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Críticas ordenadas por utilidad
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7,0
38.610
10
30 de noviembre de 2014
30 de noviembre de 2014
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disney lo ha vuelto a conseguir. Trás un periodo de dudas, tanto técnicas como creativas, la casa de Mickey Mouse se agarró a Pixar para mantenerse a flote en la época de la irrupción del ordenador como sustituto de las tradicionales herramientas para hacer animación. De manera inteligente ambas empresas han sabido alcanzar una colaboración perfecta aportándose mutuamente lo mejor de cada una sin perder nunca de vista el objetivo común: la creación de piezas de entretenimiento perfectas.
El fruto de dicho aprendizaje fué la aparición de “Rompe Ralph”, que adaptaba la esencia de “Toy Story” al mundo de los videojuegos y se convirtió en la primera producción propia de los estudios Disney que alcanzó los niveles de calidad de los films de Pixar. Poco después llegó “Frozen” confirmando esta teoría y devolviéndonos la sensación de que la fábrica de sueños estaba de nuevo en plena forma, amparada en la zona de seguridad que le supone el cuento de hadas musical, género donde no hay nadie mejor.
Por suerte para el espectador la ambición de Disney no se queda ahí y aparece en escena otro factor determinante: la adquisición de Marvel. Dicha adquisición no es más que otro paso de gigante para que el concepto “Para todos los públicos” pase de ser una simple calificación por edades a una realidad palpable: La creación de películas que emocionen y diviertan absolutamente a todo el mundo.
“Big Hero 6″ es un ejercicio de alquimia cinematográfica que logra mezclar de manera perfectamente equilibrada los mejores ingredientes de Disney, Pixar y Marvel.
Empezando por un aspecto estético sobresaliente en la manera de entrelazar el estilo oriental con el occidental, tanto en los diseños y las facciones de los personajes como en los elementos de ambientación que dan como resultado la fascinante ciudad ficticia de San Fransokyo, híbrido arquitectónico perfecto entre San Francisco y Tokio, como en el entorno futurista y tecnológico que envuelve el film, todo aparece realizado con un nivel técnico simplemente apabullante. La perfección de las texturas es abrumadora y crece más aún en los detalles, como el aspecto y el movimiento del pelo de los personajes o la física e iluminación de los elementos metálicos.
El trabajo de documentación es monumental, tanto en el aspecto arquitectónico como en la tecnología que nos muestra el film que resulta tan molona como creible en un futuro no demasiado lejano. Sobre todo destaca el genial e imaginativo recurso narrativo y estético de los microbots, que es aprovechado de todas las maneras posibles.
Sin duda el estar siempre a la vanguardia en cuanto a técnicas de animación es algo que se puede dar por sentado en cualquier producto Disney actual, pero son sus virtudes puramente cinematográficas las que convierten a “Big Hero 6″ en una nueva obra maestra del género de aventuras.
De hecho existe tal nivel de confianza en la calidad de lo que se está contando, que la película se permite la enorme osadía de guardarse en una maleta (literalmente) su mayor baza durante casi todo el primer tercio de la cinta.
Lo hace porque desde el fantástico prólogo, donde la película te agarra y ya no te suelta hasta el final, se nos muestra a un protagonista perfectamente perfilado, cuyo transfondo y conflictos son tremendamente auténticos y aparecen ante nosotros relatados de manera tan maravillosa y emocionante que es dificil tomarse tomarse dicho primer tercio como simple antesala de la entrada de la película en el género de aventuras y superheroes. La manera de relatarnos la relación entre Hiro y su hermano Takeshi alcanza niveles de maestría a la altura de los magníficos primeros viente minutos de “Up” en cuanto a sinceridad y emotividad.
El resto de la crítica en http://losreyesdelmando.com/2014/11/30/critica-big-hero-6/#more-3029
El fruto de dicho aprendizaje fué la aparición de “Rompe Ralph”, que adaptaba la esencia de “Toy Story” al mundo de los videojuegos y se convirtió en la primera producción propia de los estudios Disney que alcanzó los niveles de calidad de los films de Pixar. Poco después llegó “Frozen” confirmando esta teoría y devolviéndonos la sensación de que la fábrica de sueños estaba de nuevo en plena forma, amparada en la zona de seguridad que le supone el cuento de hadas musical, género donde no hay nadie mejor.
