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Críticas ordenadas por utilidad
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7
24 de abril de 2022
24 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas películas son entrañables, para quienes somos aficionados al cine terror y a los clásicos. Está clarísimo que ésta no es la mejor película dentro de esta categoría, de la Universal, que -como se sabe- tuvo su era dorada en la década del '30, para entrar en una lenta decadencia en la década de los '40. De dicha época datan estas mezclas de monstruos cuando ya se agotaban las fórmulas creativas. Y sus productores decidieron reunirlos a todos o parte de ellos en una sola cinta. Y hubo varias, con buenos resultados de taquilla, aún a costa de una baja en la calidad, respecto a las primeras magníficas obras del tema. En realidad, ese tipo de terror asustó genuinamente a un par de generaciones, como mínimo, y además con la novedad para la época, del "cóctel monstruoso".
En consecuencia, esta "Casa o Mansión de Frankenstein" hay que verla y analizarla en su contexto. Tiene un buen ritmo y es entretenida, bien logrado clima de misterio, atmósfera gótica y unas espectaculares persecuciones en carruajes. Efectos especiales bastante adecuados, según su época. E incluso se podría decir adelantados, ya que hemos visto similares efectos en cintas de fines de la década del '50.
Comienza la historia, por supuesto macabra, mostrando un carromato con esos espectáculos muy propios del siglo XIX e inicios del XX, esa "Casa de los Horrores", que traslada un tétrico show a diversos pueblos. Pero ese sólo es el nexo inicial con el resto de la trama, el relato a poco andar sigue por otros derroteros. En una delirante idea, le extraen la estaca al esqueleto de Drácula y lo resucitan, en un breve y deslavado papel de John Carradine, un Conde elegante, pero sin nervio ni carisma, y tal vez imitando en su mirada y talante al aquí ausente y muy superior Bela Lugosi.
Después, la película entra como en una segunda parte, más entretenida, aunque sin mayor nexo con la primera, salvo por los dos protagonistas, que llevan la carga de la película (pese al gancho de los monstruos). Estos son el Dr. Niemann, admirador y obsesionado con la obra del Dr. Henry Frankenstein, aquí un científico pasado de rosca claramente, interpretado brillantemente por Boris Karloff (unas palabras para él al final). Y su ayudante, un jorobado que sueña con que su jefe transforme su físico, para lo cual hace méritos suficientes, realizando el trabajo sucio, pero es capaz de mostrar su lado sentimental. Es un personaje muy bien resuelto por Carrol Naish.
Aparece una comunidad de gitanos y una zíngara bailarina que concita la atención y cariño, especialmente del jorobado. Y como no, irrumpen los dos monstruos que faltaban, el de Frankenstein saliendo de su congelamiento (papel menor también de Glen Strange) y el Hombre Lobo, con una muy buena caracterización del atormentado ser, mitad humano, mitad bestia, hecha por Lon Chaney Jr. (su papel máximo). Sin embargo, la aparición en escena de ambas criaturas es casi testimonial, por lo escasa y se extraña verlos más en pantalla.
Es interesante constatar aquí la muy efectiva labor de marketing que tenían los grandes estudios del cine, ya desde esa época, bueno, no en vano se trata de Estados Unidos. Sólo como curiosidad es cosa de revisar los afiches de entonces respecto a la película que nos ocupa (y también muchas otras similares), la manera de atraer al público vendiéndoles un producto que no siempre respondía a lo que después encontraban en la sala de cine. Eso de "5 monstruos por el precio de uno" y cosas similares, suena divertido como cebo publicitario de feria ( y en este caso, en rigor, no eran más de tres y de escasa presencia).
Pero la estrella absoluta de la función es Boris Karloff. Hace una gran creación del científico paranoico que quiere experimentar entre la vida y la muerte, primero huyendo de la cárcel para luego (incluso con otra apariencia) tomar venganza de aquellos que lo encerraron y finalmente seguir con los experimentos que le interesan a él y a otros cercanos, basándose en los cuadernos del alienado Dr. Frankenstein. Da gusto ver a Karloff en un papel que no sea el monstruo que lo inmortalizó en el cine, y apreciar su carisma y convicción, dentro del género.
Los secundarios correctos, cumplen en lo suyo, la musicalización es adecuada y típica de estas producciones, hay una buena recreación de ambientes y un final rápido y que -en una primera impresión- nos pareciera haber visto en alguna otra película del tema.
En consecuencia, esta "Casa o Mansión de Frankenstein" hay que verla y analizarla en su contexto. Tiene un buen ritmo y es entretenida, bien logrado clima de misterio, atmósfera gótica y unas espectaculares persecuciones en carruajes. Efectos especiales bastante adecuados, según su época. E incluso se podría decir adelantados, ya que hemos visto similares efectos en cintas de fines de la década del '50.
Comienza la historia, por supuesto macabra, mostrando un carromato con esos espectáculos muy propios del siglo XIX e inicios del XX, esa "Casa de los Horrores", que traslada un tétrico show a diversos pueblos. Pero ese sólo es el nexo inicial con el resto de la trama, el relato a poco andar sigue por otros derroteros. En una delirante idea, le extraen la estaca al esqueleto de Drácula y lo resucitan, en un breve y deslavado papel de John Carradine, un Conde elegante, pero sin nervio ni carisma, y tal vez imitando en su mirada y talante al aquí ausente y muy superior Bela Lugosi.
