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Críticas ordenadas por utilidad
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7,2
22.895
8
13 de febrero de 2023
13 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película antimilitarista, pese a su crudeza. Un canto al sinsentido que es una guerra. Y una llamada a lo que deberíamos hacer los ciudadanos cuando los dirigentes nos quieran conducir a una confrontación, mientras ellos discuten desde sus despachos al abrigo de las balas. Fílmicamente, me recordó lo genial de los 20 primeros minutos de “Salvar al soldado Ryan” (Steven Spielberg, 1998). Es igual de realista que ella, pero durante todo el metraje. Es más, si me apuran es una mezcla de “1917” (Sam Mendes, 2019) y “Hasta el último hombre” (Mel Gibson, 2016). De hecho, ahí radica el primero de los problemas que le veo a la película: que me recuerda a otras. Nada original que no sea el hiperrealismo de algunas imágenes y el impecable trabajo en maquillaje, efectos especiales y fotografía. Aquí puede ser una de las triunfadoras de la noche.
Esta película alemana contrasta, eso sí, con la gran cantidad de films sobre la guerra hechos en los Estados Unidos. Y cada bando cuenta las historias a su manera. En esta, los ganadores y perdedores no son los países, son las clases sociales. Ganan los poderosos que hacen su guerra y pierden los ciudadanos que vuelven a casa en ataúdes. La historia es muy plana, me imagino que lo mismo que el libro en el que está basada de Erich María Remarque y publicada en 1929. Lo escribió contando su experiencia en la Primera Guerra Mundial cuando, con 18 años, fue reclutado por el ejército alemán. Es la tercera adaptación que se hace de esta novela. La primera, dirigida por Lewis Milestone, le valió dos estatuillas a Mejor Película y Mejor Director. Quizás radique ahí mismo el éxito de esta trama circular que empieza como acaba, con los nuevos reclutas que entran a sustituir a todos los que, sin sentido y sin saber las razones, han perdido sus vidas (incluidos los que sobrevivieron). Millones de jóvenes fueron enviados a una muerte y ni las razones por que la atacaban las sabían. Solo que les habían convencido que había que salvar la patria. La gran excusa esgrimida por los gobiernos para tener carne de cañón para enviar al frente y satisfacer sus megalómanos proyectos.
El estar nominada a la Mejor Película, le pone en modo “favorita” a la mejor Película Internacional. El joven director Edward Berger proviene más del mundo de la televisión y, aunque no está nominado al Óscar, sí lo están los directores de producción. Viendo esta cantidad de planos impecables, sobre todo los que hemos dirigido cine, te das cuenta de la paliza que se tuvieron que dar para hacer un producto bien hecho. Es más, nunca se me había ocurrido, pero todos los directores de cine convendrán conmigo en que deberían crear una categoría para premiar con un Óscar a los Ayudantes de Director. Esas figuras tan imprescindibles en un rodaje.
Como no he visto todas las películas (todavía), no puedo juzgar el porqué de que el protagonista Felix Kammerer no está nominado al Oscar por un papel que me parece muy complejo de interpretar. Para mí, es lo mejor de esta cinta. Austriaco y casi sin experiencia, ha logrado transmitir cosas muy sutiles. Y eso es lo difícil. A veces aparece demasiado tierno y la conversión de como va madurando como soldado sin perder esa inocencia es uno de los motivos de esta cinta. Los pusieran donde los pusieran, los mandaran a matar o lo que fuera, no dejaban de ser niños.
La fotografía, otro aspecto que me encanta de esta película, la firma James Friend. Como el director, provienen del mundo de la televisión y pronto estrenara una miniserie continuación de la película de culto “Willow” (Ron Howard, 1988). Quiero verla. Este puede ser uno de los triunfadores de la noche.
En fin, que, para los que la quieran ver, es una película de guerra, con unos planos muy realistas; pero que no sorprende por nada más. Es más, me atrevería a decir que algunas secuencias se podrían suprimir sin que el guion sufriera el mínimo rasguño. Y también tengo que incidir en que algunas de los giros de la trama son efectistas para provocar alguna emoción. Sí, ya sé que es una de las misiones de un buen director, pero es que aquí se evidencian demasiado. Es como cuando te presentan a alguien y notas que se está haciendo el simpático para caerte bien. Cuando lo notas, te produce rechazo. Pues eso me pasó con algunas partes de esta película. Hay escenas que no te las crees, pero que están puestas para que parezca que el guion está mas currado: y se aprecia demasiado.
