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7
31 de marzo de 2023
31 de marzo de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una serie de animación sueca muy exitosa en el país escandinavo, y con reboot de 2022, esta película es una joyita desconocida.
Agaton Sax es un detective, en apariencia, calcado a Hercules Poirot: bajo, gordo, calvo, con formidables bigotes y siempre impecablemente vestido, bombín incluido.
A diferencia de la invención de Agatha Christie, este no es belga (es sueco, claro), tiene como compañero no a un humano alto y delgado sino a una perrita Dachshund (que cree que ser perro policia implica atacar a todo policía presente y hacerse amiga de los cacos) y vive con su tía.
Eso sí, sigue siendo soltero, una mente prodigiosa y muy superior a la policía local. Ah, y ha programado un computador formidable que reúne toda la información habida y por haber de los delincuentes. Ver el trasto hoy da entre risa y pena, pero hablamos de los años 70.
Y, ahora, pasemos al largometraje en cuestión: Stig Lasseby se lo curró, la verdad. Una película para críos, pero con mucha atención a los detalles y a la producción. Especial atención a los ángulos de cámara y a la iluminación (esas linternas al comienzo, durante la fuga de la cárcel). Ojo: va a haber canciones que no vienen a cuento, ese lastre de los dibujos animados durante tanto tiempo, gracias a Disney. Menos mal que el manga/anime intervino pronto.
Véanla, señoras y señores, con sus críos (si los tienen) o sin ellos (tanto si los tienen como si no). Hora y cuarto, pasa veloz; animación escandinava, rip-off de Poirot. Tintes antaño modernos, hogaño pasados. Y muy bien producida.
Y ya me cuentan sobre los sosias, idea brillante del argumento.
Agaton Sax es un detective, en apariencia, calcado a Hercules Poirot: bajo, gordo, calvo, con formidables bigotes y siempre impecablemente vestido, bombín incluido.
A diferencia de la invención de Agatha Christie, este no es belga (es sueco, claro), tiene como compañero no a un humano alto y delgado sino a una perrita Dachshund (que cree que ser perro policia implica atacar a todo policía presente y hacerse amiga de los cacos) y vive con su tía.
Eso sí, sigue siendo soltero, una mente prodigiosa y muy superior a la policía local. Ah, y ha programado un computador formidable que reúne toda la información habida y por haber de los delincuentes. Ver el trasto hoy da entre risa y pena, pero hablamos de los años 70.
Y, ahora, pasemos al largometraje en cuestión: Stig Lasseby se lo curró, la verdad. Una película para críos, pero con mucha atención a los detalles y a la producción. Especial atención a los ángulos de cámara y a la iluminación (esas linternas al comienzo, durante la fuga de la cárcel). Ojo: va a haber canciones que no vienen a cuento, ese lastre de los dibujos animados durante tanto tiempo, gracias a Disney. Menos mal que el manga/anime intervino pronto.
Véanla, señoras y señores, con sus críos (si los tienen) o sin ellos (tanto si los tienen como si no). Hora y cuarto, pasa veloz; animación escandinava, rip-off de Poirot. Tintes antaño modernos, hogaño pasados. Y muy bien producida.
Y ya me cuentan sobre los sosias, idea brillante del argumento.
19 de agosto de 2022
19 de agosto de 2022
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque tiene a su favor un estilo de dibujo muy personal (¡esas narices!) y un punto de partida que engancha rápido, a este anime se le ven demasiados fallos. Y me da rabia, porque tenía buenos mimbres.
En primer lugar, como empiezo argumentando en el título de esta crítica, todo es un elogio de la ludopatía. Está disfrazado como una crítica al juego, pero si se mira más de cerca resulta una trampa, todo lo contrario. Uno termina un episodio con sensación de refuerzo positivo en el juego de azar: son los otros los que pierden, quien más arriesga más gana, esta es la oportunidad de cambiar de vida, no puedes parar cuando estás en racha, hay que estar dispuesto a darlo todo cueste lo que cueste, podría haber ganado... Argumentario básico del ludópata y de su dealer (porque el juego es una droga más, no nos olvidemos).
En segundo lugar, me cansa que todos los personajes sean varones. Es cierto que hay alguno de relleno en algún momento aislado que es mujer, pero no tiene ningún peso en la trama. Toda la aventura es de hombres entre hombres, como si en la ciudad o en Japón las mujeres no fueran relevantes.
