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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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7 de noviembre de 2024 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin entrar en muchos spoilers sobre la película, la historia que trata Jurado Nº 2 es sobre las personas atormentadas, las segundas oportunidades y las diferentes caras que puede tener la justicia. Justin Kemp, nuestro protagonista interpretado por un fantástico Nicholas Hoult que no para de comerse la pantalla, se halla en una encrucijada difícil. Es un hombre que se está curando una terrible adicción al alcohol, va a ser padre y lucha constantemente por ser un hombre recto, se podría decir que es la representación de la redención, pero cuando es escogido jurado y se da cuenta de la magnitud que él mismo tiene sobre la condena del acusado, entra en conflicto consigo mismo. El caso aparentemente va a saldarse con un hombre condenado a pena máxima porque tiene todas las pruebas en su contra, el resto del jurado tiene claro la culpabilidad del acusado, pero Justin tiene información que si comunicara cambiaría la visión del juicio, pero pondría en peligro su propia integridad. Desde ese instante comienza una carrera contrarreloj en la que el propio Kemp intenta que no se condene a la ligera a una persona que aparentemente es culpable, lo que añade más entresijos y hará levantar las sospechas sobre su persona, haciendo tambalear su moral.

En esta trama se plantean varios conflictos éticos y morales ¿Es la no actuación un elemento condenatorio tan culpable como la actuación? ¿Y si se desconocía lo sucedido cuando ocurrió? ¿Cómo de importante es el pasado de una persona cuando se abre un delito nuevo por algo totalmente diferente? ¿Hasta dónde deben concederse las segundas oportunidades? ¿Merecemos “todos” otra oportunidad?

Eastwood sigue brillando tras la cámara

Esta película es una joya oculta dentro de la cartelera y de la filmografía del propio director: Clint Eastwood que firma esta sorprendente cinta a sus 94 años. La dirección es sencilla pero impecable, centrada en las actuaciones de Nicholas Hoult, Toni Colette y Gabriel Basso. Como punto negativo, quizás le habrían sobrado 15 o 20 minutos, porque el guion de por sí solo es potente y dramático y perfectamente se podría haber llegado a su conclusión en 90 minutos o menos; pero el trabajo realizado es de notable alto sin duda.

Para pensar señoras y señores del jurado

Jurado Nº 2 nos lanza una crítica directa a la cara sobre qué es ser buena persona, sobre la responsabilidad de daños colaterales, sobre un sistema judicial que condena y tira la llave con facilidad, sobre cómo los intereses individuales afectan a nuestro alrededor y cómo los prejuicios diarios arremeten contra nuestras decisiones y dictan sentencia a la ligera.

Esta película te hará estremecerte mientras te pone en dos bandos de pensamiento, desde su comienzo se nos revela todo lo sucedido e iremos viendo la frustración y rotura moral de su protagonista. Para cuando aparezcan los títulos de crédito muchos de nosotros seguiremos frente a la pantalla, pensando qué haríamos nosotros en esa situación y preguntándonos cuál es el peso real de la justicia y coste punitivo del silencio.
28 de agosto de 2024 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
[Crítica 2ª Temporada] Una vez más volvemos a Poniente para continuar el cínico juego de sucesión y usurpación, volvemos a los salones reales infestados de ratas y fantasmas, profecías de muerte y espadas enfundadas con sangre inocente.

Continuamos la lucha de poder por el trono entre la familia Targaryen, dividida en dos bandos sucesorios entre los hijos y nietos del rey Viserys. Por un lado los verdes, con Alicent Hightower (esposa y antigua amiga de Rhaenyra), sus hijos Aegon como regente y Aemond como estratega y jinete de dragón. Mientras por otro lado tenemos a los negros, comandados por Rhaenyra (hija del rey, hermanastra de Aegon y Aemond y sucesora legítima del trono), a su lado está Daemon (hermano de Viserys y tío-esposo de Rhaenyra) y los hijos de ambos.

El odio, resentimiento familiar y la ambición de una gran familia real, convergen con los intereses, maquinaciones y tribulaciones de pequeños nobles que han de posicionarse en una guerra cada vez más cercana.

Una máquina creada para ser casi perfecta
Vamos a ser sinceros: Juego de Tronos, el mundo literario creado por George R.R. Martin y orquestado para televisión por David Benioff y D.B. Weiss acabó siendo la sensación que fue, gracias a un universo lleno de personajes interesantes, un lore increíblemente rico y una historia sorprendente con un final tan decepcionante como épico. Cuando llegó la primera temporada de la Casa del Dragón había temor por ver qué derroteros se habían tomado y más para hacer una precuela que ya sabemos mediante lógica e intuición cómo va a terminar. Pero para sorpresa de muchos (la nuestra incluída), nos encontramos con una producción magistral donde cada centavo se había aprovechado al máximo, desde el guión, a los decorados, la fotografía y las actuaciones. Todos los engranajes de la primera temporada estaban muy bien engrasados para hacer ver que cada uno de los 10 capítulos contiene algo que merece la pena ver; una máquina casi perfecta, pero que en esta segunda temporada podemos resumir que se ha quedado atascada.

