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Críticas ordenadas por utilidad
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5
15 de septiembre de 2013
15 de septiembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todas estas críticas que vienen a decir que "para ser española no está mal" apestan un poco. De qué país es un director o de donde procede la producción deberían ser asuntos anecdóticos porque, prescindiendo de ridículas consideraciones tribales, es de justicia valorar las pelis por el mismo rasero, es decir, por méritos estrictamente artísticos y técnicos. O sea que para mí como si fuera americana, si no de una "mayor", de esas medio indies -tipo "Moon" del hijo de Bowie- que estrenan en el festival de Sundance. Y dicho esto, en mi opinión esta peli se deja ver (ay, ay, ay, esto ha sonado duro), tiene unos efectos especiales realmente competentes, pero falla en un guion excesivamente previsible además de flojo en su progresión dramática. Eso sí: combinar (supongo que, básicamente, por exigencias económicas de la producción) un ambiente semirural nevado y contemporáneo con una tecnología robótica futurista que previsiblemente tardará muchas décadas o incluso siglos en desarrollarse hasta el nivel que plantea la película, esa combinación decía, se hace simpática, pues bien mirado nos ahorra los consabidos coches voladores y trajes ajustados de licra, que, total, pa qué; aunque por otra parte y en vista de la escasez dramática con que se va desarrollando la trama, este tipo de elementos visuales y pirotécnicos hubieran contribuido a entretener no poco al cada vez más abotargado y aburrido espectador.
6
15 de noviembre de 2012
15 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine estaba vacío, solo dos personas más aparte de mí, y acababa de apoquinar casi seis Euros en el día del espectador. ¡Esto se hunde! pensaba yo mientras esperaba, expectante por el montón de estrellas que le habían adjudicado los críticos, que se apagaran las luces en mi primera visita a un cine en bastantes meses (últimamente prefiero la comodidad de ver las pelis en Blu-Ray apalancado en el sofá).
Toda película u obra artística sobre viajes en el tiempo tiene grandes posibilidades de acabar, de un modo u otro, remitiéndose a la conocida paradoja que postula que si yo viajo al pasado y mato a mi madre (antes de que esta me haya parido), o bien me mato a mi mismo cuando era un niño, ¿cómo coño he podido envejecer y estar vivo para poder viajar hasta el pasado? La respuesta a esta pregunta suele pasar por la hipótesis algo confusa de la existencia de múltiples líneas temporales que se corresponden con otros tantos “universos paralelos”, en cada uno de los cuales existiría una versión diferente de uno mismo en consonancia con las diferentes concatenaciones y variables en el desarrollo de los acontecimientos. Estos supuestos se intuyen también en esta película, aunque los protagonistas (Bruce Willis maduro y Joseph Gordon-Levitt, su versión joven) se niegan a su discusión filosófica –o incluso práctica- alegando que sería demasiado aburrido y que necesitarían ponerse a dibujar intrincados diagramas. Tampoco a nadie en esta película se le ocurre cuestionar la más bien estúpida y nunca explicada premisa de por qué en el futuro no es posible el asesinato y por lo tanto haya que mandar a la gente al pasado para que un matón a sueldo les ejecute de un disparo. Y por qué en el caso de la enamorada china de Bruce Willis, los guionistas se hayan pasado esta premisa por el forro del culo.
En fin, me ha parecido una peli que prometía mucho más de lo que acaba dando y en la parte final me he descubierto mirando el reloj en un par de ocasiones y deseando por un instante que una maquina del tiempo me trasladara hora y media hacia atrás en el pasado, de modo que en vez de encaminarme al cine, hubiera tenido tiempo de rectificar y tomarme una sabrosa hamburguesa y una Coca cola en el Mc Donald´s contiguo del mismo centro comercial. Pero luego pensé que tampoco estaba tan mal, a pesar de lo planos y huecos que son los personajes (porque ese es el principal problema y no las incoherencias filosóficas o argumentales); lo cierto es que la impactante escena final te hace olvidar el bache narrativo de la última media hora en la granja.
Y mientras me dirigía a casa con mi moto en la fría noche, me puse a pensar en el extraño careto de Joseph Gordon-Levitt y en que iba demasiado maquillado o tal vez le habían metido mano los de efectos digitales; lo cierto es que ese careto como de figura del museo de cera o de muñeco “animatronics” con las espaldas demasiado estrechas tal vez sea el enigma más grande de esta película.