Después, la película entra como en una segunda parte, más entretenida, aunque sin mayor nexo con la primera, salvo por los dos protagonistas, que llevan la carga de la película (pese al gancho de los monstruos). Estos son el Dr. Niemann, admirador y obsesionado con la obra del Dr. Henry Frankenstein, aquí un científico pasado de rosca claramente, interpretado brillantemente por Boris Karloff (unas palabras para él al final). Y su ayudante, un jorobado que sueña con que su jefe transforme su físico, para lo cual hace méritos suficientes, realizando el trabajo sucio, pero es capaz de mostrar su lado sentimental. Es un personaje muy bien resuelto por Carrol Naish.
Aparece una comunidad de gitanos y una zíngara bailarina que concita la atención y cariño, especialmente del jorobado. Y como no, irrumpen los dos monstruos que faltaban, el de Frankenstein saliendo de su congelamiento (papel menor también de Glen Strange) y el Hombre Lobo, con una muy buena caracterización del atormentado ser, mitad humano, mitad bestia, hecha por Lon Chaney Jr. (su papel máximo). Sin embargo, la aparición en escena de ambas criaturas es casi testimonial, por lo escasa y se extraña verlos más en pantalla.
Es interesante constatar aquí la muy efectiva labor de marketing que tenían los grandes estudios del cine, ya desde esa época, bueno, no en vano se trata de Estados Unidos. Sólo como curiosidad es cosa de revisar los afiches de entonces respecto a la película que nos ocupa (y también muchas otras similares), la manera de atraer al público vendiéndoles un producto que no siempre respondía a lo que después encontraban en la sala de cine. Eso de "5 monstruos por el precio de uno" y cosas similares, suena divertido como cebo publicitario de feria ( y en este caso, en rigor, no eran más de tres y de escasa presencia).
Pero la estrella absoluta de la función es Boris Karloff. Hace una gran creación del científico paranoico que quiere experimentar entre la vida y la muerte, primero huyendo de la cárcel para luego (incluso con otra apariencia) tomar venganza de aquellos que lo encerraron y finalmente seguir con los experimentos que le interesan a él y a otros cercanos, basándose en los cuadernos del alienado Dr. Frankenstein. Da gusto ver a Karloff en un papel que no sea el monstruo que lo inmortalizó en el cine, y apreciar su carisma y convicción, dentro del género.
Los secundarios correctos, cumplen en lo suyo, la musicalización es adecuada y típica de estas producciones, hay una buena recreación de ambientes y un final rápido y que -en una primera impresión- nos pareciera haber visto en alguna otra película del tema.

7,0
6.638
10
28 de marzo de 2022
28 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se sabe que existen muy buenas películas sobre el célebre personaje de Bram Stoker, con enfoques propios según cada director. A la tradicional y emblemática de Tod Browning (1931) agregamos la poética y estilizada versión de Coppola (1992) y la sensual versión de Badham (1979). Y por supuesto, las más directamente bebedoras de la fuente original, el clásico eterno de Murnau (1922) y el magnífico remake de Herzog (1979).
“El horror de Drácula” de 1958, por su parte, aunque se acerca bastante al sentido que Stoker le dio en su libro, está claro que es una adaptación muy libre, con importantes modificaciones, que hacen de esta película un producto único y no una simple versión cinematográfica al pie de la letra de una novela. Elimina personajes y situaciones de la obra original, y ese recurso le da un mayor ritmo al comprimir la historia a lo esencial, narrándola de manera directa y sin mayores pretensiones líricas o metafóricas.
Estimo que esta propuesta de la Hammer, es tal vez la mejor versión de Drácula, por las siguientes razones:
1) La sólida puesta en escena y el preciso montaje de Terence Fisher. Destaco asimismo, la ambientación, locaciones, los lugareños, carruajes, esa atmósfera gótica y reconstrucción de época ya tan elogiada (el castillo y la entrañable taberna son una maravilla), el ritmo y desarrollo de la trama. Y ese halo de erotismo, muy bien expresado a través del vínculo que se establece entre Drácula y sus víctimas femeninas, aquí bien interpretadas por las atractivas Melissa Stribling, Carol Marsh y Valerie Gaunt. Incluso Bárbara Archer (Inga, hija del posadero) calificaba para el rol de bella vampiresa.
Un aspecto que considero fundamental es la omnipresencia amenazante del Conde. Aparece poco en pantalla, pero, de alguna manera, su presencia siempre se siente. No lo vemos, pero está.
La cinta puede parecer breve, pero es contundente en su desenlace y un final apoteósico, cargado de tensión y dinamismo, que está entre lo mejor del género de terror en el cine clásico.
2) Porque está Christopher Lee. Más abajo nos explayamos sobre su brillante creación que hace del personaje.
3) Porque está Peter Cushing. Notable también su creación de un Van Helsing serio, estudioso, deductivo, metódico, noble, pero también muy activo en la toma de decisiones, dinámico y valiente, llegado el momento. Inmensamente compenetrado de su papel, sin nada de esos histrionismos afectados, en fin, con una sobriedad interpretativa encomiable, Cushing construye el mejor Van Helsing del cine, con holgura. Magistral. Él sostiene buena parte de la película y eso es mucho decir, estando el Drácula de Lee presente.