Esta película alemana contrasta, eso sí, con la gran cantidad de films sobre la guerra hechos en los Estados Unidos. Y cada bando cuenta las historias a su manera. En esta, los ganadores y perdedores no son los países, son las clases sociales. Ganan los poderosos que hacen su guerra y pierden los ciudadanos que vuelven a casa en ataúdes. La historia es muy plana, me imagino que lo mismo que el libro en el que está basada de Erich María Remarque y publicada en 1929. Lo escribió contando su experiencia en la Primera Guerra Mundial cuando, con 18 años, fue reclutado por el ejército alemán. Es la tercera adaptación que se hace de esta novela. La primera, dirigida por Lewis Milestone, le valió dos estatuillas a Mejor Película y Mejor Director. Quizás radique ahí mismo el éxito de esta trama circular que empieza como acaba, con los nuevos reclutas que entran a sustituir a todos los que, sin sentido y sin saber las razones, han perdido sus vidas (incluidos los que sobrevivieron). Millones de jóvenes fueron enviados a una muerte y ni las razones por que la atacaban las sabían. Solo que les habían convencido que había que salvar la patria. La gran excusa esgrimida por los gobiernos para tener carne de cañón para enviar al frente y satisfacer sus megalómanos proyectos.
El estar nominada a la Mejor Película, le pone en modo “favorita” a la mejor Película Internacional. El joven director Edward Berger proviene más del mundo de la televisión y, aunque no está nominado al Óscar, sí lo están los directores de producción. Viendo esta cantidad de planos impecables, sobre todo los que hemos dirigido cine, te das cuenta de la paliza que se tuvieron que dar para hacer un producto bien hecho. Es más, nunca se me había ocurrido, pero todos los directores de cine convendrán conmigo en que deberían crear una categoría para premiar con un Óscar a los Ayudantes de Director. Esas figuras tan imprescindibles en un rodaje.
Como no he visto todas las películas (todavía), no puedo juzgar el porqué de que el protagonista Felix Kammerer no está nominado al Oscar por un papel que me parece muy complejo de interpretar. Para mí, es lo mejor de esta cinta. Austriaco y casi sin experiencia, ha logrado transmitir cosas muy sutiles. Y eso es lo difícil. A veces aparece demasiado tierno y la conversión de como va madurando como soldado sin perder esa inocencia es uno de los motivos de esta cinta. Los pusieran donde los pusieran, los mandaran a matar o lo que fuera, no dejaban de ser niños.
La fotografía, otro aspecto que me encanta de esta película, la firma James Friend. Como el director, provienen del mundo de la televisión y pronto estrenara una miniserie continuación de la película de culto “Willow” (Ron Howard, 1988). Quiero verla. Este puede ser uno de los triunfadores de la noche.
En fin, que, para los que la quieran ver, es una película de guerra, con unos planos muy realistas; pero que no sorprende por nada más. Es más, me atrevería a decir que algunas secuencias se podrían suprimir sin que el guion sufriera el mínimo rasguño. Y también tengo que incidir en que algunas de los giros de la trama son efectistas para provocar alguna emoción. Sí, ya sé que es una de las misiones de un buen director, pero es que aquí se evidencian demasiado. Es como cuando te presentan a alguien y notas que se está haciendo el simpático para caerte bien. Cuando lo notas, te produce rechazo. Pues eso me pasó con algunas partes de esta película. Hay escenas que no te las crees, pero que están puestas para que parezca que el guion está mas currado: y se aprecia demasiado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El ejemplo de lo que pongo en el último párrafo es que no me creo que uno de los soldados recorte, de un poster que hay en una pared perdida; una foto del dibujo de una mujer para guardarla en su bolsillo y en su corazón. Ya me chirría que se “enamore” de un dibujo, pero no he ido a la guerra y esas cosas pueden pasar en cabezas trastornadas por los disparos y las bombas. Que ese medio poster lo cuelgue en una trinchera para tener un aliciente para volver a verla, me chirría más. Pero que, al final de la guerra, después de avances y retrocesos, acaben en la misma trinchera para hacerle un plano al póster. Es demasiada casualidad. Pues de estos detalles ñoños, hay varios en la peli y la deslucen.