Y en tercer lugar, resulta que además del elogio a la ludopatía y el machismo, todo el anime está impregnado de un sadismo que ya quisiera Takashi Miike. No solo sangre, que a eso ya nos tienen acostumbrados otras series, sino descripciones gráficas de distintos tipos de tortura, mutilación y asesinato para solaz de los espectadores, tanto dentro de la serie cuanto fuera de ella (es decir, nosotros los espectadores).
Ah, un último apunte: los personajes se las pasan llorando la mitad del tiempo. Si la serie está ralentizada hasta la náusea, que encima la inunden de lloros constantes resulta plomizo.
Una pena, insisto, porque el punto de partida y el estilo de dibujo prometían mucho más.
En primer lugar, como empiezo argumentando en el título de esta crítica, todo es un elogio de la ludopatía. Está disfrazado como una crítica al juego, pero si se mira más de cerca resulta una trampa, todo lo contrario. Uno termina un episodio con sensación de refuerzo positivo en el juego de azar: son los otros los que pierden, quien más arriesga más gana, esta es la oportunidad de cambiar de vida, no puedes parar cuando estás en racha, hay que estar dispuesto a darlo todo cueste lo que cueste, podría haber ganado... Argumentario básico del ludópata y de su dealer (porque el juego es una droga más, no nos olvidemos).
En segundo lugar, me cansa que todos los personajes sean varones. Es cierto que hay alguno de relleno en algún momento aislado que es mujer, pero no tiene ningún peso en la trama. Toda la aventura es de hombres entre hombres, como si en la ciudad o en Japón las mujeres no fueran relevantes.
Y en tercer lugar, resulta que además del elogio a la ludopatía y el machismo, todo el anime está impregnado de un sadismo que ya quisiera Takashi Miike. No solo sangre, que a eso ya nos tienen acostumbrados otras series, sino descripciones gráficas de distintos tipos de tortura, mutilación y asesinato para solaz de los espectadores, tanto dentro de la serie cuanto fuera de ella (es decir, nosotros los espectadores).
Ah, un último apunte: los personajes se las pasan llorando la mitad del tiempo. Si la serie está ralentizada hasta la náusea, que encima la inunden de lloros constantes resulta plomizo.
Una pena, insisto, porque el punto de partida y el estilo de dibujo prometían mucho más.

6,0
28.652
3
20 de junio de 2024
20 de junio de 2024
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de colaborar en "Mrs. Doubtfire" y "Nine Months", Chris Columbus (director) y Robin Williams (actor) volvieron a sumar fuerzas en "Bicentennial Man", basada en la obra homónima del gran escritor de ciencia-ficción y divulgación científica Isaac Asimov, publicada en 1976.
A la película pueden hacerse numerosas críticas (es cursi, lenta, tiene tendencia a perderse y perder al espectador) pero mantiene todas las preguntas que la obra de Asimov planteaba, que son muy amplias y abarcan temas como la vida, la humanidad, la servidumbre, los derechos de la criatura y los deberes del creador, la mortalidad...
El largometraje enlaza directamente con los temas expuestos por Karel Čapek en 1920 en su obra "R.U.R.", en la que se acuña el término "robot" y en la que ya se trataban los temas de la esclavitud de las criaturas autoconscientes frente a sus creadores humanos, temas anticipados en multitud de ocasiones previas: desde el mito de Pigmalión hasta "Metropolis" (Fritz Lang, 1927), pasando por el Gólem o Frankenstein.
Es cierto que el filme acusa una excesiva gazmoñería y le sobra el intento de incrustar una moraleja (en lugar de considerar al espectador adulto y dejarle que llegue a sus propias conclusiones), pero se agradece el intento de llevar la obra de Asimov a la gran pantalla. Y hay otro aspecto muy relevante, a juicio de quien esto escribe...
Todavía no ha ocurrido, pero entendería que "Bicentennial Man" se reivindicara por parte del colectivo Trans, ya que muchos de los temas por los que aboga, aunque sea involuntariamente, son los mismos que reivindica dicho colectivo: transición, respeto, derechos, aceptación, amor. Al tiempo.
A la película pueden hacerse numerosas críticas (es cursi, lenta, tiene tendencia a perderse y perder al espectador) pero mantiene todas las preguntas que la obra de Asimov planteaba, que son muy amplias y abarcan temas como la vida, la humanidad, la servidumbre, los derechos de la criatura y los deberes del creador, la mortalidad...
