Tengo un dilema a la hora de valorar U-571 (la U supongo que será "Under", ¿no?). Por un lado, es espectacular. Mostow crea una oda al género de submarinos con planos a la altura de las expectativas de la técnica de su época: planografía submarina, atrezzo inmersivo y efectos que, algunas veces chirrían, como en las grandes explosiones con cámaras aéreas, pero bien, en general. Y por otro, tenemos la gran culpable de que esta película roce valoraciones bajas en comparación con otras películas de submarinos: su verosimilitud.

La coherencia brilla por su ausencia. Chirría mucho que un grupito de ~10 hombres puedan manejar un submarino, cacharro al que acostumbramos a ver tripulaciones de más de 50 hombres (creo que me quedo corto) para manejar un submarino militar. Y luego están los hechos de la trama que ocurren de casualidad o pura suerte, como cargarte un Destructor con el mismo submarino dañado que acabas de robar. Que sí, que puede pasar, pero, ¿tantas veces?

En fin, he optado por tirar por lo alto, porque vuelvo a decir, el cine no es solo guion.

Kaiju creado por Daiei Film para competir con el kaiju por excelencia, Godzilla, de Tōhō. Ambas fueron productoras que tuvieron un gran impacto en la era dorada del cine japonés de postguerra, tanto que crearon un género super friki, como es el cine de Kaijus o monstruos gigantes.

La realidad es la que es. Si no te gusta el género, esta película tampoco lo hará. Para muchos, estas películas son solo tíos vestidos de monstruos destrozando maquetas y conversaciones entre personas que no es que nos interesen mucho pero justifican la no presencia del bicho.

Será cutre, pero para nosotros, es una frikada que nos encanta, constituyendo así del cine de Kaijus un nicho que va a estar presente en el cine, siempre.

Película valiente e incomprendida. K-19 The Widowmaker se estrenó en una época muy sensible, y si ya de por si la obra es una extraña adaptación lingüística de una historia real soviética (en vez de hablar ruso, hablan en inglés, el idioma del país productor), teniendo en cuenta lo lobotomizada que está gran parte de la sociedad estadounidense, la película fue catalogada como blanqueamiento y propaganda comunista, cuando en realidad, no lo es.

Si cambiaran los papeles, los protas fueran los estadounidenses y la potencia rival de los protas fuera la USSR, esta película estaría por las nubes. La crítica en su momento la habría alabado y la señalaría como una de las mejores películas bélicas de este siglo y del subgénero de submarinos.

Es un lástima que la ignorancia creada mediante consignas políticas para dividir a la sociedad hagan estas cosas.

Me sorprende lo individualista que es Pinocho. Mejor dicho, el relato, no el personaje en si. Quiero decir, lo invitan a una isla de juegos donde resulta que SECUESTRAN NIÑOS y los transforman en animales para VENDERLOS, y lo único en lo que piensa Pinocho es en salir cagando leches de ahí, para luego no informar a nadie de este tráfico humano. Bueno, por instinto de supervivencia es lo que haríamos todos, pero nano, ni denunciar ni nada. Todos y cada uno de los villanos de la peli se salen con la suya.

Será verdad eso de que no tiene conciencia y nació hace 2 días.

Saltan a la vista los defectos que tiene la película: no es nada sutil y no oculta sus intenciones, la credibilidad y la lógica fallan en ocasiones (lo pongo en spoiler) y algunos personajes están de pegote, como el segundo abogado, que al final de la película se supone que aprende de este caso, pero su evolución es casi inapreciable.

Entonces, ¿por qué merece la pena ver El Juez? Bueno, pues por su reparto porque es la columna vertebral de la película. Y porque el mundo judicial desde la perspectiva del cine americano convencional (que no es realista para nada, por cierto), mola.