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6,7
6.175
7
17 de octubre de 2020
17 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El capitán" tiene una virtud que muy pocas películas poseen, y es que no sabes en qué momento va a pasar algo. Primero empecemos diciendo que, aunque la carátula y la sinopsis pueden dar lugar a equívoco, nos encontramos ante un drama, no nos vayamos a confundir. Ahora vayamos con la descripción de la trama. La cinta está rodada en blanco y negro lo cual, aunque pueda restar comercialidad, acentúa claramente el dramatismo del momento. Recordemos, como nos indican en el primer fotograma, que nos encontramos en el mes de abril de 1945, y que no se nos olvide que la Segunda Guerra Mundial finalizó en Europa en mayo, por tanto, asistiremos a los estertores del nazismo. Uno de los fenómenos que más se dio en esos momentos es la deserción, algo que será recurrente en "El capitán". Cruda, cruel, inesperada, sorprendente... todos los calificativos de una película bélica de planos largos (en ocasiones en trípode y en otras "a mano", acentuando todavía más el dramatismo), conversaciones lentas, miradas, silencios, expresiones o acción. Cualquier cosa puede pasar en cualquier momento.
Max Hubacher realiza una magnífica interpretación desde el principio hasta el fin, y es quien lleva el peso interpretativo junto a Milan Peschel, que lo acompaña magistralmente en un extraño dúo, esas uniones que ofrece la vida sin que sepas cómo ha llegado.
Terminamos con una mención especial a la caracterización de todos los actores y al magnífico casting, pues si esta película tiene dos intérpretes principales y varios secundarios, también cuenta con un gran elenco de figurantes que bordan su papel.
Max Hubacher realiza una magnífica interpretación desde el principio hasta el fin, y es quien lleva el peso interpretativo junto a Milan Peschel, que lo acompaña magistralmente en un extraño dúo, esas uniones que ofrece la vida sin que sepas cómo ha llegado.
Terminamos con una mención especial a la caracterización de todos los actores y al magnífico casting, pues si esta película tiene dos intérpretes principales y varios secundarios, también cuenta con un gran elenco de figurantes que bordan su papel.

7,7
11.933
8
29 de septiembre de 2020
29 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El esquema inicial puede recordar a "Los siete magníficos". Un grupo de tranquilos campesinos son acosados por unos externos. Ante esa situación, aparece alguien que les puede ayudar. Solo que en "Los siete magníficos" los campesinos buscan y contratan a unos mercenarios y en "Raíces profundas" esa ayuda viene sola, y se llama Alan Ladd, que realiza una gran interpretación. La película es todo un rico muestrario de valores, quizá será eso lo que supone un hecho diferencial sobre otras cintas ambientadas en el Oeste Norteamericano. La relación del solitario y atormentado forastero con la familia protagonista es un ejemplo de amistad y lealtad digno de recordar. Especialmente la relación que se establece entre ese desconocido y el hijo del matrimonio, magistralmente interpretado por Brandon De Wilde que fue nominado por la Academia para el Óscar de interpretación de reparto. Como dato curioso tenemos que remarcar que la actriz Jean Arthur tenía 53 años cuando se rodó el film, aunque aparentaba la mitad. Con todos ellos, hay que destacar también a otros dos actores: Van Heflin, que mantiene el hilo narrativo a la perfección con su espíritu de líder que contagia entusiasmo y dignidad a todo un colectivo, y luego al gran villano de la película Jack Palance y su guante negro, que también se hizo acreedor de la nominación al Óscar.
Y con ellos, una magnífica fotografía en color que debió hacer las delicias de aquella generación que acudía a los cines en los años 50 buscando aquello que era imposible hallar fuera de las salas, esos mundos magníficos, cuajados de contrastes con unos paisajes tan lejanos que parecerían extraterrestres.
Y, aderezando todas las escenas, la música. La banca sonora original de "Shane", que es como se llamó, está ejecutada a la perfección por Victor Young, autor de un buen número de melodías. Sin lugar a dudas, la música de "Raíces profundas" es una de las mejores que podremos oír en un western.
