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Críticas 330
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
9 de mayo de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Caray, como las gasta la industria de Hollywood y esto no es más que la punta del iceberg, solo hay que echar un vistazo a las biografías de las estrellas de aquellos años y ver cuantas aspirantes a actriz llegaban a Los Ángeles con el prurito de haber ganado un concurso de belleza en su localidad y eran abusadas, en todos los sentidos, por representantes sin escrúpulos y agencias para todo, con la promesa de un papelito en una película.
¡Ave, César! rezuma un corrosivo humor que ridiculiza a todos sus personajes, ninguno se puede identificar como bueno o malo, el que no peca de ingenuo idealista, lo hace de ejecutivo que lleva con mano de hierro a sus actrices y actores y entre números de baile, estudios de rodaje y las relaciones de un par de estrellas la historia se va diluyendo para centrarse en el tipo que soluciona los problemas perdiendo así todo su tirón inicial.
Todas las películas de estos chicos se esperan con cierto anhelo y aunque algunas e ellas se queden en mediocres es un listón muy alto para otros.
20 de marzo de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Desigual comedia musical que sube como la leche al fuego cuando las producciones de los Brincos saltan a la pantalla y se desploma con las aparicionesde los coros y danzas del folclore tradicional tan promocionado por el régimen franquista.
Como un enredo de amor y desamor queda resultona con personajes muy agradecidos en sus papeles de pícaros y listillos competentemente interpretados por un plantel de actores y actrices.
El abuso de escenas en estudio deslucenel filme teniendo un luminoso Madrid como escenario, si no fíjense en los exteriores del mínimo recorrido en coche por la zona del Alberche o cuando se baja la condesita del haiga en Cascorro.
No acierta el famoso modisto Manuel Pertegaz con su vestuario, salvo en un par de módelos de lo más sencillo: una blusa verde y una falda roja que estiliza a la actriz y que ni siquiera estoy seguro que sea obra del diseñador en la mayoría de los casos están fuera se lugar como el vestido rojo en un puesto del Rastro o el traje pantalón cuando interpreta "En un cartel de publicidad" que la hace más pequeña.
Un agradable descubrimiento para los que amamos aquellos años y lo que representó para la juventud fue ver a esos dos modernistas ataviados con polo de punto y camiseta marinera le piden un tema "beat", el "creo en ti" y acaban haciéndose con el disco aun sin tener tocadiscos.
Y justo ahora empieza a sonar el "creo en ti" con lo cual dejo la reseña e intento dar unos pasos de baile como la condesita.
2 de febrero de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Así fue. A principios de los sesenta la juventud londinense tuvo fácil acceso al mercado laboral. Gracias a su paga semanal lograron la emancipación. Lo que les quedaba después de gastar su dinero en ropa y discos lo dedicaban al alquiler de lúgubres, frías y húmedas casas, ambiente que refleja Withnail y yo, la sordidez en la que vivían estos chavales, dos urbanitas que también se trasladan al campo, donde son acogidos por un entorno hostil.
Con pequeñas modificaciones Withnail y yo podría representarse en un escenario en consonancia con las teatrales actuaciones de los tres personajes principales que no llegan a desentonar excesivamente frente a la naturalidad de acción que un trabajo cinematográfico exige.
En tono melodramático Bruce Robinson nos cuenta las vicisitudes que acontecen a esta pareja, que como en muchas otras, una parte pone más, lo que hace que esta historia vaya adquiriendo una intensidad dramática que por momentos conmueve a la lástima.
Aquellos finales de los sesenta Londres estaba preñada de movimientos juveniles, lamento que Bruce Robinson no abriera el angular para presentarnos más personajes representativos de aquellas tendencias adolescentes que tanto colorido cultural aportaban a la ciudad, si exceptuamos a dos fumetas acoplados a nuestros personajes.
1 de enero de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Retrato intimista de James Dean antes de protagonizar "Rebelde sin causa".
Anton Corbijn se las ve con una historia más para un documental que para cinematografiarla: como se realizaron las fotos para la revista Life en el estreno de "Al este del Edén".
Esa relación de fotógrafo con pretensiones artísticas y estrella del cine en ciernes es inconsistente. Con brocha gorda pinta encuentros y desencuentros que dando un argumento superficial.
El guion, de una fidelidad de reportaje periodístico, es lastrado por buscarle acomodo cinematográfico a las famosas fotos de una manera artificial lo que impide un desarrollo argumentativo más libre y eso que la amistad o relación profesional viene que ni pintada para dar pábulo a otros vínculos afectivos en un ejercicio de libre interpretación.
En fin, nos queda deleitarnos con la estética de aquellos años, trabajo poco reconocido realizado por ambientalistas y estilistas que tienen que lidiar con la imaginación del director.
14 de diciembre de 2019 Sé el primero en valorar esta crítica
¡Cielos, Clint Eastwood dando un repaso a la carrera de los Four Seasons!
¿Pero hay material para más de dos horas? Pues sí, igual que para otra película sobre la fábrica de estrellas del edificio Brill o para la máquina de hacer éxitos de la Tamla o en general sobre todos esos grupos vocales y solistas italo-americanos de finales de los cincuenta primeros sesenta.
Resulta chocante que muchos de esos chavales de dulces voces y baladas para adolescentes se habían dedicado a trabajar para la mafia, robar autos y establecimientos e incluso algunos de ellos pasaron temporadas entre rejas. Vamos que los rokeros Queen ( por citar a otros recientemente homenajeados) a su lado eran unos angelitos.
Clint se aturulla al principio queriendo contar tantas cosas en una sucesión de anécdotas con más o menos gracia sin apenas ilación y sin conseguir profundizar más en los personajes.
Cuando la historia se asienta, llegado el éxito del grupo y una vez que las personalidades están definidas la película empieza a adquirir tintes melodramáticos volviéndose más interesante.
Clint podría haber mantenido una posición neutral respecto a los componentes del grupo, pero se moja. Aquí si hay culpables y los señala en una escena de ruptura, de tensión acumulada, magníficamente construida, personificando a su vez al bueno de esta historia.
Imprescindible quedarse hasta los créditos finales donde los actores nos regalan con un fabuloso número musical que reaviva el ánimo a un muerto. Un punto más en la nota.
En estos tiempos de autotune poca gente canta ya en falsete como Frankie Valli. Quizá el último gran éxito cantado en esta peculiar forma, que me viene así de pronto a la memoria, fue el Stay de J. Browne. Así que tenemos con estos Jersey Boys una buena oportunidad de escuchar la voz de Frankie V. que llegó a tener un último éxito con un tema, también muy cinematográfico, como era la canción que iniciaba la famosa película Grease.
Jersey boys arañan en la nostalgia de esos tiempos que se perderían en el oscuro túnel del pasado si un director de cine, documentales, escritor o periodista no se propusiera rescatarlos.
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