Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with Eduardo García
Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
29 de noviembre de 2023
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos ahora mismo en los cines una de las películas más esperadas del año, estrenada el pasado viernes. El tema que trata sumado a la enorme promoción realizada ha despertado el interés para acudir a ver Napoleón (Ridley Scott, 2023). La gente ha respondido y las salas día a día están realmente llenas. Yo he sido uno de esos espectadores. Además, con la atención realmente disparada por saber cómo sería la versión de Hollywood del famoso emperador, muerto doscientos años atrás, pero con un vasto legado que perdura hasta nuestros días. Por de pronto decir que esta es una biografía correcta y entretenida, aunque vaga e incompleta en su narración, realizada en clara progresión de menos a más. Vamos ya con la sinopsis.

En Napoleón se cuenta la vida adulta de Napoleón Bonaparte, un militar francés -de Córcega- nacido en el verano de 1769 y muerto en la primavera de 1821. La narración comienza en tiempos de la Revolución Francesa (1789), cuando los borbones fueron ejecutados y se instauró la Primera República del país galo. De una manera bastante somera se narra el ascenso de Napoleón a emperador de Francia, a la vez que se enlazan estos hechos con el enamoramiento de su futura mujer Josefina. La mayor parte del metraje se dedica a analizar la relación matrimonial, harto extraña, de dependencia. Una vez sintetizada la personalidad de ambos, la trama militar coge fuerza en la última recta y el ocaso del personaje, su derrota final, supone el clímax y fin de la película. Termina en lo alto, marca de la casa de su director, un recurso fraguado a lo largo de décadas de carrera en filmes como Gladiator (2000) o Thelma & Louise (1992).

Precisamente desde la película de gladiadores no había vuelto a trabajar Scott con el afamado Joaquin Phoenix, que en Napoleón interpreta al protagonista. El actor outsider por excelencia realiza un buen trabajo, no es su mejor papel, pero le da al Bonaparte su toque característico. Leí en la prensa especializada que incluso le reescribieron varias escenas para su lucimiento personal. Acompañando a Phoenix en el papel coprotagonista tenemos a la británica Vanessa Kirby. Su interpretación de Josefina resulta bastante interesante y roba el foco en la mayoría de sus escenas. Ya suenan rumores de premios para ella, vista antes en la saga de Misión imposible (1996-), en la teleserie The Crown (2016-) o en el drama Fragmentos de una mujer (2020).

Nada que destacar en el resto del reparto, con caras poco conocidas para interpretar al desfile de reyes, duques, zares, ministros... que vemos en pantalla. Ya estaba el presupuesto gastado para seguir fichando estrellas. Y es que en esta superproducción hay muchos cañonazos, caballos y ejércitos en escenas muy caras de grabar, más aún siendo de época. Si sacamos de la ecuación la minuciosa disección de la relación conyugal, nos queda una trama de batallas bastante chulas que son lo mejor de la película, especialmente hacia el tramo final. Una pena que no se haga ni una mención a España y a la Guerra de Independencia (1808-1814) contra el invasor francés. Y eso que les dimos al Bonaparte y a su hermano Pepe Botella tantos o más quebraderos de cabeza que los mujiks en la estepa.

Yo creo que en general a Scott le ha quedado una película entretenida, que deja buen sabor de boca pero que resulta bastante incompleta como biografía de una persona tan importante. Esto él ya lo sabe, pues prepara una versión de cuatro horas para estrenarse en streaming en Apple TV+, que es la productora. Mucho material extra que por ventura mejorará el resultado final, pero que probablemente se suma en el olvido por tan larga duración. En cines se ha quedado en dos horas y cuarenta minutos. Que, por cierto, podían haber estado mejor aprovechados, porque varios pasajes claves en la vida del personaje se pasan de puntillas, como os decía en la sinopsis con su ascenso al trono.

Conclusión

El resultado final es el de una obra bastante brillante en el aspecto técnico, notable a nivel actoral y atmosférico, pero que palidece en su narración, en exceso encorsetada. Realmente la vida de Napoleón Bonaparte resulta inabarcable para un filme que se tiene que estrenar en salas con una duración razonable. Fijaos que el único otro largometraje -y tan largo- dedicado a contarnos la vida del petit caporal llega a las más de cinco horas. En ese aspecto la obra de Scott sí que resulta algo pretenciosa. El formato la obliga a simplificar en exceso, la limita.