4) La estupenda y acertadísima musicalización de James Bernard, quien componía y orquestaba. Muy acorde a cada acción y desarrollo de la historia que se nos muestra. Inmenso aporte a la atmósfera general de la película y destaco especialmente ese colosal acompañamiento para el cierre de la película. Ésta no sería la misma sin la banda sonora de Bernard.
5) El guión, si bien se toma licencias sobre la obra literaria, y crea un producto diferente, finalmente está empapado del espíritu del original. Diálogos precisos, plenos de sentido y que van alimentado el suspenso, hasta llegar al clímax magistralmente presentado. Además de la crítica implícita a esa moralista sociedad burguesa y victoriana de fines del siglo XIX con sus temores ocultos, propios de una cultura patriarcal y conservadora.
Respecto a las distintas versiones cinematográficas del Conde, se ha criticado por ahí que aquél se muestra en casi todas las películas como un personaje diferente al de la novela (excepto la versión de Murnau de 1922). Es claro y entendible que así sea, pues de haber seguido los diversos directores fielmente el aspecto del personaje literario (ese Drácula senil, decrépito y horripilante), no habría sido nada atractivo para los cánones usuales del cine. Y menos para las féminas. Creo que tal perfil del vampiro no habría perdurado como estereotipo en la memoria colectiva.
¿Y cuál es el que más ha perdurado hasta la fecha? La magnífica creación que Christopher Lee hace del príncipe de las tinieblas. Muestra esa impresionante dualidad perturbadora: por un lado, el caballeroso Conde, seductor de magnética mirada e imponente presencia, y por el otro, esa bestia sedienta de sangre humana y furia desatada. Ya se ha dicho bastante que por primera vez se exhiben los colmillos en la gran pantalla (y sanguinolentos más encima), y los ojos inyectados en sangre, con esa gestualidad y el sello único de Lee, mostrando la faceta maligna y salvaje del personaje. Pero además, exhibe esa extraña atracción-sumisión y, llegado el momento de clavarse en los cuellos femeninos, ejerce el acto de posesión de mujeres quizás insatisfechas, pero deseosas, con clara connotación sexual. Todo aquello con el estilo inconfundible del actor inglés, quien con este rol se ganó la propia “inmortalidad cinematográfica”. Su mejor papel.
Otras buenas interpretaciones del personaje, le dieron un aura romántica y casi existencial (caso Gary Oldman); otros le dieron seducción y magnetismo también, pero muy lánguido (caso Frank Langella); otros, atormentados y melancólicos (caso Klaus Kinski), con el actor polaco nacionalizado alemán realizando una brillante y personalísima interpretación del vampiro. Y por supuesto, la reconocida caracterización del húngaro Bela Lugosi, que marcó a fuego el arquetipo del personaje. Si bien él es señorial y de mirada hipnótica, resulta muy teatral y por momentos acartonado.
Pero nadie como el notable Christopher. Clavó al Drácula definitivo.
Mención final para el correctísimo desempeño de Michael Gough (para que las nuevas generaciones no crean que él sólo ha interpretado a ese mayordomo de súper héroe).
En resumen, una estupenda película. Tiene algunos detallitos (que revelo en zona spoiler), que en nada opacan el resultado final de esta obra cumbre del género.
“El horror de Drácula” de 1958, por su parte, aunque se acerca bastante al sentido que Stoker le dio en su libro, está claro que es una adaptación muy libre, con importantes modificaciones, que hacen de esta película un producto único y no una simple versión cinematográfica al pie de la letra de una novela. Elimina personajes y situaciones de la obra original, y ese recurso le da un mayor ritmo al comprimir la historia a lo esencial, narrándola de manera directa y sin mayores pretensiones líricas o metafóricas.
Estimo que esta propuesta de la Hammer, es tal vez la mejor versión de Drácula, por las siguientes razones:
1) La sólida puesta en escena y el preciso montaje de Terence Fisher. Destaco asimismo, la ambientación, locaciones, los lugareños, carruajes, esa atmósfera gótica y reconstrucción de época ya tan elogiada (el castillo y la entrañable taberna son una maravilla), el ritmo y desarrollo de la trama. Y ese halo de erotismo, muy bien expresado a través del vínculo que se establece entre Drácula y sus víctimas femeninas, aquí bien interpretadas por las atractivas Melissa Stribling, Carol Marsh y Valerie Gaunt. Incluso Bárbara Archer (Inga, hija del posadero) calificaba para el rol de bella vampiresa.
Un aspecto que considero fundamental es la omnipresencia amenazante del Conde. Aparece poco en pantalla, pero, de alguna manera, su presencia siempre se siente. No lo vemos, pero está.
La cinta puede parecer breve, pero es contundente en su desenlace y un final apoteósico, cargado de tensión y dinamismo, que está entre lo mejor del género de terror en el cine clásico.
2) Porque está Christopher Lee. Más abajo nos explayamos sobre su brillante creación que hace del personaje.
