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Críticas ordenadas por utilidad
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4
21 de febrero de 2010
21 de febrero de 2010
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
”True Blood” resulta desconcertante. Su cabecera es hipnótica y la premisa de la que parte la historia es prometedora: los vampiros tratan de integrarse en la sociedad después de la creación de una sangre artificial con el que pueden alimentarse. El problema de esta serie es que utiliza el género fantástico para encubrir el hecho de que nunca llega a definir su tono. A medio camino entre el folletín camp, el thriller porno soft y la denuncia social, “Sangre fresca” resulta una experiencia decepcionante, un cocktail mal combinado. Los personajes principales son tan planos que parecen sacados de un chiste: La protagonista es una joven rubia (virgen, palurda y con telepatía) que tiene un hermano (un machacas sin cerebro) que folla con todas, menos con la tipa que está enamorada de él: una negra deslenguada que resulta ser la mejor amiga de su hermana. Para dar consejos, nadie mejor que un travesti que trafica con toda clase de drogas. Entonces llega un vampiro y todo se complica.

6,9
87.681
4
19 de mayo de 2009
19 de mayo de 2009
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido Steven, puedes jugar a lo que quieras porque el juego es tuyo. Quédate con los mejores guiones, compra los derechos de los libros con un mayor número de ventas, alíate con el actor que mejor funciona en taquilla y no será suficiente. ¿Sabes por qué? Tus películas no emocionan, no sabes reflejar el dolor de las personas y cuando pretendes hablar del amor eres tan falso como las tarjetas de San Valentín llenas de corazones rojos.
Últimamente te ha dado por explotar la ciencia ficción. Tu amigo George Lucas sabe que ese tema es un buen negocio y tú no querías quedarte fuera, ahora que parece resurgir el género. Es cierto que ya lo utilizaste antes, pero de otra manera. Tu trilogía marciana -“Encuentros en la Tercera Fase” (1977), “E. T., el extraterrestre” (1982) e “Inteligencia Artificial” (2001)- hablaba del miedo de los niños a un mundo de adultos, pero “Minority Report” (2002) está en la línea de “Para Siempre/Always” (1989), una olvidada basura blanda y sentimental en la que trataste un subgénero de la ciencia ficción, ese que gusta de imaginar que después de la muerte hay vida. Aquí no hay muertos que ayudan a los vivos, pero hay la misma fe estúpida, el mismo gusto por abandonarse a los sentimientos de bondad y justicia. La historia de Philip K. Dick era una broma macabra, pero tú has hecho con ella una película pretenciosa que has llenado de cacharros y de parafernalia colorista, como siempre ocurre cuando sobra dinero y no se mira al abismo.
Steven, sé que disfrutas con historias tontas, de bichos malos que son una amenaza. Lo dejaste claro haciendo cuatro películas sobre el mismo tema: "El diablo sobre ruedas" (1971), "Tiburón" (1975), "Parque Jurásico" (1995) y "El mundo perdido" (1997). Está bien que vuelvas a tus orígenes, que no trates de traicionarte y que dediques el tiempo a engañar a los niños o a los que como ellos, son ingenuos y creen en la ciencia de los charlatanes de la teletienda.
Últimamente te ha dado por explotar la ciencia ficción. Tu amigo George Lucas sabe que ese tema es un buen negocio y tú no querías quedarte fuera, ahora que parece resurgir el género. Es cierto que ya lo utilizaste antes, pero de otra manera. Tu trilogía marciana -“Encuentros en la Tercera Fase” (1977), “E. T., el extraterrestre” (1982) e “Inteligencia Artificial” (2001)- hablaba del miedo de los niños a un mundo de adultos, pero “Minority Report” (2002) está en la línea de “Para Siempre/Always” (1989), una olvidada basura blanda y sentimental en la que trataste un subgénero de la ciencia ficción, ese que gusta de imaginar que después de la muerte hay vida. Aquí no hay muertos que ayudan a los vivos, pero hay la misma fe estúpida, el mismo gusto por abandonarse a los sentimientos de bondad y justicia. La historia de Philip K. Dick era una broma macabra, pero tú has hecho con ella una película pretenciosa que has llenado de cacharros y de parafernalia colorista, como siempre ocurre cuando sobra dinero y no se mira al abismo.
Steven, sé que disfrutas con historias tontas, de bichos malos que son una amenaza. Lo dejaste claro haciendo cuatro películas sobre el mismo tema: "El diablo sobre ruedas" (1971), "Tiburón" (1975), "Parque Jurásico" (1995) y "El mundo perdido" (1997). Está bien que vuelvas a tus orígenes, que no trates de traicionarte y que dediques el tiempo a engañar a los niños o a los que como ellos, son ingenuos y creen en la ciencia de los charlatanes de la teletienda.