Simple o no, lo importante es que no he visto muchos bostezos en la sala, ni entre los espectadores más propensos a la siesta, así que la película en sí ha resultado bastante amena. No es una cinta de culto ni mucho menos, ni se debe tomar como una enciclopedia, pero se pasa un buen rato con ella. No me ha decepcionado en ese aspecto. Le presiento un buen recorrido comercial.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2023/11/napoleon-mucha-guerra-dabas-tu.html
6 de mayo de 2024 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A modo de breve prólogo, y tras un tiempo desaparecido de estos lares, debo decir que me he encontrado demasiado ocupado entre el trabajo y el visionado de la sublime serie Mad Men. Ahora toca volver a este blog con el vibrante reto que siempre supone escribir una crítica cinematográfica. Sin más explicaciones, hoy vengo a hablaros de la película Civil War (Alex Garland, 2024). Estrenada en nuestro país el pasado 19 de abril, es una producción norteamericana y constituye el cuarto largometraje de su director, que abandona la ciencia ficción -su género predilecto- para entregarnos una obra de carretera y acción.

Civil War sitúa al espectador en un futuro distópico, cercano en el tiempo, en el que los Estados Unidos se encuentran inmersos en su segunda guerra civil, originada por la rebelión conjunta de dos estados: California y Texas. Uno demócrata y otro republicano, para que no se puedan deducir las ideologías. El guión apuesta fuerte por no dar explicaciones más allá de esta premisa, y se centra exclusivamente en el viaje de sus personajes a través del horror. Estos son cuatro periodistas -cada uno enmarcado en un cierto estereotipo-, que recorren la costa este del país documentando el conflicto.

El grupo está liderado por Lee Smith, veterana fotógrafa, gélidamente interpretada por una algo desmejorada Kirsten Dunst. En los primeros minutos de metraje, ella expresa su intención de viajar hasta Washington DC con el fin de retratar al presidente, atrincherado en la Casa Blanca en las postrimerías de la guerra. Este deseo suyo sirve de móvil a toda la acción de la película, que comienza algo estática en Nueva York y va ganando interés según el convoy se encamina a la capital norteamericana.

A Lee Smith la acompañan dos compañeros, un periodista de mediana edad -al que da vida Wagner Moura- cuya evolución resulta algo forzada y caricaturesca, y otro reportero, al borde de la jubilación, que busca su última exclusiva. Este último, a pesar de tener el rostro del bonachón Stephen Henderson, no consigue transmitirme ninguna sensación. Por poner los puntos sobre las íes, la presencia que salva el reparto es la de Cailee Spaeny. La joven intérprete, vista hace poco en Priscilla (Sofia Coppola, 2023), compone el personaje más destacado de Civil War: una fotógrafa novata que se acopla al grupo en busca de trabajo y aventura.

El crecimiento de su alter ego es enorme, y es eso lo que da sentido y motivo al desarrollo íntegro del film. Además, Garland, su director, toma la acertada decisión de mostrar en pantalla las fotos en blanco y negro que ella va capturando, lo que, lejos del efectismo, causa un notorio e instantáneo impacto en el público. En el resto del reparto, bastante secundario, encontramos a actores de moderado prestigio como Jesse Plemons o Nick Offerman.

En cuanto al apartado estrictamente cinematográfico, me ha gustado el dinamismo de la narración, a excepción de algunos atrevimientos demasiado manidos -como hacer avanzar la trama con canciones estridentes-. Sus 109 minutos pasan rápido. Por otra parte, resulta pertinente el uso de la fotografía, muchas veces cámara en mano en espectaculares set pieces bélicas. Finalmente, los efectos especiales y el cuidado esmero puesto en el vestuario y los decorados resultan dignos de elogio. Los 50 millones de dólares de presupuesto se notan.

Conclusión

La película Civil War me ha parecido buena. De notable. La acción es dinámica, no da explicaciones -lo que favorece el tono distópico- y cuenta con avanzados recursos técnicos. Por poner peros, únicamente me ha gustado un personaje de su cuarteto protagonista. Asimismo, no me han resultado oportunas algunas decisiones de puesta en escena, sobre todo en la resolución de los tramos de la gran fosa común y del francotirador. El director teje y teje un buen planteamiento, sin embargo, lo dinamita burdamente.

