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Críticas 359
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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30 de julio de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comenzaré destacando los elementos comunes que encuentro en los dos directores polacos post-comunistas que más conozco: Paweł Pawlikowski, conocido por "Cold War" e "Ida", y Krzysztof Kieślowski, autor de la trilogía "Tres Colores" y "La doble vida de Verónica". He decidido dejar de lado al experimental Jerzy Skolimowski, con "Eo", y a Roman Polanski, cuya carrera, aunque comenzó en Polonia, se desarrolló principalmente fuera del país. Entre Pawlikowski y Kieślowski, destaco dos puntos en común:

Primero, el cuidado estético y visual: Kieślowski da protagonismo a los colores, mientras que Pawlikowski a la ausencia de estos. Ambos directores prestan una atención meticulosa a los encuadres y a la estética, lo cual acentúa de manera significativa la narrativa emocional de sus obras.

En segundo lugar, sus películas son profundamente filosóficas y nos invitan a reflexionar sobre la moralidad. Aunque Pawlikowski se centra más en el contexto histórico, mientras que Kieślowski es más introspectivo, ambos comparten una inclinación hacia la reflexión profunda.

Esta introspección los lleva a crear películas contemplativas con un ritmo lento que, aunque deliberado, puede resultar tedioso, al menos para mí, que prefiero una narrativa más dinámica. Los guiones de ambos directores suelen ser no lineales, abordan personajes complejos y castigados, y poseen un grado de abstracción y ambigüedad que puede hacer que la conexión emocional resulte difícil.

"Tres Colores: Azul", la primera película de la trilogía de Kieślowski, se centra en el color azul como símbolo de la libertad. La trama sigue a Julie (Juliette Binoche), quien, tras la muerte de su esposo e hija en un accidente automovilístico, intenta desconectarse de su vida pasada y aislarse del mundo.

Aunque "Tres Colores: Azul" es aclamada por su esteticismo y simbolismo, siento que estos aspectos a menudo eclipsan la narrativa. El ritmo pausado permite una profunda exploración de las emociones de Julie, pero la película a veces parece estancada, con una evolución externa limitada. Personajes como la vecina libertina de Julie llegan a "calles sin salida" narrativas y desaparecen sin mayor explicación.

La intensa introspección de Julie, su dolor interno y su búsqueda de libertad a través de la desconexión del mundo, me resulta cansina. En lugar de provocar tristeza o ternura, me lleva a la apatía.

A pesar de no ser mi estilo de cine preferido, es innegable que "Tres Colores: Azul" ha recibido importantes premios en Europa. Obtuvo el León de Oro en el Festival de Venecia, Juliette Binoche ganó la Copa Volpi por su actuación, y también recibió el Goya a la Mejor Película Europea. Estas distinciones subrayan la calidad y el impacto de la película en el panorama cinematográfico internacional.
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Kieślowski describe la libertad como la decisión de Julie (sobrevenida tras la muerte de su marido e hija) de no tener ningún tipo de atadura emocional o material. Sin embargo, la película nos enseña que en una sociedad es imposible o muy difícil conseguirlo. Julie acaba trabando cierta amistad con su vecina del edificio, inicia una relación sentimental con el compositor que colaboraba con su marido, incluso contacta con la amante de su marido, a quien le regala su antigua casa, por lo que desvincularse por completo es utópico. ¿Diría Kieślowski, por tanto, que la libertad no existe en sociedad?
26 de junio de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada como el máximo representante del género del terror, "El Resplandor" de Stanley Kubrick es una obra maestra que se ha mantenido relevante y aterradora con el paso de los años. La película encapsula todos los elementos necesarios para ser considerada icónica: personajes inolvidables, frases célebres, un estilo visual meticuloso y una dirección innovadora. Jack Torrance, interpretado por un magistral Jack Nicholson, y el pequeño Danny, interpretado por Danny Lloyd, son personajes que han dejado una marca indeleble en la historia del cine. Frases como "Here's Johnny!" y "Redrum" se han convertido en parte del léxico popular y siguen siendo reconocibles incluso por aquellos que no han visto la película.

El legado de "El Resplandor" persiste gracias a su capacidad de seguir siendo atractiva y aterradora con el paso de los años. La estética y el estilo visual de la película son un testimonio del perfeccionismo de Kubrick, quien era conocido por su obsesión con los detalles. Cada plano, cada movimiento de cámara, cada elemento del set está cuidadosamente diseñado para crear una atmósfera de creciente inquietud y terror. La visión innovadora de Kubrick se manifiesta en su uso del espacio y el sonido, transformando el Hotel Overlook en un personaje más de la película.

