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Críticas ordenadas por utilidad
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5
6 de diciembre de 2014
6 de diciembre de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Driven" de Stallone es el antecedente perfecto para entender "24 horas al límite" que tiene como título original "Michel Vaillant". Si usted es un aficionado al automovilismo en general, ha de acercarse a esta película con sentido del humor y con ganas de cachondeo, igual que con la de Stallone. La intro es casi un plagio de la norteamericana: coches en Le Mans volando por los aires y explotando. Nada nuevo bajo el sol. En el cine los coches tienen la mala costumbre de explotar, y no sé en qué pensaban los de Peugeot cuando los convencieron para poner sus pegatinas a los distintos coches que van apareciendo haciendo cafradas en cada plano.
Para ser sinceros, Michel Vaillant es un gilipollas. Es un niño mimado que conduce los coches de la marca de su padre. Sería un buen amigo para el pequeño Nicolás; lo veo haciéndose selfies mientras conduce por el viejo Nurburgring o mandando un wasap mientras se lanza en parapente. Es de esos personajes que consiguen que me ponga del lado del teóricamente malo...
Para ser sinceros, Michel Vaillant es un gilipollas. Es un niño mimado que conduce los coches de la marca de su padre. Sería un buen amigo para el pequeño Nicolás; lo veo haciéndose selfies mientras conduce por el viejo Nurburgring o mandando un wasap mientras se lanza en parapente. Es de esos personajes que consiguen que me ponga del lado del teóricamente malo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por ejemplo cuando le hacen el "emparedado" a su rival en los rallyes; menuda caballerosidad y deportividad. La mala es mala pero un poco inepta, como debe ser, porque si no a ver cómo Michel sale del fregado en el que lo meten para que no gane las 24 horas de Le Mans.
En el camino va dejando tras de sí una ristra de coches hechos puré. Creo que es de esas pocas películas francesas que me dejan satisfecho, en este caso de lo mala que es, entretiene. Intenta respetar las leyes de la física, no como "Driven", pero luego las reglas del deporte las reescriben furtivamente para aplicarlas en forma de rallyes sicotrópicos, 24 horas de Le Mans con duelos en cada metro de pista durante las 24 horas que dura la prueba, y un final que... Que es para verlo. Hombre, lo de empujar el coche no es ninguna novedad, eso lo popularizó en la época moderna Nigel Mansell cuando entró empujando con sus jamones ingleses un coche francés curiosamente, para quedar sexto en Estados Unidos. Y después, cómo no, las chicas de turno. Al menos esta vez las ponen de conductoras, pero llama la atención la suerte que tiene Julie de que se le muera el marido, si no no habría tenido tan sencillo irse de carreras con Michel.
Es una película para echarse unas risas. Cine fantástico con toques románticos en todo su apogeo y una banda sonora que no pega ni con cola. Como tomarse un bocadillo de Ferrero Rocher. Yo me lo comería, pero allá cada uno.
En el camino va dejando tras de sí una ristra de coches hechos puré. Creo que es de esas pocas películas francesas que me dejan satisfecho, en este caso de lo mala que es, entretiene. Intenta respetar las leyes de la física, no como "Driven", pero luego las reglas del deporte las reescriben furtivamente para aplicarlas en forma de rallyes sicotrópicos, 24 horas de Le Mans con duelos en cada metro de pista durante las 24 horas que dura la prueba, y un final que... Que es para verlo. Hombre, lo de empujar el coche no es ninguna novedad, eso lo popularizó en la época moderna Nigel Mansell cuando entró empujando con sus jamones ingleses un coche francés curiosamente, para quedar sexto en Estados Unidos. Y después, cómo no, las chicas de turno. Al menos esta vez las ponen de conductoras, pero llama la atención la suerte que tiene Julie de que se le muera el marido, si no no habría tenido tan sencillo irse de carreras con Michel.
Es una película para echarse unas risas. Cine fantástico con toques románticos en todo su apogeo y una banda sonora que no pega ni con cola. Como tomarse un bocadillo de Ferrero Rocher. Yo me lo comería, pero allá cada uno.

