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6,4
3.380
9
2 de enero de 2021
2 de enero de 2021
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
También la opresión de un pueblo con el que es diferente contribuye a que la España rural se vacíe y es que Lucía Alemany se conoce el paño como si hubiera estado envuelta en él durante su adolescencia y no me extraña que dijera "me largo a la ciudad".
No solo se trata de plasmar la experiencia que conocemos en nuestras propias carnes, hay que desarrollar la historia con coherencia temporal y argumental, llevar a plano de cámara el guion, seleccionar actores y actrices competentes, conseguir la atmósfera adecuada con multitud de detalles que van desde el atrezo, la figuración, la fotografía, la banda sonora, etc tarea faraónica que Lucía A., alumna aventajada, consigue en este su primer trabajo largo.
Nos adentramos con "La inocencia" en un ambiente asfixiante a punto de ahogar a Lis en sus relaciones familiares, sentimentales y de amistad todo en dosis sabiamente administradas por su directora que además tiene el mérito de mostrarnos con credibilidad el alma adolescente, con ese embobamiento de la edad, ataques de ira, visceralidad, incomunicación, egoísmo que tan difícil se hace entender a los adultos.
A no perderse la escena en la que se reúnen las madres con sus hijas para resolver cierto problemilla, con la personalidad de cada madre reflejada en las hijas, un trabajo de todas las actrices memorable.
Confieso cierto temor con la segunda entrega de Alemany, difícil se lo ha puesto para acercarse a esta más que notable "La inocencia".
No solo se trata de plasmar la experiencia que conocemos en nuestras propias carnes, hay que desarrollar la historia con coherencia temporal y argumental, llevar a plano de cámara el guion, seleccionar actores y actrices competentes, conseguir la atmósfera adecuada con multitud de detalles que van desde el atrezo, la figuración, la fotografía, la banda sonora, etc tarea faraónica que Lucía A., alumna aventajada, consigue en este su primer trabajo largo.
Nos adentramos con "La inocencia" en un ambiente asfixiante a punto de ahogar a Lis en sus relaciones familiares, sentimentales y de amistad todo en dosis sabiamente administradas por su directora que además tiene el mérito de mostrarnos con credibilidad el alma adolescente, con ese embobamiento de la edad, ataques de ira, visceralidad, incomunicación, egoísmo que tan difícil se hace entender a los adultos.
A no perderse la escena en la que se reúnen las madres con sus hijas para resolver cierto problemilla, con la personalidad de cada madre reflejada en las hijas, un trabajo de todas las actrices memorable.
Confieso cierto temor con la segunda entrega de Alemany, difícil se lo ha puesto para acercarse a esta más que notable "La inocencia".
Documental

6,4
277
8
28 de julio de 2020
28 de julio de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Permítanme una cuestión que me rondó durante un tiempo después de ver este docu-drama: ¿Preferirían llevar una vida de estrella del rock con dinero, fama, sexo, lujo y todo eso que se puedan imaginar aunque luego tendrían que morir jóvenes o tener la vida del común de los mortales; rutinaria, trabajos mal pagados, hipotecas, madrugones, que les voy a contar, ya saben a lo que me refiero? La respuesta al final de esta reseña.
El reportaje es el típico de ascensión al cielo de un ídolo y descenso a los infiernos, vamos lo que viene que ni pintado para una película.
A Richard Lowenstein no se le puede acusar de lentitud, es de agradecer el dinamismo que refleja en su reportaje. Opta, y me parece acertado, por que sus invitados aparezcan hablando con una pequeño cartel para saber quién lo está haciendo sustituyendo así su aparición en el típico sofá de leonera, en un estudio de grabación tras una mesa de mezclas monstruosa o en un despacho con los discos de oro enmarcados de fondo..
Tampoco Lowestein abusa de imágenes de conciertos o canciones, que las ventila con una simple ráfaga. Además añade grabaciones caseras de su ámbito privado como las entrañables tomas con K. Minogue que aparece tan virginal, dulce e inocente, tal y como la capta el propio Michael H. con su cámara.
En cambio el documental carece de un sentido crítico. Nadie habla del origen de todos los problemas de Michael; sus adicciones nunca superadas, ni siquiera el director del documental verifica la supuesta agresión de un taxista con efectos cerebrales graves dando por buena la versión de la que era su novia en aquel momento, cuando la realidad nos lleva a un accidente de tráfico al que no se le llega a practicar la correspondiente analítica por alcohol o estupefacientes, camuflado todo ello por la escapada de Michael del hospital.
Tampoco se hace la más mínima mención a la fortuna del ídolo repartida en diversos paraísos fiscales para eludir al fisco.
