La filmografía de James Cagney es muy amplia y tiene títulos muy interesantes como "Al rojo vivo" o "uno, dos, tres". Su valía profesional y versatilidad está fuera de toda duda, pero seamos francos, es un histriónico y esa característica lastra bastantes veces su trabajo. Pues bien, a mi juicio "Un leon en las calles" es el cenit de su histrionismo y sencillamente destroza una película que sin duda hubiese tenido mejor tono si hubiese cierta mesura. Su personaje es absolutamente insoportable. Por otra parte, la película no desarrolla bien su transformación de buhonero a político de cierta envergadura. Me quedo con "El político" que desarrolla mejor una trama con ciertas similitudes. Lo dicho, para muy amantes del siempre excesivo Cagney.

¡¡¡¡Pero que sinverguenza es el amigo Tyrone Power!!!!, y un poquito pesado todo sea dicho. Se pasa toda la película vacilando de lo buen piloto que es y dándole caña a Betty Grable. La peli se deja ver con agrado si sabes previamente que estas ante un vehículo propagandístico previo a la entrada de EE.UU. en la guerra. Los ingleses son flemáticos y los americanos bulliciosos, pero se llevan bien y coinciden en su opinión antinazi. Quizás la elección de la Grable, si bien lógica por su peso específico en la época, es lo que más desmerece de la peli. En fin, ni roba ni mata y puede resultar entretenida.

Me cuesta mucho poner por escrito mis dudas sobre el cine de Ford, mi amado Ford, mi idolatrado Ford, el que junto con Wilder y Lang forman mi santisima trinidad particular del cine clásico; pero tras un nuevo visionado de Fort Apache ya me he decidido. El cine de Ford en algunos de sus títulos fundamentales no resiste bien el paso del tiempo. Quizás no para aquellos cinéfilos que hemos crecido con su cine, pero si para aquellos aficionados que se acercan a sus películas por primera vez. La forma en que trata alguno de los valores que transmite sencillamente no llegan. El honor militar, la extremada cortesía y la forma en que trata al "sexo débil", que casi parece "sexo inútil", sencillamente ni conecta, ni engancha. Siempre nos quedará la belleza de sus películas, su universo particular con Monument Valley, Ben Johnson galopando y su tropa de actores en plantilla, pero pocas nuevas adscripciones a este cine se harán entre las nuevas generaciones.

¿Cual es la razón?. Pues películas como Fort Apache que en el marco de una película de un tono general notable, incluye escenas tan "pueriles" (lo siento pero no se me ocurre otro calificativo más amable) como la de la gran marcha del baile de los suboficiales, momento en el que siempre me sonrojo, o los mareos de Shirley Temple tras prohibirsele acercarse a los soldados muertos a manos de los apaches y otras cuestiones que siguen en el spoiler.

En definitiva y siendo como soy un gran amante del cine de Ford con maravillas como "el hombre que mató a Liberty Valance", "el hombre tranquilo" o la menos mencionada pero igualmente grande "el último hurra", lamento que algunas de sus claves cada vez se las vea más viejunas y anacrónicas y eso poco a poco le costará a su cine un menor acceso al público en general, y eso, si se acabase prudiciendo, sería una pérdida irreparable.

Otra película francesa de gansters más si no fuese porque los "malos" son una impagable banda de músicos pop con un look muy propio de la épocay a cuyo frente esta un clon de Jaime de Mora. No seré yo quien recomiende su visionado pero quien sepa donde se mete y la vea con altas dosis de condescendencia y humor, pues puede pasar una rato simpático.

Poco original la nueva aventura de Rafa y Amaya. Lejos de la simpatía que despertaba la trama original ahora nos encontramos con una comedia romántica en la que el chico intenta recuperar a su amor. Suena a bastante manido y lo es. Sin embargo hay que reconocer que dejando al lado la trama o entendiendo que esta es un mero vehículo para abundar en la comicidad de los personajes, lo cierto es que la película es divertida y permite entretener.

Vuelve Koldo a ser el alma de esos momentos hilarantes. Su forma de hablar entre Ozores y Yoda es una permanente fuente de risas. Impagables Machi y Sarda quienes comparten alguna escena de alto nivel. Soso Berto anclado por un personaje hipster que resulta inverosímil de pura exageración. Clara Lago guapa pero algo hermética, Belén Cuesta con otro papel mejorable y un Dani Rovira irregular, completan un reparto que intenta y en algunos momentos consigue hacernos pasar un buen rato.

En definitiva esta segunda parte queda lejos de la originalidad y frescura de la primera pero permite que no nos sentamos engañados comprando una entrada, ya que sin mayores pretensiones, nos encontramos con seis o siete buenos momentos de comicidad. No creo que se la deba comparar con el taquillazo de ocho apellidos vascos. Si no se hace y se ve sin complejos es una peli muy digna y entretenida.