4,5
3.041
6
12 de noviembre de 2014
12 de noviembre de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La educación en España es un cachondeo. No me refiero a la calidad ni a los contenidos de la enseñanza sino a objetivo. ¿Hay quien piensa que todavía es un fracaso no ir a la Universidad? Oiga, antes de meter a sus hijos en una carrera hable con ellos y plantéense cómo serán su vidas. ¿O acaso cree que la mitad de los licenciados en España lo serían todavía si supiesen que los iban a sodomizar indefinidamente y a tiempo parcial? Hoy en día seguramente sea difícil hacerse rico de forma honrada, así que hágale un favor a su hijo y dediquen el tiempo que haga falta en buscar algo que le permita vivir dignamente y en lo que no le pongan muchas zancadillas. No sea que le pase como a Doug, que quiere ser piloto y lo sabe desde que de niño vio a su padre volver de las misiones contando hazañas aéreas. Ha terminado el instituto pero lo rechazan en la academia de vuelo por sus notas, cuando es un maestro del Flight Simulator XXCII de Microsoft, incluso logró el récord de horas de vuelo seguidas alcanzando los cinco días y 14 horas, siendo interrumpido porque la tarjeta gráfica de su ordenador se fundió y quemó toda la habitación. Pero ahí está Doug, con un par, soportando carros y carretas y a algún "mamoncillo" de barrio.
Su padre es un vacilón de mucho cuidado, por ahí anda por el Mediterráneo invadiendo el espacio aéreo de los países árabes montado en un F16 Falcon...
Su padre es un vacilón de mucho cuidado, por ahí anda por el Mediterráneo invadiendo el espacio aéreo de los países árabes montado en un F16 Falcon...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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aunque no nos dejan claro de qué país se trata, son los 80 y los rusos siguen siendo los principales malhechores de la vida, los musulmanes son todo lo mismo para ellos: morenos, tapados y con armamento "regalado" por los rusos. Da igual. Los americanos llevan muy mal el tema de que les metan en dedo en el ojo, aunque previamente introdujesen a su agresor un enema de medio litro a través del ano y lo obligasen a aguantarlo tres cuartos de hora. Eso no cuenta porque Estados Unidos es una superpotencia, dice el general. "Malditos hijos de puta" dice el niño, "no tienen derecho". Si es que los pobres musulmanes no hacen una a derechas para los norteamericanos.
El caso es que el padre se mete en un berenjenal, lo derriban y lo meten en la cárcel. Hasta ahí algo coherente pero que para los estadounidenses es sorprendente y una canallada. Entonces se inicia una aventura digna de las películas clásicas del género en la que un grupo de chavales pone en bragas a todo el ejército de los Estados Unidos para tratar de rescatar al padre de las pezuñas de un árabe que cumple dignamente con su papel de malo. Es malo, malo; aprieta los dientes y frunce el ceño.
A destacar el papel de Constantino Romero que posee el cuerpo del gran Louis Gossett Jr. y hace un papelón. Lo echo de menos, una maldita esclerosis lateral amiotrófica tuvo que llevarse a la voz capaz de mejorar a cualquier personaje que doblase, cuando la norma suele ser lo contrario. Constantino no solo dobló grandes personajes sino también secundarios como el gran Chapi, que con Doug lleva a cabo un intento de rescate que, por ridículo que sea por momentos y por muchos MIG que derriben, es entretenido a rabiar.
Lo que más me gusta es el final cuando el ejército de los Estados Unidos tiene a bien perdonarles la trastada. Estos norteamericanos son bastante particulares, tienen el ombligo infectado de tanto tocarlo y dicen chorradas a mansalva, pero luego te vienen con finales así y te da hasta un poco de ternura tal sobredosis de inocencia. Al fin y al cabo fue una operación en la que "la pérdida en vidas humanas ha sido casi despreciable". Con un par.
El caso es que el padre se mete en un berenjenal, lo derriban y lo meten en la cárcel. Hasta ahí algo coherente pero que para los estadounidenses es sorprendente y una canallada. Entonces se inicia una aventura digna de las películas clásicas del género en la que un grupo de chavales pone en bragas a todo el ejército de los Estados Unidos para tratar de rescatar al padre de las pezuñas de un árabe que cumple dignamente con su papel de malo. Es malo, malo; aprieta los dientes y frunce el ceño.