3) Porque está Peter Cushing. Notable también su creación de un Van Helsing serio, estudioso, deductivo, metódico, noble, pero también muy activo en la toma de decisiones, dinámico y valiente, llegado el momento. Inmensamente compenetrado de su papel, sin nada de esos histrionismos afectados, en fin, con una sobriedad interpretativa encomiable, Cushing construye el mejor Van Helsing del cine, con holgura. Magistral. Él sostiene buena parte de la película y eso es mucho decir, estando el Drácula de Lee presente.
4) La estupenda y acertadísima musicalización de James Bernard, quien componía y orquestaba. Muy acorde a cada acción y desarrollo de la historia que se nos muestra. Inmenso aporte a la atmósfera general de la película y destaco especialmente ese colosal acompañamiento para el cierre de la película. Ésta no sería la misma sin la banda sonora de Bernard.
5) El guión, si bien se toma licencias sobre la obra literaria, y crea un producto diferente, finalmente está empapado del espíritu del original. Diálogos precisos, plenos de sentido y que van alimentado el suspenso, hasta llegar al clímax magistralmente presentado. Además de la crítica implícita a esa moralista sociedad burguesa y victoriana de fines del siglo XIX con sus temores ocultos, propios de una cultura patriarcal y conservadora.
Respecto a las distintas versiones cinematográficas del Conde, se ha criticado por ahí que aquél se muestra en casi todas las películas como un personaje diferente al de la novela (excepto la versión de Murnau de 1922). Es claro y entendible que así sea, pues de haber seguido los diversos directores fielmente el aspecto del personaje literario (ese Drácula senil, decrépito y horripilante), no habría sido nada atractivo para los cánones usuales del cine. Y menos para las féminas. Creo que tal perfil del vampiro no habría perdurado como estereotipo en la memoria colectiva.
¿Y cuál es el que más ha perdurado hasta la fecha? La magnífica creación que Christopher Lee hace del príncipe de las tinieblas. Muestra esa impresionante dualidad perturbadora: por un lado, el caballeroso Conde, seductor de magnética mirada e imponente presencia, y por el otro, esa bestia sedienta de sangre humana y furia desatada. Ya se ha dicho bastante que por primera vez se exhiben los colmillos en la gran pantalla (y sanguinolentos más encima), y los ojos inyectados en sangre, con esa gestualidad y el sello único de Lee, mostrando la faceta maligna y salvaje del personaje. Pero además, exhibe esa extraña atracción-sumisión y, llegado el momento de clavarse en los cuellos femeninos, ejerce el acto de posesión de mujeres quizás insatisfechas, pero deseosas, con clara connotación sexual. Todo aquello con el estilo inconfundible del actor inglés, quien con este rol se ganó la propia “inmortalidad cinematográfica”. Su mejor papel.
Otras buenas interpretaciones del personaje, le dieron un aura romántica y casi existencial (caso Gary Oldman); otros le dieron seducción y magnetismo también, pero muy lánguido (caso Frank Langella); otros, atormentados y melancólicos (caso Klaus Kinski), con el actor polaco nacionalizado alemán realizando una brillante y personalísima interpretación del vampiro. Y por supuesto, la reconocida caracterización del húngaro Bela Lugosi, que marcó a fuego el arquetipo del personaje. Si bien él es señorial y de mirada hipnótica, resulta muy teatral y por momentos acartonado.
Pero nadie como el notable Christopher. Clavó al Drácula definitivo.
Mención final para el correctísimo desempeño de Michael Gough (para que las nuevas generaciones no crean que él sólo ha interpretado a ese mayordomo de súper héroe).
En resumen, una estupenda película. Tiene algunos detallitos (que revelo en zona spoiler), que en nada opacan el resultado final de esta obra cumbre del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como admirador desde mi infancia de esta película y después de haberla visto varias veces en mi edad adulta, me he preguntado:
¿Drácula duerme en atúd de cemento sin tapa?
¿Cómo Jonathan Harker ya sabe el lugar de descanso del vampiro y se dirige a él tan rápido? A propósito, no se ve tan escondido el lugar de encierro del Conde, no obstante hay que bajar unos escalones. Está algo expuesto, ahí , una puertecita a la pasada.
¿Con qué fin Drácula trata de enterrar a Mina, al final de la historia? Ahí pierde precioso tiempo (que podría haber ocupado en esconderse en algún sótano) , ya estaba amaneciendo. Se puede explicar porque el Conde quería ocultar a su bella víctima, ya supuestamente condenada a su misma condición vampírica. Pero ella no estaba muerta.
¿Drácula duerme en atúd de cemento sin tapa?
¿Cómo Jonathan Harker ya sabe el lugar de descanso del vampiro y se dirige a él tan rápido? A propósito, no se ve tan escondido el lugar de encierro del Conde, no obstante hay que bajar unos escalones. Está algo expuesto, ahí , una puertecita a la pasada.
¿Con qué fin Drácula trata de enterrar a Mina, al final de la historia? Ahí pierde precioso tiempo (que podría haber ocupado en esconderse en algún sótano) , ya estaba amaneciendo. Se puede explicar porque el Conde quería ocultar a su bella víctima, ya supuestamente condenada a su misma condición vampírica. Pero ella no estaba muerta.

