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Críticas ordenadas por utilidad
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7,9
8.588
9
12 de octubre de 2011
12 de octubre de 2011
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La Calumnia” es una película de factura impecable (no cabría esperar algo distinto, dada la acostumbrada minuciosidad de su director) y de temática bien arriesgada teniendo en cuenta el momento en que se rodó. Wyler aborda la cuestión rozando los límites restrictivos propios de la época, y nos regala, previo recorte de la tijera censora (curiosa analogía, en este caso, si se me permite la broma…), una obra rotunda. Pese a lo anterior, y sin estar exenta de una cierta ambigüedad que comentaré en el spoiler, consigue dar en el clavo para mostrarnos, sin concesiones, lo dañino de las actitudes excluyentes e hirientes de una sociedad timorata que, por miedo ante lo supuestamente “antinatural”, se apunta rápido al carro de dar por ciertos los rumores y castigar sin compasión a quienes son el centro de éstos. Por ello, considero que si en la película hay un reproche hacia la sociedad, éste se da a dos niveles: por un lado, el de la difamación; por otro, el de la homofobia (término que, digo yo, por aquel entonces ni siquiera existiría).
Las interpretaciones de Hepburn y MacLaine son espectaculares, del todo incontestables. ¡Qué soberbio trabajo el de ambas! Los secundarios están muy correctos, destacando Fay Bainter (que consiguió una nominación al Oscar por su papel). Karen Balkin, sin embargo, me exaspera, ya sea porque da vida a un personaje odioso, ya sea porque esa forma de abrir los ojos como platos me invita a odiarla aún más.
Las interpretaciones de Hepburn y MacLaine son espectaculares, del todo incontestables. ¡Qué soberbio trabajo el de ambas! Los secundarios están muy correctos, destacando Fay Bainter (que consiguió una nominación al Oscar por su papel). Karen Balkin, sin embargo, me exaspera, ya sea porque da vida a un personaje odioso, ya sea porque esa forma de abrir los ojos como platos me invita a odiarla aún más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Digo que Wyler es ambiguo porque no se posiciona, o en todo caso, lo hace muy sutilmente. Me explico: Martha se odia a sí misma por estar enamorada de Karen, y si bien es cierto que Karen no la rechaza por ello, una vez la primera lo confiesa, tampoco la tranquiliza en ningún momento diciéndole que su sentimiento no es “antinatural” y que es tan digno como el amor entre hombre y mujer. Supongo que es ese año 1961 y la censura lo que impide que Wyler se muestre más firme, más contundente, en la tolerancia y la defensa del amor homosexual, y que todo lo que puede hacer es sugerirlo a través de la actitud de Karen. Asimismo, el suicidio de Martha, quiero pensar que es la forma que elige para castigar a la sociedad que la vilipendia, un poco en la línea de un “mirad lo que habéis conseguido”. Me queda la duda de si en el texto dramático del cual parte la película, "The children's hour", los hechos suceden así. En algún lugar leí que la autora se mostró descontenta con la adaptación, ¿acaso era más intransigente la censura con el cine que con el teatro?
Y… por cierto… ¿cómo no enamorarse de Audrey? ¡Es divina!
Y… por cierto… ¿cómo no enamorarse de Audrey? ¡Es divina!

5,9
2.202
8
26 de septiembre de 2011
26 de septiembre de 2011
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Lluvia en los Zapatos” no es una película virtuosa, ni mucho menos se acerca a aquellas obras dignas de ser consideradas “obras maestras”, no deslumbra ni aporta nada nuevo al séptimo arte, y sin embargo, a mí me parece deliciosa, original y muy recomendable. Será que le tengo cariño…
Su argumento resulta lo bastante llamativo como para alejarla de ser, sencillamente, una típica “comedia de enredo”. La narración es clara y sencilla, sin caer en lo farragoso o complicado. El ritmo no es especialmente ágil, si bien no decae más que puntualmente y, en general, proporciona a la película la posibilidad de un visionado entretenido. La banda sonora, en mi opinión, acertada, le aporta frescura y fuerza en determinados momentos. Respecto a los actores, están aceptables, digamos que cumplen, aunque sin grandes alharacas, con actuaciones más bien de aprobadillo raspado. Penélope Cruz, una vez más, hace de Penélope Cruz, hasta punto tal que me da la sensación de que la Sofía de “Abre los Ojos” se ha trasladado a Londres para buscarse allí la vida…
Y ahora, al spoiler, que no quiero destripar nada aquí.