Y con ellos, una magnífica fotografía en color que debió hacer las delicias de aquella generación que acudía a los cines en los años 50 buscando aquello que era imposible hallar fuera de las salas, esos mundos magníficos, cuajados de contrastes con unos paisajes tan lejanos que parecerían extraterrestres.
Y, aderezando todas las escenas, la música. La banca sonora original de "Shane", que es como se llamó, está ejecutada a la perfección por Victor Young, autor de un buen número de melodías. Sin lugar a dudas, la música de "Raíces profundas" es una de las mejores que podremos oír en un western.

7,0
12.177
6
25 de septiembre de 2020
25 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Pájaros de papel" es una cinta que cuenta con una producción y ambientación fuera de serie. La película debió ser muy complicada de rodar porque está ambientada en muchos lugares distintos, muchos de ellos recreados mediante escenarios artificiales y cuenta, además, con numerosas escenas con gran participación de extras y figurantes, y eso siempre es muy complicado.
El problema de estos pájaros son las lagunas de guion cuando no las incoherencias que llevan a que la historia resulte demasiado forzada, quizá por haber querido meter demasiados ambientes, a demasiados actores y haber querido complicar algo que, de por sí, no lo necesitaba. A mi juicio le sobran minutos y alguna otra escena completa, aunque es muy humano que una persona quiera homenajear a su padre.
Las interpretaciones están encabezadas por un magnífico Imanol Arias, que es siempre una apuesta segura. En "Pájaros de papel" borda la actuación aunque, incomprensiblemente, no estuviera nominado para ningún Goya. Le acompaña Lluís Homar y Roger Príncep, que no ha tenido la continuidad que se le intuía. Y luego están los veteranos, los Luis Varela o Carmen Machi, que le dan consistencia al plantel donde no desentona nadie.
Por último referirnos a la música, muy conseguida aunque el director se excede en la duración de los números musicales. Evidentemente, el director hace lo que quiere, y más cuando la música es suya.
El problema de estos pájaros son las lagunas de guion cuando no las incoherencias que llevan a que la historia resulte demasiado forzada, quizá por haber querido meter demasiados ambientes, a demasiados actores y haber querido complicar algo que, de por sí, no lo necesitaba. A mi juicio le sobran minutos y alguna otra escena completa, aunque es muy humano que una persona quiera homenajear a su padre.
Las interpretaciones están encabezadas por un magnífico Imanol Arias, que es siempre una apuesta segura. En "Pájaros de papel" borda la actuación aunque, incomprensiblemente, no estuviera nominado para ningún Goya. Le acompaña Lluís Homar y Roger Príncep, que no ha tenido la continuidad que se le intuía. Y luego están los veteranos, los Luis Varela o Carmen Machi, que le dan consistencia al plantel donde no desentona nadie.
Por último referirnos a la música, muy conseguida aunque el director se excede en la duración de los números musicales. Evidentemente, el director hace lo que quiere, y más cuando la música es suya.

7,9
18.066
7
20 de septiembre de 2020
20 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Sucedió una noche" fue la primera película de la historia del cine en llevarse las 5 principales estatuillas Óscar, razón suficiente para cruzar el umbral de la eternidad. El guion es sencillo pero su acierto está en que es capaz de mantener la atención del espectador hasta la vuelta de manivela final. Un viaje, un regreso o una huida, según se mire, sirve de pretexto para que los protagonistas establezcan una relación muy peculiar, aderezada por unos simpáticos y disparatados diálogos que Gable lleva con acierto.
Los protagonistas lo bordan, de ahí su nominación y premio, por cierto, el único que recibieron ambos en su larga y prolífica carrera profesional. Clark Gable encaja a la perfección en el papel de canalla (jamás ha habido ni habrá otro como él en ese papel de cínico de sonrisa socarrona capaz incluso de arrancar alguna lágrima. Enfrente tiene a la francesa Claudette Colbert, que hizo esta película casi de casualidad sin saber que pasaría a la posteridad con ella. La actriz poseía una cara que hablaba sola, con dominio absoluto de todas las expresiones (el cine mudo estaba todavía muy reciente). Sus gestos es de lo mejor de la película, despierta, e incluso dormida.