6,8
23.135
5
9 de febrero de 2023
9 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decepcionante biopic de Elvis. De verdad que el Rey del Rock & Roll se merecía mejor homenaje. Y mira que defenderé siempre la figura de los managers de artistas, porque hasta yo mismo lo he sido. Pero que una película en la que nos venden que es la historia de Elvis, no puede ser que cuando te sientes a verla, el centro de atención de toda esta historia sea su representante. Vale que el actor sea el genial Tom Hanks, que a mi gusto se hace un papelazo del que había predicho (no siempre acierto) que estaría nominado al mejor actor secundario. Su personaje es el del manager, acusado por la historia de haber sido el que lo llevo por el camino que lo condujo a la muerte. La trama central de esta película es la de que se defenderá de estas acusaciones. Como ven, más protagonista que el propio cantante.
A esta película le falta Elvis. No soy un devoto del director Baz Luhrmann aunque alguna de sus películas me han gustado mucho (Mouline Rouge” (2001) o “El gran Gatsby” (2013)), pero otras me han parecido aberrantes (“Romeo+Julieta” (1996) o “Australia” (2008)). Aun así, no dejo de valorar que sus películas son arriesgadas y eso es un valor que no se puede decir de todos los directores. Y es que, ese afán de notoriedad, de hacer cosas que sean siempre impredecibles, de tener que ser siempre obsesivamente diferente no pegaba en esta película. Quizás se equivocaron los productores al elegirlo para llevar a cabo una esperada biografía del más grande cantante del rock.
Esos planos tan actuales y excéntricos, sin necesidad narrativa; le quitan belleza a la época en la que el cantante se desenvolvió. Fíjense que hubiera aceptado mejor una película hecho en blanco y negro, como los videos de las canciones de Elvis que fueron los que lo encumbraron, pero no, hicieron una con pantallas partidas que en aquella época eran impensables. 8 nominaciones me parecen excesivas, aunque muchas de ellas sean en el aspecto técnico: la fotografía, el vestuario, el maquillaje, el sonido y el montaje. Creo que será una de las perdedoras de la noche.
Capítulo aparte me parece la interpretación del Rey a manos del actor Austin Butler. Para mí, hubiera sido el claro ganador, si desde el guion le hubieran dado más peso en la película. Eso sí, si lo gana, merecido es. Para muchos, entre los que me encuentro, es un auténtico desconocido, pero su parecido físico como el trabajo que hizo es lo que más valoro de este film. Que nos metió en el papel de Elvis es evidente y puede valerle el ansiado premio.
Poco más. Si quieren seguir adorando al mito del rocanrol, desempolven la discoteca o los cassettes y dense un homenaje como debe ser, escuchando sus canciones.
A esta película le falta Elvis. No soy un devoto del director Baz Luhrmann aunque alguna de sus películas me han gustado mucho (Mouline Rouge” (2001) o “El gran Gatsby” (2013)), pero otras me han parecido aberrantes (“Romeo+Julieta” (1996) o “Australia” (2008)). Aun así, no dejo de valorar que sus películas son arriesgadas y eso es un valor que no se puede decir de todos los directores. Y es que, ese afán de notoriedad, de hacer cosas que sean siempre impredecibles, de tener que ser siempre obsesivamente diferente no pegaba en esta película. Quizás se equivocaron los productores al elegirlo para llevar a cabo una esperada biografía del más grande cantante del rock.
Esos planos tan actuales y excéntricos, sin necesidad narrativa; le quitan belleza a la época en la que el cantante se desenvolvió. Fíjense que hubiera aceptado mejor una película hecho en blanco y negro, como los videos de las canciones de Elvis que fueron los que lo encumbraron, pero no, hicieron una con pantallas partidas que en aquella época eran impensables. 8 nominaciones me parecen excesivas, aunque muchas de ellas sean en el aspecto técnico: la fotografía, el vestuario, el maquillaje, el sonido y el montaje. Creo que será una de las perdedoras de la noche.
Capítulo aparte me parece la interpretación del Rey a manos del actor Austin Butler. Para mí, hubiera sido el claro ganador, si desde el guion le hubieran dado más peso en la película. Eso sí, si lo gana, merecido es. Para muchos, entre los que me encuentro, es un auténtico desconocido, pero su parecido físico como el trabajo que hizo es lo que más valoro de este film. Que nos metió en el papel de Elvis es evidente y puede valerle el ansiado premio.
