Perdonad que discrepe de todos pero creo que erráis. Me niego a aceptar que estamos ante esa película fantástica que todos creéis ver. La historia es lenta, previsible, a ratos aburrida, increíble... De verdad, encima desprende un aire a culebrón que tira para atrás (la escena a caballo, cuando queman el árbol, el bailecito griego). La historia nunca engancha. Ni la narración discontínua ni los flashback le ayudan, es más la detienen continuamente como para rellenar metraje. La interpretaciones, bien Alterio y Roth, los demás... A los otros (dos de los hermanos y la novia) no los conocía pero a Sbaraglia lo tenía en gran consideración. Y se la seguiré teniendo, lo consideraré sólo un pecadillo de juventud pero vaya tela, Leonardo. La escena final del ascensor pretendidamente virtuosa parece hecha por un estudiante de 1º de Imagen. Me viene a la cabeza una película de temática parecida, El secreto de sus ojos, vedla y ya veréis como no seguís considerando esta como una gran película.

Una parafilia es una "desviación" sexual en la que la fuente de placer no radica en el acto sexual en sí sino en alguna fantasía, objeto o persona. En casos extremos, el parafílico es incapaz de alcanzar el orgasmo si el objeto o la fantasía no están presentes durante la cópula. Pues bien, de eso va la película. Cronenberg nos cuenta la historia de un grupo de parafílicos que se excitan sexualmente con accidentes de tráfico y con las heridas que les producen a los accidentados. Fetichistas, lascivos y morbosos a los que también les gustan el voyeurismo o el exhibicionismo. Un poco raritos, vamos. De entre todos ellos destaca un magnífico Elías Koteas (Vaughan) cuyo desquiciado desequilibrio te trae irremediablemente a la cabeza a Travis Bickle (Robert De Niro) en Taxi Driver. Si eres de los "normalitos" en la cama pues no te gustará y te sonará todo a desviación y perversión. Pero si te van las fantasías sexuales, te parecerá fascinante, excitante y muy morbosa.

Ya has obtenido plaza junto al maestro Lynch y a su discípulo Aronofsky. Directores que pueden hacer lo que les dé la gana porque disponen de una secta de fanáticos rendidos de antemano a cualquier cosa que ruede su dios, que están más allá del bien y del mal. Señores, el primer mandamiento de cualquier director debe ser NO ABURRIR. Las innovaciones, los hallazgos formales, el montaje alternativo… son el medio para llegar al fin que es contar una historia. NUNCA deben ser el fin en sí mismo. Aquí la verdad es que estoy pensando más en el Lynch de Mulholland Drive e Inlamd empire o el Aronofsky de Réquiem por un sueño o Pi que en Haneke.
No se pueden estirar las escenas como si fueran un chicle y alargarlas así sin más. Cuando los personajes son tan fríos y distantes termina dándote igual lo que les pase. La película nunca te atrapa porque es tan lenta que aunque te quedes quieto y la esperes nunca te alcanza. Y eso que dicen algunos de que la peli es una crítica a los orígenes del nazismo porque la generación que lo abrazó recibió una educación represiva me parece de psicoanalista de todo a cien. Sinceramente, después de leer muchas de las críticas estoy seguro de que no hemos visto la misma película porque donde ellos ven una maravilla yo vi un tostón sobrevalorado. Haneke, ya sabes, escribe cien veces: "Prometo no volver a aburrir".

Asumamos que John Carpenter es un buen director.
Siempre es original.
Aunque no siempre acierte.
Logra fusionar múltiples géneros en una sola película.
Terror y western son dos de ellos.
O el thriller y el policíaco son otros dos.

A veces rueda algún que otro bodrio.

Lo que demuestra que ni los genios son perfectos.
Aunque nunca aburra.

Comienza la película como un rutinario policíaco.
O eso parece cuando ya estamos ante un western.
Mientras nadie sospecha lo que se les viene encima.
Incluso parece que van a disfrutar de una noche tranquila.
Sin embargo los malos (los indios) acechan.
Así la comisaría sería el equivalente de un fuerte rodeado.
Río Bravo de Hawks sería la inspiración.
Influenciada también por George
A. Romero y La noche de los muertos vivientes

De pronto parece que la caja de Pandora se ha abierto.
E incluso pareciera que todos los demonios los persiguen.
Lo más probable es que nadie sobreviva.

Dispuesto todo en su contra.
Impresiona que los asaltantes se asemejen a zombis.
Sedientos de sangre e imparables.
Tampoco hoy los salvará el VII de Caballería.
Rodeados, no hay buenos ni malos se trata de sobrevivir.
Incluso el azar cuenta cuando ya no queda nada más.
Todo termina y queda la sensación de que fue un mal día.
Originalísima obra mestiza que homenajea sin parar.

1 monumento al cine para una obra de culto.
3 serán los supervivientes que volverán a ver amanecer.

Danny Boyle goza de nuestra simpatía desde hace más de una década gracias a haber rodado Trainspotting (1996), la película total de los noventa. Aquí, parte de un hecho real para contar una historia minimalista donde hay muy pocos diálogos y prácticamente un único personaje. La película tiene estética de videoclip pero se adapta bastante bien a la historia que narra. Y sí, la historia es potente. Durante 93 minutos sentiremos lo mismo que el protagonista: sorpresa, incredulidad, miedo, pesadillas, angustia, sed, delirios y dolor, mucho dolor, muchísimo dolor, un dolor más allá de lo humanamente soportable.
Danny Boyle vuelve a demostrar que su talento sigue intacto. Con dos cositas filma una película adrenalítica, angustiosa y agobiante. Muy recomendable aunque, al igual que Buried, no apta para claustrofóbicos…