La imagen que nos quiere dar Lowenstein de Hutchence es la de un padre al que no le dejan ver a su hija e hijastras pasando de puntillas por los asuntos peliagudos.
Solución a la pregunta del inicio.
Depende de la edad. Sí con quince años te lo plantean, pongamos por caso morir a los cuarenta, solo preguntas "¿Dónde hay que firmar?". Si ya te pilla con cierta madurez y la experiencia de un cincuentón pones en valor otras circunstancias ante una vida de desenfreno como tú pareja, el que la tenga, tus hijos, el que los tenga, tus amigos, el que los sienta así, la familia, el que se sienta apegada a ella o incluso la espiritualidad, para el que crea. Y todo esto, que nos lo hemos ganado con los años, es lo que da valor a nuestras vidas ¿No crees Michael?
El reportaje es el típico de ascensión al cielo de un ídolo y descenso a los infiernos, vamos lo que viene que ni pintado para una película.
A Richard Lowenstein no se le puede acusar de lentitud, es de agradecer el dinamismo que refleja en su reportaje. Opta, y me parece acertado, por que sus invitados aparezcan hablando con una pequeño cartel para saber quién lo está haciendo sustituyendo así su aparición en el típico sofá de leonera, en un estudio de grabación tras una mesa de mezclas monstruosa o en un despacho con los discos de oro enmarcados de fondo..
Tampoco Lowestein abusa de imágenes de conciertos o canciones, que las ventila con una simple ráfaga. Además añade grabaciones caseras de su ámbito privado como las entrañables tomas con K. Minogue que aparece tan virginal, dulce e inocente, tal y como la capta el propio Michael H. con su cámara.
En cambio el documental carece de un sentido crítico. Nadie habla del origen de todos los problemas de Michael; sus adicciones nunca superadas, ni siquiera el director del documental verifica la supuesta agresión de un taxista con efectos cerebrales graves dando por buena la versión de la que era su novia en aquel momento, cuando la realidad nos lleva a un accidente de tráfico al que no se le llega a practicar la correspondiente analítica por alcohol o estupefacientes, camuflado todo ello por la escapada de Michael del hospital.
Tampoco se hace la más mínima mención a la fortuna del ídolo repartida en diversos paraísos fiscales para eludir al fisco.
La imagen que nos quiere dar Lowenstein de Hutchence es la de un padre al que no le dejan ver a su hija e hijastras pasando de puntillas por los asuntos peliagudos.
Solución a la pregunta del inicio.
Depende de la edad. Sí con quince años te lo plantean, pongamos por caso morir a los cuarenta, solo preguntas "¿Dónde hay que firmar?". Si ya te pilla con cierta madurez y la experiencia de un cincuentón pones en valor otras circunstancias ante una vida de desenfreno como tú pareja, el que la tenga, tus hijos, el que los tenga, tus amigos, el que los sienta así, la familia, el que se sienta apegada a ella o incluso la espiritualidad, para el que crea. Y todo esto, que nos lo hemos ganado con los años, es lo que da valor a nuestras vidas ¿No crees Michael?

7,3
13.989
5
29 de julio de 2017
29 de julio de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene la película un aire fingido o más bien forzado. El argumento se va desarrollando como metido con calzador. Los personajes parecen extraídos de un cómic, algo que encaja en el film, incluso Spike Lee rueda de una forma que podría definirse secuencia-viñeta.
Cuanto debe agradecer la antropología al cine si dentro de miles de años se pudiera ver esta u otras películas con su vestuario tan colorido, que se podría sacar de cualquier página de un cómic a color, los personajes tan aislados a pesar de vivir puerta con puerta y sus extravagantes conductas sociales que se podrían calificar en un "Búscate la vida" más que un "Haz lo que debas".
Es complicado alcanzar ese equilibrio meritorio entre una historia, argumento, guion y lanzar un mensaje. Spike Lee no lo consigue. El mensaje fuerza el argumento con el consiguiente detrimento de la historia.
La hora y cuarenta minutos que dedica para preparar el final se centra demasiado en la propia preparación lastrándola de tedio y reiteración de situaciones.
Es de justicia y lo tengo como máxima apoyar a los nuevos directores que se gastan sus ahorros, hacen una colecta entre amigos y seguidores, o se endeudan para cumplir su sueño de dirigir una película por amor al cine, sin pretender recuperar ese dinero, supliendo con innovadoras técnicas la falta de medios o con buenas y frescas ideas. No es el caso de este primer largometraje de Spike Lee que contaba con un respaldo económico.
