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Críticas ordenadas por utilidad
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7
13 de marzo de 2023
13 de marzo de 2023
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues ni una cosa ni la otra. La serie del momento está bien para pasar el rato. No desagrada pero tampoco levanta pasiones. Es una ficción de notable bajo, a la que le castiga la irregularidad y la falta de profundidad en muchas de sus tramas. Se queda en lo superficial, como un gran macguffin que nunca te llega a embelesar. Aún así, no cabe duda que The Last of Us (C. Mazin; N. Druckmann, 2023) tiene mucho más que ofrecernos que otros productos también orientados hacia el gran público y de estreno reciente, como la pobrísima Los anillos de poder (P. McKay; J. D. Payne, 2022). No obstante, esta serie de zombis arbóreos y nihilismo postapocalíptico se queda lejos del olimpo televisivo. Además, por la expectación generada -casi siempre un mal presagio- y las melifluas reacciones de muchos críticos, me planteo la siguiente pregunta: ¿la gente se fuerza a decir que algo le ha gustado, aunque en realidad no lo piense así, solo por cumplir sus expectativas autoimpuestas?
Vayamos al grano. The Last of Us es la adaptación a la pequeña pantalla de un videojuego de gran éxito, lanzado para la Play 3 hace diez años, en el 2013. Este videojuego recibió grandes alabanzas por su manera de contar la historia, inmersiva y realista, con un guión muy pulido. «Más que un juego, parece una película en la que manejas a los personajes», se decía en su momento. Y con toda la razón, porque además esta manera de jugar sentó las bases para la nueva generación de videojuegos que vendría después. Con estos ingredientes, la HBO en colaboración con Sony decidió crear un producto audiovisual que adaptase lo que muchos gamers admiraban. Primero se intentó en película, pero finalmente la decisión fue que el formato episódico era el más adecuado. En el 2020 se le dio luz verde al proyecto y aquí estamos tres años después comentando el resultado.
Esta ficción se ubica en un terreno bastante conocido por los fans de las series, el de los dramas postapocalípticos, un género casi inédito y poco aprovechado hasta la llegada de la famosísima The Walking Dead (Robert Kirkman, 2010), que explotó el tópico hasta la saciedad. A diferencia de en TWD, en la serie de HBO conocemos el origen del peligro zombi, encarnado por un hongo llamado cordyceps que convierte a las personas en repugnantes bestias fungosas. También a diferencia de TWD, en The Last of Us el sentido de la serie es bastante diferente, su desarrollo es rápido y más centrado en el drama de las relaciones humanas que en el peligro de mordeduras.
Lo mejor de The Last of Us es su alto nivel de producción. Se nota que es una serie de la potente industria americana en la que no se ha escatimado un duro en recrear el desolador universo del videojuego original. Fotografía, banda sonora, efectos visuales, localizaciones... nada desentona, está todo espléndidamente cuidado.
¿Entonces qué es lo malo? El problema que yo le veo a esta serie se encuentra, dejando el envoltorio a un lado, en los aspectos fundamentales: el guión y el carisma de los personajes. El guión desentona mucho, el desarrollo de los nueve capítulos de la serie es muy irregular y se echa en falta continuidad entre unos episodios y otros, entre las historias. En The Last of Us se explotan mucho las subtramas en capítulos que conforman unidades propias, en vez de dejarlas reposar y usarlas a lo largo de las temporadas. Esto es lo que distingue las ficciones buenas de las inigualables. En cuanto al segundo aspecto, el carisma, creo que al dúo protagonista, que es el que ocupa el 90% del tiempo en pantalla, le falta gancho. No creo ni que Pascal ni Ramsey sean malos actores, pero sus personajes no despiertan ningún tipo de cariño, asco o admiración.
Conclusión
Para el que esto escribe The Last of Us es una serie notable, tirando a notable bajo. Le faltan muchas tablas para asemejarse a los grandes shows de la televisión, pero todavía puede enderezar el rumbo en sus ya confirmadas segunda y tercera temporadas. Por lo general es entretenida de ver -por eso no se lleva una nota más baja- aunque su trama sea muy irregular y con falta de consistencia entre episodios. De los nueve capítulos que nos ofrece, a mí los que más me han gustado, por este orden, son: el quinto, el tercero y el octavo. El séptimo es sin duda el peor de todos.
Veremos si en próximas temporadas nos presenta un desarrollo más consistente o unos personajes más atractivos. El nicho de público ya lo tiene creado y a nivel de producción no le falta dinero ni recursos para desentonar en ningún otro aspecto que no sea el artístico. Seguramente en la próxima Gala de los Emmy parta como una de las grandes favoritas a premios. Me da igual. Yo con que no le arrebate la estatuilla de mejor actor a Bob Odenkirk por su papel como Saul Goodman me quedo contento. Ahora igual me pongo a ver Succession (Jesse Armstrong, 2018), que parece buena...
https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/03/the-last-of-us-obra-maestra-o-gran.html
Vayamos al grano. The Last of Us es la adaptación a la pequeña pantalla de un videojuego de gran éxito, lanzado para la Play 3 hace diez años, en el 2013. Este videojuego recibió grandes alabanzas por su manera de contar la historia, inmersiva y realista, con un guión muy pulido. «Más que un juego, parece una película en la que manejas a los personajes», se decía en su momento. Y con toda la razón, porque además esta manera de jugar sentó las bases para la nueva generación de videojuegos que vendría después. Con estos ingredientes, la HBO en colaboración con Sony decidió crear un producto audiovisual que adaptase lo que muchos gamers admiraban. Primero se intentó en película, pero finalmente la decisión fue que el formato episódico era el más adecuado. En el 2020 se le dio luz verde al proyecto y aquí estamos tres años después comentando el resultado.
Esta ficción se ubica en un terreno bastante conocido por los fans de las series, el de los dramas postapocalípticos, un género casi inédito y poco aprovechado hasta la llegada de la famosísima The Walking Dead (Robert Kirkman, 2010), que explotó el tópico hasta la saciedad. A diferencia de en TWD, en la serie de HBO conocemos el origen del peligro zombi, encarnado por un hongo llamado cordyceps que convierte a las personas en repugnantes bestias fungosas. También a diferencia de TWD, en The Last of Us el sentido de la serie es bastante diferente, su desarrollo es rápido y más centrado en el drama de las relaciones humanas que en el peligro de mordeduras.
Lo mejor de The Last of Us es su alto nivel de producción. Se nota que es una serie de la potente industria americana en la que no se ha escatimado un duro en recrear el desolador universo del videojuego original. Fotografía, banda sonora, efectos visuales, localizaciones... nada desentona, está todo espléndidamente cuidado.