8,2
97.224
8
24 de enero de 2016
24 de enero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin entrar a describir la historia que narra la película, ya bastante tratada aquí, me detengo en otros puntos. La primera vez que la ví, en sus años de estreno, en realidad la cinta no me llegó. La encontré de ritmo cansino, demasiado pausada, diálogos eternos, aunque visualmente sobresaliente, pero especialmente, extrañé los ingredientes típicos de los mejores westerns clásicos, tanto estadounidenses como italianos: el buen uso de la violencia armada, las escenas de acción, básicamente los buenos y abundantes tiroteos, los pistoleros certeros e intimidantes, la música pegajosa (particularmente la del inmortal Morricone). En suma, eché de menos la entretención genuina, que es lo que todo buen western siempre ha entregado casi como garantía. Y que "Los imperdonables" -en una primera mirada- no me entregaba.
Sin embargo, he vuelto a ver la cinta de Clint Eastwood ahora último, justamente para redescubrir cosas. Y mi percepción mejoró bastante. Vi otros ángulos, valoré otras cosas, en realidad creo que esta película se encuentra a medio camino entre el western clásico americano y los mejores westerns italianos, toma de ambos ciertos elementos. Pero, y aquí está el gran mérito del galardonado Clint, impone un sello propio a su cinta, muy claro, es SU película sobre el Lejano Oeste, que además, está muy bien presentado, con una excelente recreación de época, tiene imágenes que son una delicia estética, por ejemplo, la del ferrocarril, la de ciertos sectores del viejo pueblo, o las del crepúsculo, por nombrar sólo algunas.
Es una película reflexiva, desmitificadora -como ya han dicho aquí-, nostálgica, casi melancólica, intimista y, por ende, profundamente humana. Es también minimalista en su guión, un guión demasiado simple, estructurado en torno a un conflicto casi personal en un burdel y que en la mayoría de los westerns hubiera pasado inadvertido o, al menos, no habría dado pie para tanta batahola que se armó. Pero aquí no, justamente por el carácter que se le pretende dar a la historia, que, por lo demás, le otorga un papel muy estereotipado y denostado a la mujer, en cuanto a la dignidad femenina. Pero qué se puede decir, si así era en esos tiempos.
El director logra un excelente producto de cine, me parece técnicamente brillante, en lo que a montaje, puesta en escena, fotografía, etc, se refiere, donde plasma su visión personal sobre lo que fue el Viejo Oeste americano, sus códigos, sus costumbres, sus gentes, sus miedos tan humanos. Y lo hace de una manera bastante realista, también anecdótica, con apuntes muy interesantes (como la del escritor biógrafo), pero con un ritmo cinematográfico, a mi juicio, muy pausado, tiene escasa o nula épica, es casi un anti-western. Se ha mencionado en estas páginas, como mérito, las frases para el bronce de esta cinta, pero creo que los westerns de Sergio Leone (y algún otro) son superiores en ese aspecto, con frases para la historia y agregando esa insuperable cuota de humor negro.
No puedo ubicar a "Los imperdonables" entre los mejores westerns de la historia del género (he visto muchísimos). Tal vez está algo sobrevalorada. No revitalizó el género, sólo plasmó su propia visión sobre el tema, que, en todo caso, es una visión digna de conocer porque no muestra "más de lo mismo". Estimo que presenta una ambivalencia que tiende a confundir el juicio objetivo.
¿ En qué consiste esa ambivalencia ? En lo siguiente: Si la consideramos como un western a secas, pierde puntos (por todo lo que ya hemos planteado). Si la consideramos en su calidad estrictamente cinematográfica, sube notoriamente sus bonos.
Con todo, es una muy buena película, ya lo dije, como cine-cine, no ya hablando de western, que, en sentido estricto, se aleja bastante del modelo clásico de dicho género. Paradoja propia de Eastwood, porque aquí, él nos vuelve a exponer temáticas ya vistas en otras de sus películas, y que nos mostrará también en películas posteriores a ésta: el tema de la redención, de la culpa y los miedos, del ocaso de una trayectoria, del envejecimiento y sus secuelas, de las segundas oportunidades en la vida, etc. Sólo que aquí todo eso está ambientado en el Viejo Oeste americano.
En otro ámbito -y fundamental para justificar la calificación de la película- destaco las notables actuaciones del cuarteto protagonista, viejos zorros del celuloide, no podían sino bordar sus papeles. Un Gene Hackman inmenso, carismático, llena la pantalla, en uno de sus mejores roles (a la altura de “Contacto en Francia” y de “Mississippi en Llamas”, lo que es mucho decir), merecidísimo Oscar. Un Richard Harris muy convincente, despierta gran interés desde que aparece, con diálogos brillantes, sólo que su papel es de corta duración. Y en seguida, un Morgan Freeman destacado, sobrio, en lo suyo, y el propio Eastwood, correcto, en un registro superior a sus cobwoys clásicos. Se supera a sí mismo en la etapa final de su carrera como actor.
La música me pareció adecuada, a la altura de lo que quiere proyectar el director, y en consonancia con la historia contada, pero indudablemente sin la brillantez ni la grandiosidad de las grandes bandas sonoras del western.