Película de bajo presupuesto, sin exteriores rimbombantes, sin numerosos extras (excepto en la escena final), pero con un buen guion, guion merecedor de Óscar.
Frank Capra nos trae esta delicia que la pudimos ver hace 80 años o que podremos ver dentro de otros 80, y que siempre nos parecerá una comedia encantadora que guardaremos entre nuestras preferidas de aquel cine que marcó una época.
Los protagonistas lo bordan, de ahí su nominación y premio, por cierto, el único que recibieron ambos en su larga y prolífica carrera profesional. Clark Gable encaja a la perfección en el papel de canalla (jamás ha habido ni habrá otro como él en ese papel de cínico de sonrisa socarrona capaz incluso de arrancar alguna lágrima. Enfrente tiene a la francesa Claudette Colbert, que hizo esta película casi de casualidad sin saber que pasaría a la posteridad con ella. La actriz poseía una cara que hablaba sola, con dominio absoluto de todas las expresiones (el cine mudo estaba todavía muy reciente). Sus gestos es de lo mejor de la película, despierta, e incluso dormida.
Película de bajo presupuesto, sin exteriores rimbombantes, sin numerosos extras (excepto en la escena final), pero con un buen guion, guion merecedor de Óscar.
Frank Capra nos trae esta delicia que la pudimos ver hace 80 años o que podremos ver dentro de otros 80, y que siempre nos parecerá una comedia encantadora que guardaremos entre nuestras preferidas de aquel cine que marcó una época.

6,2
2.874
5
2 de septiembre de 2020
2 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces hemos visto una película en la que la protagonista tenga tanta exposición personal. Hasta tal punto que en todo el reparto no ya de actores principales o secundarios, sino hasta de figurantes, prácticamente ella es la única mujer que vemos a lo largo de toda la trama. Además, no luce vestuario, sino que luce "modelitos", que no es lo mismo. Y no vamos a cuestionar la capacidad interpretativa de Sofía Loren, la cual está fuera de toda duda después de actuaciones tan vibrantes como en "Dos mujeres" (película por la que la dieron el Óscar) o la posterior a Arabesco "Los girasoles", sino que en esta cinta asistimos a un desfile de moda de los años sesenta con unos ojos que no olvidaremos. "Arabesco" se hizo por y para lucir a Sofía.
Inevitablemente, hablar de "Arabesco" te conduce a recordar "Charada", rodada tres años antes. Desde los títulos de crédito hasta la música de Mancini, aunque el ritmo, el argumento y, sobre todo, el final, no tengan nada que ver no desde el punto de vista de guión, sino de interés, por lo que causa decepción si comparamos una con otra.
Junto a la ya nombrada Sofía Loren, tenemos a un siempre satisfactorio Gregory Peck en la madurez de su carrera y a un Alan Badel que consigue algo muy difícil, y es mostrar capacidad dramática a pesar de llevar gafas, y nada menos que gafas oscuras (recordemos que las gafas y los actores son dos términos que conjugan bastante mal).
Si "Arabesco" es una comedia con un guion demasiado serio o es un drama con un guion demasiado jocoso es algo que cada espectador tendrá que dilucidar por sí mismo.
Inevitablemente, hablar de "Arabesco" te conduce a recordar "Charada", rodada tres años antes. Desde los títulos de crédito hasta la música de Mancini, aunque el ritmo, el argumento y, sobre todo, el final, no tengan nada que ver no desde el punto de vista de guión, sino de interés, por lo que causa decepción si comparamos una con otra.
Junto a la ya nombrada Sofía Loren, tenemos a un siempre satisfactorio Gregory Peck en la madurez de su carrera y a un Alan Badel que consigue algo muy difícil, y es mostrar capacidad dramática a pesar de llevar gafas, y nada menos que gafas oscuras (recordemos que las gafas y los actores son dos términos que conjugan bastante mal).
Si "Arabesco" es una comedia con un guion demasiado serio o es un drama con un guion demasiado jocoso es algo que cada espectador tendrá que dilucidar por sí mismo.
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