¿Entonces qué es lo malo? El problema que yo le veo a esta serie se encuentra, dejando el envoltorio a un lado, en los aspectos fundamentales: el guión y el carisma de los personajes. El guión desentona mucho, el desarrollo de los nueve capítulos de la serie es muy irregular y se echa en falta continuidad entre unos episodios y otros, entre las historias. En The Last of Us se explotan mucho las subtramas en capítulos que conforman unidades propias, en vez de dejarlas reposar y usarlas a lo largo de las temporadas. Esto es lo que distingue las ficciones buenas de las inigualables. En cuanto al segundo aspecto, el carisma, creo que al dúo protagonista, que es el que ocupa el 90% del tiempo en pantalla, le falta gancho. No creo ni que Pascal ni Ramsey sean malos actores, pero sus personajes no despiertan ningún tipo de cariño, asco o admiración.
Conclusión
Para el que esto escribe The Last of Us es una serie notable, tirando a notable bajo. Le faltan muchas tablas para asemejarse a los grandes shows de la televisión, pero todavía puede enderezar el rumbo en sus ya confirmadas segunda y tercera temporadas. Por lo general es entretenida de ver -por eso no se lleva una nota más baja- aunque su trama sea muy irregular y con falta de consistencia entre episodios. De los nueve capítulos que nos ofrece, a mí los que más me han gustado, por este orden, son: el quinto, el tercero y el octavo. El séptimo es sin duda el peor de todos.
Veremos si en próximas temporadas nos presenta un desarrollo más consistente o unos personajes más atractivos. El nicho de público ya lo tiene creado y a nivel de producción no le falta dinero ni recursos para desentonar en ningún otro aspecto que no sea el artístico. Seguramente en la próxima Gala de los Emmy parta como una de las grandes favoritas a premios. Me da igual. Yo con que no le arrebate la estatuilla de mejor actor a Bob Odenkirk por su papel como Saul Goodman me quedo contento. Ahora igual me pongo a ver Succession (Jesse Armstrong, 2018), que parece buena...
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
The Last of Us es un drama postapocalíptico. Nos cuenta la historia de dos supervivientes de una especie de cataclismo zombi. Ellos son un hombre duro y antipático, Joel -interpretado por Pedro Pascal-; y una adolescente nacida después de que el mundo se fuese a la mierda, Ellie -interpretada por Bella Ramsey-. Joel, por su innata capacidad de supervivencia, acepta la misión de escoltar a Ellie hasta un hospital donde puedan aprovechar su don: la chica es inmune a las mordeduras de los zombis. Por tanto, Ellie es el elemento clave para encontrar una cura y devolver la normalidad al mundo. Al principio Joel la ve como una mercancía a transportar, pero ya sabéis que el roce hace el cariño y poco a poco se establece entre ellos un vínculo paterno-filial potenciado aún más por las adversidades que se encuentran por el camino.

7,2
49.937
9
5 de septiembre de 2022
5 de septiembre de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo de Hollywood parece cada vez más perdido frente a las pujantes aplicaciones de streaming. El fiasco del verano pasado, Tenet (Christopher Nolan, 2020), se vendió como la peli que nos iba a devolver a las butacas de cine tras la pandemia, pero la cinta del director de Origen naufragó no tanto por sus números sino por la sensación de desconcierto que produjo en el espectador. Sin embargo, una nueva superproducción ha llegado a las salas para rescatar el espíritu del celuloide. Dune (Denis Villeneuve, 2021) es a día de hoy número uno en las taquillas de medio mundo, un auténtico blockbuster. Es, sin duda alguna, el estreno del año y la película más esperada de los últimos tiempos. La fecha de estreno original, prevista para noviembre de 2020, tuvo que ser pospuesta en repetidas ocasiones hasta que los ejecutivos de la Warner Bros. vieron en este inicio de otoño la ocasión perfecta para lanzar una de las películas de ciencia ficción más grande de los últimos tiempos.
Dune trae el aroma de las monumentales sagas que en su día cautivaron a los espectadores, muchos la han definido como un Juego de Tronos en el espacio o la mezcla entre El señor de los anillos y Star Wars. Pero la película que hoy nos ocupa es mucho más que eso. Para empezar, está basada en el libro homónimo de Frank Herbert, que es la novela de ciencia ficción más vendida de la historia. Esta es la tercera vez que se intenta llevar a la gran pantalla; el primer intento, perpetrado por el chileno Jodorowsky no consiguió la financiación necesaria. El segundo, realizado en 1984 por el cineasta de culto David Lynch, consiguió materializarse, pero las exigencias de la productora para acortar la duración y la falta de medios técnicos que permitiesen recrear el vasto imaginario de la novela la convirtieron en una película fallida, fracaso tanto de público como de crítica. Una cinta casi olvidada a día de hoy.
Esta vez todo apunta en otro sentido, el director Denis Villeneuve, uno de los más destacados de la última década, exigió dividir la historia en dos partes. Por tanto, esta película es solo la primera de ellas. De su éxito, que casi puede darse por hecho, dependerá que se ruede la segunda. Esta fue una exigencia primordial de Villeneuve para trabajar ya que creía imposible condensar toda la trama en un solo film sin que su metraje resultase excesivamente largo.
El argumento de Dune gira en torno al ficticio planeta Arrakis, este es un mundo desértico al que nadie hizo caso hasta que se descubrió que en sus arenas se encontraba la especia, un mineral que además de mejorar las cualidades humanas es extremadamente valioso porque ayuda a encontrar rutas seguras entre las estrellas, es decir, sin él los viajes intergalácticos serían inviables. Arrakis, que es feudo de la familia Harkonnen desde hace generaciones, pasa a ser soberanía de la casa Atreides por orden del emperador universal. Heridos en su orgullo y, sobre todo, en su bolsillo, los Harkonnen inician la reconquista de Arrakis. El único que puede salvar al desértico planeta de los malvados Harkonnen es Paul Atreides (interpretado por Timothée Chalamet), el joven heredero que es visto como el elegido, un mesías con poderes sobrehumanos que traerá la paz a esas estériles tierras.
De la trama es mejor no desvelar nada más, tan solo que el final de la película es abierto y anticlimático porque el viaje se cierra a mitad de camino, algo así como sucedía en las dos primeras entregas de El señor de los anillos. La película tiene un reparto de absoluta categoría, encabezado por el ya mencionado Timothée Chalamet y en el que destacan figuras como Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Josh Brolin, Jason Momoa, Stellan Skarsgård, Zendaya o el español Javier Bardem, que interpreta al jefe de los nativos de Arrakis, la tribu de los Fremen, habitantes del desierto.