Sin embargo, he vuelto a ver la cinta de Clint Eastwood ahora último, justamente para redescubrir cosas. Y mi percepción mejoró bastante. Vi otros ángulos, valoré otras cosas, en realidad creo que esta película se encuentra a medio camino entre el western clásico americano y los mejores westerns italianos, toma de ambos ciertos elementos. Pero, y aquí está el gran mérito del galardonado Clint, impone un sello propio a su cinta, muy claro, es SU película sobre el Lejano Oeste, que además, está muy bien presentado, con una excelente recreación de época, tiene imágenes que son una delicia estética, por ejemplo, la del ferrocarril, la de ciertos sectores del viejo pueblo, o las del crepúsculo, por nombrar sólo algunas.
Es una película reflexiva, desmitificadora -como ya han dicho aquí-, nostálgica, casi melancólica, intimista y, por ende, profundamente humana. Es también minimalista en su guión, un guión demasiado simple, estructurado en torno a un conflicto casi personal en un burdel y que en la mayoría de los westerns hubiera pasado inadvertido o, al menos, no habría dado pie para tanta batahola que se armó. Pero aquí no, justamente por el carácter que se le pretende dar a la historia, que, por lo demás, le otorga un papel muy estereotipado y denostado a la mujer, en cuanto a la dignidad femenina. Pero qué se puede decir, si así era en esos tiempos.
El director logra un excelente producto de cine, me parece técnicamente brillante, en lo que a montaje, puesta en escena, fotografía, etc, se refiere, donde plasma su visión personal sobre lo que fue el Viejo Oeste americano, sus códigos, sus costumbres, sus gentes, sus miedos tan humanos. Y lo hace de una manera bastante realista, también anecdótica, con apuntes muy interesantes (como la del escritor biógrafo), pero con un ritmo cinematográfico, a mi juicio, muy pausado, tiene escasa o nula épica, es casi un anti-western. Se ha mencionado en estas páginas, como mérito, las frases para el bronce de esta cinta, pero creo que los westerns de Sergio Leone (y algún otro) son superiores en ese aspecto, con frases para la historia y agregando esa insuperable cuota de humor negro.
No puedo ubicar a "Los imperdonables" entre los mejores westerns de la historia del género (he visto muchísimos). Tal vez está algo sobrevalorada. No revitalizó el género, sólo plasmó su propia visión sobre el tema, que, en todo caso, es una visión digna de conocer porque no muestra "más de lo mismo". Estimo que presenta una ambivalencia que tiende a confundir el juicio objetivo.
¿ En qué consiste esa ambivalencia ? En lo siguiente: Si la consideramos como un western a secas, pierde puntos (por todo lo que ya hemos planteado). Si la consideramos en su calidad estrictamente cinematográfica, sube notoriamente sus bonos.
Con todo, es una muy buena película, ya lo dije, como cine-cine, no ya hablando de western, que, en sentido estricto, se aleja bastante del modelo clásico de dicho género. Paradoja propia de Eastwood, porque aquí, él nos vuelve a exponer temáticas ya vistas en otras de sus películas, y que nos mostrará también en películas posteriores a ésta: el tema de la redención, de la culpa y los miedos, del ocaso de una trayectoria, del envejecimiento y sus secuelas, de las segundas oportunidades en la vida, etc. Sólo que aquí todo eso está ambientado en el Viejo Oeste americano.
En otro ámbito -y fundamental para justificar la calificación de la película- destaco las notables actuaciones del cuarteto protagonista, viejos zorros del celuloide, no podían sino bordar sus papeles. Un Gene Hackman inmenso, carismático, llena la pantalla, en uno de sus mejores roles (a la altura de “Contacto en Francia” y de “Mississippi en Llamas”, lo que es mucho decir), merecidísimo Oscar. Un Richard Harris muy convincente, despierta gran interés desde que aparece, con diálogos brillantes, sólo que su papel es de corta duración. Y en seguida, un Morgan Freeman destacado, sobrio, en lo suyo, y el propio Eastwood, correcto, en un registro superior a sus cobwoys clásicos. Se supera a sí mismo en la etapa final de su carrera como actor.
La música me pareció adecuada, a la altura de lo que quiere proyectar el director, y en consonancia con la historia contada, pero indudablemente sin la brillantez ni la grandiosidad de las grandes bandas sonoras del western.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Respecto al tiroteo final, lo encuentro bien realizado, pero nada que sea notable. Tal vez el elemento sorpresa para el espectador se transforma en un verdadero aporte. La forma en que es abatido el personaje de Gene Hackman y los demás, es poco convincente. Después de prácticamente haber perdido la puntería y la velocidad, el personaje de Eastwood recupera sus habilidades de antaño casi por arte de magia. Y se despacha a un buen lote de un plumazo.
Hay muchos finales de westerns muy superiores a éste.
Hay muchos finales de westerns muy superiores a éste.
10
17 de agosto de 2014
17 de agosto de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entraré a describir el contenido y escenas de una película tan vista ya, como el clásico notable que es. No abundaré en los tópicos ya conocidos de la excelente dirección,estupendas interpretaciones, maquillaje y musicalización. Incluso la ambientación está a tono con lo que pretende transmitir la cinta.
Quiero enfatizar en la historia que nos narra y el solido guión (aquí se nota la mano del prolífico e imaginativo Rod Serling).
