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Críticas ordenadas por utilidad
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3
24 de marzo de 2025
24 de marzo de 2025
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Warden es una película sobre un Superhéroe brasileño, de cómo descubre sus superpoderes y su evolución, pero extremadamente aburrida, pues gran parte de su metraje son entrevistas de conocidos y familiares que nos cuentan su punto de vista.
Si bien la intención del director es profundizar en la ética del poder y la responsabilidad (como en La Liga de La Justicia, Spiderman, etc), la ejecución de la película es monótona, con una entrevista tras otra. No necesito escuchar qué sintió otra persona al ver a un Superhéroe, quiero verlo yo y reaccionar yo.
En resumen, con una idea ingeniosa el resultado es una gran decepción por su desarrollo narrativo tedioso y una ejecución que carece de dinamismo.
Si bien la intención del director es profundizar en la ética del poder y la responsabilidad (como en La Liga de La Justicia, Spiderman, etc), la ejecución de la película es monótona, con una entrevista tras otra. No necesito escuchar qué sintió otra persona al ver a un Superhéroe, quiero verlo yo y reaccionar yo.
En resumen, con una idea ingeniosa el resultado es una gran decepción por su desarrollo narrativo tedioso y una ejecución que carece de dinamismo.
7
18 de marzo de 2025
18 de marzo de 2025
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Es un anime japonés que narra el despertar sexual adolescente de una chica que poco a poco se enamora de un compañero de su clase. Lo mejor es que logra transportarnos a esos momentos donde todos naufragamos entre lo que nos pide nuestro cuerpo frente al miedo a lo desconocido, la incertidumbre de lo prohibido, al no saber que hay que hacer o cómo hacerlo.
Lo mejor de la serie es que con deseo, torpeza y vergüenza se aleja del tono burdo y exagerado que suelen adoptar muchas películas americanas como American Pie o de la vulgaridad de muchas series españolas de adolescentes en las que parece que todos tienen la experiencia sexual de un grupo de divorciados de 40 años.
B Gata H Kei nos pone en situaciones aparentemente sencillas pero aterradoras, como comprar condones en una farmacia, lanzar el cierre a una chica cogiéndola de la mano o la reacción de una chica cuando ve una erección bajo el pantalón del chico con el que quiere sexo. Es un enfoque sutil y auténtico que consigue que revivamos ese primer amor, ya que no es solo una cuestión de instinto o de oportunidad, sino un enredo emocional donde se mezclan las expectativas, el miedo al rechazo, la presión social y la propia percepción del cuerpo. Y con esa contradicción entre el deseo que arde pero que no sabe cómo manifestarse entramos en una comedia llena de ternura donde poco a poco va brotando el amor entre nuestros dos protagonistas.
Si bien es un anime que se centra en la tensión sexual y el descubrimiento del contacto físico, consigue hacerlo con elegancia, transmitiendo la realidad entre las ganas de libertad y el miedo a disfrutarla, entre lo que queremos y lo que nos atrevemos a hacer.
Lo mejor de la serie es que con deseo, torpeza y vergüenza se aleja del tono burdo y exagerado que suelen adoptar muchas películas americanas como American Pie o de la vulgaridad de muchas series españolas de adolescentes en las que parece que todos tienen la experiencia sexual de un grupo de divorciados de 40 años.
B Gata H Kei nos pone en situaciones aparentemente sencillas pero aterradoras, como comprar condones en una farmacia, lanzar el cierre a una chica cogiéndola de la mano o la reacción de una chica cuando ve una erección bajo el pantalón del chico con el que quiere sexo. Es un enfoque sutil y auténtico que consigue que revivamos ese primer amor, ya que no es solo una cuestión de instinto o de oportunidad, sino un enredo emocional donde se mezclan las expectativas, el miedo al rechazo, la presión social y la propia percepción del cuerpo. Y con esa contradicción entre el deseo que arde pero que no sabe cómo manifestarse entramos en una comedia llena de ternura donde poco a poco va brotando el amor entre nuestros dos protagonistas.
Si bien es un anime que se centra en la tensión sexual y el descubrimiento del contacto físico, consigue hacerlo con elegancia, transmitiendo la realidad entre las ganas de libertad y el miedo a disfrutarla, entre lo que queremos y lo que nos atrevemos a hacer.
8
15 de marzo de 2025
15 de marzo de 2025
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Drifter es una sitcom británica, ácida, sarcástica e irreverente, con una protagonista que siempre toma las peores decisiones posibles, como irse a vivir a la buhardilla del piso de su exnovio. Y lo hace con tanta autenticidad que no puedes evitar quererla. Es un desfile de patetismo cotidiano, estupidez gloriosa y un humor que transita entre lo más absurdo y lo políticamente incorrecto. Pero, por encima de todo, es una serie que, en su desorden y falta de rumbo, resulta inesperadamente entrañable.
