mientras arrastra con ella el cuerpo de su compañera muerta.
En su primera parte es un relato de supervivencia y superación física y mental, pero el tramo final se diluye en visiones líricas e irrealidades vívidas sin una intención que no sea la de regalarle los ojos al espectador. Es loable la tensión y ansiedad que consigue la primera parte, y la incertidumbre que consigue la segunda acerca de si lo que la astronauta está experimentando es real, o fruto de las drogas.
Argumentalmente no es tan bueno y no debería pasar del 6, pero es que las imágenes recorriendo Ío con Júpiter llenando el cielo, me pueden…
En su primera parte es un relato de supervivencia y superación física y mental, pero el tramo final se diluye en visiones líricas e irrealidades vívidas sin una intención que no sea la de regalarle los ojos al espectador. Es loable la tensión y ansiedad que consigue la primera parte, y la incertidumbre que consigue la segunda acerca de si lo que la astronauta está experimentando es real, o fruto de las drogas.
Argumentalmente no es tan bueno y no debería pasar del 6, pero es que las imágenes recorriendo Ío con Júpiter llenando el cielo, me pueden…
29 de diciembre de 2023
29 de diciembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller al uso con intriga sobrenatural, rodado con buen pulso y bien ambientado.
Cuenta la historia de Stefano (Gabriele Lavia), un joven que recibe de su novia un regalo especial: una vieja máquina de escribir. En la cinta de tinta descubre una antigua impresión de texto y se pone a investigar sobre ella, descubriendo la historia de un tal Zeder, un científico que defendía una teoría acerca de revivir a los muertos. Stefano se obsesiona por el caso y comienza a realizar sus pesquisas, pero pronto descubrirá que no está solo.
Película de ritmo pausado pero absorbente, se mantiene lejos del estilo bizarro del giallo de las producciones italianas sin que rechace totalmente el género. El relato está bien escrito y bien presentado, Avati juega con la cámara y ofrece gran variedad de planos que añaden a la historia dramatismo y angustia, destacando los de cámara en mano que aportan dinamismo. Aunque el tema principal se inscribe en lo sobrenatural, lo más destacado del filme es su desarrollo detectivesco, con un desarrollo mucho más inquietante que la parte terrorífica en sí.
Cuenta la historia de Stefano (Gabriele Lavia), un joven que recibe de su novia un regalo especial: una vieja máquina de escribir. En la cinta de tinta descubre una antigua impresión de texto y se pone a investigar sobre ella, descubriendo la historia de un tal Zeder, un científico que defendía una teoría acerca de revivir a los muertos. Stefano se obsesiona por el caso y comienza a realizar sus pesquisas, pero pronto descubrirá que no está solo.
Película de ritmo pausado pero absorbente, se mantiene lejos del estilo bizarro del giallo de las producciones italianas sin que rechace totalmente el género. El relato está bien escrito y bien presentado, Avati juega con la cámara y ofrece gran variedad de planos que añaden a la historia dramatismo y angustia, destacando los de cámara en mano que aportan dinamismo. Aunque el tema principal se inscribe en lo sobrenatural, lo más destacado del filme es su desarrollo detectivesco, con un desarrollo mucho más inquietante que la parte terrorífica en sí.

6,6
40.846
8
9 de noviembre de 2023
9 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine bélico ha cogido fuerza en los últimos años con producciones de la talla de “Dunkerque” (2017), “1917” (2019) o “Sin novedad en el frente” (2022), pero antes de estos mastodontes cinematográficos tuvimos oportunidad de disfrutar de otro peliculón no menos importante como “Corazones de acero”.
A finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército alemán estaba ya arrinconado y las tropas americanas campaban por una Alemania destrozada, la fiera nazi todavía tenía las garras suficientemente afiladas para meter unos cuantos zarpazos, y no hay nada más peligroso que una fiera acorralada. El filme de David Ayer nos transporta al interior de un tanque americano, el “Fury” del título original, compuesto por una brigada de soldados encabezados por el sargento Wardaddy (Brad Pitt), que recorre un país devastado para limpiarlo de los últimos conatos de resistencia. A su unidad es destinado un soldado imberbe (Logan Lerman), un taquígrafo que no se ha estrenado todavía en el campo de batalla.
El filme se desarrolla con la crudeza y el realismo que vienen marcando la tendencia en el cine bélico desde “Salvar al soldado Ryan” (1998). El camino que recorre el “Fury” es un camino de muerte, y como tal lo muestra la oscura fotografía de Roman Vasyanov, reflejando el ambiente frío y desolador de los campos de la Alemania derrotada. Esos hombres, encerrados dentro de las planchas metálicas de un tanque, que han visto tantos horrores y han luchado codo con codo, se necesitan los unos de los otros para sobrevivir, y para ello han necesitado despojarse de cualquier atisbo de humanidad que les hubiera hecho dudar a la hora de apretar el gatillo, ya que ahí radica la diferencia entre vivir y morir.
Hacia la mitad del metraje, y relacionado con la entrada a un pueblo recién conquistado, la historia pasa de la acción bélica al drama, y alcanza una atmósfera de tensión muy remarcable. Es uno de los momentos cumbres de la cinta, haciendo de la calma una olla a presión que puede estallar en cualquier momento. A partir de esa cumbre, el filme parece ir deslizándose cuesta abajo hasta un clímax bastante más comercial y convencional que lo visto hasta ahora, pero no por ello menos insustancial.