En el apartado técnico no podemos encontrar queja, todo el aparato de producción ha sido con especial mimo y cuidado. Ryan Condal, el propio George R.R. Martin y directores asiduos como Miguel Sapochnik, junto con todos los equipos, han sabido sacar partido a una serie de presupuesto y expectativas titánicas. La fotografía, los efectos y la música crean una síntesis perfecta con lo que estamos viendo; pero creemos que durante el transcurso de esta segunda temporada a medio camino se disminuye la marcha de manera innecesaria para volverla a subir y a bajar la velocidad de nuevo en el último momento.

¿Involución narrativa o lastre estructural?
Los personajes principales que se mantienen en standby durante casi toda la temporada, atrapados en sus castillos tanto físicos como mentales, aportando poco más de lo que ya hemos visto en la temporada anterior ¡ojo no quiere decir que todos sean así!, (Tom Glynn- Carney, Eve Beast o Olivia Cooke hacen brillar a sus personajes cada vez que están en pantalla). El ralentí narrativo pareciera ser una decisión tomada con premeditación por el estudio para jugar con el ritmo de la serie y mover fichas en un futuro; lo cual no resulta agradable para el espectador que termina viendo a los protagonistas en el mismo espacio y con las mismas incertidumbres durante la mayor parte de la serie. Al finalizar la temporada pareciera que incluso volvemos al punto final de la temporada pasada.

Los secundarios ya conocidos brillan en esta segunda temporada o otros nuevos tienen cabida y se posicionan como nuevas fichas a disponer en este tablero estratégico de guerra que será la tercera temporada. Siendo sinceros para el tiempo que estos nuevos personajes han tenido en pantalla tampoco han aportado un peso mayor a la trama más allá que un mero esbozo de su personalidad y preocupaciones, a priori parecen ser bastante planos, aunque seguro que un futuro tendrán importancia solamente por la magnitud de las acciones vistas en estos capítulos.

Luces y Sombras entre fantasmas del pasado
Esta segunda temporada nos ha servido como una ampliación de conocimiento del mundo de Juego de Tronos, lo que la primera temporada veíamos las preocupaciones de grandes señores de las mayores casas, en esta segunda temporada se le da más importancia a los estamentos inferiores. El peso de los pequeños nobles que es el sustento de las grandes casas, su posicionamiento aquí es importante y las acciones que toman estos grandes líderes contra el pueblo o delante de él, tienen efectos que pueden ser tanto ventajosos como devastadores en un futuro. Hemos visto las dificultades de ambos bandos para hacerse valer ante estas clases sociales, ganar o perder el apoyo del pueblo es un arma a favor o en contra del enemigo, arma que te puede permitir desde crear un ejército hasta acceder a los aposentos del rey con un puñal en la noche.

Los fantasmas de la historia resuenan en una trama que hace tambalear las convicciones, tanto de las tradiciones como del poder real de una gran casa como son los Targaryen. La pureza de la sangre, la hipocresía de los ritos o la confusión de las últimas palabras de un viejo rey moribundo resuenan como voces pasadas o futuras en un castillo que en su día fue protagonista de las consecuencias de la guerra. De eso trata también en parte esta segunda temporada, de unas voces del pasado que el mundo parece haber olvidado y resuenan constantemente como un eco avisando del inevitable valor destructivo de la guerra.
21 de mayo de 2025 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un panorama cinematográfico saturado de CGI y películas de acción repetitivas que intentan seguir la estela de John Wick, siempre se ha agradecido una franquicia como «Misión Imposible». Tom Cruise nos tiene acostumbrados a grandes blockbusters llenos de adrenalina, y aunque esta entrega no es una excepción en ese sentido, lo que en la séptima película empezó a intuirse como un pequeño descenso de calidad, ahora se confirma con «Sentencia Final»: la saga parece haber tocado techo y quizá sea el momento perfecto para despedirse con dignidad. Dicho esto, la película sigue mereciendo la pena, especialmente si se disfruta en la gran pantalla.

<¿Por qué "Misión Imposible Sentencia Final" no alcanza el nivel esperado?>

La saga «Misión Imposible» siempre se ha distinguido por sus icónicas secuencias de acción y su capacidad para mantener el suspense hasta el último segundo. Sin embargo, en esta octava entrega, las escenas de acción han perdido gran parte de esa chispa característica. No se siente la tensión genuina que hacían que los espectadores se agarraran fuerte a las butacas. La espectacularidad sigue presente, sí, pero ya no sorprende ni fascina como en entregas anteriores, especialmente las primeras, que establecieron el estándar del género.