La historia sigue a tres amigas veinteañeras—Meg, Bunny y Laura—que, tras volver de un viaje a la India con expectativas de cambio y crecimiento, se encuentran de bruces con la cruda realidad: trabajos miserables, relaciones tóxicas y una independencia que es más un castigo que una liberación. Como en cualquier buena sitcom británica, la ridiculez es la clave, y en Drifters se lleva al extremo con una mezcla de nihilismo juvenil y torpeza social que resulta imposible de ignorar.
Lo que realmente hace brillar la serie es el elenco y el contraste entre los personajes. Meg, la protagonista, es una eterna ilusa que siempre se mete en situaciones absurdas sin el más mínimo sentido de autoconservación. Bunny, su prima, es el epítome del privilegio inconsciente, una niña rica desastrosa, egoísta y absolutamente ridícula. Laura, la amiga sensata (o al menos eso intenta), funciona como la voz de la razón, aunque su paciencia es constantemente puesta a prueba. Juntas, forman un trío disfuncional pero perfectamente equilibrado en su idiotez. Y todo dentro de buenas actuaciones dentro del buen cine de humor británico.
El humor de Drifters no teme ser incómodo, grosero o directamente absurdo. Es ese humor auténtico sin pasar por el rodillo de Hollywood donde todo tiene que estar edulcorado, el final de cada capítulo tiene que ser esperanzador y no puede existir el sarcasmo ácido. La serie abraza la incomodidad con elegancia, esa que logra que la vergüenza ajena se convierta en arte. Se apoya en diálogos rápidos, situaciones ridículamente reconocibles y una ironía que recuerda a The Inbetweeners (no por nada comparte parte del equipo creativo). Pero, más allá de las carcajadas, lo que la hace especial es su capacidad para retratar la precariedad emocional y laboral de una generación sin dramatismos ni discursos moralistas, sino con un desparpajo brutal.
En resumen, Drifters es una joya caótica: una serie que mezcla lo vulgar con lo brillante, lo ridículo con lo encantador y lo idiota con lo inteligente. Es plantear la situación de los jóvenes de la serie Friends, pero sin miedo a escandalizar, con autenticidad y sin autocensura.
La historia sigue a tres amigas veinteañeras—Meg, Bunny y Laura—que, tras volver de un viaje a la India con expectativas de cambio y crecimiento, se encuentran de bruces con la cruda realidad: trabajos miserables, relaciones tóxicas y una independencia que es más un castigo que una liberación. Como en cualquier buena sitcom británica, la ridiculez es la clave, y en Drifters se lleva al extremo con una mezcla de nihilismo juvenil y torpeza social que resulta imposible de ignorar.
Lo que realmente hace brillar la serie es el elenco y el contraste entre los personajes. Meg, la protagonista, es una eterna ilusa que siempre se mete en situaciones absurdas sin el más mínimo sentido de autoconservación. Bunny, su prima, es el epítome del privilegio inconsciente, una niña rica desastrosa, egoísta y absolutamente ridícula. Laura, la amiga sensata (o al menos eso intenta), funciona como la voz de la razón, aunque su paciencia es constantemente puesta a prueba. Juntas, forman un trío disfuncional pero perfectamente equilibrado en su idiotez. Y todo dentro de buenas actuaciones dentro del buen cine de humor británico.
El humor de Drifters no teme ser incómodo, grosero o directamente absurdo. Es ese humor auténtico sin pasar por el rodillo de Hollywood donde todo tiene que estar edulcorado, el final de cada capítulo tiene que ser esperanzador y no puede existir el sarcasmo ácido. La serie abraza la incomodidad con elegancia, esa que logra que la vergüenza ajena se convierta en arte. Se apoya en diálogos rápidos, situaciones ridículamente reconocibles y una ironía que recuerda a The Inbetweeners (no por nada comparte parte del equipo creativo). Pero, más allá de las carcajadas, lo que la hace especial es su capacidad para retratar la precariedad emocional y laboral de una generación sin dramatismos ni discursos moralistas, sino con un desparpajo brutal.
En resumen, Drifters es una joya caótica: una serie que mezcla lo vulgar con lo brillante, lo ridículo con lo encantador y lo idiota con lo inteligente. Es plantear la situación de los jóvenes de la serie Friends, pero sin miedo a escandalizar, con autenticidad y sin autocensura.