La difícil tarea de adaptar la novela de Herbert a la gran pantalla corre a cargo de Eric Roth, el propio Denis Villeneuve y Jon Spaihts, que dan absoluta prioridad al plano político y las luchas de poder entre familias, sin obviar el martirio interior del protagonista. La dirección de fotografía corresponde a Greig Fraser, que hace un gran trabajo. La música de la película la pone Hans Zimmer, que firma una de las bandas sonoras más poderosas, absorbentes y excitantes de la ciencia ficción. El compositor alemán, un clásico de Hollywood, recuerda con esta melodía a la que hizo para Gladiator (Ridley Scott, 2000) y le confiere a la cinta un poso místico que ayuda aún más a meterse dentro de la trama y comprender las visiones y los sueños de Paul Atreides y la responsabilidad que carga sobre sus hombros.
Pero, sin duda alguna, lo mejor de la película son sus poderosísimas imágenes, capaces de abrirte los ojos de par en par. Está repleta de planos generales en los que apreciamos la inmensidad de los escenarios y, por tanto, de la misión de tomar el control del planeta. Todo el diseño de producción (edificios, vestuario, naves espaciales, etc.) está cuidadísimo dando como resultado un film absolutamente espectacular que queda plasmado en la retina. Si me tengo que quedar con un momento épico, sería la primera aparición de los gusanos de arena gigantes devorando una cosechadora de especia.
CONCLUSIÓN
Tras La llegada y Blade Runner 2049, Villeneuve se confirma como el director de ciencia ficción más importante de los últimos años. Sus películas llevan un sello de autor que pocas superproducciones de hoy en día conservan. La única pega que se le puede poner a esta película es el excesivo distanciamiento emocional con los personajes y su torpeza en algunas secuencias de pelea. Por lo demás, es un film excepcional. Y, sin duda alguna, el estreno del año.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2021/09/dune-en-busca-del-elegido.htmlhttps://noesmasquecine.blogspot.com/2021/09/dune-en-busca-del-elegido.html
Dune trae el aroma de las monumentales sagas que en su día cautivaron a los espectadores, muchos la han definido como un Juego de Tronos en el espacio o la mezcla entre El señor de los anillos y Star Wars. Pero la película que hoy nos ocupa es mucho más que eso. Para empezar, está basada en el libro homónimo de Frank Herbert, que es la novela de ciencia ficción más vendida de la historia. Esta es la tercera vez que se intenta llevar a la gran pantalla; el primer intento, perpetrado por el chileno Jodorowsky no consiguió la financiación necesaria. El segundo, realizado en 1984 por el cineasta de culto David Lynch, consiguió materializarse, pero las exigencias de la productora para acortar la duración y la falta de medios técnicos que permitiesen recrear el vasto imaginario de la novela la convirtieron en una película fallida, fracaso tanto de público como de crítica. Una cinta casi olvidada a día de hoy.
Esta vez todo apunta en otro sentido, el director Denis Villeneuve, uno de los más destacados de la última década, exigió dividir la historia en dos partes. Por tanto, esta película es solo la primera de ellas. De su éxito, que casi puede darse por hecho, dependerá que se ruede la segunda. Esta fue una exigencia primordial de Villeneuve para trabajar ya que creía imposible condensar toda la trama en un solo film sin que su metraje resultase excesivamente largo.
El argumento de Dune gira en torno al ficticio planeta Arrakis, este es un mundo desértico al que nadie hizo caso hasta que se descubrió que en sus arenas se encontraba la especia, un mineral que además de mejorar las cualidades humanas es extremadamente valioso porque ayuda a encontrar rutas seguras entre las estrellas, es decir, sin él los viajes intergalácticos serían inviables. Arrakis, que es feudo de la familia Harkonnen desde hace generaciones, pasa a ser soberanía de la casa Atreides por orden del emperador universal. Heridos en su orgullo y, sobre todo, en su bolsillo, los Harkonnen inician la reconquista de Arrakis. El único que puede salvar al desértico planeta de los malvados Harkonnen es Paul Atreides (interpretado por Timothée Chalamet), el joven heredero que es visto como el elegido, un mesías con poderes sobrehumanos que traerá la paz a esas estériles tierras.
De la trama es mejor no desvelar nada más, tan solo que el final de la película es abierto y anticlimático porque el viaje se cierra a mitad de camino, algo así como sucedía en las dos primeras entregas de El señor de los anillos. La película tiene un reparto de absoluta categoría, encabezado por el ya mencionado Timothée Chalamet y en el que destacan figuras como Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Josh Brolin, Jason Momoa, Stellan Skarsgård, Zendaya o el español Javier Bardem, que interpreta al jefe de los nativos de Arrakis, la tribu de los Fremen, habitantes del desierto.
La difícil tarea de adaptar la novela de Herbert a la gran pantalla corre a cargo de Eric Roth, el propio Denis Villeneuve y Jon Spaihts, que dan absoluta prioridad al plano político y las luchas de poder entre familias, sin obviar el martirio interior del protagonista. La dirección de fotografía corresponde a Greig Fraser, que hace un gran trabajo. La música de la película la pone Hans Zimmer, que firma una de las bandas sonoras más poderosas, absorbentes y excitantes de la ciencia ficción. El compositor alemán, un clásico de Hollywood, recuerda con esta melodía a la que hizo para Gladiator (Ridley Scott, 2000) y le confiere a la cinta un poso místico que ayuda aún más a meterse dentro de la trama y comprender las visiones y los sueños de Paul Atreides y la responsabilidad que carga sobre sus hombros.
Pero, sin duda alguna, lo mejor de la película son sus poderosísimas imágenes, capaces de abrirte los ojos de par en par. Está repleta de planos generales en los que apreciamos la inmensidad de los escenarios y, por tanto, de la misión de tomar el control del planeta. Todo el diseño de producción (edificios, vestuario, naves espaciales, etc.) está cuidadísimo dando como resultado un film absolutamente espectacular que queda plasmado en la retina. Si me tengo que quedar con un momento épico, sería la primera aparición de los gusanos de arena gigantes devorando una cosechadora de especia.
CONCLUSIÓN
Tras La llegada y Blade Runner 2049, Villeneuve se confirma como el director de ciencia ficción más importante de los últimos años. Sus películas llevan un sello de autor que pocas superproducciones de hoy en día conservan. La única pega que se le puede poner a esta película es el excesivo distanciamiento emocional con los personajes y su torpeza en algunas secuencias de pelea. Por lo demás, es un film excepcional. Y, sin duda alguna, el estreno del año.
