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7,3
2.763
4
11 de marzo de 2021
11 de marzo de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hombres y una mujer, una relación perfecta entre ellos siempre que solo exista amistad, las risas, la camaradería y la confianza siempre son de agradecer por parte de todos, la relación entre amigos debe de ser siempre sincera, transparente y clara como un vaso de agua de manantial, pero si entra en ella el amor todo cambia, ese sentimiento profundo es como una gota de tinta que todo lo invade, la mujer puede amar a dos antiguos compañeros completando su necesidad de amar pero los hombres no podrán nunca compartir un sentimiento que exige una entrega total por ambas partes.
Ernst Lubitsch plasma este triángulo especial en una comedia en la que el desenfado inicial de todos poco a poco va evolucionando a otros terrenos.
Aunque los protagonistas desempeñan bien sus papeles la comedia carece de chispa, de humor, de conversaciones ingeniosas que animen el argumento no obteniendo el resultado que de ella se esperaba.
Ernst Lubitsch plasma este triángulo especial en una comedia en la que el desenfado inicial de todos poco a poco va evolucionando a otros terrenos.
Aunque los protagonistas desempeñan bien sus papeles la comedia carece de chispa, de humor, de conversaciones ingeniosas que animen el argumento no obteniendo el resultado que de ella se esperaba.

6,2
19.584
3
14 de agosto de 2022
14 de agosto de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superman I, Superman II, Superman III … Superman MMMDXXXIX … los argumentos del cine de Hollywood desde hace ya demasiado tiempo están de capa caída, siempre han prevalecido los números en taquilla sobre el cine de calidad y así les luce el pelo.
Las sagas con argumento aceptable e interpretaciones y puestas a punto excelentes siempre ganaron multitud de adeptos e incondicionales, pero al igual que a los buenos cómicos que os hicieron reir, los chistes y en este caso las películas de una misma historia se queman con los años.
Renovarse o morir dice el dicho y en este caso los productores han optado por lo segundo en Sin tiempo para morir, una película con un buen comienzo pero que carente de una estructura sólida se diluye con el paso de los minutos como un azucarillo en un café caliente.
¿Dónde quedó el agente inmortal 007?, ese hombre implacable de mirada serena, charla apacible y puños de hierro que interpretó magistralmente Sean Connery, el paso del tiempo mató al actor pero también la imagen de ese personaje icónico.
Se dice que las grandes leyendas públicas que en su día conquistaron al público que brillaron como rutilantes estrellas en la noche se van agotando poco a poco y al igual que un cohete han de saber hacer su traca final bien alto para retirarse a tiempo, ya no tendrán mas actuaciones pero, al menos, mantendrán incólume su recuerdo en la retina colectiva, de no hacerse así solo consiguen el efecto contrario, el olvido y la repulsa general al arrastrar por el fango lo que para muchos fue digno de admiración.
La película con algunos tintes reconocibles de 007 en las primeras escenas de acción se enfanga con el paso del tiempo hasta conseguir que estemos mas pendientes de nuestro propio reloj para contar mentalmente los minutos que aún nos quedan para alcanzar el soñado “The end”.
Un film que lejos de dar una buena continuidad a una saga ya de por si desgastada la rompe como si de una caña se tratara, sin arreglo posible.
Las sagas con argumento aceptable e interpretaciones y puestas a punto excelentes siempre ganaron multitud de adeptos e incondicionales, pero al igual que a los buenos cómicos que os hicieron reir, los chistes y en este caso las películas de una misma historia se queman con los años.
Renovarse o morir dice el dicho y en este caso los productores han optado por lo segundo en Sin tiempo para morir, una película con un buen comienzo pero que carente de una estructura sólida se diluye con el paso de los minutos como un azucarillo en un café caliente.
¿Dónde quedó el agente inmortal 007?, ese hombre implacable de mirada serena, charla apacible y puños de hierro que interpretó magistralmente Sean Connery, el paso del tiempo mató al actor pero también la imagen de ese personaje icónico.
Se dice que las grandes leyendas públicas que en su día conquistaron al público que brillaron como rutilantes estrellas en la noche se van agotando poco a poco y al igual que un cohete han de saber hacer su traca final bien alto para retirarse a tiempo, ya no tendrán mas actuaciones pero, al menos, mantendrán incólume su recuerdo en la retina colectiva, de no hacerse así solo consiguen el efecto contrario, el olvido y la repulsa general al arrastrar por el fango lo que para muchos fue digno de admiración.
La película con algunos tintes reconocibles de 007 en las primeras escenas de acción se enfanga con el paso del tiempo hasta conseguir que estemos mas pendientes de nuestro propio reloj para contar mentalmente los minutos que aún nos quedan para alcanzar el soñado “The end”.
Un film que lejos de dar una buena continuidad a una saga ya de por si desgastada la rompe como si de una caña se tratara, sin arreglo posible.