Su argumento resulta lo bastante llamativo como para alejarla de ser, sencillamente, una típica “comedia de enredo”. La narración es clara y sencilla, sin caer en lo farragoso o complicado. El ritmo no es especialmente ágil, si bien no decae más que puntualmente y, en general, proporciona a la película la posibilidad de un visionado entretenido. La banda sonora, en mi opinión, acertada, le aporta frescura y fuerza en determinados momentos. Respecto a los actores, están aceptables, digamos que cumplen, aunque sin grandes alharacas, con actuaciones más bien de aprobadillo raspado. Penélope Cruz, una vez más, hace de Penélope Cruz, hasta punto tal que me da la sensación de que la Sofía de “Abre los Ojos” se ha trasladado a Londres para buscarse allí la vida…
Y ahora, al spoiler, que no quiero destripar nada aquí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lejos de ser no más que una comedia romántica al uso, “Lluvia en los Zapatos” plantea una cuestión bien interesante, como la imposibilidad de cambiar el destino, una vez éste ya ha acontecido. Este hecho, extrapolado a las relaciones amorosas, viene a decir que cuando algo acaba, efectivamente, se ha acabado, y de poco sirve prolongar la agonía o, como en la película, rehacer, partiendo de cero –previo viaje en el tiempo–, lo que en realidad ya se ha vivido, agotado y resuelto.
De este modo, Victor Bukowski se encontrará con la posibilidad de corregir los errores del pasado, pero incluso así, llegará de nuevo al mismo punto donde se encontraba antes de su inexplicable regresión, a la pérdida de la mujer a la que ama.
Mención especial merece la forma, mágica y singular, en la que Victor regresa al pasado, ese guiño a la literatura española, hecho a través de los basureros. Dicho lo cual no puedo substraerme a la tentación de apostillar que Gustavo Salmerón es un actor que sigue sin gustarme.
De este modo, Victor Bukowski se encontrará con la posibilidad de corregir los errores del pasado, pero incluso así, llegará de nuevo al mismo punto donde se encontraba antes de su inexplicable regresión, a la pérdida de la mujer a la que ama.
Mención especial merece la forma, mágica y singular, en la que Victor regresa al pasado, ese guiño a la literatura española, hecho a través de los basureros. Dicho lo cual no puedo substraerme a la tentación de apostillar que Gustavo Salmerón es un actor que sigue sin gustarme.

7,0
4.827
9
1 de octubre de 2011
1 de octubre de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
- Primera estrella para Colm Meaney, porque está imponente en su papel. De verdad que me quedo corta si digo que es para quitarse el sombrero y hacerle una reverencia e incluso “la ola”. Y además del buen trabajo del actor –o como consecuencia de éste–, el personaje resulta adorable: ¡qué gran persona y qué gran padre!
- Segunda estrella por ese “temazo” que es la versión de “Can’t help falling in love” hecha por Lick the Tins y que abre y cierra la película.
- Tercera estrella porque cada vez que la veo (y ya van unas cuantas) me gusta más, y digo yo que semejante fenómeno sólo puede acontecer cuando la película es verdaderamente buena.
- Cuarta estrella porque es tierna, sincera, entrañable, humilde y carente de pretensiones.
- Quinta estrella porque no se hacen juicios de valor. Se narran los hechos de forma tal que no resulta difícil empatizar con todos y cada uno de los personajes. Así, no se demoniza a nadie por sus errores, incluso cuando, en algún caso, éstos podrían considerarse imperdonables. Y es que “Café Irlandés” es una cinta llena de humanidad.
- Sexta estrella por el genial retrato social. La película muestra la realidad de un barrio irlandés de clase trabajadora, donde el consumo habitual de alcohol es parte elemental de la cultura (tampoco es tan diferente de lo que sucede en España, a fin de cuentas), donde la gente curiosea y critica sobre los problemas de sus vecinos –poniéndose de relieve el eterno miedo al “qué dirán”–, donde sus integrantes toman partido en la vida de los demás, haciendo amigos y enemigos, apoyando o rechazando a sus congéneres.
- Séptima estrella porque, aunque lo relatado tiene más de drama que de otra cosa (de hecho, no me explico muy bien por qué se la califica en Filmaffinity de “comedia”; tal vez hubiese sido más apropiado matizar su calificación a partir del subgénero “comedia dramática”), no se dramatiza ni se juega deshonestamente con la sensibilidad del espectador.