Documental

6,3
341
4
20 de julio de 2010
20 de julio de 2010
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como entusiasta de la obra de Luis Buñuel, creo que "El último guión" no está a la altura del personaje que lo inspira.
Su biografía "Mi último suspiro", escrita con Carrière, es mucho más interesante, sugerente y divertida que este reportaje en el que el guionista y el hijo del director aragonés recorren los lugares por los que pasó Luis Buñuel mientras rememoran batallitas de las que han oído hablar y por las que no parecen tener el más mínimo interés. Como los conductores de la narración no trasmiten ningún entusiasmo por lo que están contando, "El último guión" no logra despertar la curiosidad ni Buñuel ni por su obra. Una pena.
Su biografía "Mi último suspiro", escrita con Carrière, es mucho más interesante, sugerente y divertida que este reportaje en el que el guionista y el hijo del director aragonés recorren los lugares por los que pasó Luis Buñuel mientras rememoran batallitas de las que han oído hablar y por las que no parecen tener el más mínimo interés. Como los conductores de la narración no trasmiten ningún entusiasmo por lo que están contando, "El último guión" no logra despertar la curiosidad ni Buñuel ni por su obra. Una pena.
7
19 de mayo de 2009
19 de mayo de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jess Bhambra es una chica india que quiere jugar al fútbol, pero se encuentra con la oposición de sus padres, que desean que al igual que su hermana encuentre un buen muchacho de su misma raza y formalicen su relación mediante el matrimonio. Ella prefiere darle patadas a un balón que aprender las recetas de la cocina de su madre.
“Quiero ser como Beckham” entra en la lista de películas que tienen como protagonistas a niños que luchan por sueños que sus progenitores no comprenden. En “Billy Elliot” teníamos a un chaval que quería bailar y en “October Sky” a un niño estadounidense que quería fabricar un cohete espacial, en la que nos ocupa no hay la presión económica de la primera ni la ingenuidad patriótica de la segunda. La novedad reside en la inapreciable complejidad de su construcción, pues tras una apariencia sencilla y agradable (tiene más de comedia que de drama) se oculta un elaborado andamiaje de resortes que se aplican con precisión.
El mensaje es la mejor baza de “Quiero ser como Beckham”, una película resuelta con inteligencia que no escatima en concesiones al público para resultar más simpática de lo que, tal vez, fuese necesario. Porque al final parece que la felicidad propia sólo depende de insistir un poco para lograr lo que se desea, cuando en realidad el entorno es opresivo y las obligaciones derivadas de la aceptación social nos exigen más de lo que en ocasiones estamos dispuestos a dar. Quizá por eso se apodere de nosotros la impresión de que la crítica se queda a medias o de que la denuncia, en realidad, no se ha llevado hasta las últimas consecuencias. Lo que es innegable es que la película, como tal, funciona.
“Quiero ser como Beckham” entra en la lista de películas que tienen como protagonistas a niños que luchan por sueños que sus progenitores no comprenden. En “Billy Elliot” teníamos a un chaval que quería bailar y en “October Sky” a un niño estadounidense que quería fabricar un cohete espacial, en la que nos ocupa no hay la presión económica de la primera ni la ingenuidad patriótica de la segunda. La novedad reside en la inapreciable complejidad de su construcción, pues tras una apariencia sencilla y agradable (tiene más de comedia que de drama) se oculta un elaborado andamiaje de resortes que se aplican con precisión.
El mensaje es la mejor baza de “Quiero ser como Beckham”, una película resuelta con inteligencia que no escatima en concesiones al público para resultar más simpática de lo que, tal vez, fuese necesario. Porque al final parece que la felicidad propia sólo depende de insistir un poco para lograr lo que se desea, cuando en realidad el entorno es opresivo y las obligaciones derivadas de la aceptación social nos exigen más de lo que en ocasiones estamos dispuestos a dar. Quizá por eso se apodere de nosotros la impresión de que la crítica se queda a medias o de que la denuncia, en realidad, no se ha llevado hasta las últimas consecuencias. Lo que es innegable es que la película, como tal, funciona.
4
26 de febrero de 2011
26 de febrero de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Outsourced" empieza de forma brillante. El capítulo piloto resulta divertido y sorprendente. Uno se crea expectativas. Está decidido a seguir esta serie por su curiosa premisa y las posibilidades potenciales de sus personajes. Sin embargo, los siguientes episodios pasan sin pena ni gloria y pronto sus 22 minutos empiezan a hacerse demasiado largos. ¿El problema? La situación inicial parece agotarse en sí misma y los personajes se revelan como una burda caricatura. Es entonces cuando decido colgarle el teléfono a estos teleoperadores indios y buscar una sitcom que no base todo su humor en las 'graciosas' diferencias culturales entre los explotadores y los explotados.
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