La elegancia, humor, tomas, mofas desternillantes. Una obra de muy buen gusto, estilo, debería proseguir una saga entre 3 ó 20 eventos históricos y exóticas locaciones más. Diversión y entretenimiento de primera para toda la familia, hasta para fascistas, si aún hay.

Innumerables historias para contar y hacerlo con el gusto y recursos que podáis, pero tan cutre, termina rayando entre lo divertido y vergonzoso. Para escribir estas líneas, carezco del contexto chileno, costumbres, vicios, fortalezas y debilidades, pero sin haber llegado al octavo minuto me anime. Confío que algo divertido encontraremos. Adelante Ernesto Díaz Espinoza, siempre adelante.

Otra repetida fórmula de desensibilización o redención de los muy malos conocidos, cómo nobles, buenos.

Cualquier intento de intelecto, educación, el arte de contar una historia de manera gráfica, no lo encontraremos en los creadores de este producto milimétricamente concebido para la risa fácil, el sustito, el constante intento de encontrar de que va tal despropósito.

La víctima número 8, podría ser otro entretenimiento ligero, esos pensados para desensibilizar a sociedades, pervertir la racionalidad, excusar sin pudor alguno la ambición, la moralidad, las instituciones, ese desgastado cuento de malos y héroes.