Las actuaciones en "El Resplandor" son histriónicas, acorde con el estilo de finales de los 70 y principios de los 80. Jack Nicholson entrega una actuación intensa y memorable que captura perfectamente la locura creciente de su personaje. Danny Lloyd, en el papel de Danny, aporta una inocencia que contrasta con el horror que le rodea. Shelley Duvall, como Wendy, quizá sea la interpretación más floja, aunque sí impregna el papel de vulnerabilidad.

Además de su calidad cinematográfica, "El Resplandor" está rodeada de leyendas y mitos, especialmente en relación con Stanley Kubrick. El rumor más extendido es el que considera que Stanley Kubrick estuvo involucrado con el gobierno de los Estados Unidos en la filmación de una versión escenificada del alunizaje y que usó esta película para insinuar y disculparse por su participación. De ahí que la habitación sea la 237 y no la 217 que aparece en el libro de Stephen King (en alusión a los 237.000 pies que separan la Tierra de la Luna), el propio suéter de Danny con el cohete.... Estos rumores han alimentado el aura de misterio y fascinación que envuelve a la película.

Una anécdota que ilustra la meticulosidad de Kubrick es su involucración en la selección de actores de doblaje en otros idiomas. Para la versión en español, Kubrick eligió personalmente a Verónica Forqué para doblar a Shelley Duvall, resultando en lo que muchos consideran uno de los peores doblajes en la historia del cine. Esta decisión, aunque controversial, subraya el control absoluto que Kubrick ejercía sobre cada aspecto de su obra.

En conclusión, "El Resplandor" no solo es una película de terror, sino una obra de arte cinematográfica que sigue inspirando y aterrorizando a audiencias de todas las generaciones. Un hito indiscutible en la historia del cine.
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Otra anécdota interesante, está relacionada con el escritor de la novela, Stephen King, quien es uno de los mayores críticos de la adaptación cinematográfica, incluso llegando a afirmar que la "detestaba". Llegó a hartarse del director, a quien llamaba a altas horas de la madrugada para hacerle preguntas sobre algunos aspectos del rodaje. Otro de los comentarios del escritor que han quedado en la hemeroteca es: "Jack tiene una evolución en su novela, mientras que en la película de Kubrick, cuando miras por primera vez a Jack Nicholson ya sabes que está loco como una cabra".
22 de marzo de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco escuchaba a Carlos Boyero, quien declaraba su amor por Sigourney Weaver, explicando como ésta se pronunciaba en favor de "Aliens: el regreso" frente a la primera de la saga. Durante años coincidí con ella, seducido por la acción y por la Weaver "heroína" que nos presenta "Aliens" (en contraste con su papel en el "Octavo pasajero" que no sabemos si Scott la exhibe como sex-symbol o como “amazona”). Sin embargo, en los últimos años, me he decantado ligeramente por el suspense de la primera entrega. La he visto muchas veces, y ayer la volví a ver, notando de nuevo mi corazón acelerado durante las dos horas del metraje.

En "Alien: el 8 pasajero", la tripulación de la nave comercial Nostromo es despertada de su sueño criogénico para responder a una misteriosa señal de socorro en un planeta desconocido. Pronto descubren que han llevado a bordo una forma de vida extraterrestre mortal que está cazando a la tripulación uno por uno.

A pesar de los modestos recursos con los que contaba Ridley Scott, apenas 11 millones de dólares, el director se las ingenió para dotar de realismo las escenas, gracias a un magnífico sonido, un excelente trabajo de edición, y un diseño artístico que a día de hoy (recordemos que es de 1979) no ha perdido su vigencia. Respecto al sonido y la edición, el esfuerzo que destinaron es notable, cubriendo eficazmente el bajo presupuesto y contribuyendo a la atmósfera tensa y claustrofóbica de la película. En lo relativo al estilismo visual, "Alien: el 8 pasajero" sobresale. No solo fue capaz de concebir el Nostromo, una de las naves espaciales más icónicas del cine, sino también una criatura que hoy en día es objeto de culto, gracias al experto en xenobiología, H.R. Giger. La combinación de efectos prácticos y diseño conceptual da vida a una de las criaturas más aterradoras de la historia del cine.

Soctt, jugó con los actores, proporcionándoles información selectiva y sorpresas durante la filmación para capturar la autenticidad de sus expresiones.

