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Sudán Sudán · las críticas me la
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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
23 de septiembre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Cimino, director de la inolvidable y magistral El Cazador, se embarca, para rodar su tercera película, en un drama de época. Sí, un drama de época y no un western porque lo único que lo justificaría es que se desarrolla en el Oeste. Se trata de una película muy hermosa, con poderosas imágenes, unos paisajes espléndidos y una magnífica fotografía. Eso sí, también es un "suicidio comercial" en toda regla. La historia de unos inmigrantes que son masacrados por los terratenientes locales con la ayuda del ejército es bastante desconocida por estos lares. Y a buen seguro que también en USA, pues no tiene nada de heroica y bastante de asesinato cobarde e inhumano. La película comienza lentamente con unas escenas de bailes perfectamente coregrafiados y una gran cantidad de extras y poco a poco avanza desde un contagioso optimismo hacia un pesimismo exacerbado. Cimino se toma su tiempo en contarnos la historia y va poco a poco desde la presentación de los personajes a la historia en sí. Sin embargo, hay un momento (y no sabría decir muy bien cuándo) en que todo se precipita sin previo aviso. La historia está bien contada y se entiende perfectamente pero queda en el aire una sensacíon de que le falta algo, de que está bastante mutilada en su metraje.
No es una mala película, pero sí es una historia amarga y dura; rodada casi conpletamente en exteriores; con muchísimos extras; para un drama de época que además probablemente durara alrededor de tres horas en el montaje original y sólo 2 años después del triunfo aplastante que supuso El Cazador (5 Oscars). Una película larga, compleja y carísima: lo dicho un "suicidio comercial" para la United Artists, pero injustamente masacrada por la crítica. Sí, es un cine que ya no se hace, por desgracia para todos los que nos consideramos cinéfilos
4 de enero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de mi miserable vida puedo haber visto cientos de películas de terror, gore, slasher, intriga, suspense… Todos los Viernes 13, las Pesadillas en Elm Street, varias de Halloween, la Matanza de Texas, casi todas de George A. Romero y de Wes Craven, varias de Rob Zombie y Sam Raimi y más, muchas más. Digo esto sólo para demostrar que algo sé del tema y jamás, y subrayo jamás, pensé que llegaría a decir esto: “durante ochenta minutos odié el cine de terror”.
No se puede rodar semejante mierda. Una película sinsentido, sin guión, sin actores, absurda, que no da ni miedo, ni asco, ni nada. Sólo desinterés al principio e indignación al final. Empieza en plan reality show, luego vira hacia el slasher, y acaba como “torture porn”. En ningún momento logra interesar lo más mínimo, aportar algo nuevo, o consigue provocar algún tipo de reacción. Enseña poco, insinúa menos y la tensión psicológica es nula. Bueno, pues si esto fuera poco, ahora viene lo de la cámara. La cámara subjetiva es fantástica para meter al espectador en la acción. Pero coño, toda la puñetera película grabada así, y para dar más verosimilitud, todo el rato la imagen dando saltos, es directamente insufrible, una puta tortura. Creedme, es tan mala como os digo y me estoy quedando corto. Avisados estáis.
27 de junio de 2010
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que ésta es mi primera crítica y que no quiero ser negativo, por eso he dejado pasar 1 día desde que vi la película, pero es que hay cosas que claman al cielo y anoche me costó un montón dormirme de la mala leche que tenía. Vale, David Lynch va de diferente, de rarito y te tiene que ir su rollo, lo entiendo. Ha hecho incluso películas memorables (véase Una Historia Verdadera, la menos "lynchiana" de todas sus películas, por cierto) pero ésta es un engrendro. La película tiene un rollo de quiero ser modernillo que echa para atrás. El argumento es tan breve e insulso que si me apuras no da ni para un corto. Los personajes son o frikis, o tarados, o engendros (cuando no todo junto). No están desarrollados, hacen las cosas porque sí, impulsivamente, sin pararse a pensar ni un segundo en consecuencias, motivos... Las interpretaciones dejan mucho que desear, todo el mundo desfasa bastante, cuanto más mejor parece ser la consigna. LA PELÍCULA ES MUYYYYYYY LENNNNNNNTTTTTAAAAAA y se hace pesada. Hay ratos, y son varios, en los que no pasa nada pero no nada a secas sino la nada absoluta. Lo único salvable es la banda sonora y muchas canciones casi no se escuchan y las de Elvis se encarga Cage de destruirlas. Y después de 2 larguíiiiiiiisimasssssss horas de tedio se acaba la película casi en el mismo punto en el que empezó. Dos horas para ir de "a"(minúscula, por supuesto) a "b". Y entonces cuando parece que Sailor va a dejar a Lula (por supuesto sólo porque sí) aparecen unos macarrillas que le dan una paliza(¿) y él se pone una nariz de goma y aniquila sin piedad "Love me tender." Creedme, Elvis está muerto o no ha visto ésta peli, si la ve le mete una demanda a Cage que se caga. Vale, ahora vendrá el listo de turno y me dirá que soy tan lelo que no he pilladado el rollito onírico y que es todo como una especie de sueño. Y sí, sí lo he pillado pero no es todo como en un sueño, es todo más bien como en una puñetera pesadilla.....