- Octava estrella porque me encanta el sentido del humor del que hace gala la película.
- Y la novena, porque me están entrando ganas de tomarme una buena pinta de Guinness.
Por cierto, muy acertada la elección de “Papa don’t preach” de Madonna (por la letra, claro) en el momento karaoke de la protagonista.
- Segunda estrella por ese “temazo” que es la versión de “Can’t help falling in love” hecha por Lick the Tins y que abre y cierra la película.
- Tercera estrella porque cada vez que la veo (y ya van unas cuantas) me gusta más, y digo yo que semejante fenómeno sólo puede acontecer cuando la película es verdaderamente buena.
- Cuarta estrella porque es tierna, sincera, entrañable, humilde y carente de pretensiones.
- Quinta estrella porque no se hacen juicios de valor. Se narran los hechos de forma tal que no resulta difícil empatizar con todos y cada uno de los personajes. Así, no se demoniza a nadie por sus errores, incluso cuando, en algún caso, éstos podrían considerarse imperdonables. Y es que “Café Irlandés” es una cinta llena de humanidad.
- Sexta estrella por el genial retrato social. La película muestra la realidad de un barrio irlandés de clase trabajadora, donde el consumo habitual de alcohol es parte elemental de la cultura (tampoco es tan diferente de lo que sucede en España, a fin de cuentas), donde la gente curiosea y critica sobre los problemas de sus vecinos –poniéndose de relieve el eterno miedo al “qué dirán”–, donde sus integrantes toman partido en la vida de los demás, haciendo amigos y enemigos, apoyando o rechazando a sus congéneres.
- Séptima estrella porque, aunque lo relatado tiene más de drama que de otra cosa (de hecho, no me explico muy bien por qué se la califica en Filmaffinity de “comedia”; tal vez hubiese sido más apropiado matizar su calificación a partir del subgénero “comedia dramática”), no se dramatiza ni se juega deshonestamente con la sensibilidad del espectador.
- Octava estrella porque me encanta el sentido del humor del que hace gala la película.
- Y la novena, porque me están entrando ganas de tomarme una buena pinta de Guinness.
Por cierto, muy acertada la elección de “Papa don’t preach” de Madonna (por la letra, claro) en el momento karaoke de la protagonista.
5
29 de septiembre de 2011
29 de septiembre de 2011
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea fundamental es bastante interesante, y hasta cierto punto, original. El desarrollo de ésta, sin embargo, no lo es tanto, y no por el argumento en sí –en lo que se refiere a los viajes en el tiempo, el experimento, los agujeros de gusano, etc.–, sino por esa forzada historia de amor que transcurre paralela a la idea principal y que, al menos yo, me la creo tanto como me creí la de “Titanic”, o sea, nada. Pero esto mejor lo comento en la zona spoiler. Por lo demás, la película es entretenida, y aunque no consigue enganchar del todo, tampoco propicia que el espectador bostece.
Lo que me gusta:
1) La idea principal, al margen, como ya he dicho, de la historia de amor entre los protagonistas. En ese sentido, la película no defrauda y ofrece una atractiva historia de ciencia ficción.
2) Esos efectos especiales ochenteros. Y lo digo en serio. Resulta entrañable, ahora que vivimos inmersos en la era digital, ver todos esos colores, destellos y geometrías fulgurantes –acompañadas de sonidos hipnóticos–, imágenes que hoy no pueden sino antojársenos bisoñas e incluso naifs.
Lo que no me gusta:
1) Michael Paré. Es lamentable. Su interpretación resulta fingida y ñoña. Tampoco esperaba nada mejor de este actor, todo hay que decirlo.
2) El personaje principal femenino. La actriz está pasable en su interpretación (o tal vez sea que Paré es tan malo que consigue que no me fije demasiado en la mediocre actuación de Nancy Allen), pero lo que es el personaje y sus motivaciones, pues, qué queréis que os diga, yo a esta moza no la entiendo. (Spoiler)
3) El “obligado romance” (Spoiler).
Lo que me gusta:
1) La idea principal, al margen, como ya he dicho, de la historia de amor entre los protagonistas. En ese sentido, la película no defrauda y ofrece una atractiva historia de ciencia ficción.