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6,4
25.349
7
5 de septiembre de 2022
5 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado viernes llegó a las salas españolas una nueva superproducción yanqui: El hombre del norte (Robert Eggers, 2022). Es un largometraje de alto perfil que para su realización ha gozado de un presupuesto muy elevado, en torno a noventa millones de euros -oficialmente-. Esta astronómica cifra la utilizó su director para rodearse de un equipo muy cualificado, amén de un reparto de altura y los medios técnicos suficientes para rodar en los mejores escenarios sin necesidad de lonas verdes. Sin embargo, y para mi disgusto, en esta película se nos cuenta una historia malamente hilvanada que me hace pensar que en su misma esencia está su ruina. Pues, aunque no me ha decepcionado en su totalidad, El hombre del norte es un claro ejemplo de película fallida. Vayamos por partes.
He de decir -antes de empezar a despotricar- que la temática vikinga nunca me ha seducido, menos aún tras la sobreexplotación que ha sufrido este particular subgénero de acción-aventura en los últimos tiempos. Porque El hombre del norte es fundamentalmente eso, un film de acción y aventuras, aderezado con toques de fantasía. Promete un soplo de aire fresco al manido tema vikingo pero a mí me resulta una película poco excitante, de ritmo irregular, brillante en su envoltorio pero decepcionante al degustarla. Particularmente por su falta de fluidez narrativa. Y de esto tiene la culpa su director Robert Eggers.
Eggers es un cineasta joven, que antes de esta ha hecho dos películas bastante aclamadas: La bruja (2015) y El faro (2019). Ambas cintas ya compartían patrones comunes y un sello particular: escaso presupuesto, amplia libertad creativa y buena acogida de público y crítica. En cambio, para El hombre del norte Eggers contó con muchos más medios, lo que no siempre es positivo, pues también quedas sujeto a las exigencias de la productora. Tras un primer visionado de prueba esta obligó a Eggers a un nuevo montaje y redoblaje de los diálogos en estudio para hacerlos más accesibles. Cuando empezamos con estas imposiciones acabamos, como he dicho al principio, con una película fallida.
En un breve inciso, lo más destacado de El hombre del norte para mí gusto son las localizaciones -esos impresionantes paisajes nórdicos- y las interpretaciones de un reparto encabezado por Alexander Skarsgård, Anya Taylor-Joy, Nicole Kidman y Claes Bang. Todos dan la talla y la interpretación de Kidman es francamente escalofriante. Pero el manejo del director -que además coescribe el guión junto a un intelectual islandés- me resulta muy criticable: en su puesta en escena solo dos secuencias me resultan fascinantes. Estas son la aparición de los barcos en el río y el asalto a la empalizada.
Durante el resto del largometraje, Eggers nos castiga con una manía muy suya llevada al paroxismo: el empeño esteta de hacer planos centrales con cámara fija, algo muy de moda en los nuevos directores americanos pero especialmente cansino si se repite continuamente en el metraje. Este lunar artístico es pensamiento subjetivo mío, sin embargo, el pecado mortal de la película -objetivamente hablando- es su arritmia narrativa. La historia se cuenta a ritmo de montaña rusa lo que provoca que al espectador le cueste horrores entrar en ella -he aquí la clave-, ya que a una secuencia la mar de disfrutable le sigue otra de parón.
No critico que la película trate de ser fiel a la época y las costumbres vikingas, pues se nota que detrás de ella hay un amplio trabajo de investigación histórica, pero sí critico que esté reñida con el entretenimiento, pues la decisión de incluir ritos paganos y palabrería anacrónica me parece que no contribuye a hacer del film un espectáculo Made in Hollywood, más bien se queda a medio camino entre este paradigma y el del cine independiente más auténtico. Ambas opciones son aceptables, pero El hombre del norte es una película cuya identidad se queda en el limbo, en busca de una catarsis que, como a su protagonista, le cuesta encontrar.
CONCLUSIÓN
The Northman no me ha enamorado pero, a pesar de sacarle fallos importantes, me ha parecido una película digna de ver y merecedora de cierto reconocimiento pues sus responsables consiguieron sacar adelante una historia que recrea una época dura y cruel con unos actores realmente implicados en el proyecto. Esto tiene mucho mérito en un tiempo de producciones basura en la que el abanico de propuestas de los grandes estudios cada vez es más reducido.
El hombre del norte no permanecerá mucho tiempo en mi cabeza pero el rato que pasé en el cine no se puede considerar tiempo perdido, no me arrepiento de haberla visto. Quizás es un peliculón que no alcanzo a divisar, pero el escaso atractivo que tienen para mí los vikingos y la mitología nórdica es un hándicap demasiado grande. Espero que encuentre su nicho de público. Mientras, yo no puedo darle ese estatus de 'gran película' u 'obra maestra' que tantos críticos otorgan tan a la ligera. En este tópico de venganzas medievales me quedo antes con El último duelo, estrenada el otoño pasado.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/04/el-hombre-del-norte-arritmico-canto-la.html
He de decir -antes de empezar a despotricar- que la temática vikinga nunca me ha seducido, menos aún tras la sobreexplotación que ha sufrido este particular subgénero de acción-aventura en los últimos tiempos. Porque El hombre del norte es fundamentalmente eso, un film de acción y aventuras, aderezado con toques de fantasía. Promete un soplo de aire fresco al manido tema vikingo pero a mí me resulta una película poco excitante, de ritmo irregular, brillante en su envoltorio pero decepcionante al degustarla. Particularmente por su falta de fluidez narrativa. Y de esto tiene la culpa su director Robert Eggers.
Eggers es un cineasta joven, que antes de esta ha hecho dos películas bastante aclamadas: La bruja (2015) y El faro (2019). Ambas cintas ya compartían patrones comunes y un sello particular: escaso presupuesto, amplia libertad creativa y buena acogida de público y crítica. En cambio, para El hombre del norte Eggers contó con muchos más medios, lo que no siempre es positivo, pues también quedas sujeto a las exigencias de la productora. Tras un primer visionado de prueba esta obligó a Eggers a un nuevo montaje y redoblaje de los diálogos en estudio para hacerlos más accesibles. Cuando empezamos con estas imposiciones acabamos, como he dicho al principio, con una película fallida.
