Con uno de los episodios de arranque más increíbles que recuerdo, se ponía en marcha Tan muertos como yo. Humor negro, toques de drama equilibrados y a veces disfrazados de broma, y un elenco de personajes que se acaban haciendo de lo más familiar son algunos de los ingredientes principales de esta serie que tuvo que decir adiós al terminar su segunda temporada.

No todo era perfecto, ya que a veces nos topamos con episodios no demasiado inspirados (unos 3 o 4 en cada una de las dos temporadas) con poco movimiento en la trama de los personajes, algunos casos de rescate de almas no muy interesantes o muertes un tanto "forzadas"; pero la mayoría tienen muy buen nivel. También es negativo cierto punto de censura que se puede apreciar en algunos episodios, y es que mientras el piloto mostraba sin tapujos escenas un tanto macabras (el apartamento en el que entran los protagonistas para quedarse las llaves, por ejemplo), en muchos de los episodios siguientes no podemos ver nada parecido, ya que, en el mejor de los casos desenfocan las muertes y se ve el salpicón de sangre y, en el peor, se ve la muerte pero sin sangre, lo cual le quita autenticidad (y como he dicho antes, ayuda a que todo parezca en ocasiones muy forzado) y también le arranca ese toque de diversión insana que la serie llevaba por bandera.

Y por el resto, todo virtudes. Georgia, una chica de 18 años (creo que hasta hoy es el personaje cuya actitud más me ha recordado a mí mismo hace un tiempo) muere de forma bastante humillante, de hecho muchos la conocerán como la chica de la taza del váter. Su alma sale del cuerpo por obra y gracia de un aparecido y al poco tiempo se convierte en una de ellos (con una apariencia distinta a la que tenía en vida). Junto con sus colegas, un grupo de lo más variopinto, se encargará de recoger almas de otras personas para que puedan irse a... quién sabe dónde. Y esto mientras se hace pasar por una persona normal que tiene que vivir apartada de todo lo que conocía hasta el momento, teniendo que llevar un trabajo para buscarse la vida e incluso aprovechar los objetos que hayan dejado los muertos. Y hablando de trabajo, Georgia trabaja en una oficina con personajes y situaciones de lo más inolvidable, mención especial para Dolores y su "tiquismiquismo" y Crystal, que con las 10 frases que tiene en toda la serie consigue sacarte una sonrisa con solo mirar su inexpresivo rostro.

(Sigo en el spoiler)

El director de Resident Evil une a dos mitos de las últimas décadas del siglo XX y las enfrenta en una producción que no arriesga demasiado.

De hecho, el director utiliza exactamente el mismo esquema que había usado para Resident Evil un par de años antes. Un equipo de exploradores armados, una estructura subterránea en la que desentramar un misterio, una trama que se va desvelando poco a poco y bichos asesinos rondando por ahí dispuestos a demostrar que los personajes humanos son poco más que carnaza.

La película es muy muy predecible. Se intuye desde el principio quién va a llegar más lejos. Para colmo no hay gore, ni apenas emoción... Nada excepto el lucimiento de las dos especies enfrentadas. A decir verdad, solo encontré un momento de agobio *(1). En esta película todo brilla por su ausencia. Incluso tiene su gracia que el personaje de Colin Salmon muera de la misma forma que murió en Resident Evil... La acción no es la cosa más brillante del mundo, pero tiene cierto dinamismo, sobre todo hacia el final.

No hay demasiado más que comentar. Logra mantener entretenido durante hora y media sin dar vueltas pero tampoco sin hacer alardes de absolutamente ningún tipo. El que pueda soportar esto y unos cuantos detalles más o menos ridículos puede verla sin miedo a que se le atrofien las neuronas (como se dice por aquí).

Todo un fan de las películas de catástrofes como un servidor no podía quedarse sin ver lo nuevo de Emmerich, que llega una vez más dispuesto a destrozar el planeta con sus efectos especiales.

La premisa de este tipo de películas siempre me parece de lo más interesante, pero la cosa se fastidia un poco cuando acabamos viendo lo de siempre. Pero bueno, en este caso lo de siempre se multiplica por un millón. Y hablo en todos los sentidos.