Por otro lado, la trama centrada en una inteligencia artificial llamada «La Entidad» resulta demasiado superficial para sostener la película completa. Le falta profundidad, ingenio y ese punto de conspiración inteligente que la saga solía dominar a la perfección. Y por si fuera poco, el villano es posiblemente el más decepcionante de toda la franquicia: poco carismático, previsible y con una motivación que apenas convence.

Además, el film cae en la tentación de alargar en exceso ciertas escenas con diálogos interminables, que básicamente lo único que hacen es desarrollar en exceso la trama y rezar para que llegue ya una escena de acción. Esta palabrería diluye considerablemente el ritmo de suspense y la acción trepidante, precisamente dos pilares fundamentales que han hecho grande a la saga. Y claro, si a esto le sumas sus 3 horas de duración, la película se puede hacer muy larga, algo muy negativo para una película como esta.

<¿Pero tiene cosas buenas Misión Imposible: Sentencia Final?>

A pesar de sus puntos débiles, la película continúa siendo un blockbuster entretenido y disfrutable, sobre todo por la entrega absoluta de Tom Cruise, quien sigue ofreciendo un espectáculo físico y de carisma innegable. La presencia de algunos personajes secundarios también sigue aportando frescura y cierto interés a la trama, brindando pequeños momentos que los fans de la saga sabrán apreciar.

A nivel técnico, la película mantiene la excelencia visual característica de la franquicia, con coreografías de acción que, aunque menos icónicas, siguen estando muy por encima de la media habitual del género. El apartado sonoro y la banda sonora también continúan siendo sobresalientes.

<¿Es este el verdadero final de la saga "Misión Imposible"?>

«Sentencia Final» parecía prometer una despedida definitiva, pero el sabor agridulce que deja esta entrega puede acabar empujando a Tom Cruise y a Christopher McQuarrie a realizar una última película, esta vez sí, a la altura de una franquicia que se merece despedirse por todo lo alto. O quizás, este debería ser el punto final antes de que el desgaste sea definitivo.

<¿A quién gustará Misión Imposible: Sentencia Final?>

Esta película será disfrutada especialmente por seguidores fieles de la saga, amantes de los grandes blockbusters palomiteros y en general, aficionados al cine de acción que buscan
3 de abril de 2025 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un panorama cinematográfico donde las franquicias de superhéroes dominan la taquilla y los estudios parecen reacios a arriesgarse con historias originales, la ciencia ficción ha quedado relegada a un segundo plano en el cine. Cada vez es más difícil encontrar propuestas que desafíen al espectador con ideas innovadoras en lugar de depender exclusivamente de la acción y los efectos visuales. Por eso, cuando aparece una película como Mickey 17, basada en la novela Mickey 7 de Edward Ashton, es inevitable sentir cierto alivio. Y si además está dirigida por un cineasta del calibre de Bong Joon-ho (Parásitos, Snowpiercer), las expectativas se disparan.

Mickey 17 es una película que apuesta por una mezcla de reflexión filosófica, crítica social y un humor satírico que le da una identidad propia. No es perfecta, pero es una experiencia cinematográfica estimulante que se agradece en el actual panorama del cine comercial.

Lo mejor de Mickey 17

Desde el primer minuto, la película atrapa con una primera hora absorbente y divertida. La historia sigue a Mickey Barnes (Robert Pattinson), un «Prescindible» en una misión espacial. Su trabajo consiste en realizar las tareas más peligrosas y, cuando muere, su conciencia se transfiere a un nuevo cuerpo clonado, con todos sus recuerdos intactos. La premisa es fascinante y sirve como base para reflexionar sobre la identidad, la explotación laboral y la obsolescencia del ser humano en un mundo dominado por la tecnología.

Bong Joon-ho impregna la narración con una crítica social afilada, abordando temas como la deshumanización en el capitalismo y la desigualdad en el trato de los «Prescindibles» frente a los colonos «valiosos». Sin embargo, el tono satírico con el que se aborda esta temática es un arma de doble filo. Mientras que en muchas escenas funciona a la perfección, en otras se siente forzado, especialmente en el caso de los personajes interpretados por Mark Ruffalo y Toni Collette. Sus actuaciones, si bien efectivas en ciertos momentos, pueden volverse excesivas y rozar la caricatura más en relación a la vergüenza ajena, lo que resta impacto a algunas de las críticas que la película intenta plantear.