En un breve inciso, lo más destacado de El hombre del norte para mí gusto son las localizaciones -esos impresionantes paisajes nórdicos- y las interpretaciones de un reparto encabezado por Alexander Skarsgård, Anya Taylor-Joy, Nicole Kidman y Claes Bang. Todos dan la talla y la interpretación de Kidman es francamente escalofriante. Pero el manejo del director -que además coescribe el guión junto a un intelectual islandés- me resulta muy criticable: en su puesta en escena solo dos secuencias me resultan fascinantes. Estas son la aparición de los barcos en el río y el asalto a la empalizada.
Durante el resto del largometraje, Eggers nos castiga con una manía muy suya llevada al paroxismo: el empeño esteta de hacer planos centrales con cámara fija, algo muy de moda en los nuevos directores americanos pero especialmente cansino si se repite continuamente en el metraje. Este lunar artístico es pensamiento subjetivo mío, sin embargo, el pecado mortal de la película -objetivamente hablando- es su arritmia narrativa. La historia se cuenta a ritmo de montaña rusa lo que provoca que al espectador le cueste horrores entrar en ella -he aquí la clave-, ya que a una secuencia la mar de disfrutable le sigue otra de parón.
No critico que la película trate de ser fiel a la época y las costumbres vikingas, pues se nota que detrás de ella hay un amplio trabajo de investigación histórica, pero sí critico que esté reñida con el entretenimiento, pues la decisión de incluir ritos paganos y palabrería anacrónica me parece que no contribuye a hacer del film un espectáculo Made in Hollywood, más bien se queda a medio camino entre este paradigma y el del cine independiente más auténtico. Ambas opciones son aceptables, pero El hombre del norte es una película cuya identidad se queda en el limbo, en busca de una catarsis que, como a su protagonista, le cuesta encontrar.
CONCLUSIÓN
The Northman no me ha enamorado pero, a pesar de sacarle fallos importantes, me ha parecido una película digna de ver y merecedora de cierto reconocimiento pues sus responsables consiguieron sacar adelante una historia que recrea una época dura y cruel con unos actores realmente implicados en el proyecto. Esto tiene mucho mérito en un tiempo de producciones basura en la que el abanico de propuestas de los grandes estudios cada vez es más reducido.
El hombre del norte no permanecerá mucho tiempo en mi cabeza pero el rato que pasé en el cine no se puede considerar tiempo perdido, no me arrepiento de haberla visto. Quizás es un peliculón que no alcanzo a divisar, pero el escaso atractivo que tienen para mí los vikingos y la mitología nórdica es un hándicap demasiado grande. Espero que encuentre su nicho de público. Mientras, yo no puedo darle ese estatus de 'gran película' u 'obra maestra' que tantos críticos otorgan tan a la ligera. En este tópico de venganzas medievales me quedo antes con El último duelo, estrenada el otoño pasado.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/04/el-hombre-del-norte-arritmico-canto-la.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
The Northman se ambienta en la Islandia -tierra de vikingos- de finales del primer milenio, en torno a los siglos IX y X. Cuenta la historia de un príncipe cuyo padre, el Rey, es asesinado por su propio hermano en su sed de arrebatarle el trono. Tras lograr huir, el pequeño príncipe -pues aún es un niño- inicia una nueva vida de guerrero mercenario con la vista únicamente puesta en volver ya maduro a su tierra para vengar la muerte de su padre y salvar a su madre, que sin otro remedio se ha visto obligada a casarse con su antiguo cuñado. El protagonista, llamado Amleth, no deja de repetirse «te vengaré padre, te salvaré madre, te mataré Fjölnir».
Leído este breve resumen es fácil deducir que este esquema argumental es muy clásico, de los más repetidos a lo largo de la historia de la literatura primero, y del cine después: un personaje principal busca venganza después de que alguien en quien creía confiar le traicione y le obligue a huir. Es puro Shakespeare, no en vano el protagonista comparte nombre con Hamlet, solo que pasando la hache del principio de su nombre al final del mismo. Aquella obra de la que hablo, Hamlet, ha servido de inspiración en infinidad de ocasiones para construir nuevos relatos alrededor de su hilo argumental básico, que curiosamente William Shakespeare copió de una antigua leyenda nórdica sucedida siglos atrás.
Leído este breve resumen es fácil deducir que este esquema argumental es muy clásico, de los más repetidos a lo largo de la historia de la literatura primero, y del cine después: un personaje principal busca venganza después de que alguien en quien creía confiar le traicione y le obligue a huir. Es puro Shakespeare, no en vano el protagonista comparte nombre con Hamlet, solo que pasando la hache del principio de su nombre al final del mismo. Aquella obra de la que hablo, Hamlet, ha servido de inspiración en infinidad de ocasiones para construir nuevos relatos alrededor de su hilo argumental básico, que curiosamente William Shakespeare copió de una antigua leyenda nórdica sucedida siglos atrás.
5 de septiembre de 2022
5 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Will Smith no es ni drama ni comedia. El método Williams (Reinaldo Marcus Green, 2021) es un film que aborda una historia real, la de las famosas hermanas tenistas Venus y Serena Williams, cuyo recorrido hasta convertirse en las mejores jugadoras del mundo estuvo marcado por la disciplina en el seguimiento de un plan diseñado por su astuto padre. El método Williams no es una película especialmente brillante o arriesgada, sin embargo cuenta hábilmente una historia que tiene interés por sí misma, que combinada con los clásicos mecanismos del cine de Hollywood sirve un cóctel de espectáculo gratamente entretenido y de buen ritmo.
«Tenía un plan escrito para ellas antes de que nacieran, cuando supe que podía criar a dos estrellas del deporte le dije a mi mujer: necesitamos tener dos hijas más». Con líneas como esta, es fácil deducir que el eje central de El método Williams -en su título original King Richard- es la obsesión de Richard Williams por demostrar que a pesar de los contratiempos, una familia pobre como la suya puede, a base de trabajo, generar gente exitosa. Esto encaja perfectamente en el discurso de la superación, habitual de las películas de Hollywood y, en general, de la sociedad capitalista estadounidense. Es el lema de «no importan las dificultades, si trabajas duro conseguirás realizar tus sueños» tan visto en films biográficos como este. Es por ello que aseguro que es una cinta poco arriesgada, pues también deja de lado los trapos sucios del protagonista, como las sospechas de amaños o el desprecio a su mujer. A través del largometraje a Richard Williams se le retrata como un padre severo pero intachable, pero creo que darle un contrapunto oscuro a la trama podría haberle aportado mayor riqueza y matices al resultado final.