El centro de la tierra se calienta debido al crecimiento de ciertas radiaciones del Sol y la corteza se desplazará a sus anchas, cosa que queda clara desde el principio. Emmerich rescata el esquema seguido en Independence Day con varias líneas argumentales: la del "héroe" y su familia, la del siempre magno presidente de EE.UU. y la de algún especialista en la materia que es el que abre los ojos a todos. Todas ellas ya vistas, todas ellas predecibles.

Y es una lástima como este director ha desperdiciado otra vez una oportunidad de hacer algo aterrador para hacer algo simplemente espectacular. A la hora de tratar a los personajes protagonistas se elimina todo el pretendido realismo del resto de la cinta. Los protagonistas no se hacen daño, no mueren a no ser que ellos lo decidan y son capaces de dar discursos de dos minutos a escasos momentos del fin de la cuenta atrás. De escándalo como todo aquel que se pega a John Cusack (hasta llegar a las arcas) tiene la maravillosa suerte de seguir con vida. La tierra se abre, caen bolas de fuego y enormes nubarrones de ceniza lo engullen todo. Para más inri, todo ello le pisa los talones a la familia protagonista. Incluso en alguna ocasión no es hasta que ellos deciden moverse que la cosa se anima. Y bueno, algún que otro detalle totalmente absurdo aparte de este *(1) no es raro de ver en la película.

Estos detalles... Mejor dicho, esta forma de hacer cine, insultante para algunos, anula por completo cualquier atisbo de entretenimiento. Lo cierto es que molesta que el director decida qué personajes son tocados por la mano de Dios, pero aún así la película es tremendamente entretenida, está bien llevada (tal vez el tramo final es el que se hace más pesado por su falta de movimiento) y tiene sus partes emocionantes. Todo ello en 2 horas y media que no se hacen pesadas, pese a su repetición de esquemas. Eso sí, no sabría decir si me atrevería a verla otra vez...

Los anti-Emmerich quedan avisados: efectos especiales para parar un tren, banderitas de EE.UU. y emotivos discursos en los momentos más indicados acompañando a suertudos personajes. De eso no hay nada que nos salve.

Wes Craven nos lleva en un viaje de una hora y quince minutos, el tiempo justo y suficiente para comenzar en un aeropuerto con el vuelo recién cancelado y unas cuantas personas agradables a las que conocer durante la espera al siguiente avión. Poco se imagina Lisa que una de esas personas le haría pasar algunos de los peores momentos de su vida.

Rachel McAdams (en el papel de Lisa) hace una buena actuación, mostrándose tímida al principio y angustiada después, siempre de forma muy convincente; mientras que Cillian Murphy (que interpreta a Jackson) está simplemente increíble en su papel*(1), muy autoconfidente siempre, y atormentando a la pobre protagonista.

Con lo que no contaba Jackson es que Lisa a pocas cosas le tenía miedo ya, así que los últimos minutos de la cinta llevan a un thriller más típico, con persecución y sustos en casa del padre de la chica.

Tal vez las situaciones de cara al final de la película sean algo inverosímiles, pero el ritmo ágil y la ajustada duración de la película, que nunca llega a aburrir, hacen de Vuelo nocturno en algo realmente bueno.

Atípico thriller que nos pone del lado del asesino (Kevin Costner), del lado frío y del lado más humano. Así vemos varias tramas: la del asesino como chantajeado y atormentado por su adicción (tiene una doble personalidad, de forma que podemos ver conversaciones entre ambas), la de padre preocupado por su familia; y la de una policía (Demi Moore) que tiene que lidiar con su futuro ex-marido mientras va en busca de la solución del caso de un asesino en serie que llevaba dos años inactivo: el asesino de la huella del pulgar.

La película es lenta, apenas hay acción ni presenciamos casi ningún asesinato, se centra todo en el conflicto del asesino, mientras que en la parte de Demi Moore vemos tiroteos y alguna que otra situación arriesgada.

Pese a que esto pueda echar para atrás a muchos, nunca sabemos por qué camino nos llevará exactamente ni cómo cruzará las tramas, y eso es de agradecer, convirtiendo a Mr. Brooks en un largometraje más que interesante.