A pesar de ello, creo que esta es una obra que merece la pena, pues plantea debates éticos, periodísticos y políticos con tan solo mostrar el horror, sin tomar al espectador por tonto. Y, lo más importante, es entretenida. Recomiendo su visionado a un público joven-adulto. Actualmente, es una de las propuestas que mejor está rindiendo en cartelera, con 95 millones recaudados, y se da por hecha su presencia en la próxima temporada de premios.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2024/05/civil-war-la-barbarie-llama-las-puertas.html
8 de noviembre de 2022 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados a la tiranía de la comedia costumbrista, en España no se han realizado series de televisión de gran calado y profundidad dramática durante los últimos años. Los subproductos y realities televisivos han robado gran cantidad de tiempo de emisión y recursos a otros creadores que se vieron indefectiblemente relegados a las plataformas de pago. Allí tienen libertad creativa, pero sus contenidos no gozan del márketing y radio de alcance que sí otorga la televisión convencional que millones de españoles se tumban a ver después de cenar. En las cadenas ha faltado valor para apostar por contenidos lejos de los cánones habituales. Un ejemplo claro de esta situación es el de la serie La casa de papel (Álex Pina, 2017-2021), sin duda la ficción española más popular de la última década. La casa de papel, serie original de Antena 3, rápidamente fue adquirida por Netflix que decidió ser audaz y apostar por un producto que se consolidó como rentable y de gran éxito. La brutal crisis de audiencias abierta en las cadenas de televisión es el mayor síntoma de que las cosas no se están haciendo bien y que quizás ha llegado el momento de abrir nuevas vías de contenido.

Un ejemplo a seguir es el de la miniserie de la que vengo a hablar hoy, Patria (Aitor Gabilondo, 2020). Patria es la adaptación a la pantalla del libro homónimo de Fernando Aramburu, todo un best seller, Premio Nacional de Narrativa, publicado en el año 2016 y traducido a más de treinta idiomas. La producción de su adaptación audiovisual corre a cargo de la HBO, comenzó a rodarse en 2018 y se estrenó en streaming en septiembre de 2020 previo paso por el Festival de San Sebastián. Patria aborda 20 años de conflicto en el País Vasco a lo largo de ocho capítulos que trasladan el universo de las páginas de la novela a actores de carne y hueso. Los cuatro primeros episodios están dirigidos por Félix Viscarret y los cuatro últimos por Óscar Pedraza. El guión está firmado íntegramente por Aitor Gabilondo sin intervención del autor del libro.

Técnicamente y a nivel de realización la serie es impecable. Si tuviera que destacar dos aspectos por encima de todos estos serían la fotografía -un fantástico uso de la luz natural y el color, especialmente el de esos días lluviosos, que preceden acontecimientos trágicos- y la caracterización a nivel de maquillaje y peluquería -la serie juega con dos líneas temporales separadas por veinte años pero utiliza siempre a los mismos intérpretes, rejuveneciéndolos y envejeciéndolos con un realismo impresionante-. A esto hay que añadir que el elenco de actores es bastante desconocido pero está muy bien escogido ya que son en su mayoría vascos y el uso de muletillas -como el habitual «chico/a» para referirse a alguien- o ciertas expresiones atribuyen una mayor credibilidad a lo que vemos en pantalla.

Conclusión

La combinación de una bella factura técnica y la potente carga dramática de su argumento convierten a Patria en una de las mejores producciones españolas de televisión. El visionado de esta miniserie constituye una muy grata experiencia porque te adentra en una telaraña de principios morales contrapuestos -el rencor y el perdón, principalmente-, con personajes que hacen de diques para no obligarte a escoger un bando. Al final, el odio se diluye con un final purificador y satisfactorio -en la línea de películas como Maixabel (Icíar Bollaín, 2021)- lo que la convierte inexorablemente en una obra catártica y un clásico instantáneo de nuestra televisión.

A nivel de reconocimiento, obtuvo críticas muy positivas y los galardones en los Premios Platino a mejor serie, creador, actriz -Irureta- y actriz de reparto -Mauleón-. Irureta también se alzó como mejor actriz en los premios Forqué y Feroz, y Mauleón hizo lo propio como actriz de reparto en estos últimos. Patria forma parte del catálogo permanente de HBO Max.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/11/patria-conmovedora-miniserie-sobre-el.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Patria tiene dos tramas principales, las historias duales de dos familias primero inseparables y luego enemigas. Una es la familia de un empresario asesinado por ETA y la otra la de un etarra implicado en varios asesinatos. Las dos protagonistas absolutas de la serie son las dos madres de familia, Bittori y Miren. Bittori es la viuda del Txato, dueño de una empresa de camiones en un pequeño pueblo de Guipúzcoa, asesinado por ETA tras negarse a pagar el «impuesto revolucionario». Miren es la madre de Joxe Mari, un joven abertzale radicalizado hasta la médula que forma parte del Comando Oria dedicado a sembrar el terror en la zona. Bittori y Miren, otrora mejores amigas, se vuelven enemigas irreconciliables cuando comienza el hostigamiento público al Txato, señalado como «enemigo del pueblo».

