La película es un alocado sueño de más de 2 horas, pero llevado a la pantalla con tanta maestría que son capaces de hacer que:

1- Toda la sucesión de situaciones alocadas, desquiciadas y extravagantes cobren sentido en un hilo conductor que converge hasta el final de la película.

2- Los desmadres sean tan visualmente originales, inteligentes y divertidos que no te molesta su irrupción en cascada. Los contemplas divertido y con curiosidad.

3- Por no hablar de las referencias gamberras a otras películas o realidades culturales.

4- Tratan las paradojas del multiverso con una frescura en la que se deberían mirar muchos directores que van de profundos.

5- Todas las situaciones encierran una lectura filosófica detrás (a veces casi narrada, otras sutil y oculta) que permite la relectura profunda y meditada de una obra con muchas capas.

En definitiva,un golpe desfibrilador al presente cinematográfico; gravemente enfermo por trombos simultáneos que no aportan nada como las obrezuelas en masa de superhéroes, las comedietas de guión infantil, los tostones deprimentes de directores pagados de sí mismos que se creen especiales, y demás basura.

Michelle Yeoh ya protagonizó una obra creadora de tendencia con Tigre y Dragón, copiada mil veces.

Ojalá repita; porque de entre los mil clones que le puedan hacer a esta obra, seguro que 10 o 12 valdrán la pena.

Y un detalle importante, la película debería haberse traducido por "TODO EN TODAS PARTES, A LA VEZ" es la estructura en la que la han construido y cobra sentido. La habitual manía de hacer cambios sinsentido en la traducción de títulos genera esta vez una desconexión entre el título al que priva de sentido y su película.

No tengo duda de que hay un círculo del infierno destinado a los responsables de alterar el sentido de los títulos originales de las películas.

La película se apoya sobre los hombros de Carolina Yuste de la misma manera que lo hizo la operación real sobre los hombros de Elena Tejada, y Carolina lo soporta de manera admirable.

Más allá de los momentos de tensión, que ya habíamos visto en la historia de Mikel Lejarza en 2004 (El Lobo); esta película supera a la de hace 20 años en el estupendo tratamiento que hace de las emociones de su protagonista (que desarrollo en spoiler).

Me encanta como te presenta primero su relación con Kepa, que va de malote hasta que la cotidianeidad le delata como un simple niñato con la cabeza llena de pájaros (euskaldunes por supuesto).

Y cuando ya tiene controlada a esta amenaza aparece Sergio, el auténtico psicópata parásito que sólo puede prosperar en un ambiente malsano como era el terrorismo en los años 90 (ahora sería mercenario en Ucrania, de cualquiera de los 2 bandos). Genial como suben la intensidad hasta el punto de que las situaciones que con Kepa parecían tensas, ahora parecen un juego de colegio con semejante maketo trastornado metido en su casa.

Tremendo como encima alguien tan poco humano va de héroe y presume de que le abrirían un montón de puertas para dormir, y aterrador cuando vaticina lo que va a ocurrir, que gentuza de su bando terminaría gobernando en el País Vasco.

En definitiva una agradable sorpresa la película de Arantxa Echeverría, buena labor de dirección, grandes actuaciones y sobresaliente montaje.