No obstante, la película resulta francamente entretenida y fácil de ver. Sus casi dos horas y media de duración no se hacen largas gracias a un ágil montaje que combina partidos y entrenamientos de tenis con otros aspectos personales de la familia Williams. El abultado material videográfico que grabó el patriarca sirve como inspiración para que el director utilice una puesta en escena calcada a como fueron los acontecimientos reales -algo que se aprecia en los títulos de crédito-. El cineasta Reinaldo Marcus Green y su operador de cámara Robert Elswit utilizan un amplio repertorio de planos generales con el recurso habitual de cerrar el encuadre en los momentos más dramáticos o de mayor superación personal. Otro aspecto reseñable es que en El método Williams se prescinda de una banda sonora original y se sustituya por canciones musicales, lo que confirma que en la película se prioriza el ritmo por encima de la profundidad.
En el plano interpretativo, destaca Will Smith en el papel protagónico de Richard Williams. Omnipresente en todas las escenas de la película, Smith logra para mí gusto una buenísima recreación en el plano físico pero algo menos destacada en cuanto a la fuerza de sus diálogos. Por el contrario, la actriz Aunjanue Ellis hace una interpretación muy potente en el papel de Oracene, esposa de Richard y madre de las tenistas. Por mucho rato da la impresión de que ella es quien verdaderamente carga con todo el peso dramático de la película. Las niñas que interpretan a las hermanas Williams están correctas y del resto del elenco destaca Jon Bernthal, que consigue una caracterización tremendamente carismática en el papel del entrenador de tenis Rick Macci.
CONCLUSIÓN
La película El método Williams me ha parecido entretenida, pensada para verse sin demasiadas pretensiones artísticas. Personalmente desconocía la historia y el trasfondo familiar detrás del éxito de Venus y Serena, por lo que también me ha resultado un film interesante. No es un largometraje hecho para perdurar en la memoria de los espectadores, pero sí para pasar un buen rato en la butaca y salir del cine con una sensación agradable.
El método Williams no está funcionando especialmente bien en taquilla, la suma de la recaudación global arroja un resultado de 32 millones de dólares generados sobre un presupuesto de 50. En cambio, en las galas de premios sí que puede darse con un canto en los dientes pues ha logrado nominaciones a los Óscar en las categorías de mejor película, actor -Will Smith, que parte como gran favorito-, actriz de reparto -Ellis-, guión original, montaje y canción. Creo que esta es una película que merece la pena ver, actualmente está en cartelera y en los próximos meses se espera su estreno en la plataforma HBO Max.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/02/el-metodo-williams-severo-camino-hacia.html
«Tenía un plan escrito para ellas antes de que nacieran, cuando supe que podía criar a dos estrellas del deporte le dije a mi mujer: necesitamos tener dos hijas más». Con líneas como esta, es fácil deducir que el eje central de El método Williams -en su título original King Richard- es la obsesión de Richard Williams por demostrar que a pesar de los contratiempos, una familia pobre como la suya puede, a base de trabajo, generar gente exitosa. Esto encaja perfectamente en el discurso de la superación, habitual de las películas de Hollywood y, en general, de la sociedad capitalista estadounidense. Es el lema de «no importan las dificultades, si trabajas duro conseguirás realizar tus sueños» tan visto en films biográficos como este. Es por ello que aseguro que es una cinta poco arriesgada, pues también deja de lado los trapos sucios del protagonista, como las sospechas de amaños o el desprecio a su mujer. A través del largometraje a Richard Williams se le retrata como un padre severo pero intachable, pero creo que darle un contrapunto oscuro a la trama podría haberle aportado mayor riqueza y matices al resultado final.
No obstante, la película resulta francamente entretenida y fácil de ver. Sus casi dos horas y media de duración no se hacen largas gracias a un ágil montaje que combina partidos y entrenamientos de tenis con otros aspectos personales de la familia Williams. El abultado material videográfico que grabó el patriarca sirve como inspiración para que el director utilice una puesta en escena calcada a como fueron los acontecimientos reales -algo que se aprecia en los títulos de crédito-. El cineasta Reinaldo Marcus Green y su operador de cámara Robert Elswit utilizan un amplio repertorio de planos generales con el recurso habitual de cerrar el encuadre en los momentos más dramáticos o de mayor superación personal. Otro aspecto reseñable es que en El método Williams se prescinda de una banda sonora original y se sustituya por canciones musicales, lo que confirma que en la película se prioriza el ritmo por encima de la profundidad.
En el plano interpretativo, destaca Will Smith en el papel protagónico de Richard Williams. Omnipresente en todas las escenas de la película, Smith logra para mí gusto una buenísima recreación en el plano físico pero algo menos destacada en cuanto a la fuerza de sus diálogos. Por el contrario, la actriz Aunjanue Ellis hace una interpretación muy potente en el papel de Oracene, esposa de Richard y madre de las tenistas. Por mucho rato da la impresión de que ella es quien verdaderamente carga con todo el peso dramático de la película. Las niñas que interpretan a las hermanas Williams están correctas y del resto del elenco destaca Jon Bernthal, que consigue una caracterización tremendamente carismática en el papel del entrenador de tenis Rick Macci.
CONCLUSIÓN
La película El método Williams me ha parecido entretenida, pensada para verse sin demasiadas pretensiones artísticas. Personalmente desconocía la historia y el trasfondo familiar detrás del éxito de Venus y Serena, por lo que también me ha resultado un film interesante. No es un largometraje hecho para perdurar en la memoria de los espectadores, pero sí para pasar un buen rato en la butaca y salir del cine con una sensación agradable.
El método Williams no está funcionando especialmente bien en taquilla, la suma de la recaudación global arroja un resultado de 32 millones de dólares generados sobre un presupuesto de 50. En cambio, en las galas de premios sí que puede darse con un canto en los dientes pues ha logrado nominaciones a los Óscar en las categorías de mejor película, actor -Will Smith, que parte como gran favorito-, actriz de reparto -Ellis-, guión original, montaje y canción. Creo que esta es una película que merece la pena ver, actualmente está en cartelera y en los próximos meses se espera su estreno en la plataforma HBO Max.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El biopic comienza cuando Serena y Venus tienen entre nueve y diez años de edad. El primer mensaje que transmite es que a pesar de vivir en la pobre y conflictiva ciudad de Compton (California), sus padres luchan por mantenerlas lejos de las calles y centradas exclusivamente en el tenis y en sus estudios. Precisamente, en este intento de apartarlas de las bandas juveniles, el padre -Richard Williams- frecuentemente recibe palizas y agravios de los jóvenes que frecuentan las pistas de tenis donde las pequeñas entrenan. Ellas no son hijas únicas, ya que los Williams son una familia numerosa -cinco hermanas- aunque no exista un plan maestro para convertirlas a todas en estrellas mundiales del deporte. Poco a poco, con perseverancia y sangre fría, Venus y Serena irán progresando hasta el punto de empezar a practicar con entrenadores profesionales y ganar varios torneos juveniles. La película solo aborda esta etapa de su vida, ya que concluye cuando Venus se hace profesional, a mediados de los años 90. Por tanto, el arco narrativo es de aproximadamente un lustro.