A destacar el papel de Constantino Romero que posee el cuerpo del gran Louis Gossett Jr. y hace un papelón. Lo echo de menos, una maldita esclerosis lateral amiotrófica tuvo que llevarse a la voz capaz de mejorar a cualquier personaje que doblase, cuando la norma suele ser lo contrario. Constantino no solo dobló grandes personajes sino también secundarios como el gran Chapi, que con Doug lleva a cabo un intento de rescate que, por ridículo que sea por momentos y por muchos MIG que derriben, es entretenido a rabiar.
Lo que más me gusta es el final cuando el ejército de los Estados Unidos tiene a bien perdonarles la trastada. Estos norteamericanos son bastante particulares, tienen el ombligo infectado de tanto tocarlo y dicen chorradas a mansalva, pero luego te vienen con finales así y te da hasta un poco de ternura tal sobredosis de inocencia. Al fin y al cabo fue una operación en la que "la pérdida en vidas humanas ha sido casi despreciable". Con un par.
28 de febrero de 2013
28 de febrero de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arthur Conan Doyle no va a levantar la cabeza. Las diferencias entre su Sherlock Holmes y el Chubi Douny Junior éste son muy pequeñas. Ambos tienen dos brazos, dos piernas, un par de ojos y comparten alguna afición, como disfrazarse. A mí Chubi me recuerda a Sherlock, incluso Jude Law me lo recuerda. O Woopie Goldberg. Sherlock está más trabajado que en las novelas. Liga con mujeres y hace mucha vida social. Es excéntricamente rico. Es como Ironman. Le falta la tecnología para serlo, pero igual en el futuro incluso sea Batman, y Watson sea Robin. Watson está muy trabajado, es más guapo y es menos inocente que el de Conan Doyle, porque no hay derecho. No hay derecho a que uno de los mejores bigotones de la literatura de aventuras no se entere de la patata. El cóctel es explosivo, persecuciones, ametralladoras, sinverguenzas muy mal encarados... sólo faltan los drones y los misiles Predator para que Sherlock pueda ser considerado un superhéroe.
Luego está cómo graba Guy Ritchie, con esas slow-motion para disfrutar del regate de Sherlock o la rabona de su rival con el mejor ángulo. Ni las paradas de Arconada fueron alguna vez tan plásticas. Guy Ritchie ha leído mucho sobre Sherlock, se nota que en compañía de su hijo de tres años.
Pero no nos vamos a enfadar. A este Sherlock le deseo lo mejor, vamos, que Moriarty lo ate a un saco lleno con las joyas de la Corona y lo lance al Támesis una noche de tormenta del mes de enero. Como mínimo.
Luego está cómo graba Guy Ritchie, con esas slow-motion para disfrutar del regate de Sherlock o la rabona de su rival con el mejor ángulo. Ni las paradas de Arconada fueron alguna vez tan plásticas. Guy Ritchie ha leído mucho sobre Sherlock, se nota que en compañía de su hijo de tres años.
Pero no nos vamos a enfadar. A este Sherlock le deseo lo mejor, vamos, que Moriarty lo ate a un saco lleno con las joyas de la Corona y lo lance al Támesis una noche de tormenta del mes de enero. Como mínimo.
DocumentalTV

7,4
298
Documental
9
28 de noviembre de 2015
28 de noviembre de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguir el ritmo de la actualidad tal como la marcan los medios seguramente sea de lo más perjudicial para la salud mental de cualquier persona. Fue hace 10 años, pero no se ha hecho un aniversario anual como con el 11S y otras historias. Eran negros y blancos pobres, fue una tragedia iniciada por la naturaleza y agravada, según algunos expertos, por la rotura de unos diques "de juguete Lego", y no estaban implicados terroristas musulmanes. Yo he dejado de hacerle caso a la actualidad porque no vale para nada. A uno lo informan para darle golpes, y cada día suele estar esperando un golpe nuevo en forma de drama, tragedia, indignación, cabreo o todos juntos al mismo tiempo. Y me he negado a ello. Es imposible que no se filtre ninguna noticia de actualidad en tu vida, pero intento que lo hagan las menos posibles y quedarme en los titulares. Lo hice para ganar en calidad de vida y creo que he mejorado. Me la sudan los políticos y sus patrañas, y es mi forma de demostrárselo.
