Para empezar, he de decir que me ha sorprendido gratamente. El hilo conductor de la película son los zombies, salen zombies (pero pocos), y sin embargo no es una peli de zombies típica, ni mucho menos. Es más, yo la encuadraría más bien como drama social, en el que se ponen de manifiesto sentimientos como el amor, la amistad y, sobre todo, las reacciones de los seres humanos ante situaciones límite. Con la pandemia tenemos un ejemplo reciente de esto, donde salió a relucir lo mejor y lo peor de cada uno.
Un buen guión que no desfallece ni con el final, y unas interpretaciones creíbles y dignas dan como resultado un producto redondo y sin fisuras, que calificaría como una de las mejores películas con zombies (que no de zombies) que he visto en mi vida.

Un film diferente, donde todo lo que vemos es a través de medios audiovisuales, pero no por ello pierde un ápice de interés, siendo más bien el motivo de su originalidad. En la peli queda en evidencia la influencia que las redes sociales tienen para confirmar y también para distorsionar la realidad, donde todo quisqui opina alegremente sobre cualquier asunto. La angustia del protagonista nos es transmitida perfectamente a través de la pantalla, y un par de giros muy interesantes hacen que no perdamos la conexión con la trama en ningún momento. Recomendable, y más aún si eres amante de la tecnología.

Acudí a ver esta película sin grandes espectativas, pero he de reconocer que me impresionó desde la primera imagen. La guerra vivida a ras de suelo te hace meterte en el pellejo de los que están sufriendo un drama tan dantesco como intentar huir de la ratonera de Dunkerque de la forma que sea; deseo a su vez compartido por todos los desgraciados que pueblan aquella terrible playa, rodeados de enemigos por todos lados.
La impresionante banda sonora acompaña las distintas situaciones acrecentando su angustioso dramatismo, y las batallas aéreas me retrotraen a mis antiguas lecturas favoritas de Hazañas Bélicas, ya que pocas veces se han plasmado en el cine dichos combates. Todo ello crea un producto sencillo por lo que cuenta pero grandioso por cómo lo hace. Recomendable para todos y en especial para los incondicionales de la Segunda Guerra Mundial.

"Indy" se nos jubila, y hay que reconocer que el tío se mantiene en forma. Con este film se ha recuperado una saga que parecía extinguida, para poner digno broche final a uno de los superhéroes que, sin serlo, ha sabido sobrevivir a todo tipo de aventuras. Como en sus mejores momentos, Indiana Jones retoma su sombrero y su látigo y, en una orgía de acción desenfrenada, fustiga a diestro y siniestro (aunque también recibe lo suyo) para demostrar que la artrosis no le ha dejado manco. Tenemos el gusto de ver al Indy joven (mediante técnicas de rejuvenecimiento facial) y al actual, en una peli que hará las delicias de todos los amantes del cine de acción.

Diferente a todo, sin duda. Pero bella y conmovedora hasta la extenuación. Es como un recorrido por la tragedia en tres dimensiones, que al principio sorprende pero acaba atrapando en su original envoltorio. Un buen gusto que rebosa por los cuatro costados, utilizado como vehículo para transmitir el mensaje de que Hitler y Stalin tenían en común más de lo que muchos piensan.