El largometraje enlaza directamente con los temas expuestos por Karel Čapek en 1920 en su obra "R.U.R.", en la que se acuña el término "robot" y en la que ya se trataban los temas de la esclavitud de las criaturas autoconscientes frente a sus creadores humanos, temas anticipados en multitud de ocasiones previas: desde el mito de Pigmalión hasta "Metropolis" (Fritz Lang, 1927), pasando por el Gólem o Frankenstein.
Es cierto que el filme acusa una excesiva gazmoñería y le sobra el intento de incrustar una moraleja (en lugar de considerar al espectador adulto y dejarle que llegue a sus propias conclusiones), pero se agradece el intento de llevar la obra de Asimov a la gran pantalla. Y hay otro aspecto muy relevante, a juicio de quien esto escribe...
Todavía no ha ocurrido, pero entendería que "Bicentennial Man" se reivindicara por parte del colectivo Trans, ya que muchos de los temas por los que aboga, aunque sea involuntariamente, son los mismos que reivindica dicho colectivo: transición, respeto, derechos, aceptación, amor. Al tiempo.

6,9
87.651
4
20 de junio de 2024
20 de junio de 2024
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela breve (o relato largo) del mismo nombre publicada por Philip K. Dick en 1956, "Minority Report" fue dirigida por Steven Spielberg y estrenada en 2002, al igual que "Catch Me if You Can" (fue un año prolífico para el de Cincinnati).
La película, en apariencia una de aventuras y ciencia-ficción, apenas un vehículo de lucimiento para su protagonista (Tom Cruise) y para mostrar los avances en efectos especiales del momento, esconde un pequeño regalo en forma de crítica a la inducción, como si Hume o Popper hubieran dedicado sus esfuerzos no a escribir grandes obras filosóficas sino a dirigir largometrajes de acción.
La premisa de partida es que gracias a tres individuos con capacidades precognitivas (esto es, de adivinación) la policía puede detener a los criminales antes de que cometan el crimen. Es evidente que esto suscita numerosas cuestiones éticas y epistemológicas; enlazando otra vez con Hume o con Popper, el hecho de que todas las mañanas hasta la fecha haya salido el sol no es un argumento lógicamente válido para asumir que mañana volverá a salir (aunque pueda serlo estadísticamente). Dicho de otro modo: basta que un día aparezca un cuervo blanco para falsar la asunción de que todos los cuervos son negros.
La clave de la película gira, precisamente, sobre la asunción de inferencias como verdades absolutas y los problemas que esto puede acarrear, en concreto para el protagonista, que pasa de ser el brazo ejecutor de la ley inductivista a ser su víctima y tener que escapar (con mucha acción y muchos efectos especiales) para tratar de probar su inocencia.
Siendo dicho protagonista Tom Cruise, podemos inferir sin hacer ningún spoiler que lo va a lograr, aunque estaremos incurriendo en un error lógico, ya que bastaría una sola película en la que Tom no saliese triunfante para falsar la asunción de que siempre gana.
La película, en apariencia una de aventuras y ciencia-ficción, apenas un vehículo de lucimiento para su protagonista (Tom Cruise) y para mostrar los avances en efectos especiales del momento, esconde un pequeño regalo en forma de crítica a la inducción, como si Hume o Popper hubieran dedicado sus esfuerzos no a escribir grandes obras filosóficas sino a dirigir largometrajes de acción.
La premisa de partida es que gracias a tres individuos con capacidades precognitivas (esto es, de adivinación) la policía puede detener a los criminales antes de que cometan el crimen. Es evidente que esto suscita numerosas cuestiones éticas y epistemológicas; enlazando otra vez con Hume o con Popper, el hecho de que todas las mañanas hasta la fecha haya salido el sol no es un argumento lógicamente válido para asumir que mañana volverá a salir (aunque pueda serlo estadísticamente). Dicho de otro modo: basta que un día aparezca un cuervo blanco para falsar la asunción de que todos los cuervos son negros.
La clave de la película gira, precisamente, sobre la asunción de inferencias como verdades absolutas y los problemas que esto puede acarrear, en concreto para el protagonista, que pasa de ser el brazo ejecutor de la ley inductivista a ser su víctima y tener que escapar (con mucha acción y muchos efectos especiales) para tratar de probar su inocencia.
Siendo dicho protagonista Tom Cruise, podemos inferir sin hacer ningún spoiler que lo va a lograr, aunque estaremos incurriendo en un error lógico, ya que bastaría una sola película en la que Tom no saliese triunfante para falsar la asunción de que siempre gana.
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