2) Esos efectos especiales ochenteros. Y lo digo en serio. Resulta entrañable, ahora que vivimos inmersos en la era digital, ver todos esos colores, destellos y geometrías fulgurantes –acompañadas de sonidos hipnóticos–, imágenes que hoy no pueden sino antojársenos bisoñas e incluso naifs.
Lo que no me gusta:
1) Michael Paré. Es lamentable. Su interpretación resulta fingida y ñoña. Tampoco esperaba nada mejor de este actor, todo hay que decirlo.
2) El personaje principal femenino. La actriz está pasable en su interpretación (o tal vez sea que Paré es tan malo que consigue que no me fije demasiado en la mediocre actuación de Nancy Allen), pero lo que es el personaje y sus motivaciones, pues, qué queréis que os diga, yo a esta moza no la entiendo. (Spoiler)
3) El “obligado romance” (Spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A ver si esto es creíble. Tenemos a una muchacha de aspecto muy normalito y formal, con cara de chica buena y obediente, la cual, supuestamente, tendrá una familia, amigos, obligaciones, aficiones, en fin, una vida corriente. Un buen día, se ve envuelta en un altercado que deriva en que un desconocido –que va acompañado de un segundo individuo– la secuestra a punta de pistola, forzándola a ejercer de conductora durante su huída. La cosa no termina ahí, sino que como consecuencia de todo esto, los tres acaban por sufrir un accidente en el que bien podían haber perdido la vida. Ya en comisaría, ella se entera de que a Paré (el “secuestrador”) le pueden caer un porrón de años en la cárcel y entonces decide no denunciar. ¿Por qué? ¡Porque le da penita su agresor! O lo que es peor aún, porque se ha enamorado de él.
Pero, vamos a ver, alma de cántaro, ¿cómo te pones tontita por un tipo al que no conoces de nada, que te acaba de apuntar con una pistola y por culpa del cual casi acabas criando malvas? Eso sin citar que le persigue la policía. Que sí, que el chico pone ojitos tiernos, y que los espectadores ya sabemos que es “el bueno”, pero digo yo que para ti, inmediatamente después de una vivencia semejante, debe ser muy difícil reparar en la circunstancia de que éste podría no tener culpa del lío en el que anda metido (y que tú desconoces) y ser, después de todo, muy buena gente. Y si encima te encoñas con él, pues ya es que me quedo sin palabras. O eres tonta, o estás loca. Y tienes más pinta de lo primero.
El caso es que ella se vuelca totalmente en la misión de ayudarle. Lo deja todo de lado (si es que tenía algo que dejar porque, como digo, da la sensación de que nadie la echa de menos y de que no tiene nada mejor que hacer), y se va metiendo en apuros de todo tipo con tal de estar a su lado. Que de haber dado la imagen de una alocada “femme fatale”, amante del riesgo y el desquicie (a lo Melanie Griffith en “Algo Salvaje”), pues aún me lo hubiera creído un poco, pero tratándose de una mujer de imagen monjil, inocente y casi virginal, pues como que no me lo trago.
En conclusión, no puedo evitar mostrarme siempre escéptica ante estos amores cinematográficos, tan apasionados, que surgen y se desarrollan durante un lapso de tiempo de días contados (o incluso horas) y por los cuales, sus protagonistas, están dispuestos incluso a arriesgar sus vidas. No lo soporto, de verdad.
Pero, vamos a ver, alma de cántaro, ¿cómo te pones tontita por un tipo al que no conoces de nada, que te acaba de apuntar con una pistola y por culpa del cual casi acabas criando malvas? Eso sin citar que le persigue la policía. Que sí, que el chico pone ojitos tiernos, y que los espectadores ya sabemos que es “el bueno”, pero digo yo que para ti, inmediatamente después de una vivencia semejante, debe ser muy difícil reparar en la circunstancia de que éste podría no tener culpa del lío en el que anda metido (y que tú desconoces) y ser, después de todo, muy buena gente. Y si encima te encoñas con él, pues ya es que me quedo sin palabras. O eres tonta, o estás loca. Y tienes más pinta de lo primero.
El caso es que ella se vuelca totalmente en la misión de ayudarle. Lo deja todo de lado (si es que tenía algo que dejar porque, como digo, da la sensación de que nadie la echa de menos y de que no tiene nada mejor que hacer), y se va metiendo en apuros de todo tipo con tal de estar a su lado. Que de haber dado la imagen de una alocada “femme fatale”, amante del riesgo y el desquicie (a lo Melanie Griffith en “Algo Salvaje”), pues aún me lo hubiera creído un poco, pero tratándose de una mujer de imagen monjil, inocente y casi virginal, pues como que no me lo trago.