Respecto al elenco, cabe destacar el buen hacer de todo el reparto. En especial, Jon Bernthal, Logan Lerman y Brad Pitt, este último demostrando que un actor con una trazabilidad irregular como la suya todavía puede ofrecer grandes trabajos, y cada vez más pulidos.
A finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército alemán estaba ya arrinconado y las tropas americanas campaban por una Alemania destrozada, la fiera nazi todavía tenía las garras suficientemente afiladas para meter unos cuantos zarpazos, y no hay nada más peligroso que una fiera acorralada. El filme de David Ayer nos transporta al interior de un tanque americano, el “Fury” del título original, compuesto por una brigada de soldados encabezados por el sargento Wardaddy (Brad Pitt), que recorre un país devastado para limpiarlo de los últimos conatos de resistencia. A su unidad es destinado un soldado imberbe (Logan Lerman), un taquígrafo que no se ha estrenado todavía en el campo de batalla.
El filme se desarrolla con la crudeza y el realismo que vienen marcando la tendencia en el cine bélico desde “Salvar al soldado Ryan” (1998). El camino que recorre el “Fury” es un camino de muerte, y como tal lo muestra la oscura fotografía de Roman Vasyanov, reflejando el ambiente frío y desolador de los campos de la Alemania derrotada. Esos hombres, encerrados dentro de las planchas metálicas de un tanque, que han visto tantos horrores y han luchado codo con codo, se necesitan los unos de los otros para sobrevivir, y para ello han necesitado despojarse de cualquier atisbo de humanidad que les hubiera hecho dudar a la hora de apretar el gatillo, ya que ahí radica la diferencia entre vivir y morir.
Hacia la mitad del metraje, y relacionado con la entrada a un pueblo recién conquistado, la historia pasa de la acción bélica al drama, y alcanza una atmósfera de tensión muy remarcable. Es uno de los momentos cumbres de la cinta, haciendo de la calma una olla a presión que puede estallar en cualquier momento. A partir de esa cumbre, el filme parece ir deslizándose cuesta abajo hasta un clímax bastante más comercial y convencional que lo visto hasta ahora, pero no por ello menos insustancial.
Respecto al elenco, cabe destacar el buen hacer de todo el reparto. En especial, Jon Bernthal, Logan Lerman y Brad Pitt, este último demostrando que un actor con una trazabilidad irregular como la suya todavía puede ofrecer grandes trabajos, y cada vez más pulidos.

5,9
331
6
3 de noviembre de 2023
3 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen relato de intriga policial, en el que se dan muchas características del "giallo" italiano, pero faltan otras que algunos echarán de menos: hay asesinos en serie, mujeres guapas, y desnudos femeninos a mansalva, pero el gore descontrolado del que hace gala otras producciones aquí brilla por su ausencia.
Se trata de un thriller en el que el protagonista no es un detective como tal, sino de un periodista (Franco Nero) que se empeña en buscar al asesino de unos crímenes en los que misteriosamente parece estar relacionado. Lo hace no ya sólo por buscar titulares, sino porque la policía lo tiene como principal sospechoso y se ve en la obligación de limpiar su nombre. Franco Nero hace de antihéroe, alcohólico y violento, que aprovecha sus dotes de observación periodística para intentar desentrañar un caso en el que hay mucha gente mezclada, por lo que se hace necesario un pequeño esfuerzo por parte del espectador para seguir el hilo: no sólo de tetas vive el "giallo".
Técnicamente, la dirección de Luigi Bazzoni está repleta de una variedad de encuadres que ayudan a dar más peso a la intriga, desde picados a cámaras ocultas. Luego cabe siempre destacar al gran Ennio Morricone en la banda sonora, aunque esta vez tan sólo acompaña correctamente.
En cuanto al elenco, destaca la interpretación de Franco Nero, el que fuera el mítico Django en el spaguetti-wetern homónimo de 1966, y al que Tarantino volvió a echarle el ojo para un cameo en su “Django desencadenado” (2012).
Se trata de un thriller en el que el protagonista no es un detective como tal, sino de un periodista (Franco Nero) que se empeña en buscar al asesino de unos crímenes en los que misteriosamente parece estar relacionado. Lo hace no ya sólo por buscar titulares, sino porque la policía lo tiene como principal sospechoso y se ve en la obligación de limpiar su nombre. Franco Nero hace de antihéroe, alcohólico y violento, que aprovecha sus dotes de observación periodística para intentar desentrañar un caso en el que hay mucha gente mezclada, por lo que se hace necesario un pequeño esfuerzo por parte del espectador para seguir el hilo: no sólo de tetas vive el "giallo".
Técnicamente, la dirección de Luigi Bazzoni está repleta de una variedad de encuadres que ayudan a dar más peso a la intriga, desde picados a cámaras ocultas. Luego cabe siempre destacar al gran Ennio Morricone en la banda sonora, aunque esta vez tan sólo acompaña correctamente.
En cuanto al elenco, destaca la interpretación de Franco Nero, el que fuera el mítico Django en el spaguetti-wetern homónimo de 1966, y al que Tarantino volvió a echarle el ojo para un cameo en su “Django desencadenado” (2012).
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