Lo peor es que de vez en cuando se te cuela algo como "When the levees broke" y se te desparrama durante unas horas la estrategia. Yo no quería enterarme de lo que intuía, pero al verlo me ha dado pena, he llorado y me he cabreado profundamente. He admirado otra vez a todas esas personas de raza negra que han estado y están puteados, ahora ya no por el color, sino por su clase social, y a esos blancos que en Estados Unidos entran dentro de esa categoría que en Norteamérica estigmatizan como peor que la de un ladrón: "el perdedor". Tomas conciencia a través de sus testimonios de cómo la gente se muerde la lengua por miedo. Lo dicen claramente, "dije aquello y pensé que a las pocas horas habría tipos del FBI rondando mi casa". Eso no es normal, pero es que, a estas alturas, considero ingenuo a todo aquel que me diga que la Democracia tiene algo que ver con lo que los profesionales de la misma "dicen que es". Y según pasan las cuatro horas te encuentras a negros y algún blanco contándote de una forma natural pero con esa riqueza en símiles y descripciones que tienen los norteamericanos, cómo dejaron a su familiar morir porque no llegaba la asistencia al desastre ¡tres días después!. Con esa calma que piensas que tú no serías capaz de mantener, que tu boca se inundaría de los insultos más guarros que hayas aprendido. Pero esos negros dan gracias a Dios y le confían su futuro, porque ya no pueden confiar en sus semejantes. Te rompe ver la desigualdad y la injusticia. La inutilidad de las instituciones hechas por y para los que nos manejan, es algo tan brutal que ni te sorprende cuando Barbara Bush suelta eso de que "llevan ahora una vida mejor que antes, aqui tienen algo que comer los pobrecitos". Y si después de verlo te vas a Google Maps verás que, diez años después, las áreas filmadas solo han mejorado en que ya hay pocos escombros, pero muy pocas casas reconstruidas.
Por eso verlos bailar, cantar y celebrar el momento es tan extraordinario que después de esto ya solo hay un sitio de los Estados Unidos que me apetece visitar. Esa gente se ha ganado mi admiración, y aunque desearía que se levantasen y se pusiesen a dar golpes a diestro y siniestro, su reacción es la que me hace creer que quizá algún día vuelva a valerme la pena ver las noticias del día. Como bien dice uno de los entrevistados, "hay un círculo especial en el infierno para las aseguradoras" y seguro que también para unos cuantos más que no hicieron lo que tenían que hacer por otras personas, la mayor parte de las veces por no sacar la billetera del bolsillo, guardándose para sí obscenos pensamientos de lucro tras el desastre.
Lo peor es que de vez en cuando se te cuela algo como "When the levees broke" y se te desparrama durante unas horas la estrategia. Yo no quería enterarme de lo que intuía, pero al verlo me ha dado pena, he llorado y me he cabreado profundamente. He admirado otra vez a todas esas personas de raza negra que han estado y están puteados, ahora ya no por el color, sino por su clase social, y a esos blancos que en Estados Unidos entran dentro de esa categoría que en Norteamérica estigmatizan como peor que la de un ladrón: "el perdedor". Tomas conciencia a través de sus testimonios de cómo la gente se muerde la lengua por miedo. Lo dicen claramente, "dije aquello y pensé que a las pocas horas habría tipos del FBI rondando mi casa". Eso no es normal, pero es que, a estas alturas, considero ingenuo a todo aquel que me diga que la Democracia tiene algo que ver con lo que los profesionales de la misma "dicen que es". Y según pasan las cuatro horas te encuentras a negros y algún blanco contándote de una forma natural pero con esa riqueza en símiles y descripciones que tienen los norteamericanos, cómo dejaron a su familiar morir porque no llegaba la asistencia al desastre ¡tres días después!. Con esa calma que piensas que tú no serías capaz de mantener, que tu boca se inundaría de los insultos más guarros que hayas aprendido. Pero esos negros dan gracias a Dios y le confían su futuro, porque ya no pueden confiar en sus semejantes. Te rompe ver la desigualdad y la injusticia. La inutilidad de las instituciones hechas por y para los que nos manejan, es algo tan brutal que ni te sorprende cuando Barbara Bush suelta eso de que "llevan ahora una vida mejor que antes, aqui tienen algo que comer los pobrecitos". Y si después de verlo te vas a Google Maps verás que, diez años después, las áreas filmadas solo han mejorado en que ya hay pocos escombros, pero muy pocas casas reconstruidas.
