Hace tiempo que aprendí a no hacer demasiado caso de las críticas de los entendidos. Sólo son buitres enteradillos y amargados, y a respetar, pero obviar las opiniones mayoritarias, cada uno es de una madre, y yo tengo la mía. Como dijo el gran Harry, las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno. Y a mi me encanta este director, me parece un poeta de la imagen y el sonido que sólo son el aliño de unos guiones diferentes y maravillosos. Me he quedado como un niño al terminar el film, contento de estar vivo y de que mi imaginación sea suficiente para entender y agradecer a Shyalaman este nuevo presente. No ha hecho falta un tipo musculoso rodeado de explosiones para hacerme soñar, ha bastado con un tipo fondón que lleva gafitas y al que la vida ha golpeado duramente. No han sido necesarios castillos, dragones o malvados con trajes ajustados, ha bastado con una piscina, una panda de frikis, unos ojos en la hierba, lluvia y un aleteo.... y es que debe ser bastante fácil hacerme soñar.

Impactante, cruel, maravillosa... esa tristísima nana de la dulce Maribel ( que actriz más desperdiciada) se ha quedado tatuada en mis neuronas para siempre. Curioso que la evasión de la realidad que supone el cine nos recuerde que en la vida se sufre, se pierden guerras ( algo que en este país no hemos sabido encajar) y existen verdaderos hijos de puta peores que los monstruos de las fábulas. Impresionante Sergi López. Sobra un poco de sangre pero el final es tan increíble que se perdona todo.

Aquellos maravillosos reportajes de Cousteau y de National Greogaphic, que visioné y atesoré, en VHS, con deleite, me prepararon para disfrutar, con asombro y maravilla, de ésta obra de arte en imágenes, que nos concilia con la cruel naturaleza, la exterior y la interior, y nos explica por qué el misticismo es tan necesario en el ser humano. La música es la compañera perfecta en ésta oda a la vida misma, y la historia , con el giro y la explicación final, nos reconcilia con Dios, aunque no creamos en él.
Dios también puede estar en una película.
Hollywood tiene que espabilar;En La India, los sueños son más coloridos y empiezan a devorar la decadencia occidental y la falta de ideas de los potentados americanos.
Como un tigre de Bengala a una cabra.