Poco más. Si quieren seguir adorando al mito del rocanrol, desempolven la discoteca o los cassettes y dense un homenaje como debe ser, escuchando sus canciones.

6,6
46.040
7
20 de febrero de 2022
20 de febrero de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta la frase de David Sirota, coautor de la idea de esta película, en la que dice que “si no entiendes esta historia es porque, seguramente, seas un personaje de ella”. Esta película es una mordaz recreación irónica de la situación actual del mundo. El problema, desde el principio, está claro: ¡vamos a morir todos! Con esa premisa, el doctor en astronomía Randall Mindy (DiCaprio) intenta convencer a la presidenta del gobierno de los Estados Unidos (Meryl Streep) de que el meteorito descubierto por la ayudante Kate Dibiasky (Lawrence) va a impactar y a destruir la tierra. El caso que le hacen me hizo recordar al poema “vuelva usted mañana” de Larra.
Ahí arranca esta parodia llena de personajes egoístas y manipuladores. Cada uno a lo suyo, jugando sus cartas. De hecho, he querido ver la película con la mente puesta en la pandemia, más que en un meteorito, y me cuadra. Tenemos todos los elementos. Hasta los negacionistas que gritan “No mires arriba” para echar abajo, sin argumentos, por supuesto, el descubrimiento del meteorito. Los científicos, para salvar el planeta, se encuentran varios escollos. El primero, que el gobierno está más preocupado por las elecciones y por su imagen que en solucionar el problema. ¿Les suena? Ante la impotencia, el doctor y su ayudante acuden a los medios de comunicación. Allí se enfrentarán a sus propios egos. La manipulación les lleva a ser más un circo que una noticia, compitiendo en audiencia con el culebrón amoroso de la cantante rapera Riley Bina (Grande). En la televisión, acaba siendo más noticiable lo guapo que es el doctor que su propia teoría del fin del mundo. ¿Les suena, también?
Aun así, llevar este impresionante argumento a la parodia fue un riesgo. A mí, no me terminó de encantar este efecto. Quizás por exagerado. El personaje de DiCaprio es demasiado histriónico y creo que no hacía falta llevarlo a tan extremo. Me chirría mucho el personaje del billonario que domina el metaverso (parodia de Mark Zuckerberg) que parece hasta ridículo, cuando una persona que ha llegado a ese lugar debería ser mucho más inteligente. Me encanta Mark Rylance, ganador del Óscar por “El puente de los espías” (Steven Spielberg, 2015), pero aquí está mal dibujado el personaje y podría haberlo hecho cualquier actor. Tampoco me gusta la interpretación de Jennifer Lawrence, siempre tan indiferente. Me pasa con ella como con Keanu Reeves, que solo hacen bien los papeles en que tiene que aparecer inexpresivos. De hecho, en esta película, ningún intérprete está nominado al Óscar.
Tampoco lo está su director Adam McKay. Es evidente que este no es su mejor film. Me encanta cuando aborda los problemas desde la perspectiva seria y de investigación de sus dos películas anteriores. Tercera de sus películas nominada al Óscar a la Mejor Película tras “La gran apuesta” (2015) con la que ganó al Mejor Guion Adaptado y “El vicio del poder” (2018). Estas las recomiendo. Yo las revisionaré con el tiempo.
Poco más da de sí esta sátira creada para reflejar la sociedad actual en la que nos movemos y que, muchos, pensamos que ya es demasiado irónica de por sí. Chistes flojos ralentizan un ritmo desacompasado de las tramas que llega a aburrir a ratos, pero te entretiene y te deja la sensación de que tenemos que repensarnos un poco el rumbo de esta sociedad que hemos creado en la que los egos mal entendidos nos hacen egoístas en grado supremo.