Cuanto debe agradecer la antropología al cine si dentro de miles de años se pudiera ver esta u otras películas con su vestuario tan colorido, que se podría sacar de cualquier página de un cómic a color, los personajes tan aislados a pesar de vivir puerta con puerta y sus extravagantes conductas sociales que se podrían calificar en un "Búscate la vida" más que un "Haz lo que debas".
Es complicado alcanzar ese equilibrio meritorio entre una historia, argumento, guion y lanzar un mensaje. Spike Lee no lo consigue. El mensaje fuerza el argumento con el consiguiente detrimento de la historia.
La hora y cuarenta minutos que dedica para preparar el final se centra demasiado en la propia preparación lastrándola de tedio y reiteración de situaciones.
Es de justicia y lo tengo como máxima apoyar a los nuevos directores que se gastan sus ahorros, hacen una colecta entre amigos y seguidores, o se endeudan para cumplir su sueño de dirigir una película por amor al cine, sin pretender recuperar ese dinero, supliendo con innovadoras técnicas la falta de medios o con buenas y frescas ideas. No es el caso de este primer largometraje de Spike Lee que contaba con un respaldo económico.

6,5
932
3
1 de junio de 2017
1 de junio de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallida película de Richard Linkleter.
La verdad es que adaptar una obra teatral como esta si no se cuenta con actores que sepan transmitir lo que el director les pide se vuelve monótona.
Una de las partes en las que la cinta se viene abajo es en sus diálogos, algo insólito ya que Linkleter es maestro de esas disquisiciones filosóficas y generacionales que tocan con poso y simpleza las parrafadas de sus actores. Intuyo que la imposición del diálogo viene dada por el hecho teatral de la obra de Eric Bogosian.
La película resulta aburrida, ridícula por la sobre excitación de algunos de sus actores que Linkleter no ha sabido contener.
Creo que como obra teatral (no estoy seguro pero nunca se ha estrenado en España) Suburbia tiene más fuerza visual que la película por otro lado Richard Linkleter sabe reflejar con precisión el ambiente pesimista del mañana y lo que les aguarda a esta generación de los noventa en Suburbia.
La verdad es que adaptar una obra teatral como esta si no se cuenta con actores que sepan transmitir lo que el director les pide se vuelve monótona.
Una de las partes en las que la cinta se viene abajo es en sus diálogos, algo insólito ya que Linkleter es maestro de esas disquisiciones filosóficas y generacionales que tocan con poso y simpleza las parrafadas de sus actores. Intuyo que la imposición del diálogo viene dada por el hecho teatral de la obra de Eric Bogosian.
La película resulta aburrida, ridícula por la sobre excitación de algunos de sus actores que Linkleter no ha sabido contener.
Creo que como obra teatral (no estoy seguro pero nunca se ha estrenado en España) Suburbia tiene más fuerza visual que la película por otro lado Richard Linkleter sabe reflejar con precisión el ambiente pesimista del mañana y lo que les aguarda a esta generación de los noventa en Suburbia.

7,1
1.574
5
21 de enero de 2024
21 de enero de 2024
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya apuntaba maneras Lee Van Cleef como malote, aunque de joven no tuviera ese rostro curtido que años después veríamos a menudo por tierras almerienses.
En cambio no se puede decir que Jean Wallace, la rubia virginal chica del mafioso, tenga aires de mujer fatal. Se pasa toda la película con cara compungida sin atisbo de cambiar de expresión.
Con la comodidad que da rodar la película en estudio, le hace perder la magia y contextualización veraz que dan los escenarios naturales, las tomas callejeras, J. H. Lewis se facilita el uso de la iluminación, presente en muchas secuencias especialmente en la final y hasta con el sonido para conseguir que el espectador se ponga en la piel de uno de los personajes, estos detalles sumado a una trama ajustada que mejora con un giro inesperado hace que no naufrague la historia, quedando relegada a esa segunda división del cine negro.
En cambio no se puede decir que Jean Wallace, la rubia virginal chica del mafioso, tenga aires de mujer fatal. Se pasa toda la película con cara compungida sin atisbo de cambiar de expresión.
Con la comodidad que da rodar la película en estudio, le hace perder la magia y contextualización veraz que dan los escenarios naturales, las tomas callejeras, J. H. Lewis se facilita el uso de la iluminación, presente en muchas secuencias especialmente en la final y hasta con el sonido para conseguir que el espectador se ponga en la piel de uno de los personajes, estos detalles sumado a una trama ajustada que mejora con un giro inesperado hace que no naufrague la historia, quedando relegada a esa segunda división del cine negro.
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