5,8
2.056
5
11 de mayo de 2021
11 de mayo de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ajedrez siempre ha intentado buscar su propio sitio en el mundo, lo que para unos es solo un juego algo más profundo que la oca o las tres en raya, para otros es sinónimo de inteligencia y fuente del mecanismo de evaluación y toma de decisiones.
Luís Oliveros utiliza el ajedrez como simple y pura herramienta de un protagonista inmerso primero en una Guerra Civil y posteriormente en la II Guerra Mundial, es difícil mantener el tipo en situaciones en las que las balas es el único diálogo posible, pese a todo el mérito de este antiguo juego estriba no solo en su historia, sino especialmente en su gran difusión lo que permite establecer puentes entre personas de muy distintos talantes e ideologías.
La película a caballo entre España y Francia es el enésimo recuerdo de una historia sangrienta en la que muchos perdieron la vida y algunos otros supervivientes mancharon sus manos de sangre para siempre.
Luís Oliveros utiliza el ajedrez como simple y pura herramienta de un protagonista inmerso primero en una Guerra Civil y posteriormente en la II Guerra Mundial, es difícil mantener el tipo en situaciones en las que las balas es el único diálogo posible, pese a todo el mérito de este antiguo juego estriba no solo en su historia, sino especialmente en su gran difusión lo que permite establecer puentes entre personas de muy distintos talantes e ideologías.
La película a caballo entre España y Francia es el enésimo recuerdo de una historia sangrienta en la que muchos perdieron la vida y algunos otros supervivientes mancharon sus manos de sangre para siempre.

7,8
42.022
8
6 de abril de 2021
6 de abril de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La necesidad de amar es innata al ser humano, el sentirse querido, acompañado y sobre todo comprendido es un deseo irrefrenable que acompaña al hombre de cualquier lugar del mundo y de cualquier época.
Wong Kar-Way dirigió en el año 2000 esta obra memorable que ensalza un sentimiento vital que vuela sobre las reglas impuestas por la sociedad, una trama sencilla muy bien interpretada por sus dos protagonistas Tony Leung Chiu-Wai y Maggie Cheung, dos almas gemelas que avanzan progresivamente en una relación sólida aunque intangible, dos desconocidos que viajan en el mismo vagón del tren del deseo sintiéndose cómodos en una complicidad que cada vez se ahonda más y más en sus corazones.
Que nadie espere la relación carnal en la que las camas adquieren el protagonismo de soportar un sexo ardiente lleno de jadeos y sudor al que tanto nos tienen acostumbrados el cine más comercial, aquí las dosis artísticas son un buen sustituto de una concupiscencia ya manida, el director hace una propuesta inteligente con fogonazos de los pasos posibles de la relación entre un hombre y una mujer y lo adorna, magistralmente, con una sinfonía de imágenes sensuales de ella y unas bandas sonoras de Nat King Cole perfectamente elegidas que aportan unas letras bellísimas y sentimiento a raudales.
Esta película puede ser un buen ejemplo de porque el cine merece ser amado.
Wong Kar-Way dirigió en el año 2000 esta obra memorable que ensalza un sentimiento vital que vuela sobre las reglas impuestas por la sociedad, una trama sencilla muy bien interpretada por sus dos protagonistas Tony Leung Chiu-Wai y Maggie Cheung, dos almas gemelas que avanzan progresivamente en una relación sólida aunque intangible, dos desconocidos que viajan en el mismo vagón del tren del deseo sintiéndose cómodos en una complicidad que cada vez se ahonda más y más en sus corazones.
Que nadie espere la relación carnal en la que las camas adquieren el protagonismo de soportar un sexo ardiente lleno de jadeos y sudor al que tanto nos tienen acostumbrados el cine más comercial, aquí las dosis artísticas son un buen sustituto de una concupiscencia ya manida, el director hace una propuesta inteligente con fogonazos de los pasos posibles de la relación entre un hombre y una mujer y lo adorna, magistralmente, con una sinfonía de imágenes sensuales de ella y unas bandas sonoras de Nat King Cole perfectamente elegidas que aportan unas letras bellísimas y sentimiento a raudales.
Esta película puede ser un buen ejemplo de porque el cine merece ser amado.

7,5
14.294
4
25 de enero de 2021
25 de enero de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La búsqueda de un apartamento puede llegar a ser agobiante pues el futuro inquilino queda en manos de su necesidad perentoria y de la oferta existente, luego los problemas que se presenten pueden llegar a ser acuciantes.
Roman Polanski retrata esta búsqueda en el Paris de los años 60 con un protagonista vivo ejemplo del pueblo llano, un individuo impersonal que inspira confianza, pero la historia la deriva hacia tintes irreales que desembocan en una exaltación de lo irracional extravagante y difícil de asimilar.
Roman Polanski retrata esta búsqueda en el Paris de los años 60 con un protagonista vivo ejemplo del pueblo llano, un individuo impersonal que inspira confianza, pero la historia la deriva hacia tintes irreales que desembocan en una exaltación de lo irracional extravagante y difícil de asimilar.
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