El argumento se mueve en dos líneas temporales, una a principios de los 90 -en los tiempos del asesinato del Txato- y otra en el 2011 -tras la disolución de ETA-. La trama de los 90 explica el contexto familiar y social de la época, los acontecimientos que conducen al homicidio. Mientras, la trama del 2011 relata la vuelta de Bittori al pueblo, una vez sellada la paz, en busca de respuestas y reconciliación.

La serie juega en todo momento con la ambigüedad del dolor de ambas familias, dando a entender que el sufrimiento en Euskal Herria no entendía de bandos. La familia de la víctima está compuesta por Bittori -madre, viuda y afectada de un cáncer terminal-, Txato -padre, asesinado-, Xabier -hijo, un reflexivo médico- y Nerea -hija, una simpática estudiante-. La familia del verdugo la forman Miren -madre, rencorosa y radical-, Joxian -padre, desengañado y sometido-, Joxe Mari -hijo, un agresivo abertzale-, Gorka -hijo, un sensible escritor- y Arantxa -hija, en silla de ruedas y dependiente por un ictus-. Esta última, Arantxa, es la tercera protagonista de la serie: su presencia es fundamental para hacernos sentir pena por su familia y, aún con sus grandes limitaciones, es la que más pelea por la reconciliación.

Sin embargo, a mí el personaje que más me ha gustado es el de Joxian; el Txato era su mejor amigo -brutal el momento en el que descubren la primera pintada-, nunca le tuvo rencor y por su dinámica familiar se vio obligado a dejar de hablarle, ni siquiera pudo acudir a su funeral. Joxian vivió años sometido en su propia casa, exiliado en los bares y en la huerta pero el tiempo le abrió una ventana de redención. Un poco cobarde, sin embargo me parece un tío cojonudo. Si para mí él es el mejor personaje, es justo reconocer que la de Elena Irureta -Bittori- es la mejor interpretación. La forma de hablar y gesticular que tiene, unida a una acertada puesta en escena, da una naturalidad tremenda a su actuación. Además que, por mucho que digan que el dolor no entiende de bandos, es obvio que su personaje es el que más sufrimiento carga de todos. No solo porque se quedó viuda, además todo el pueblo le dio la espalda al mostrar más empatía por los verdugos de su marido que por ella, obligándola a mudarse. Eso es muy duro de ver y es claro síntoma de una época en la que la sociedad vasca supuraba odio y que -menos mal- parece haber quedado atrás.
5 de septiembre de 2022 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de asaltar el cielo de Hollywood, el director norteamericano Alejandro González Iñárritu (México D.F., 1963) recorrió los bajos fondos de Barcelona con la película Biutiful (íd., 2010). Aunque sin la inestimable ayuda de su guionista habitual, Iñárritu cuenta una historia de fuerte componente dramático, como toda su filmografía anterior. Pero no un drama vacuo ni artificial, sino una auténtica tragedia con fuerte carácter de denuncia social, centrada en aquellas personas que sobreviven de espaldas a la sociedad a pesar de habitar en la ciudad más turística y resplandeciente de España. De esta manera, el director de El renacido consigue una película sucia y oscura sostenida en gran medida por la colosal interpretación de su protagonista, Javier Bardem.

Con estos mimbres, el terreno para el melodrama está arado y abonado, pero Iñárritu trata de darle un carácter a la narración que más allá de buscar la empatía con Uxbal, nos muestre cómo es su mundo y los ambientes en los que se mueve. Su estilo es mantener las emociones del protagonista de un modo más bien hermético, sin buscar la lágrima fácil, excepto en pequeños momentos en los que la narración se detiene y Uxbal confiesa sus miedos a una mujer que es la única con la que se puede permitir el lujo de derrumbarse, pues en el mundo en el que se mueve la debilidad se paga cara. El film también adquiere un punto de fantasía ya que, es su papel de protector de los desamparados, Uxbal posee la capacidad de comunicarse con los espíritus de los recién fallecidos, lo que le sirve para aliviar a aquellos familiares que no pudieron despedirse como hubieran deseado de sus seres queridos.