@MiPropiaLuna
Ahí arranca esta parodia llena de personajes egoístas y manipuladores. Cada uno a lo suyo, jugando sus cartas. De hecho, he querido ver la película con la mente puesta en la pandemia, más que en un meteorito, y me cuadra. Tenemos todos los elementos. Hasta los negacionistas que gritan “No mires arriba” para echar abajo, sin argumentos, por supuesto, el descubrimiento del meteorito. Los científicos, para salvar el planeta, se encuentran varios escollos. El primero, que el gobierno está más preocupado por las elecciones y por su imagen que en solucionar el problema. ¿Les suena? Ante la impotencia, el doctor y su ayudante acuden a los medios de comunicación. Allí se enfrentarán a sus propios egos. La manipulación les lleva a ser más un circo que una noticia, compitiendo en audiencia con el culebrón amoroso de la cantante rapera Riley Bina (Grande). En la televisión, acaba siendo más noticiable lo guapo que es el doctor que su propia teoría del fin del mundo. ¿Les suena, también?
Aun así, llevar este impresionante argumento a la parodia fue un riesgo. A mí, no me terminó de encantar este efecto. Quizás por exagerado. El personaje de DiCaprio es demasiado histriónico y creo que no hacía falta llevarlo a tan extremo. Me chirría mucho el personaje del billonario que domina el metaverso (parodia de Mark Zuckerberg) que parece hasta ridículo, cuando una persona que ha llegado a ese lugar debería ser mucho más inteligente. Me encanta Mark Rylance, ganador del Óscar por “El puente de los espías” (Steven Spielberg, 2015), pero aquí está mal dibujado el personaje y podría haberlo hecho cualquier actor. Tampoco me gusta la interpretación de Jennifer Lawrence, siempre tan indiferente. Me pasa con ella como con Keanu Reeves, que solo hacen bien los papeles en que tiene que aparecer inexpresivos. De hecho, en esta película, ningún intérprete está nominado al Óscar.
Tampoco lo está su director Adam McKay. Es evidente que este no es su mejor film. Me encanta cuando aborda los problemas desde la perspectiva seria y de investigación de sus dos películas anteriores. Tercera de sus películas nominada al Óscar a la Mejor Película tras “La gran apuesta” (2015) con la que ganó al Mejor Guion Adaptado y “El vicio del poder” (2018). Estas las recomiendo. Yo las revisionaré con el tiempo.
Poco más da de sí esta sátira creada para reflejar la sociedad actual en la que nos movemos y que, muchos, pensamos que ya es demasiado irónica de por sí. Chistes flojos ralentizan un ritmo desacompasado de las tramas que llega a aburrir a ratos, pero te entretiene y te deja la sensación de que tenemos que repensarnos un poco el rumbo de esta sociedad que hemos creado en la que los egos mal entendidos nos hacen egoístas en grado supremo.
@MiPropiaLuna
5
24 de octubre de 2016
24 de octubre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es bueno ir al cine con expectativas creadas. Yo no suelo hacerlo hasta el punto que no leo nada (ni las sinopsis) de las películas que voy a ver. Me gusta dejarme sorprender como se va sorprendiendo el guionista paso a paso cuando escribe la historia. En este caso no me dejaron. Fue tanta la promoción de la película que era difícil escapar a esa especie de histeria colectiva que provocó. Vamos, poco menos que si no la ibas a ver serías un bicho raro. Sin pruebas, creo que diré que mucha gente hizo el boca a boca sin haberla visto.
Iba con la esperanza de que vería un antes y un después en el cine español. Creo que eso pretenden los productores. La belleza y lo impecable de sus imágenes está dos escalones por encima de las mejores producciones de nuestro moderno cine. Pero me aburrí. Y en ciertos ratos mucho. ¿Qué es lo que falló?. Para mí, el guion.
La historia es demasiado simple. La sinopsis la puedes enunciar en una sola línea de texto y habrás contado la película entera. Esto no es un falló en sí. El error es que, sabiendo que eso jugaría en su contra, no pusieran medios para solucionarlo. Si el relato es tan simple, lo que hay que hacer es dotarlo de unas tramas secundarias tan potentes que te mantengan aferrado a la pantalla y a la historia que estás contando. Aquí no se da. El resultado es una película demasiado previsible. Desde el principio te imaginas el desarrollo de los acontecimientos y, encima, te los cuentan como tú te los has imaginado. No hay sorpresas ni puntos de giro sorprendentes, así que en varias partes me vi con la atención fuera de la pantalla.