Creo que la película hay que tomarla como una hipótesis dentro del género de la ciencia ficción y con el lenguaje cinematográfico.No estamos leyendo una novela (aunque se basa en una) ni menos un estudio científico.
Nos estamos entreteniendo con cine del bueno, pero, y aquí está lo medular, con un relato muy bien presentado que nos hace pensar. Pensar sobre la condición humana, sus orígenes, su posterior evolución, los valores y anti-valores de la especie humana, su categoría de gran depredador del planeta, su inteligencia "superior", orientada a los actos instrumentales. Pero también esa inteligencia dueña del lenguaje verbal, creadora de conocimiento. Y aquí surge el tema del miedo al conocimiento nuevo, a los descubrimientos que pongan en tela de juicio lo ya sabido y aceptado. Y la manipulación del saber con fines de poder. El orden y la norma (apoyada siempre en el aparato militar, policial y judicial) establecida por la autoridad parte del saber "oficial". Saber que no necesariamente es la verdad. Saber y verdad muchas veces, han ido por caminos separados.
Así ha sido siempre en la Historia humana. Y aquí lo constatamos. Si el autodenominado "homo sapiens" fuera destruido por un holocausto nuclear, y volviera a evolucionar, probablemente cometeríamos los mismos errores. ¿ Acaso está inscrito en la información genética de la especie ? ¿ Somos una especie naturalmente violenta ? ¿ Su desarrollado cerebro va a la par de su extraordinaria habilidad manual ? Son sólo algunas de las reflexiones que se desprenden de la película.
La he visto varias veces, y siempre quedan en pie las preguntas implícitas que despierta. Cuando la vi con mi hija pre-adolescente (ella sin haberla visto nunca, sólo conociendo los remakes actuales), al finalizar, se quedó muy sorprendida y me tapó a preguntas, provocando una interesante conversación. Es lo que puede suscitar un clásico del cine de esta índole.
En síntesis, una excelente película de corte antropológico-filosófico y, a la vez sumamente entretenida.
Sobre otras observaciones, curiosidades y la célebre escena final, ver spoiler.
Quiero enfatizar en la historia que nos narra y el solido guión (aquí se nota la mano del prolífico e imaginativo Rod Serling).
Creo que la película hay que tomarla como una hipótesis dentro del género de la ciencia ficción y con el lenguaje cinematográfico.No estamos leyendo una novela (aunque se basa en una) ni menos un estudio científico.
Nos estamos entreteniendo con cine del bueno, pero, y aquí está lo medular, con un relato muy bien presentado que nos hace pensar. Pensar sobre la condición humana, sus orígenes, su posterior evolución, los valores y anti-valores de la especie humana, su categoría de gran depredador del planeta, su inteligencia "superior", orientada a los actos instrumentales. Pero también esa inteligencia dueña del lenguaje verbal, creadora de conocimiento. Y aquí surge el tema del miedo al conocimiento nuevo, a los descubrimientos que pongan en tela de juicio lo ya sabido y aceptado. Y la manipulación del saber con fines de poder. El orden y la norma (apoyada siempre en el aparato militar, policial y judicial) establecida por la autoridad parte del saber "oficial". Saber que no necesariamente es la verdad. Saber y verdad muchas veces, han ido por caminos separados.
Así ha sido siempre en la Historia humana. Y aquí lo constatamos. Si el autodenominado "homo sapiens" fuera destruido por un holocausto nuclear, y volviera a evolucionar, probablemente cometeríamos los mismos errores. ¿ Acaso está inscrito en la información genética de la especie ? ¿ Somos una especie naturalmente violenta ? ¿ Su desarrollado cerebro va a la par de su extraordinaria habilidad manual ? Son sólo algunas de las reflexiones que se desprenden de la película.
La he visto varias veces, y siempre quedan en pie las preguntas implícitas que despierta. Cuando la vi con mi hija pre-adolescente (ella sin haberla visto nunca, sólo conociendo los remakes actuales), al finalizar, se quedó muy sorprendida y me tapó a preguntas, provocando una interesante conversación. Es lo que puede suscitar un clásico del cine de esta índole.
En síntesis, una excelente película de corte antropológico-filosófico y, a la vez sumamente entretenida.
Sobre otras observaciones, curiosidades y la célebre escena final, ver spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aquí me detendré en las supuestas fallas y lagunas de la película, ya bastante comentadas por la crítica especializada y particularmente, por los cinéfilos en general.
1.- ¿ Qué no estaban en otro planeta resulta casi obvio ? Atmósfera, paisaje, vegetación resultan muy parecidos a la Tierra. Eso se ha dicho y puede ser así. Pero creo que -al no ser un estudio científico- sino una fantasía dentro de la ciencia ficción, esos elementos no tienen mayor importancia, no le restan valor al relato. El espectador debe asumir lo que creen los astronautas dentro de sus suspicacias y dudas, para seguir la historia con fluidez. Y "meterse" en la película para disfrutarla como corresponde.
2.- ¿ Que hablaban inglés los simios ? Aparentemente es un fallo de la dirección o guión, pero también creo que no es muy sostenible el cuestionamiento, en aras de la trama central.