Todo el alma de la película gira en torno al martirio interior de Uxbal, algo que funciona gracias a Javier Bardem, sin ninguna duda el mejor actor español que hay. Su interpretación es excelente, llena de matices, algo que solo puede lograr alguien de su categoría. Como comentaré al final, este papel le valió alguno de los reconocimientos más prestigiosos del mundo del cine. El resto del elenco del film está muy bien escogido, ya que la enorme interpretación de su protagonista está complementada con algunos rostros conocidos del cine español, como Eduard Fernández o Karra Elejalde. Y no dejan de sorprender otras actrices cuasi desconocidas como Diaryatou Daff o Maricel Álvarez, que desgraciadamente no han hecho mucha carrera después de este largometraje.

El estudio de personajes es fundamental en Biutiful, y para mí ha resultado especialmente llamativo el de la recién mencionada Maricel Álvarez, que hace el papel de Marambra, mujer separada del protagonista. Por su carácter bipolar, Uxbal la ignora hasta que sabe que se acerca su final e intenta hacer las paces por el bien de sus retoños. Pero la relación se acaba rompiendo por el resentimiento que ella le tiene y que paga con el hijo pequeño de ambos, Mateo, pegándole e insultándole para desahogarse de su padre. Y acostándose con su cuñado, el hermano de Uxbal, para llamar la atención y hacerle sufrir. A excepción de ella, todos los personajes de la película transmiten una humanidad impresionante que solo un director de la talla de Iñárritu puede lograr.

En otros aspectos de la cinta, lo más llamativo es la imagen sucia y saturada que logra el director de fotografía Rodrigo Prieto. Mientras que otros compañeros suyos nos mostraron Barcelona como una ciudad bella y luminosa, Prieto logra una sensación de angustia y decadencia imprescindible para que el argumento conecte con los suburbios en los que se ambienta. Este es el apartado más, digamos, anticomercial de la peli y que puede echar para atrás a la gran mayoría de la audiencia, puesto que en ningún momento se contemplan cosas agradables, digamos que la narración no se ventila ni recibe luz a excepción de la escena inicial y final en el bosque nevado. Otro aspecto a tener en cuenta es la banda sonora de Gustavo Santaolalla, que logra preciosos acordes que acompasan correctamente los momentos más dramáticos de la trama.

CONCLUSIÓN

De naturaleza pesimista, esta película no se va a colar entre mis favoritas debido a su carácter desasosegante, pero me ha gustado. Los dramas sociales siempre tienen algo que los hace conectar con el espectador más sensible aunque, naturalmente, no te dejen una sonrisa cuando llegan los títulos de crédito. 21 Gramos (2003) o Amores Perros (2000), también de Iñárritu, son ejemplos de este tipo de obras. Más adelante, el director mexicano cambiaría de registro y firmaría dos largometrajes consecutivos en Hollywood: Birdman (2014) y El renacido (2015), que le valdrían sendos Óscar a la mejor dirección.

Biutiful dejó a la crítica dividida entre aquellos a los que les conmovió la historia y aquellos a los que no. Pero de forma unánime todos reconocieron el esfuerzo interpretativo de Javier Bardem que le otorgó el premio a mejor actor en Cannes y en los Goya, y nominaciones a los Óscar y BAFTA como mejor actor principal, un logro destacable para una película en idioma español, que también fue nominada a mejor largometraje internacional en ambas galas. En definitiva, Biutiful es una buena cinta, bastante triste, que recomiendo a todos aquellos a los que no les importa ver algo que les produzca aflicción.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/01/biutiful-en-paz-con-uno-mismo.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Bardem interpreta a Uxbal -curioso nombre, como casi todos los de la película-, que es un hombre de mediana edad a medio camino entre un gángster y un comercial, una especie de intermediario. Se dedica a suministrar mercancía a los manteros, colocar a inmigrantes chinos en talleres clandestinos, sobornar a la policía, etc. Su personaje plantea un dilema ético importante, puesto que contribuye a la precariedad de sus subordinados; aunque si él no hiciese ese trabajo alguien peor lo haría y todos ellos le tienen bastante aprecio pues les echa una mano siempre que puede y no deja que sus familias caigan en la pobreza extrema. Uxbal también es un padre abnegado, separado de una mujer yonqui y bipolar, que trata de criar a sus hijos de la mejor manera posible. Sin embargo, todo su mundo se viene abajo cuando le diagnostican un cáncer de próstata avanzado e incurable, que solo le da unos meses de vida para dejar todos sus asuntos en orden, alcanzar la paz y la redención antes de dejar este mundo y, sobre todo, garantizarle el mejor futuro posible a su hija de diez años y a su hijo de siete.
5 de septiembre de 2022 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El musical Annette (Leos Carax, 2021) es un drama que fascina visualmente. Gracias a un fenomenal diseño de producción, vestuario y puesta en escena -premio a la mejor dirección en el pasado Festival de Cannes-, la película entra muy bien por los ojos, se siente hipnótica, aunque la trama se hace difícil de digerir. El inicio, con un videoclip, promete un espectáculo animado, pero en cuanto entra en escena el personaje de Henry McHenry el desconcierto es inevitable. Este sujeto, muy bien interpretado por Adam Driver, es un humorista con un show muy ácido y peculiar: mientras hace el mono por el escenario, cuestiona los principios morales de los espectadores e interactúa con ellos. Se dedica a contar su vida personal. En ese momento, me invade una sonrisa porque me recuerda a aquel capítulo de Los Simpsons en el que Homer se hace profesor y la única manera de llenar sus clases es contando a sus alumnos las intimidades de él y su mujer.