Por lo demás, impresionante las imágenes. Los efectos especiales brillantes. El monstruo es humano, con sus sentimientos y sus movimientos. Te lo crees desde el principio y eso no es tan fácil. Y los actores, todos rayan a una gran altura, hasta el niño Lewis MacDougall es una gran elección de casting. No era un papel cómodo el suyo y transmite sentimiento durante toda la película. Todo el elenco que se concentra a su alrededor es de un brillantez coral que hace que no destaque ninguno por encima pero que te sumergen en los personajes: Sogourney Weaver (la abuela), Felicity Jones (la madre), Toby Kebbell (el padre) y hasta el cameo de Geraldine Chaplin son espectaculares.
La fotografía corre a cargo de Óscar Faura con el que J.A. Bayona realizó sus dos trabajos anteriores y que fue responsable de las calidad de las imágenes de una peli que me encantó: "Descifrando enigma" (2014) de Morten Tyldum que le pudo haber valido su primera nominación al Óscar. Y las geniales animaciones con acuarela con la que aprovechan a contarnos algún cuento están hechas en Barcelona por la empresa Headless.
El guion es de Patrick Ness, autor de la novela en la que está basada le película. Creo que aquí puede residir el principal elemento que define la, a mi gusto, errónea adaptación. La literatura y el cine se nutren de la misma esencia (contar historias) pero cada una tiene su propia semiología. Su poca experiencia le llevó a construir la propia narración sin acomodarla a un lenguaje cinematográfico comercial y fluido. Por eso, esta película, tiene la cadencia del que lee un relato lento y parsimonioso. No hay grandes giros que atrapen al espectador. A mí, de verdad, que no me atrapó
Después de lo genial de J.A. Bayona con “El Orfanato” (2007) y “Lo imposible” (2012) este parece más un producto hecho por encargo y se nota. Quizás no le dejaron decidir muchas cosas sobre el guion y se limitó a hacer lo mejor que pudo: una realización impecable.
Para finalizar y hablando del boca a boca, todos me decían que no me olvidara los pañuelillos porque es sabida mi facilidad para echar lágrimas exageradamente fluido. Nada más lejos. Pensé que me iba a dejar los ojos en la sala de cine y simplemente deje caer “alguna que otra” lágrima provocada por algún diálogo sensiblero… pero yo, comparado con otras películas considero que en esta: no lloré.
Valoración: BUENA IMAGEN CON MAL GUION
Twitter: @luisalserrano
Iba con la esperanza de que vería un antes y un después en el cine español. Creo que eso pretenden los productores. La belleza y lo impecable de sus imágenes está dos escalones por encima de las mejores producciones de nuestro moderno cine. Pero me aburrí. Y en ciertos ratos mucho. ¿Qué es lo que falló?. Para mí, el guion.
La historia es demasiado simple. La sinopsis la puedes enunciar en una sola línea de texto y habrás contado la película entera. Esto no es un falló en sí. El error es que, sabiendo que eso jugaría en su contra, no pusieran medios para solucionarlo. Si el relato es tan simple, lo que hay que hacer es dotarlo de unas tramas secundarias tan potentes que te mantengan aferrado a la pantalla y a la historia que estás contando. Aquí no se da. El resultado es una película demasiado previsible. Desde el principio te imaginas el desarrollo de los acontecimientos y, encima, te los cuentan como tú te los has imaginado. No hay sorpresas ni puntos de giro sorprendentes, así que en varias partes me vi con la atención fuera de la pantalla.
Por lo demás, impresionante las imágenes. Los efectos especiales brillantes. El monstruo es humano, con sus sentimientos y sus movimientos. Te lo crees desde el principio y eso no es tan fácil. Y los actores, todos rayan a una gran altura, hasta el niño Lewis MacDougall es una gran elección de casting. No era un papel cómodo el suyo y transmite sentimiento durante toda la película. Todo el elenco que se concentra a su alrededor es de un brillantez coral que hace que no destaque ninguno por encima pero que te sumergen en los personajes: Sogourney Weaver (la abuela), Felicity Jones (la madre), Toby Kebbell (el padre) y hasta el cameo de Geraldine Chaplin son espectaculares.
La fotografía corre a cargo de Óscar Faura con el que J.A. Bayona realizó sus dos trabajos anteriores y que fue responsable de las calidad de las imágenes de una peli que me encantó: "Descifrando enigma" (2014) de Morten Tyldum que le pudo haber valido su primera nominación al Óscar. Y las geniales animaciones con acuarela con la que aprovechan a contarnos algún cuento están hechas en Barcelona por la empresa Headless.