Serie

6,3
1.428
8
24 de febrero de 2025
24 de febrero de 2025
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Una picadura de abeja, un shock anafiláctico, el cuerpo inerte de un hombre en medio del bosque. Desde el primer minuto Zone Blanche nos sumerge en su atmósfera opresiva, donde la naturaleza no es un simple escenario, sino una fuerza implacable. Villefranche es un pueblo apartado, rodeado de un bosque denso y oscuro, donde la tasa de homicidios es seis veces superior a la media. Pero aquí, la violencia no solo proviene de los humanos. Algo más acecha entre los árboles, algo que parece observar y castigar. Zone Blanche es una serie que juega con los límites entre el thriller policial, las leyendas populares y lo sobrenatural.
Uno de sus mayores aciertos es la forma en que introduce lo místico dentro de una narrativa en la que la lucha por la naturaleza es central. No se trata solo de un escenario opresivo, sino de un ente vivo, casi un personaje más, que parece protegerse y vengarse de quienes lo dañan. La serie nos sumerge en esa ambigüedad: ¿son cuentos y leyendas locales, o hay algo más real detrás de ellos? ¿Es la naturaleza vengativa un símbolo, o algo tangible dentro del ciclo de la vida? La incertidumbre es constante y alimenta la atmósfera inquietante de la serie. Y es que después de ver esta serie se te pondrá la piel de gallina cuando estés sólo en el campo y veas un grupo de cuervos al atardecer, o por la mañana con la neblina matinal.
Laurène Weiss, la protagonista, encarna a la perfección este choque entre lo racional y lo inexplicable. Es impulsiva, sin miedo, marcada por un pasado oscuro y un trauma que la persigue. Sin embargo, su valentía no es autosuficiente: necesita un equipo, aliados que compensen sus impulsos con estrategia y racionalidad. Esta dinámica permite un desarrollo de personajes interesante, donde cada uno aporta una pieza en la resolución del misterio.
Pero dentro de todo este juego entre lo real y lo mítico, surge la pregunta: ¿dónde está la ética? En Villefranche, la ley parece frágil y maleable, con un sistema de justicia que a menudo se rinde ante fuerzas mayores, ya sean criminales con poder o una naturaleza que impone sus propias reglas. La serie no ofrece respuestas fáciles: nos deja en un terreno gris donde la supervivencia y la moralidad entran en conflicto constante.
En definitiva, Zone Blanche es un thriller que atrapa con su mezcla de crimen, mitología y una naturaleza inquietante. No es solo un misterio a resolver, sino una exploración de los límites entre lo humano y lo salvaje, entre lo que creemos controlar y lo que nos sobrepasa.
Uno de sus mayores aciertos es la forma en que introduce lo místico dentro de una narrativa en la que la lucha por la naturaleza es central. No se trata solo de un escenario opresivo, sino de un ente vivo, casi un personaje más, que parece protegerse y vengarse de quienes lo dañan. La serie nos sumerge en esa ambigüedad: ¿son cuentos y leyendas locales, o hay algo más real detrás de ellos? ¿Es la naturaleza vengativa un símbolo, o algo tangible dentro del ciclo de la vida? La incertidumbre es constante y alimenta la atmósfera inquietante de la serie. Y es que después de ver esta serie se te pondrá la piel de gallina cuando estés sólo en el campo y veas un grupo de cuervos al atardecer, o por la mañana con la neblina matinal.
Laurène Weiss, la protagonista, encarna a la perfección este choque entre lo racional y lo inexplicable. Es impulsiva, sin miedo, marcada por un pasado oscuro y un trauma que la persigue. Sin embargo, su valentía no es autosuficiente: necesita un equipo, aliados que compensen sus impulsos con estrategia y racionalidad. Esta dinámica permite un desarrollo de personajes interesante, donde cada uno aporta una pieza en la resolución del misterio.
Pero dentro de todo este juego entre lo real y lo mítico, surge la pregunta: ¿dónde está la ética? En Villefranche, la ley parece frágil y maleable, con un sistema de justicia que a menudo se rinde ante fuerzas mayores, ya sean criminales con poder o una naturaleza que impone sus propias reglas. La serie no ofrece respuestas fáciles: nos deja en un terreno gris donde la supervivencia y la moralidad entran en conflicto constante.
En definitiva, Zone Blanche es un thriller que atrapa con su mezcla de crimen, mitología y una naturaleza inquietante. No es solo un misterio a resolver, sino una exploración de los límites entre lo humano y lo salvaje, entre lo que creemos controlar y lo que nos sobrepasa.

5,7
23.085
7
24 de febrero de 2025
24 de febrero de 2025
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Sam Raimi regresa a sus raices, a la locura estilística de Evil Dead, con una historia que combina terror, comedia negra y un ritmo que no da respiro. La película sigue a Christine (Alison Lohman), una empleada de banco que, tras negar un préstamo a una anciana gitana, es maldecida con la amenaza de ser arrastrada al infierno en tres días. La premisa es sencilla, pero Raimi la exprime al máximo con su característico juego de cámara y un guion que no deja cabos sueltos. Y es que cuando montamos ese puzle conseguimos una historia redonda, algo que nos reconforta, justamente lo opuesto a lo que vemos ahora en un cine en el que los guionistas toman decisiones arbitrarias para hacer giros de guion.