Por eso verlos bailar, cantar y celebrar el momento es tan extraordinario que después de esto ya solo hay un sitio de los Estados Unidos que me apetece visitar. Esa gente se ha ganado mi admiración, y aunque desearía que se levantasen y se pusiesen a dar golpes a diestro y siniestro, su reacción es la que me hace creer que quizá algún día vuelva a valerme la pena ver las noticias del día. Como bien dice uno de los entrevistados, "hay un círculo especial en el infierno para las aseguradoras" y seguro que también para unos cuantos más que no hicieron lo que tenían que hacer por otras personas, la mayor parte de las veces por no sacar la billetera del bolsillo, guardándose para sí obscenos pensamientos de lucro tras el desastre.
4
11 de febrero de 2013
11 de febrero de 2013
29 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos meses. Iba flipado después de tantas películas, series y horas incontables jugando a los primeros Call of Duty. Mi esposa y yo nos tiramos día y medio en Normandía pululando sin rumbo con el coche y el GPS llevándonos por pistas y carreteras secundarias y terciarias. Vagamos de Utah Beach a Omaha Beach anocheciendo, con la bruma naciendo de los charcos en las praderas. En medio el cementerio alemán de Orglandes, sobrecogedor, impresionante y desesperanzador. Antes habíamos estado en Sainte Mere Eglise viendo el Museo Airborne, también digno de ver. De noche circulamos un rato por la ribera de Omaha Beach mientras comenzaba a llover y en la distancia sonaban truenos y algún relámpago nos asustaba como si de una bengala se tratase. Nos perdimos de vuelta al Hotel, a punto de enterrar el coche en el barro de una pista en el bosque.
Te imaginas el miedo, la incertidumbre, las necesidades, la soledad... de los soldados rasos de ambos bandos. Acojonante. Y al día siguiente Le Pointe du Hoc nos cortó el cuerpo con sus búnkers. Si decide usted ir, mire al techo. La imaginación te mete en la nariz el olor a madera quemada. Fantasmas que no se ven, pero su silencio retumba en esos oscuros búnkers. Botas que corren subiendo los escalones huyendo de los aliados. Fuego y bombas cayendo alrededor. Y luego el Cementerio Americano de Omaha. Miles. Y banderas, paños de colores y presuntos ideales. Pero todos jóvenes y bajo tierra, la mayoría antes de lo esperado. Una foto en una tumba al día siguiente de Difuntos. El cuerpo se corta del todo y nos vamos.
Al lado de todo eso "Hermanos de Sangre" es como un político antes de ser elegido. Las formas y las promesas, pero dentro nada de nada, y cuanto más avanza, más vacía está. Su guión es aburrido. Una pena. Mejor verse un par de veces el documental "El Mundo en Guerra" y ahorrar para ir a Normandía. Si tienes imaginación serán unos días que no olvidarás. El sinsentido.
Te imaginas el miedo, la incertidumbre, las necesidades, la soledad... de los soldados rasos de ambos bandos. Acojonante. Y al día siguiente Le Pointe du Hoc nos cortó el cuerpo con sus búnkers. Si decide usted ir, mire al techo. La imaginación te mete en la nariz el olor a madera quemada. Fantasmas que no se ven, pero su silencio retumba en esos oscuros búnkers. Botas que corren subiendo los escalones huyendo de los aliados. Fuego y bombas cayendo alrededor. Y luego el Cementerio Americano de Omaha. Miles. Y banderas, paños de colores y presuntos ideales. Pero todos jóvenes y bajo tierra, la mayoría antes de lo esperado. Una foto en una tumba al día siguiente de Difuntos. El cuerpo se corta del todo y nos vamos.
Al lado de todo eso "Hermanos de Sangre" es como un político antes de ser elegido. Las formas y las promesas, pero dentro nada de nada, y cuanto más avanza, más vacía está. Su guión es aburrido. Una pena. Mejor verse un par de veces el documental "El Mundo en Guerra" y ahorrar para ir a Normandía. Si tienes imaginación serán unos días que no olvidarás. El sinsentido.
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