Que mal llevo que una peli como esta tenga tan bajas puntuaciones. Su director tiene películas nada desdeñables como "Neon Demon" y una serie "Cowboy de Copenhage", por no decir rareza, que ofrece momentos visualmente espectaculares en una plataforma tan pueril como Netflix.

Es un director de esos a los que el ritmo de las pelis les importa poco. Y eso hay que sobrellevarlo pero hay otras particularidades de su estilo que a mi me sirven para mantenerme enganchada. Sus chirriantes sonidos, sus juegos de color, su hieratismo y ese ambiente enfermizo que tanto le gusta…

Fear X no es especialmente compleja y además puedes disfrutar de Turturro casi en cada plano. La película mantiene una elegancia posmoderna, muy plástica y original. Pero está claro que Nicolas Winding Refn es un director con personalidad propia no apto para todos los públicos…

A parte del problemilla de su comparación con la estupenda White Lotus desde el minuto uno y mi rechazo casi visceral a ese rostro porcelanosa de Nicole... flota en el ambiente la frase de lo que "podría haber sido y no fue". No me convence su desarrollo y menos su final. Aunque tiene su gracia en la primera mitad, va dinamitando sus posibilidades a medida que los guionistas empiezan a sufrir las mismas alucinaciones que los protagonistas. Aun así, entretiene.

Los tempos son los que son.
Y si algo se puede decir de “Titane” es que es una película de nuestro tiempo.
Excesiva, discordante, violenta, desagradable, creativa, delirante, erótica, morbosa, desequilibrada y terroríficamente hipnótica.
Su directora ya tuvo buenas críticas por una película en la que los espectadores salían del cine sin acabar de verla: “Crudo”.
Si no te gusta Cronemberg no la veas
Si no te gusta Tarantino no la veas
Si necesitas explicaciones, no la veas
Si por el contrario disfrutas con “Los Bridgerton” o “Los Durrel” no la veas. No porque me parezcan estos últimos malos productos visuales… sino porque “Titane” es algo más que un producto… y ese algo más… es difícil de digerir.
“Titane” ofrece cine visual, de pocos diálogos y contenidos ambiguos llenos de simbología. Una sensibilidad diferente para un mundo diferente y hostil. Es actualmente muy difícil impactar con el ritmo de consumo visual al que nos sometemos. Y “Titane” lo consigue.

¿Quien es Anna? es una nueva serie de Netflix de la que me interesa hablar… ya no tanto por su valor cinematográfico o visual, porque de eso va un poco justa, sino por la curiosidad que despierta este personaje tan representativo de nuestro tiempo y nuestra sociedad.

Anna somos todos. Una mentirosa compulsiva que se vale de las redes sociales para inventar una vida lleva de glamour. La serie tiene a la mejor protagonista de las posibles. Julia Gardner es absolutamente fantástica donde la pongan, aunque lamentablemente ninguno de las actuaciones de las que se rodea está a su altura. Últimamente se observa una extraña capacidad del cine y las series para contar muy malamente historias estupendas… A la serie sobre Anna Delvey… le falta profundidad, porque su protagonista es tan frívola como cada uno de nosotros… pero a la vez quizás la mueve una forma existencial y psicológicamente trágica de reivindicar muchas, muchas cosas por las que la serie pasa de puntillas. Falta incomodidad.

Y no puedo evitar pensar en qué hubiera hecho el gran Sorrentino con la fascinante historia de la joven mitómana. Aun así, es interesante.

White Lotus se sustenta en 4 pilares fundamentales: un espacio físico imponente que es un resort lujoso de la franquicia imaginaria que da nombre a la serie, un casting excelente para interpretar a personajes bien construidos, música absolutamente acertada en cada minuto y muy buena fotografía.
Es, en realidad, un clásico producto televisivo que repite fórmula una y otra vez pero que funciona dotando de modernidad y buen hacer cada temporada. Contribuye tener un buen guión y saber exactamente cuál es el ritmo adecuado para desarrollarlo, han creado un estilo propio.
En esta temporada van de menos a más, pierden parte del tono frívolo de la segunda (si duda la más divertida) y saben sustituir algún personaje icónico por otros que no lo serán menos y que permanecen en nuestras memorias una vez finalizada la serie. Encantadora Aimee Lou Wood que es absoluta cabeza de cartel de esta temporada.
White Lotus no exige profundidad ni concentración, solo redacta, sobre todo en la 3, historias de amor… , cuando menos peculiares. A nosotros nos sugiere el análisis.
Una gozada.