En conclusión, "Alien: el 8 pasajero" sigue siendo una obra maestra del género, con una mezcla perfecta de suspense, acción y horror que sigue manteniendo a los espectadores al borde de sus asientos décadas después de su lanzamiento.
29 de febrero de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La Guerra de las Galaxias: Episodio IV - Una Nueva Esperanza" se alza como una obra maestra forjada en la adversidad. Para empezar, la intención de Lucas era comprar los derechos de “Flash Gordon” y adaptarlos a la pantalla. Pero el estudio le dijo al director que querían que la dirigiera Federico Fellini y quedarse con el 80% de las ganancias, por lo que el americano descartó la idea. Él seguía insistiendo en crear su space opera, así que en 1973 Lucas comenzó a escribir el primer borrador de "Star Wars" que, como es bien sabido, estaba fuertemente influenciado por "La fortaleza escondida" de Kurosawa (pero también por otras obras del nipón como "Yojimbo" y "Los Siete Samuráis”… y seguiría más adelante la estela de Kurosawa, inspirándose en “Dersu Uzalá” creando escenas y personajes para el “El imperio contraataca”).

George Lucas, se enfrentaba a desafíos financieros y a los escépticos ejecutivos de los estudios. La United Artists lo rechazó más de una vez, Disney dijo que era muy cara (ironías del destino) y, finalmente, la 20th Century Fox emprendió el proyecto, imponiendo al director de “American Graffitti” unas condiciones económicas bastante restrictivas: le pagaron 50.000$ por el guion y 100.000$ como salario. El detalle del acuerdo con el que jugó Lucas fue que el director se quedaría con los derechos derivados de la obra, básicamente de la venta de merchandising… casi nada. Las limitaciones en cuanto a actores también fueron destacables: Sir Alec Guiness, fue el único actor renombrado en ese momento que se pudieron permitir. Guiness, igualmente astuto, optó por un porcentaje de los ingresos en lugar de un salario fijo, una elección estratégica que lo beneficiaría y simbolizaba la incertidumbre que rodeaba la película. El apoyo crucial de figuras como Francis Ford Coppola y Steven Spielberg fue fundamental para superar las dificultades iniciales. Finalmente, el presupuesto inicial de 3 millones de dólares, pasó a un costo de 10 millones, pero acabaría recaudando 775 millones de la época.

"Una Nueva Esperanza" no sólo es una película; es el punto de partida de una saga que ha resistido el paso del tiempo. Su capacidad para inspirar y entretener, así como la creación de un universo cinematográfico duradero, refuerza su estatus como una obra maestra atemporal que merece un respeto perdurable.

La excelencia técnica destaca en cada fotograma. La dirección artística de Lucas crea mundos visuales impresionantes, mientras que la banda sonora de John Williams se erige como un pilar fundamental que se mantiene en la memoria colectiva. Respecto a los efectos especiales, Lucas comprobó que la 20th Century Fox, no disponía de un departamento de efectos visuales. El americano quería algo que fuera revolucionario (y lo consiguió, porque a día de hoy se siguen viéndose actuales) así que fundó la Industrial Light & Magic en mayo de 1975, para poder generar sus efectos. En cuanto al vestuario, fue revolucionario para su tiempo, y siguen siendo sorprendentemente contemporáneos, atestiguando la visión pionera de Lucas.

No me canso de verla una y otra vez. Doy infinitas gracias a Coppola, por haber sugerido a Lucas que le hiciera una audición a su carpintero de confianza, quien había llegado a Los Ángeles con 22 añitos, a estudiar arte dramático, pero que apenas había conseguido pequeños papeles que ni siquiera le permitían aparecer en los cuadros de crédito. Una joven estrella a la que le daría el papel de Han Solo en la saga galáctica.
2 de noviembre de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de centrarme en la crítica de la película, quería hacer un resumen de la historia del cine español para situar a Pilar Miró:

El cine español nunca estuvo en la primera división. Allí se encontraban los países que disponían de grandes estudios, como Alemania y la UFA; Italia y Cinnecittà; EEUU y Hollywood; y la excepción es la Francia de la Nouvelle Vague, que nunca le interesó grabar en estudios sino en aprovechar el realismo que brindaban los exteriores. Aun así, en los inicios del cine, sí tuvimos una importante contribución, curiosamente, gracias a varios aragoneses. Primero con Eduardo Jimeno, quien rodó la primera película española en 1896, después con Segundo de Chomón, a quien Meliès contrató para llevar a cabo los efectos especiales de sus metrajes, y obviamente tenemos que citar a Buñuel, quien se vio obligado a hacer la mayor parte de su carrera en Francia y México. Por avanzar en la historia, evidentemente la Guerra Civil, las carencias posteriores, y la censura férrea que cercenaba la creatividad, hicieron que el cine ibérico sobreviviera a trancas y barrancas. En este periodo encontramos el cine cañí, exportando los estereotipos más patrios, principalmente musicados (Imperio Argentina, Concha Piquer, Estrellita Castro, Joselito, Lola Flores, Juanita Reina, Marisol, Sara Montiel…). Sin embargo, a pesar de las dificultades, la época de la postguerra nos regaló obras maravillosas de directores que supieron regatear la censura de Carmen Polo. Valientes a la cámara que bajo un halo de costumbrismo supieron ejercer su crítica, nombres como Berlanga, Saura, Juan Antonio Bardem, o el mismo Buñuel. Suyas son: “Viridiana”, “Bienvenido Mr. Marshall”, “El Verdugo”, “Plácido”, “Calle Mayor”, “Muerte de un ciclista” o “La caza”. Finales de los 60 y los años 70 ofrecieron un cine de baja calidad que por lo menos regalaron carcajadas a un país demasiado necesitado de risa, es la época del Landismo, el destape, las “españoladas” o como Pilar Miró lo llamó: “cine para fontaneros”.