3.- Dentro del contexto de la pelicula, nunca se me hubiera ocurrido que arqueológicamente, se podría encontrar una muñeca con sus pilas funcionando para que "hablara" después de todo ese tiempo enterrada. O tenía otro mecanismo manual. Los demás "fósiles" encontrados son perfectamente viables.
4.- Las máximas autoridades simias (empezando por el Dr. Zaius) conocían la verdad, siempre la supieron (cuyo testimonio era la "Zona Prohibida").
Entonces ¿ Tenían temor de un resurgimiento humano, con todo lo malo de nuestra especie y querían "proteger" a sus congéneres simios manteniéndolos en la ignorancia ? He aqúi otro mensaje, desolador y pesimista de la película. Aunque quizás, muy realista.
5.- Lo que sí creo que es una concesión puramente cinematográfica, es el aspecto físico de Nova, la mujer que acompaña a Taylor en su travesía final. No tenía por qué ser tan estupenda, no es lo natural dentro del contexto en que estaban.
6.- ¿ La escena final ? Está todo dicho. Una de las más espectaculares, y profundas e inquietantes a la vez, de la Historia del Cine. El mensaje que proyecta es apocalíptico. Su imagen la tengo en un poster.
1.- ¿ Qué no estaban en otro planeta resulta casi obvio ? Atmósfera, paisaje, vegetación resultan muy parecidos a la Tierra. Eso se ha dicho y puede ser así. Pero creo que -al no ser un estudio científico- sino una fantasía dentro de la ciencia ficción, esos elementos no tienen mayor importancia, no le restan valor al relato. El espectador debe asumir lo que creen los astronautas dentro de sus suspicacias y dudas, para seguir la historia con fluidez. Y "meterse" en la película para disfrutarla como corresponde.
2.- ¿ Que hablaban inglés los simios ? Aparentemente es un fallo de la dirección o guión, pero también creo que no es muy sostenible el cuestionamiento, en aras de la trama central.
3.- Dentro del contexto de la pelicula, nunca se me hubiera ocurrido que arqueológicamente, se podría encontrar una muñeca con sus pilas funcionando para que "hablara" después de todo ese tiempo enterrada. O tenía otro mecanismo manual. Los demás "fósiles" encontrados son perfectamente viables.
4.- Las máximas autoridades simias (empezando por el Dr. Zaius) conocían la verdad, siempre la supieron (cuyo testimonio era la "Zona Prohibida").
Entonces ¿ Tenían temor de un resurgimiento humano, con todo lo malo de nuestra especie y querían "proteger" a sus congéneres simios manteniéndolos en la ignorancia ? He aqúi otro mensaje, desolador y pesimista de la película. Aunque quizás, muy realista.
5.- Lo que sí creo que es una concesión puramente cinematográfica, es el aspecto físico de Nova, la mujer que acompaña a Taylor en su travesía final. No tenía por qué ser tan estupenda, no es lo natural dentro del contexto en que estaban.
6.- ¿ La escena final ? Está todo dicho. Una de las más espectaculares, y profundas e inquietantes a la vez, de la Historia del Cine. El mensaje que proyecta es apocalíptico. Su imagen la tengo en un poster.

6,4
21.086
6
3 de marzo de 2014
3 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Crimen Perfecto" tiene un comienzo brillante, lleno de insinuaciones, presenta a los personajes, imágenes seductoras, contrapuntos elocuentes. Un avejentado Anthony Hopkins interpreta correctamente a un ingeniero aeronáutico que, al constatar la infidelidad de su atractiva esposa, decide asesinarla al llegar a casa, entregándose de inmediato a la policía. Luego entra en escena un joven y arrogante fiscal, interpretado sin brillo por Ryan Gosling. Aquí comienza un duelo de inteligencias por decirlo así y en eso la película es novedosa y atrae en sus inicios. Pero conforme avanza, se va desdibujando la trama, entran elementos un poco fuera de lugar que le quitan el carácter de trhiller al filme (como el pseudo coqueteo del fiscal con la abogada) , en suma, la cinta pierde fuerza. Alguien ha comparado a "Crimen Perfecto" con la clásica serie de TV de los setenta, "Columbo" con el inigualable Peter Falk. Yo vi esa serie y para mi es de culto. La verdad es que no veo muchos puntos de comparación, el detective Columbo tenía una personalidad y un estilo muchísimo más definido que el del fiscal de esta película. Y las tramas de esa famosa serie eran más consistentes y más redondas, claro, menos parafernálicas que esta película (y otras similares) , menos glamorosas, pero más coherentes.
Terminando con "Crimen Perfecto", ésta presenta situaciones imprevistas y que asombran al espectador -que no vamos a revelar aquí- pero con un final precipitado, algo brusco.
En síntesis, una película que insinúa mucho, pero que se queda corta y, paradojalmente además, al final se hace también muy extensa con pasajes prescindibles. Hopkins es un maestro sí, pero un maestro cansado.
Terminando con "Crimen Perfecto", ésta presenta situaciones imprevistas y que asombran al espectador -que no vamos a revelar aquí- pero con un final precipitado, algo brusco.
En síntesis, una película que insinúa mucho, pero que se queda corta y, paradojalmente además, al final se hace también muy extensa con pasajes prescindibles. Hopkins es un maestro sí, pero un maestro cansado.
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