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Críticas de Prudencio Hernández Jr
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
10
19 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las celdas de castigo se representó el momento culminante del cine, con una actuación única imperecedera de "Papillón" interpretado por el inolvidable Steve Mcqueen, gestual, domesticado, rendido pero libre en sí mismo luchando contra la soledad, y la oscuridad; buscando entre su debilitamiento y sus ansias de rebeldía, aún la libertad que era lo que lo hacia sobrevivir. El encierro entre esas cuatro paredes con barrotes en el techo, en medio de la selva, es todo un símbolo que la voluntad humana logra ganarse asimismo cuando lo que busca es ser libre. Enjaulado caminaba el circuito de la muerte de dos metros por dos metros, iba y venía para cansarse, rendirse, y soñar que salía de allí en brazos de Morfeo. Y al otro día la misma rutina durante 5 años.
Nunca podré olvidar la cabeza del convicto "Papillón" sacarla por aquel agujero de la puerta pidiendo aún con el resto de claridad que le quedaba ante tanta tortura, que le cortaran el pelo y lo rasuraran para sentir que el cuerpo quería acompañar sus ansias más íntimas de salir de allí.
Ese episodio de castigo supremo, marcó toda esta magnifica producción injustamente dejada de lado por Hollywood y su stablishmen, pero reivindicada por el tiempo que todo coloca en su verdadero valor. En aquel lejano 1973 también se filmaron El Golpe, El exorcista, Sérpico (también ninguneada), El último tango en París (muy sobre valorada), American Graffiti, Gritos y susurros entre otras. Hoy comparando actuaciones (y recuerdos) si alguien se acuerda (sin buscar en Google como yo..jaja) de Salvad al tigre y quién fue el actor ganador del Oscar, lo felicito.
Prudencio Hernández Jr
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2
18 de mayo de 2014
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy menor para destaque de sus estrellas masculinas en el ocaso, se necesitaba gente joven para esa movida. La única que calzaba era Ava Gardner aunque ya un poco trillada de años también.
Sobreactuaciones a granel, enamoramientos superfluos, vicios por aburrimiento, escenas demasiado vistas, el atractivo de unas horrendas fiestas disimuladas por cortes donde no había sangre en la arena. Era uno trás otro el enamoramiento de todos los personajes con la Gardner, sin descanso para el espectador (ni para ella), que no daba ni un tono de comedia. No vi bohemia, no vi aventura, solo unos desesperados por sus papelitos de mediocres. Un desperdicio de celuloide y de París. Mal libro y peor guión, y una dirección para cumplir con lo mínimo. No me gustó para nada, pérdida de tiempo haberla visto.
Prudencio Hernández Jr
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8
11 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película, casi tan real como imposible, pone a sus protagonistas en su sitio. Ella demasiado joven, demasiado bella y fuera de contexto por las calles de Londres, él feito, algo gordito, treinta y nueve años o cuarenta. Esos mundos se juntan para divertir, o no, al transeúnte. Charles quiere calle, recitar, cantar, bailar. Libby quiere calle, cantar, bailar, pero busca más. Es una oportunista, y los acontecimientos le van abriendo caminos al andar. Charles siente que de allí no debe salir y ella lo complementa. Y fueron más allá en la amistad, en el consuelo, y en la atracción. Pero siempre latente en Libby vivir lo que siente que debe vivir. Los caminos se bifurcan, se enredan, se oscurecen. Ella quería estar del otro lado para triunfar; él se vuelve vagabundo. El éxito de uno parece la desgracia del otro. Pero el mundo enseña que el espectáculo debe seguir, en donde la libertad y el talento de cada uno encuentre su lugar.
Prudencio Hernández Jr
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8
18 de mayo de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Donde todo es broma de buen humor, debemos entrar a verla con aire bromista no hay otra posibilidad. Confabularse con la peli y sacarle partido desde una sola pretensión, o sea, simplemente pasar un gran momento desde la risa fácil por el ingenio instantáneo de sus protagonistas.
Su mayor desarrollo es dentro de una sala de cine en donde se proyecta una película antigua de ciencia ficción, y tres personajes representados por una especie de astronauta alocado y a sus costados sentados dos siluetas con formas de robot parlanchines, se encargan de desflecar a la película de turno con sus ocurrencias. Por supuesto que se eligió una película paupérrima de clase Z con deficiencias de todo tipo (sobre todo desde el punto de vista actual) son de esas pelis que no superan al tiempo y quedan ingenuas, demasiado atolondradas, acartonadas, superficiales, reiterativas y con mucho errores de argumento y sobre todo de actuaciones rayando en lo ridículo que dan pie para maltratarlas desde lo burlesco. El film en cuestión elegido fue This island earth (1955)... y esos tres personajes tienen la ocurrencia tras cada escena de descargar en sus comentarios la mordacidad, la broma, el disparate socarrón en una seguidilla de gags que por momentos son tan divertidos que uno va viendo la película destrozada ya como un cuento hecho para reír, y su pretensión de obra clásica de la "ciencia ficción" que nunca alcanzará, solo ha servido para ridiculizarla aún más.
Prudencio Hernández Jr
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7
5 de mayo de 2021
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Desde una granja con problemas de manejo y solvencia económica, surge una luz de superación. El hijo de la dueña, con virtudes para el béisbol, encuentra su camino a la fama. Tras una vida llena de dificultades se abre paso en la vida. El sueño americano es el despertar del "héroe" (y del superhéroe) que hay en cada uno de ellos. Se asocian el talento, el dinero y las emociones. Pocos llegan de los millones de estadounidenses que lo intentaron y quedaron a la vera del camino. Stratton lo logró.
Fue un magnífico lanzador que la vida le dió premios y le sacó otros. La película trata de "alimentar el mito" de que se puede llegar hasta donde uno sueña independientemente de cual sea su situación actual. También, después del éxito, al sobrevenir dificultades extremas, se puede seguir luchando y renacer tras cada nuevo paso.
James Stewart protagoniza a Monty Stratton, empleando como nunca el poder de su bonhomia (pero pensante) en sus trabajos de actor. Le acompañaba la buena actriz June Allyson (que a mí personalmente nunca me gustó) aquí realiza un trabajo a su altura como esposa del protagonista de 1.91 de estatura (el pitcher Monty Stratton media 2 metros)
Cabe acotar que la película se hizo en vida de Stratton (y en pleno apogeo de su fama) quien supervisó el film en el mismo Hollywood en 1949.
Una anécdota hollywoodense: la gran actriz Agnes Moorehead que hacía de madre de Stewart, en la vida real era apenas 8 años mayor que el protagonista. Milagros del cine.
Prudencio Hernández Jr
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