El guion es de Patrick Ness, autor de la novela en la que está basada le película. Creo que aquí puede residir el principal elemento que define la, a mi gusto, errónea adaptación. La literatura y el cine se nutren de la misma esencia (contar historias) pero cada una tiene su propia semiología. Su poca experiencia le llevó a construir la propia narración sin acomodarla a un lenguaje cinematográfico comercial y fluido. Por eso, esta película, tiene la cadencia del que lee un relato lento y parsimonioso. No hay grandes giros que atrapen al espectador. A mí, de verdad, que no me atrapó
Después de lo genial de J.A. Bayona con “El Orfanato” (2007) y “Lo imposible” (2012) este parece más un producto hecho por encargo y se nota. Quizás no le dejaron decidir muchas cosas sobre el guion y se limitó a hacer lo mejor que pudo: una realización impecable.
Para finalizar y hablando del boca a boca, todos me decían que no me olvidara los pañuelillos porque es sabida mi facilidad para echar lágrimas exageradamente fluido. Nada más lejos. Pensé que me iba a dejar los ojos en la sala de cine y simplemente deje caer “alguna que otra” lágrima provocada por algún diálogo sensiblero… pero yo, comparado con otras películas considero que en esta: no lloré.
Valoración: BUENA IMAGEN CON MAL GUION
Twitter: @luisalserrano

6,4
24.668
5
4 de septiembre de 2016
4 de septiembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woddy Allen es Woody Allen y se le perdona “casi” todo. Reconozco que he visto prácticamente toda su filmografía (con sus genialidades y sus películas “no tan buenas”). Pero de lo que si soy fan a muerte es de sus libros. Me encanta su forma de razonar y de ver la vida libre de ataduras y prejuicios.
Es, esa forma de ver la vida que roza el cinismo, la que empuja a escribir esos guiones enrevesados que, repito, casi siempre me encantan. “Café Society” es una historia de amor a tres bandas dentro de una misma familia judía ambientada en el metacine (el cine que cuenta historias del mundo del cine) del Hollywood de los años 30. Y, para mí, basada demasiado en tópicos como para hacerla atractiva. Es más, es tan tópica que se torna en previsible en la mayoría de sus escenas.
Pese a ello, se nota que Allen es un maestro en esas lides porque no se hace pesada del todo. Algunas escenas si se hacen lentas y predecibles. Quizás esa obsesión de estrenar una película cada año haga que no se mediten cosas como la elección de los planos con arreglo al argumento y los personajes. Ahí es donde más me ha decepcionado esta cinta. Durante todo el metraje se suceden continuamente y sistemáticamente un juego de planos contra planos para que lo personajes vayan, con sus palabras, haciendo avanzar las tramas. Esto es precisamente la base de la producción de los “culebrones” latinos de bajo presupuesto.
Hay pocas acciones. Casi toda la información nos la “cuentan” los personajes y, por si fuera poco, una voz en off con planos recurso para vestirla. Es por ello que esto es una película de personajes. Tampoco creo acertado el casting. Cada uno de los actores está brillante por si solos pero no encajan ente ellos y sus relaciones. No me parece creíble ninguna de las historias de amor. Y, de verdad, que no me parece que sea porque sean malas sus interpretaciones si no porque los planos están tan mal planificados que no consiguen transmitirnos los sentimientos de ellos.
Se nota que este trabajo no se lo tomó muy en serio Vittorio Storaro. Parece como si fuese un trabajo hecho de encargo y corriendo. Y eso que estamos hablando de un ganador de tres Oscars (por “Apocalypse Now” (1979) de Francis F. Coppola, “Rojos” (1981) de Warren Beatty y “El último emperador” (1987) de Bernardo Betolucci) y nominado por “Dick Tracy” (1990) de Warren Beatty. La planificación típica de las series B. Acción hasta llegar a la siguiente conversación en la que los personajes no se mueven. Que conste que eso lo he hecho yo también, pero en cortometrajes de cero euros de presupuesto con un par de latas de películas que sobraron de otros rodajes.