Toda película u obra artística sobre viajes en el tiempo tiene grandes posibilidades de acabar, de un modo u otro, remitiéndose a la conocida paradoja que postula que si yo viajo al pasado y mato a mi madre (antes de que esta me haya parido), o bien me mato a mi mismo cuando era un niño, ¿cómo coño he podido envejecer y estar vivo para poder viajar hasta el pasado? La respuesta a esta pregunta suele pasar por la hipótesis algo confusa de la existencia de múltiples líneas temporales que se corresponden con otros tantos “universos paralelos”, en cada uno de los cuales existiría una versión diferente de uno mismo en consonancia con las diferentes concatenaciones y variables en el desarrollo de los acontecimientos. Estos supuestos se intuyen también en esta película, aunque los protagonistas (Bruce Willis maduro y Joseph Gordon-Levitt, su versión joven) se niegan a su discusión filosófica –o incluso práctica- alegando que sería demasiado aburrido y que necesitarían ponerse a dibujar intrincados diagramas. Tampoco a nadie en esta película se le ocurre cuestionar la más bien estúpida y nunca explicada premisa de por qué en el futuro no es posible el asesinato y por lo tanto haya que mandar a la gente al pasado para que un matón a sueldo les ejecute de un disparo. Y por qué en el caso de la enamorada china de Bruce Willis, los guionistas se hayan pasado esta premisa por el forro del culo.
En fin, me ha parecido una peli que prometía mucho más de lo que acaba dando y en la parte final me he descubierto mirando el reloj en un par de ocasiones y deseando por un instante que una maquina del tiempo me trasladara hora y media hacia atrás en el pasado, de modo que en vez de encaminarme al cine, hubiera tenido tiempo de rectificar y tomarme una sabrosa hamburguesa y una Coca cola en el Mc Donald´s contiguo del mismo centro comercial. Pero luego pensé que tampoco estaba tan mal, a pesar de lo planos y huecos que son los personajes (porque ese es el principal problema y no las incoherencias filosóficas o argumentales); lo cierto es que la impactante escena final te hace olvidar el bache narrativo de la última media hora en la granja.
Y mientras me dirigía a casa con mi moto en la fría noche, me puse a pensar en el extraño careto de Joseph Gordon-Levitt y en que iba demasiado maquillado o tal vez le habían metido mano los de efectos digitales; lo cierto es que ese careto como de figura del museo de cera o de muñeco “animatronics” con las espaldas demasiado estrechas tal vez sea el enigma más grande de esta película.

5,9
52.533
9
6 de octubre de 2011
6 de octubre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A diferencia de los niños españoles vestidos con pantalones cortos que dejaban sus raquíticas piernecitas al aire, los saludables mozalbetes americanos de finales de los cincuenta vestían largos y abrigados pantalones tejanos. Esa es una de las cosas que me han quedado meridianamente claras después de ver “El árbol de la vida”. Ahora en serio, la peli me ha encantado. Y eso que iba con miedo después de haber leído algunas críticas de descerebrados que la ponían a parir. Tampoco me animaban demasiado esas noticias sobre la cantidad de gente que se marchaba de las salas al poco de empezar la sesión. Hay que decir que esta no es una peli normal. Pero es que ya está uno un poco harto de películas normales. A veces echo de menos películas diferentes y arriesgadas como 2001, Una odisea del espacio, Hiroshima mon amour, o La Dolce Vita, por citar películas clásicas que fueron capaces de romper barreras para llevar el arte cinematográfico hacia nuevas dimensiones. Y es que últimamente las barreras solo se rompen a nivel técnico, como con el 3D o los avances digitales, pero en cambio a nivel conceptual el cine –sobre todo el de Hollywood- parece instalado en un confortable infantilismo.
No es el caso de esta película genial o casi genial (según el momento, me decanto por un calificativo u otro). Valiéndose de una narrativa sinuosa, poética y de un virtuosismo técnico que deja sin aliento, "El árbol de la vida" plantea interrogantes sobre el sentido de la vida, la muerte, y la fragilidad de nuestra existencia. Pone además de relieve la conexión que existe (y que muchas veces se nos olvida) entre microcosmos y macrocosmos; entre lo más humilde y próximo, que es la familia, y el gran escenario universal a través de un tronco evolutivo común que empezó con el Big Bang y que no sabemos a dónde nos llevará. Solo sabemos que estamos solos, que hay sufrimiento y que algún día todo se acabará. Y al igual que los protagonistas, buscamos algún tipo de trascendencia o de consuelo y a veces nos aferramos a dioses a los que interrogamos –a veces con ira o con decepción- sobre nuestra suerte incierta.