Referencias aparte, esos tramos de película, en los que el protagonista airea su vida a modo de entretenimiento, funcionan muy bien en una doble dirección, ya que el espectador se entera de cómo es ese personaje, y además muestran la relación de McHenry con sus espectadores, que pasará de un idilio absoluto a un desprecio cruel.

El montaje paralelo nos muestra a la otra protagonista, Ann Defrasnoux, a la que da vida la magnífica y bellísima actriz francesa Marion Cotillard. Ella es una prestigiosa cantante de ópera y junto a McHenry forma la pareja más glamurosa y de moda del mundo del espectáculo. Son perseguidos por los paparazzi y retratados habitualmente en la prensa del corazón. Viven felices, se quieren mucho, y, como esta película es un musical, sus diálogos están compuestos por canciones, entre las que destaca la preciosa We love each other so much ('Nos queremos demasiado').

CONCLUSIÓN

El poderío visual que despliega Leos Carax junto a su directora de fotografía Caroline Champetier es abrumador, los escenarios están muy bien escogidos y la luz y los encuadres fascinan, sobre todo en los planos diurnos e interiores. Se puede decir que es el musical más logrado desde La La Land (Damien Chazelle, 2016). Las canciones no desentonan y ambos protagonistas derrochan carisma gracias también a un magnífico vestuario y peluquería. No sería ninguna sorpresa que en los próximos premios Óscar este film se lleve la estatuilla en varias de esas facetas.

Personalmente, la película me ha gustado, en el fondo la historia del amor romántico y los celos, aunque mil veces vista, funciona bien y toca la fibra del espectador. En la forma, la película es un prodigio, un envoltorio dorado, y eso es lo que más destaco, la potencia de sus imágenes.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2021/09/annette-historia-de-un-tormento.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El momento clave de la trama llega cuando la pareja concibe una hija, a la cual llaman Annette. Tras esto su relación sufre un impasse, llegamos a un punto muerto, mientras que la carrera operística de Ann continúa exitosamente, McHenry pierde el favor del público, y eso para un humorista es letal. Ella sigue deslumbrando pero él ya no les hace gracia. Su hija ha abierto una brecha entre ellos.

Aquí es cuando la película se vuelve más oscura. McHenry se convierte en un alcohólico y mata, no sabemos si queriendo o no, a su mujer. En sueños ella promete atormentarle a través de su hija. Más adelante a McHenry se le presenta la oportunidad de explotar el talento de Annette gracias a la ayuda de un antiguo colaborador de su difunta esposa. Él ya no actúa y ha perdido completamente el rumbo de su vida personal, pero el éxito que le proporciona la carrera de la niña le convierte en un suntuoso mánager: su riqueza es lo único que le queda.

McHenry, el protagonista, es un infeliz porque sabe que nadie le ama. Esta circunstancia le lleva a la perdición, su propia hija delata los crímenes que su padre ha cometido para mantenerse en la cresta de la ola. Y acaba en la cárcel -fantástica la secuencia de su juicio y posterior ingreso en prisión-. En un detalle genial, Annette, a la que en todo momento se había mostrado como un maniquí de madera, pasa a convertirse en una niña de carne y hueso: ya nadie la maneja. El final para mi gusto queda abierto, no sabemos si el personaje de Adam Driver mata a su hija por despecho o la deja ir sabiendo que es lo único que le queda, aunque ella le desprecie.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para