Los actores salvan un poco las tramas. Steve Carell (que me encantó en “La gran apuesta” (2015) de Mark Baum y en “Pequeña Miss Sunshine” (2006) de Frank Ginsberg) es, para mí, uno de los actores con mejor imagen del cine actual. Sabe elegir los personajes y les da vida propia. Me gustó también Kristen Stewart (la conocida Bella Swan de la saga “Crepúsculo”) aunque, como diga, la planificación haga que no te creas acciones y reacciones de su personaje. El trio amoroso se completa con Jesse Eisenberg al que yo desconocía porque no he visto “La red social” (2010) de David Fincher en el que encarna al mismísimo Mark Zuckerberg. No me creí lo exagerado de su personaje en sus vestimentas ridículas y en sus acciones. Cuestión de dirección, me temo.
Una película entretenida con ratos de desconexión, típica de Allen cuando no se pone el mono de genio. No creo que pase al listado de sus obras maestras pero vamos, que para pasar un lunes por la tarde hay cosas peores.
@luisalserrano
Es, esa forma de ver la vida que roza el cinismo, la que empuja a escribir esos guiones enrevesados que, repito, casi siempre me encantan. “Café Society” es una historia de amor a tres bandas dentro de una misma familia judía ambientada en el metacine (el cine que cuenta historias del mundo del cine) del Hollywood de los años 30. Y, para mí, basada demasiado en tópicos como para hacerla atractiva. Es más, es tan tópica que se torna en previsible en la mayoría de sus escenas.
Pese a ello, se nota que Allen es un maestro en esas lides porque no se hace pesada del todo. Algunas escenas si se hacen lentas y predecibles. Quizás esa obsesión de estrenar una película cada año haga que no se mediten cosas como la elección de los planos con arreglo al argumento y los personajes. Ahí es donde más me ha decepcionado esta cinta. Durante todo el metraje se suceden continuamente y sistemáticamente un juego de planos contra planos para que lo personajes vayan, con sus palabras, haciendo avanzar las tramas. Esto es precisamente la base de la producción de los “culebrones” latinos de bajo presupuesto.
Hay pocas acciones. Casi toda la información nos la “cuentan” los personajes y, por si fuera poco, una voz en off con planos recurso para vestirla. Es por ello que esto es una película de personajes. Tampoco creo acertado el casting. Cada uno de los actores está brillante por si solos pero no encajan ente ellos y sus relaciones. No me parece creíble ninguna de las historias de amor. Y, de verdad, que no me parece que sea porque sean malas sus interpretaciones si no porque los planos están tan mal planificados que no consiguen transmitirnos los sentimientos de ellos.
Se nota que este trabajo no se lo tomó muy en serio Vittorio Storaro. Parece como si fuese un trabajo hecho de encargo y corriendo. Y eso que estamos hablando de un ganador de tres Oscars (por “Apocalypse Now” (1979) de Francis F. Coppola, “Rojos” (1981) de Warren Beatty y “El último emperador” (1987) de Bernardo Betolucci) y nominado por “Dick Tracy” (1990) de Warren Beatty. La planificación típica de las series B. Acción hasta llegar a la siguiente conversación en la que los personajes no se mueven. Que conste que eso lo he hecho yo también, pero en cortometrajes de cero euros de presupuesto con un par de latas de películas que sobraron de otros rodajes.
Los actores salvan un poco las tramas. Steve Carell (que me encantó en “La gran apuesta” (2015) de Mark Baum y en “Pequeña Miss Sunshine” (2006) de Frank Ginsberg) es, para mí, uno de los actores con mejor imagen del cine actual. Sabe elegir los personajes y les da vida propia. Me gustó también Kristen Stewart (la conocida Bella Swan de la saga “Crepúsculo”) aunque, como diga, la planificación haga que no te creas acciones y reacciones de su personaje. El trio amoroso se completa con Jesse Eisenberg al que yo desconocía porque no he visto “La red social” (2010) de David Fincher en el que encarna al mismísimo Mark Zuckerberg. No me creí lo exagerado de su personaje en sus vestimentas ridículas y en sus acciones. Cuestión de dirección, me temo.
Una película entretenida con ratos de desconexión, típica de Allen cuando no se pone el mono de genio. No creo que pase al listado de sus obras maestras pero vamos, que para pasar un lunes por la tarde hay cosas peores.
@luisalserrano
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