8
5 de septiembre de 2022
5 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si anteriormente hice la crítica de Biutiful, hoy vengo a comentar otro film del mismo director, aunque esta vez es mucho más conocido: El renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015). Esta visceral película de aventuras es, hasta la fecha, la última obra de su realizador. Trascendió lo cinematográfico porque fue la que logró que, de una vez por todas, Leonardo DiCaprio ganara el premio Óscar que llevaba persiguiendo toda su carrera. Implicaciones aparte, es un largometraje bastante contemplativo, cuyo principal soporte es el espectacular paisaje en el que se desarrolla, pero que al ser una historia de venganza se vuelve previsible en su sangriento tramo final.
Como curiosidad, tras haber jugado hace tiempo al videojuego Red Dead Redemption 2, me he dado cuenta que sus creadores tomaron muchos elementos de El renacido como inspiración para el mismo. Pues la escenografía de ambos, los encuadres de cámara o la forma de hablar de los personajes son ciertamente similares. Supongo que los dueños de Rockstar son muy fans de la cinta de Iñárritu. Anécdotas aparte, lo mejor de la misma son los espectaculares paisajes en los que se desarrolla. El trabajo del director es colosal y, por lo que me he informado, para grabar El renacido fueron necesarios titánicos esfuerzos en los que todo el equipo de rodaje tenía que cargar cámaras y micros en mano por las montañas en busca del paraje perfecto para ser inmortalizado. El resultado es el de una película muy bella en su forma que recuerda en muchas de sus escenas al cine de Terrence Malick debido a las largas escenas que únicamente enfocan al paisaje, lo que remarca no solo la odisea física sino también espiritual del protagonista.
Leonardo DiCaprio hace una grandísima actuación, más física que otra cosa, pues su personaje apenas tiene líneas de diálogo en toda la película, lo que obliga al célebre actor a dejarse la piel con el lenguaje no verbal, las muecas y los gritos de sufrimiento. También hay que darle crédito al estupendo trabajo de maquillaje y peluquería que le confiere unas pintas de auténtico salvaje. Tiene mérito ganar un Óscar con una interpretación de tan pocas palabras, beneficiado también por la escasa competencia que hubo en la gala de aquel año. Por otro lado, y a pesar de ser el malo de la película, me ha encantado la actuación de un Tom Hardy que consigue una caracterización brillante, desde el acento hasta los gestos, que convierte a su personaje en odiable a más no poder. Hardy tiene experiencia en esta labor pues habitualmente ha hecho de villano en películas como El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012) o Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015).
Los aspectos técnicos de la película El renacido son para quitarse el sombrero. Gracias al enorme presupuesto de la misma, Iñárritu obtiene una cinta de enorme precisión técnica en la que destaca el espectacular trabajo de fotografía del también mexicano Emmanuel «Chivo» Lubezki. Los encuadres que logra, muchas veces cámara en mano, encierran el sufrimiento del personaje y se arrastran desesperadamente con él. Te dejan con la boca abierta. Los momentos del día -la iluminación- también están muy bien escogidos para dotar al film de una estética de western crepuscular. En muchos aspectos me ha recordado a otro clásico del cine de aventuras como Dersu Uzala (Akira Kurosawa, 1975); lo que queda aún más patente en escenas como en la que dos de los personajes se ven obligados a construir con ramas y a contrarreloj un refugio para protegerse de la ventisca. En el apartado musical, la banda sonora de El renacido es correcta pues está puesta al servicio de la historia, esencialmente para remarcar el sufrimiento del protagonista en las secuencias oníricas y los momentos más duros.
CONCLUSIÓN
La película me ha enamorado durante la primera hora, hasta el momento que Glass queda abandonado en las montañas -atención a uno de los mejores comienzos del cine del siglo XXI, con la batalla entre indios y cazadores-; me ha gustado de ahí en adelante, hasta que consigue llegar al campamento, y me ha desencantado en el tramo final cuando ya recuperado emprende la búsqueda de su archienemigo. El resultado final es de notable aunque podría haber sido sobresaliente si no fuera por la previsibilidad de su epilogo. Sin embargo, creo que es un film bastante recomendable.
El renacido resultó ser un taquillazo impresionante, con más de 530 millones de dólares recaudados en todo el mundo, gracias en gran medida a la expectación generada por la actuación de Leo DiCaprio. En las galas de los BAFTA y Globos de Oro se alzó con los tres galardones importantes -mejor película, director y actor-. Sin embargo, sufrió un relativo varapalo en los Óscar donde logró las estatuillas a mejor dirección, actor principal y fotografía pero perdió el premio gordo, el de mejor película, a manos de Spotlight (Tom McCarthy, 2015). Aún así El renacido, este duro retrato del hombre en busca de la supervivencia y la venganza, perdurará en la memoria colectiva como una película mítica. Actualmente se encuentra disponible mediante streaming en los catálogos de Netflix y Prime Video.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/02/el-renacido-venganza-en-las-montanas.html
Como curiosidad, tras haber jugado hace tiempo al videojuego Red Dead Redemption 2, me he dado cuenta que sus creadores tomaron muchos elementos de El renacido como inspiración para el mismo. Pues la escenografía de ambos, los encuadres de cámara o la forma de hablar de los personajes son ciertamente similares. Supongo que los dueños de Rockstar son muy fans de la cinta de Iñárritu. Anécdotas aparte, lo mejor de la misma son los espectaculares paisajes en los que se desarrolla. El trabajo del director es colosal y, por lo que me he informado, para grabar El renacido fueron necesarios titánicos esfuerzos en los que todo el equipo de rodaje tenía que cargar cámaras y micros en mano por las montañas en busca del paraje perfecto para ser inmortalizado. El resultado es el de una película muy bella en su forma que recuerda en muchas de sus escenas al cine de Terrence Malick debido a las largas escenas que únicamente enfocan al paisaje, lo que remarca no solo la odisea física sino también espiritual del protagonista.