Robert Pattinson y su brillante actuación

Uno de los mayores aciertos de la película es la actuación de Robert Pattinson, quien una vez más demuestra su gran capacidad camaleónica. En Mickey 17, interpreta varias versiones de sí mismo, dotando a cada una de ellas de matices distintos que las hacen fácilmente diferenciables. Su actuación es contenida pero poderosa, utilizando la expresión facial y la postura corporal para distinguir claramente a cada uno de los Mickeys.

Un segundo acto que puede hacerse pesado

Si bien la primera hora de Mickey 17 es absorbente, la segunda mitad puede dividir al público. Aquellos que busquen acción y momentos espectaculares pueden encontrar el ritmo demasiado pausado y algunas tramas secundarias innecesarias. Por otro lado, quienes disfruten del cine pausado y más reflexivo de Bong Joon-ho apreciarán la manera en la que se exploran los dilemas morales y filosóficos del protagonista. No obstante, es innegable que la película podría haber reducido su duración para evitar que ciertos segmentos se sientan alargados en exceso.
24 de febrero de 2025 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de superhéroes está en crisis. Tras más de una década de dominio absoluto en taquilla, las películas de Marvel han perdido el impacto y la frescura que alguna vez las convirtieron en eventos cinematográficos imperdibles. Las de DC, después de su tercera reconstrucción está por ver qué puede ofrecer y de las de Sony mejor ni hablamos. La fatiga del género es evidente, con tramas cada vez más complejas en el mal sentido de la palabra, efectos especiales que dejan que desear y una desconexión entre lo que el público quiere y lo que el estudio ofrece.

En este panorama llega Capitán América: Brave New World, una película que, lejos de ser el resurgimiento que Marvel necesita, es la definición de «película genérica». No es desastrosa, pero tampoco es memorable. Se siente más como un episodio de transición en el MCU que como una entrega con verdadero peso cinematográfico. A menos que seas un fan incondicional de Marvel y no seas muy crítico con sus películas recientes, esta cinta difícilmente te dejará una impresión duradera.

De lo mejor del MCU a la indiferencia

Las películas del Capitán América han sido algunas de las más sólidas dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. El Soldado de Invierno es considerada una de las mejores películas de la franquicia, con un tono de thriller político y una acción impecable. Civil War fue un evento cinematográfico de gran impacto que sentó las bases de lo que vendría en Avengers: Infinity War y Endgame.

Sin embargo, Capitán América: Brave New World no consigue estar a la altura de sus predecesoras. Aunque Anthony Mackie hace un buen trabajo como el nuevo Capitán América, la película carece de la emoción y el peso narrativo que definieron las anteriores entregas. En lugar de ser una gran historia del personaje, se convierte en otra película más del MCU que simplemente «existe».

Una trama basada en una película de hace 20 años

La historia de Capitán América: Brave New World intenta conectar con el pasado del MCU al traer de vuelta elementos de El Increíble Hulk (2008). Aunque la nostalgia puede ser un buen recurso salvo que ya empieces a quemarlo demasiado, basar la trama principal en una película que muchos fans apenas recuerdan no fue la mejor idea.

El villano, más o menos interesante, tampoco logra destacar lo suficiente como para hacer que la historia sea realmente emocionante. Se siente como una oportunidad desperdiciada, donde los conflictos políticos y las conspiraciones de antaño han sido reemplazados por una narrativa genérica que no termina de convencer.

Marvel sigue sin entender lo que el público quiere

A lo largo de los últimos años, Marvel ha tratado de innovar con historias más enrevesadas, el uso excesivo del multiverso y una sobrecarga de personajes nuevos que el público no termina de conectar. Sin embargo, lo que los fans realmente extrañan es la esencia de las primeras fases del MCU: tramas más directas, desarrollo sólido de personajes y una construcción narrativa que no requiera ver 10 películas y 5 series para entenderla.

Quizás la clave para recuperar la grandeza de Marvel esté en volver a lo básico. Con la nueva película de Los 4 Fantásticos y la próxima entrega de Avengers, existe la esperanza de que el estudio retome el camino correcto. Sin embargo, si siguen apostando por producciones mediocres como Brave New World, el futuro del MCU se verá cada vez más incierto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El gran desperdicio de Red Hulk

Si había algo que prometía hacer de esta película un evento emocionante, era la llegada de Red Hulk al MCU. Desde hace años, los fans esperaban ver a este personaje en la gran pantalla, pero lo que nos entregaron es una decepción absoluta.

Red Hulk tiene una presencia mínima en la película, y cuando finalmente aparece, su impacto es casi nulo. No hay una gran batalla ni destrozos por toda la ciudad, solo nos han dado breves pinceladas de lo que podría haber sido. Es un desperdicio total de un personaje que podría haber sido el punto más fuerte de la película.

Esta falta de ambición y creatividad es un reflejo del problema más grande del MCU en la actualidad: muchas promesas, pero pocas ejecuciones memorables.
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