11 de octubre de 2010
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1997 Roberto Benigni maravilló al mundo con un cuento de hadas. Sólo a un genio se le podía ocurrir una historia tan excepcional. Imaginar si quiera que algo tan horrendo como un campo de concentración puede ser un inmenso parque de atracciones sólo está al alcance de una mente privilegiada. Una obra tan elevada que si en vez de ser una película fuera una novela, probablemente sería una de las obras cumbres de la literatura italiana. Una película que bebe de las fuentes de la “Commedia dell’arte” clásica. En la que continuamente se pasa del drama a la comedia y viceversa. Donde la Vida, las ansias de vivir, palpitan en cada uno de sus fotogramas y luchan por sobreponerse a la Muerte. Donde un vitalismo exacerbado lo impregna todo. En la que el Amor libra una batalla a muerte contra el Odio. Donde la fantasía vuela libre y delicadamente como una mariposa mecida por el viento. Benigni nos muestra la lucha de un padre por preservar la inocencia de su hijo ante una de las situaciones más dramáticas y horrendas que se pueda imaginar. Un Don Quijote que lucha, esta vez sí, contra unos gigantes invencibles y consciente de su inevitable derrota la asume con dignidad pues es su trágico destino.
Caerte, levantarte, volverte a caer y volverte a levantar. Luchar con el arma más refinada que existe, la sonrisa, y regalarla siempre a todos, luchar de nuevo, subsistir. Avanzar siempre, hacer el bien, ayudar al prójimo, respetarlo aunque merezca ser odiado. Reír, reír y reír. Llorar, no tener miedo a llorar y a expresar nuestros sentimientos más humanos. Perdonar y seguir avanzando, amar, ser generoso y amar a nuestros semejantes. Ser feliz o, al menos, intentarlo. Ser honrado y no perder nunca ni la inocencia, ni la honestidad, ni la bondad. Sobreponerte, no darte nunca por vencido porque mañana, al fin y al cabo, será otro día y volverá a brillar el sol. Aceptar nuestro destino con alegría, sea el que sea. Avanzar y amar, amar y avanzar, y así cuando llegue nuestra hora poder rendir cuentas con la cabeza bien alta y decir: “yo sí he vivido”.
26 de abril de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viernes 13 (1980) era una película sin mayores pretensiones que decidió seguir la senda de La matanza de Texas (1974) o Halloween (1978). Incomprensiblemente, caló entre el público adolescente. Los elementos eran muy sencillos: un paisaje más o menos idílico (un bosque con un lago), unos jóvenes calenturientos con ganas de sexo, ningún adulto cerca, la oscura noche y un asesino en serie suelto... Creo que a todos nos encantan las historias de terror, todos tenemos alguna fobia o algún recuerdo trágico y disfrutamos pasando algo de miedo. Jason Voorhees, personaje icónico y alma mater de la serie, era la representación perfecta de nuestros temores y nuestros miedos. Una especie de "hombre del saco" o, directamente, del Diablo que purgaba los pecados de todos aquellos que habían sido malos. Si practicabas sexo, si te drogabas o te emborrachabas, aparecía él y te machacaba. Recuerdo que una de las cosas que más me aterrorizaban de él era el hecho de que casi nunca lo veíamos caminando, aparecía de pronto como si se materializara y entonces ya era demasiado tarde para huir o defenderte. Además, su figura era imponente. Fuerte, casi dos metros de altura, un machete en la mano y la magistral máscara de portero de hockey hielo tapándole el rostro le daba un aspecto terrorífico. Por cierto, nadie sabe a quién se le ocurrió lo de la máscara y creo que ese detalle fue el que distinguió a Viernes 13 de los cientos de películas de terror (o slasher) que se rodaron en los ochenta.
Este documental de más de siete horas de duración analiza todos los títulos de la saga (12) uno por uno con cientos de entrevistas a directores, actores, músicos, especialistas y productores. Es bastante entretenido pero, repito, es sólo para fanáticos de la saga pues dura más de siete horas. Si sólo eres simpatizante y no deseas conocerlo absolutamente todo, te recomiendo Su nombre fue Jason: 30 años de Viernes 13 (2009) que básicamente cuenta lo mismo y sólo dura hora y media.
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