Leonardo DiCaprio hace una grandísima actuación, más física que otra cosa, pues su personaje apenas tiene líneas de diálogo en toda la película, lo que obliga al célebre actor a dejarse la piel con el lenguaje no verbal, las muecas y los gritos de sufrimiento. También hay que darle crédito al estupendo trabajo de maquillaje y peluquería que le confiere unas pintas de auténtico salvaje. Tiene mérito ganar un Óscar con una interpretación de tan pocas palabras, beneficiado también por la escasa competencia que hubo en la gala de aquel año. Por otro lado, y a pesar de ser el malo de la película, me ha encantado la actuación de un Tom Hardy que consigue una caracterización brillante, desde el acento hasta los gestos, que convierte a su personaje en odiable a más no poder. Hardy tiene experiencia en esta labor pues habitualmente ha hecho de villano en películas como El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012) o Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015).
Los aspectos técnicos de la película El renacido son para quitarse el sombrero. Gracias al enorme presupuesto de la misma, Iñárritu obtiene una cinta de enorme precisión técnica en la que destaca el espectacular trabajo de fotografía del también mexicano Emmanuel «Chivo» Lubezki. Los encuadres que logra, muchas veces cámara en mano, encierran el sufrimiento del personaje y se arrastran desesperadamente con él. Te dejan con la boca abierta. Los momentos del día -la iluminación- también están muy bien escogidos para dotar al film de una estética de western crepuscular. En muchos aspectos me ha recordado a otro clásico del cine de aventuras como Dersu Uzala (Akira Kurosawa, 1975); lo que queda aún más patente en escenas como en la que dos de los personajes se ven obligados a construir con ramas y a contrarreloj un refugio para protegerse de la ventisca. En el apartado musical, la banda sonora de El renacido es correcta pues está puesta al servicio de la historia, esencialmente para remarcar el sufrimiento del protagonista en las secuencias oníricas y los momentos más duros.
CONCLUSIÓN
La película me ha enamorado durante la primera hora, hasta el momento que Glass queda abandonado en las montañas -atención a uno de los mejores comienzos del cine del siglo XXI, con la batalla entre indios y cazadores-; me ha gustado de ahí en adelante, hasta que consigue llegar al campamento, y me ha desencantado en el tramo final cuando ya recuperado emprende la búsqueda de su archienemigo. El resultado final es de notable aunque podría haber sido sobresaliente si no fuera por la previsibilidad de su epilogo. Sin embargo, creo que es un film bastante recomendable.
El renacido resultó ser un taquillazo impresionante, con más de 530 millones de dólares recaudados en todo el mundo, gracias en gran medida a la expectación generada por la actuación de Leo DiCaprio. En las galas de los BAFTA y Globos de Oro se alzó con los tres galardones importantes -mejor película, director y actor-. Sin embargo, sufrió un relativo varapalo en los Óscar donde logró las estatuillas a mejor dirección, actor principal y fotografía pero perdió el premio gordo, el de mejor película, a manos de Spotlight (Tom McCarthy, 2015). Aún así El renacido, este duro retrato del hombre en busca de la supervivencia y la venganza, perdurará en la memoria colectiva como una película mítica. Actualmente se encuentra disponible mediante streaming en los catálogos de Netflix y Prime Video.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/02/el-renacido-venganza-en-las-montanas.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia de El renacido se desarrolla en los nevados y montañosos paisajes del noroeste americano, lo que hoy en día serían los estados de Montana y Dakota del Sur en los EE. UU., la fecha es aproximadamente la década de 1820. En esos inhóspitos parajes, un amplio grupo de cazadores de pieles termina su ardua labor, que ha durado meses, y sus integrantes se preparan para volver a la civilización para vender esas pieles y cobrar un buen dinero. Pero, en el último momento, sufren la emboscada de varias manadas de indios nativos que matan a casi todos ellos. Los pocos que quedan en pie emprenden la huida a duras penas. Entre ellos se encuentran Hugh Glass -Leonardo DiCaprio- y su hijo mestizo. Cuando ya parece que están a salvo, Glass es brutalmente atacado por un enorme oso grizzly que le deja al borde de la muerte. Tras una sucesión de acontecimientos, Glass queda abandonado a su suerte por idea de su compañero cazador pero enemigo personal John Fitzgerald -Tom Hardy-, que además asesina a su hijo. De ahí en adelante, Glass comienza una épica lucha por recuperarse de sus heridas, sobrevivir en un entorno hostil y, finalmente, dar con Fitzgerald para poder vengarse de tan cruel hombre.
Aunque la época y la ambientación de la película son diametralmente opuestas, El renacido me ha recordado a otro clásico del cine contemporáneo como Gladiator (Ridley Scott, 2000). La historia es muy similar argumentalmente: familia asesinada, traicionado por sus compañeros, villano carismático, final catártico, etc. -también será porque todas las historias de venganza son similares-. Y no solo argumentalmente, porque ambas películas también comparten escenas como en las que en aquella Crowe y en esta DiCaprio recuerdan a sus familias asesinadas en escenas oníricas, mientras sueñan. Por otro lado, resulta muy obvio que en El renacido los personajes se encuadran dentro de unos estereotipos muy marcados; el bueno -Glass-, el malo -Fiztgerald-, el culpable de conciencia -chaval que acompaña a Fiztgerald-, el que imparte justicia -capitán de la expedición-, etc. Esto implica que la trama de la película resulte ciertamente previsible en su desarrollo, especialmente en el tramo final, lo que supone que el interés que suscita vaya de más a menos, en una especie de cuesta abajo. La historia paralela de los indios que buscan a su hija secuestrada tampoco tiene mucha relevancia ni, para mí gusto, aporta demasiado al conjunto general.
Aunque la época y la ambientación de la película son diametralmente opuestas, El renacido me ha recordado a otro clásico del cine contemporáneo como Gladiator (Ridley Scott, 2000). La historia es muy similar argumentalmente: familia asesinada, traicionado por sus compañeros, villano carismático, final catártico, etc. -también será porque todas las historias de venganza son similares-. Y no solo argumentalmente, porque ambas películas también comparten escenas como en las que en aquella Crowe y en esta DiCaprio recuerdan a sus familias asesinadas en escenas oníricas, mientras sueñan. Por otro lado, resulta muy obvio que en El renacido los personajes se encuadran dentro de unos estereotipos muy marcados; el bueno -Glass-, el malo -Fiztgerald-, el culpable de conciencia -chaval que acompaña a Fiztgerald-, el que imparte justicia -capitán de la expedición-, etc. Esto implica que la trama de la película resulte ciertamente previsible en su desarrollo, especialmente en el tramo final, lo que supone que el interés que suscita vaya de más a menos, en una especie de cuesta abajo. La historia paralela de los indios que buscan a su hija secuestrada tampoco tiene mucha relevancia ni, para mí gusto, aporta demasiado al conjunto general.
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