Tal vez solo el amor pueda salvarnos.
No es el caso de esta película genial o casi genial (según el momento, me decanto por un calificativo u otro). Valiéndose de una narrativa sinuosa, poética y de un virtuosismo técnico que deja sin aliento, "El árbol de la vida" plantea interrogantes sobre el sentido de la vida, la muerte, y la fragilidad de nuestra existencia. Pone además de relieve la conexión que existe (y que muchas veces se nos olvida) entre microcosmos y macrocosmos; entre lo más humilde y próximo, que es la familia, y el gran escenario universal a través de un tronco evolutivo común que empezó con el Big Bang y que no sabemos a dónde nos llevará. Solo sabemos que estamos solos, que hay sufrimiento y que algún día todo se acabará. Y al igual que los protagonistas, buscamos algún tipo de trascendencia o de consuelo y a veces nos aferramos a dioses a los que interrogamos –a veces con ira o con decepción- sobre nuestra suerte incierta.
Tal vez solo el amor pueda salvarnos.

5,4
4.921
3
13 de noviembre de 2009
13 de noviembre de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que el ciudadano alemán corriente no tenía culpa de las atrocidades ideadas por una élite fanatizada es un argumento que se tiene en pie a duras penas. Lo cierto es que Hitler fue elegido democráticamente por una gran parte del pueblo alemán y sus intenciones belicistas y genocidas estaban bastante claras ya desde el principio. El soso personaje que interpreta Mortensen (un clamoroso caso de "miscasting") personifica a uno de esos millones de ciudadanos, presumiblemente "buenos", que pusieron su grano de arena en lo que acabó siendo la más grande catástrofe que ha conocido la humanidad. Dicho esto hay que decir que la peli es floja, tópica, y estúpidamente ingenua. Y sigo en spoiler…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena final, donde se ve al protagonista paseando tambaleante e incrédulo por un campo de concentración que parece un parque temático dedicado al tema, con todos los tópicos sucediendo a la vez (la orquesta tocando en un rincón y la gente derrumbándose en las formaciones), me ha producido autentica risa. También es llamativo que el reducido presupuesto solo haya dado para escenas exteriores que suceden en parques, con la excepción de alguna que otra escena nocturna.

8,2
149.844
7
6 de septiembre de 2009
6 de septiembre de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy aquí en la terraza, pillando internet del hotel vecino (uno que trabaja allí me ha pasado la clave), y de pronto, justo antes de apagarse de sopetón el ordenador por aquello del reajuste de Windows o algo así, he visto mi cara reflejada en la pantalla y he pensado: este tío feo de mediana edad ¿quién es? A lo mejor a Eastwood le ocurre lo mismo y con más razón, porque de aquel chavalote que se paseaba por Almería a este venerable y admirado anciano hay un mundo que ni él mismo podía haber imaginado que franquearía, y ya ves lo que hace el tiempo, el puto tiempo. Pero, bueno, la película. Torino, el Gran Torino. ¿Qué decir de ella? La verdad es que no se me ocurre gran cosa. Si acaso que es "buena", que toca tema importante y tal, pero, qué quieres que te diga, me ha dado la sensación de haber visto una de esas pelis especialmente hechas para la televisión, tipo Estrenos TV, con una estética más bien vulgar pero que toca un tema esforzadamente comprometido e "importante ". Yo creo que lo que le pasa a Eastwood es que le deben llegar los mejores y más "trascendentes" guiones que circulan por Hollywood, y como el tío es un impaciente y le queda poco, pues se pone a rodar deprisa y corriendo, y puesto que tiene el tema dominado le salen cosas correctas que los críticos se apresuran a cubrir de babas. Pero para hacer una peli realmente buena como "Sin perdón" hace falta, tal vez, que suene la flauta, o yo que sé lo que hace falta. El caso es que en esta ocasión no ha sonado. Se me ocurre que a esta película le falta ambiguedad, mala leche, y le sobra cierto convencionalismo bienintencionado; pero a lo mejor es que me vuelto un tarado que solo es capaz de apreciar las perversidades de un Hanecke. En fin, hoy estoy espesito, me voy a tomar una cerveza.
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