En conclusión, no puedo evitar mostrarme siempre escéptica ante estos amores cinematográficos, tan apasionados, que surgen y se desarrollan durante un lapso de tiempo de días contados (o incluso horas) y por los cuales, sus protagonistas, están dispuestos incluso a arriesgar sus vidas. No lo soporto, de verdad.

6,8
13.961
6
3 de enero de 2014
3 de enero de 2014
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque no se me da mal la cocina, hace ya años que desistí de guisar lentejas. La explicación de mi reiterado fracaso no sabría si atribuirla a una suerte de extraña maldición, el caso es que yo, con todo mi cariño, preparaba los ingredientes convenientemente, los introducía en la olla y los dejaba cocer el tiempo adecuado. Bien, pues cuando abría la olla, lo que encontraba no era un suculento plato de lentejas, sino exactamente lo mismo que había introducido: ingredientes sin cohesionar. Ahí estaban las legumbres, el chorizo, la patata, etc. Cada uno a su bola, tal cual los introduje un rato antes, casi parecía que me mirasen divertidos inquiriendo “¿qué quieres que hagamos?”
Con esta película me da la sensación de que sucede algo similar. Posee unos ingredientes fantásticos, a saber: buena fotografía, cuidadísima estética, atractiva banda sonora, excelente punto de partida dramático, geniales interpretaciones (Moore es una de mis actrices actuales favoritas y Firth se lo curra muy bien aquí), diálogos profundos, y elegancia a capazos. Sin embargo, yo destapo la olla y no veo un producto consistente, cohesionado y unitario, sino, como digo, una colección de ingredientes. Y lo peor es que está soso.
De verdad que es una pena, pues pienso que la cinta podía haber llegado a ser muy buena, y según veo, para algunos lo es, de forma que no descarto que todo esto se trate de una apreciación personal y punto. Mentiría si dijera que me he aburrido, pues tampoco es eso, pero siento que le falta un guión potente, una trama donde suceda algo y, desde luego, una varita mágica (una batuta) que logre convertir todas las piezas sueltas en un buen puzzle.
Tampoco creo que la película sea superficial, al contrario, yo me creo esos diálogos profundos, y me gustan, mucho. Pero da la sensación de que se ha cuidado tantísimo el envoltorio, y se ha descuidado tanto el pulso narrativo, que el contenido ha acabado por diluirse, por aguarse.
En conclusión, la película no me ha disgustado, aunque por mi crítica pudiera parecerlo. Sencillamente, es que lamento que este trabajo no haya podido cristalizar en algo mejor, pues la base era buena y yo esperaba más.
Os apuesto algo a que Tom Ford no sabe hacer lentejas.
Con esta película me da la sensación de que sucede algo similar. Posee unos ingredientes fantásticos, a saber: buena fotografía, cuidadísima estética, atractiva banda sonora, excelente punto de partida dramático, geniales interpretaciones (Moore es una de mis actrices actuales favoritas y Firth se lo curra muy bien aquí), diálogos profundos, y elegancia a capazos. Sin embargo, yo destapo la olla y no veo un producto consistente, cohesionado y unitario, sino, como digo, una colección de ingredientes. Y lo peor es que está soso.
De verdad que es una pena, pues pienso que la cinta podía haber llegado a ser muy buena, y según veo, para algunos lo es, de forma que no descarto que todo esto se trate de una apreciación personal y punto. Mentiría si dijera que me he aburrido, pues tampoco es eso, pero siento que le falta un guión potente, una trama donde suceda algo y, desde luego, una varita mágica (una batuta) que logre convertir todas las piezas sueltas en un buen puzzle.
Tampoco creo que la película sea superficial, al contrario, yo me creo esos diálogos profundos, y me gustan, mucho. Pero da la sensación de que se ha cuidado tantísimo el envoltorio, y se ha descuidado tanto el pulso narrativo, que el contenido ha acabado por diluirse, por aguarse.
En conclusión, la película no me ha disgustado, aunque por mi crítica pudiera parecerlo. Sencillamente, es que lamento que este trabajo no haya podido cristalizar en algo mejor, pues la base era buena y yo esperaba más.
Os apuesto algo a que Tom Ford no sabe hacer lentejas.
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