Una vez más, nos encontramos con una película musical que jamás debería haberse realizado. Lo digo porque a menudo apreciables bandas sonoras se ocultan en productos cinematográficos de ínfima calidad. Es el caso. Escudada en una buena banda sonora, bien cantada por Olivia Newton-John, con acertadas composiciones de John Farrar y notables del extraordinario Jeff Lynne, esta película no puede, aún así, ser salvada del bochorno general. El guión es una chorrada y las interpretaciones de los protagonistas (especialmente de un Gene Kelly que parece recién salido de un geriátrico), son penosas y ridículas.
Desde aquí, recomiendo a los amantes de la buena música pop la adquisición del CD con la banda sonora. Adquirir el DVD me parecería una pérdida de tiempo y de dinero.

El documental de Alex de la Iglesia no explota adecuadamente las posibilidades de un buen documental y despeja pocas novedades sobre la vida y la carrera de uno de los mejores futbolistas de la historia, pero aún así resulta interesante.
Finalmente, quiero manifestar mi absoluta repugna por los insultos que algunos madridistas amargados vierten aquí sobre un chaval que, además de ser un gran futbolista, tiene siempre un comportamiento que para sí quisiera el acomplejado de monadas Ronaldo.
Es un lástima que Film Affinitty publique críticas con insultos tan graves y gratuitos.

A veces, las producciones para TV sorprenden gratamente. En este caso, no se trata de un telefilm propiamente dicho, ya que su calidad excede ampliamente del nivel medio de los productos realizados para la pequeña pantalla. Es imprescindible su visionado en DVD y en formato 16:9.
El guión es brillante y la historia del carnicero de Rostov atrapa, estremece y horroriza. No recuerdo haber visto ninguna película más de Chris Gerolmo, pero me parece un estupendo director, por lo menos en este género policial. Las interpretaciones de Rea, Sutherland y Von Sydow están en su línea habitual: magistrales. La relación entre los dos primeros durante los 8 años que dura la investigación es apasionante y emocinante, llena de humanidad. También es destacable la acertada elección de Jeffrey De Munn para el papel del asesino.
Me gustaría por último, comentar que el trasfondo político de la historia es sólo secundario y criticar una notable producción como ésta por un cierto "tufillo" americano, me parece injusto y desproporcionado. No me gustan nada los americanos, pero tiene un sistema democrático, bastante imperfecto, mientras la U.R.S.S. era una dictadura cerrada y represora. Recomendaría a aquellos que se indignan con la crítica implícita de este film al régimen soviético, el visionado de "La vida de los otros", donde se retrata perfectamente como se dirigía la vida de la gente desde el aparato del Estado. Y vuelvo a insistir, no me gustan los yankys y su hipócrita democracia, pero aquí estamos hablando de cine y "Ciudadano X" funciona perfectamente como intriga policial, a pesar de que conocemos el final de la historia. Está realizada con mucho gusto (habría sido muy fácil recrearse en la sordidez de los asesinatos), y no pierde intensidad en ningún momento, aumentando su interés a medida que se desarrolla la pavorosa trayectoria criminal del monstruo de Rostov.

Estupenda aproximación de Narciso Ibáñez Serrador al mundo de los niños diabólicos. El director de origen televisivo ya había demostrado su ingenio y buenas maneras en las famosas e impagables "Historias para no dormir" de TVE y, posteriormente, en la interesante "La Residencia", para la gran pantalla. Aquí da un paso más, presentándonos un guión inquietante y original, plagado de horror psicológico y de angustia durante todo el metraje. La acción se va desarrollando, creciendo lentamente el suspense y aparececiendo el terror. Chico da muy poca tregua al espectador, que se siente cada vez más atrapado por el malsano ambientillo que se respira en el maldito pueblo de los niños.
En mi opinión, uno de los mejores largometrajes de terror de nuestro cine.

Nos encontramos ante una de esas películas que marcan una época: los años 70. Su originalidad es indiscutible y el interés de la historia apabullante. Stanley Kubrick demuestra una vez más su enorme maestría para dirigir a actores hasta entonces poco conocidos, como Malcom McDowell, que realiza la mejor interpretación de su vida. Es, además, uno de los films más imitados de la historia del cine. Las imágenes son novedosas, el tratamiento de la fotografía es excelente y la profundidad de la historia, innegable. En su momento, se llegó a considerar una película desagradable, pero vista hoy en día no es para tanto. Personalmente, supuso el descubrimiento de ese maestro del séptimo arte que fue Kubrick, y una película que hay que redescubrir cada cierto tiempo. En definitiva, una obra maestra imprescidible.