Iniciada la transición, seguía proliferando el cine cómico de baja calidad y, también, surgen las cintas de sexo, drogas y violencia. Surge el cine quinqui y el generado por La movida… Y vamos ya a la época en la que Pilar Miró fue Ministra de Cultura. Con la intención de acabar con el cine de baja calidad y afrancesarlo, creó un comité de expertos que seleccionaba qué proyectos subvencionar, generando un periodo de nepotismo donde algunos directores (como Querejeta, Almendáriz o Fernando Colomo) llevaron adelante sus proyectos, mientras otros se quedaron en la cuneta pese a haber dado el primer Oscar del cine español en 1982 (“Volver a empezar” de Garci -aunque Buñuel ya lo había ganado en 1972 con “El discreto encanto de la burguesía”… de producción francesa-). Cuando Pilar Miró dejó el cargo, la cuota de cine español había pasado del 22% al 7%, y la producción anual a 47 películas en 1990… igual que tras la Guerra Civil… El cine español estaba en la UCI.

En los 90 empezó a levantar la cabeza, pero todavía no había iniciativa privada. Afortunadamente, Trueba nos regaló un segundo Óscar con su “Belle Époque” y Almodóvar un tercero con “Todo sobre mi madre”. Por aquel entonces hubo ciertas políticas que cambiaron por completo el panorama: el apoyo a la coproducción europea y latinoamericana y, por otra parte, a las neonatas cadenas de televisión privadas (T5 y A3), se les obligó a invertir un 5% de su presupuesto en cine español.

En los últimos 20 años, junto a las políticas mencionadas en el anterior párrafo y a pesar del golpe que también supuso la subida del IVA cultural durante un breve período de tiempo, han surgido nuevas ideas de financiación a través de incentivos fiscales (AIEs) que, gracias al apoyo de las importantes escuelas de cine (como el ESCAC), han hecho que finalmente surgiera la industria que por fin está dando unos frutos de primera calidad tanto en películas como en series: Amenábar (que nos daría el cuarto Óscar con “Mar Adentro”), Sorogoyen, Bayona, Coixet, Pilar Palomero, Vermut, Daniel Monzón, Alberto Rodríguez, Carla Simó, Rodrigo Cortés, Paco Plaza, Dani de la Orden, Los Javis..., nos han situado en los puestos de cabecera, ya no sólo en producción (250 películas/año, la 2ª de la UE), sino también en calidad… Nuestra asignatura pendiente sigue siendo la comercialidad aunque las plataformas de streaming están dando cierto impulso: “La Casa de papel”, “El hoyo”….

Centrándome ya en la película: "El Crimen de Cuenca" causó una gran controversia en su época. Basada en hechos reales ocurridos en 1910, en los que dos hombres fueron detenidos por el presunto asesinato de un pastor “El Cepa”, en un pueblo de Cuenca. La película se centra en la investigación y la brutal tortura a la que fueron sometidos los acusados para obtener una confesión.

Como no he escondido, a pesar de considerar su política como ministra uno de los mayores errores de la historia cinematográfica del país, considero que, en su papel como directora y guionista, fue muy valiente al abordar una historia donde se mostraba el lado oscuro de la Guardia Civil, mostrando cómo se usaba la tortura para obtener confesiones y cómo se abusaba de su poder en la España rural. Es importante destacar que, en su momento, la película fue objeto de censura y los negativos fueron robados. Esto ocurrió en un momento en el que la democracia en España aún era frágil y se temía la posibilidad de un Golpe de Estado, que efectivamente ocurrió en febrero de 1981 y el estreno de la película no se produjo hasta agosto de 1981.

Probablemente, más por la polémica que rodeó a la película que por su calidad técnica, "El Crimen de Cuenca" fue nominada al Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín. En definitiva, la película brinda una visión crítica y valiente de un episodio oscuro de la historia de España, y aporta a la reflexión sobre el poder y la justicia en la sociedad. El guion es sólido y la historia debía de ser contada y conocida.
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