Porque la película nos plantea esa pregunta ética, ¿Quién es la bruja, la que lanza la maldición o la bruja que nos exprime desde el Banco? ¿Es ético ese castigo diabólico? Y si pudieses pasar la maldición a otra persona ¿a quién se la pasarías?
Acostumbrados a que el terror se haya convertido en un aburrimiento de dos horas cargado de primeros planos de actores que parecen maniquíes que son asesinados con una cronología predecible, sin alma y guiones sobrecargados, Arrástrame al Infierno de Sam Raimi que es del 2009 sigue brillando como un recordatorio de cómo se hace buen cine de género. La he visto en 2025 como un soplo de aire fresco frente a la tendencia actual del terror prefabricado y sin personalidad. La nota que le pongo a esta película es de un 7, pero si la comparamos con el cine del 2025 se lleva un 10.
Alison Lohman interpreta a Christine con la medida justa de vulnerabilidad y determinación. Su viaje es creíble y atrapante, sin necesidad de exageraciones. Es un gran acierto de casting y dirección.
La gran fortaleza de la película radica en su duración: apenas hora y media. En tiempos donde los filmes se estiran sin justificación, Raimi demuestra que no se necesitan dos horas y media para construir una historia efectiva. La tensión va en aumento, sin rellenos innecesarios ni pausas que diluyan el impacto.
Y luego está la puesta en escena: los movimientos de cámara imposibles, los planos dinámicos y los efectos prácticos que evocan la trilogía de Evil Dead. Raimi no se apoya en CGI exagerado ni en una estética impersonal. Cada escena, cada golpe de sonido, cada susto está medido con precisión quirúrgica.
Arrástrame al Infierno es una joya que sigue resistiendo el paso del tiempo, demostrando que el terror puede ser una experiencia vibrante, creativa y sin necesidad de excesos.
Para los amantes del género, lo único que le podemos criticar es que no salga Ash con su escopeta recortada y su motosierra a echarle una mano a nuestra protagonista. Sin embargo ese es el gran mérito de Raimi, que no es necesario exprimir una franquicia pudiendo hacer historias paralelas con demonios y maldiciones.
Porque la película nos plantea esa pregunta ética, ¿Quién es la bruja, la que lanza la maldición o la bruja que nos exprime desde el Banco? ¿Es ético ese castigo diabólico? Y si pudieses pasar la maldición a otra persona ¿a quién se la pasarías?
Acostumbrados a que el terror se haya convertido en un aburrimiento de dos horas cargado de primeros planos de actores que parecen maniquíes que son asesinados con una cronología predecible, sin alma y guiones sobrecargados, Arrástrame al Infierno de Sam Raimi que es del 2009 sigue brillando como un recordatorio de cómo se hace buen cine de género. La he visto en 2025 como un soplo de aire fresco frente a la tendencia actual del terror prefabricado y sin personalidad. La nota que le pongo a esta película es de un 7, pero si la comparamos con el cine del 2025 se lleva un 10.
Alison Lohman interpreta a Christine con la medida justa de vulnerabilidad y determinación. Su viaje es creíble y atrapante, sin necesidad de exageraciones. Es un gran acierto de casting y dirección.
La gran fortaleza de la película radica en su duración: apenas hora y media. En tiempos donde los filmes se estiran sin justificación, Raimi demuestra que no se necesitan dos horas y media para construir una historia efectiva. La tensión va en aumento, sin rellenos innecesarios ni pausas que diluyan el impacto.
Y luego está la puesta en escena: los movimientos de cámara imposibles, los planos dinámicos y los efectos prácticos que evocan la trilogía de Evil Dead. Raimi no se apoya en CGI exagerado ni en una estética impersonal. Cada escena, cada golpe de sonido, cada susto está medido con precisión quirúrgica.
Arrástrame al Infierno es una joya que sigue resistiendo el paso del tiempo, demostrando que el terror puede ser una experiencia vibrante, creativa y sin necesidad de excesos.
Para los amantes del género, lo único que le podemos criticar es que no salga Ash con su escopeta recortada y su motosierra a echarle una mano a nuestra protagonista. Sin embargo ese es el gran mérito de Raimi, que no es necesario exprimir una franquicia pudiendo hacer historias paralelas con demonios y maldiciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Matar un gato. En este mundo con tantos vacíos morales en los que puede morir gente asesinada por un asesino en serie y mil delitos más, pero en el que la gente se escandaliza por matar a un animal doméstico, Sam Raimi hace algo políticamente incorrecto. Y sólo por esto es un creador de contenido y un director de cine fiel a sus principios.
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