Por suerte para el espectador la ambición de Disney no se queda ahí y aparece en escena otro factor determinante: la adquisición de Marvel. Dicha adquisición no es más que otro paso de gigante para que el concepto “Para todos los públicos” pase de ser una simple calificación por edades a una realidad palpable: La creación de películas que emocionen y diviertan absolutamente a todo el mundo.
“Big Hero 6″ es un ejercicio de alquimia cinematográfica que logra mezclar de manera perfectamente equilibrada los mejores ingredientes de Disney, Pixar y Marvel.
Empezando por un aspecto estético sobresaliente en la manera de entrelazar el estilo oriental con el occidental, tanto en los diseños y las facciones de los personajes como en los elementos de ambientación que dan como resultado la fascinante ciudad ficticia de San Fransokyo, híbrido arquitectónico perfecto entre San Francisco y Tokio, como en el entorno futurista y tecnológico que envuelve el film, todo aparece realizado con un nivel técnico simplemente apabullante. La perfección de las texturas es abrumadora y crece más aún en los detalles, como el aspecto y el movimiento del pelo de los personajes o la física e iluminación de los elementos metálicos.
El trabajo de documentación es monumental, tanto en el aspecto arquitectónico como en la tecnología que nos muestra el film que resulta tan molona como creible en un futuro no demasiado lejano. Sobre todo destaca el genial e imaginativo recurso narrativo y estético de los microbots, que es aprovechado de todas las maneras posibles.
Sin duda el estar siempre a la vanguardia en cuanto a técnicas de animación es algo que se puede dar por sentado en cualquier producto Disney actual, pero son sus virtudes puramente cinematográficas las que convierten a “Big Hero 6″ en una nueva obra maestra del género de aventuras.
De hecho existe tal nivel de confianza en la calidad de lo que se está contando, que la película se permite la enorme osadía de guardarse en una maleta (literalmente) su mayor baza durante casi todo el primer tercio de la cinta.
Lo hace porque desde el fantástico prólogo, donde la película te agarra y ya no te suelta hasta el final, se nos muestra a un protagonista perfectamente perfilado, cuyo transfondo y conflictos son tremendamente auténticos y aparecen ante nosotros relatados de manera tan maravillosa y emocionante que es dificil tomarse tomarse dicho primer tercio como simple antesala de la entrada de la película en el género de aventuras y superheroes. La manera de relatarnos la relación entre Hiro y su hermano Takeshi alcanza niveles de maestría a la altura de los magníficos primeros viente minutos de “Up” en cuanto a sinceridad y emotividad.
El resto de la crítica en http://losreyesdelmando.com/2014/11/30/critica-big-hero-6/#more-3029

7,0
36.352
8
26 de octubre de 2014
26 de octubre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había muchísimas ganas de ver “Coherence” trás su exitoso paso por diversos festivales y el entusiasmo con que crítica y público la habían recibido. La etiqueta de obra maestra de la ciencia ficción quizá sea un poco exagerada, pero sin duda es una joya dentro del género. Con el traje de película casi experimental, hace de su falta de presupuesto una virtud (incluso hay fases en que casi alardea de ello) compensando dichas limitaciones con un guión sin apenas fisuras que saca todo el partido de un punto de partida tan sencillo como imaginativo y que encierra una crítica reflexión sobre la condición humana, como toda buena obra del género que busca su transcendencia en la historia.
La opera prima de James Ward Byrkit lleva al límite la película agarrado al concepto “menos es más” al estilo de cintas como “Locke” y dirige a ocho actores en un solo escenario con un estilo hiperrealista. Nos intenta introducir literalmente como un comensal silencioso en esta reunión de amigos donde los actores se mueven como si actuaran en una obra de teatro mientras Byrkit los filma, siempre con cámara en mano y con largos planos secuencia y ausencia casi total de banda sonora. Dicho realismo ocasiona a veces molestos diálogos superpuestos, que junto a los bruscos movimientos de cámara para crear confusión en ciertos momentos son los únicos factores negativos de la película. Factores que sin embargo cumplen su objetivo y no dejan de ser consecuencias del estilo de dirección elegido y de las propias limitaciones de la producción.
El ritmo puede parecer lento en la fase de presentación de los personajes hasta el momento de entrar en materia, pero el “crescendo” en tensión e interés y la habilidad para desarrollar la compleja trama sin liar al espectador alcanzan su cénit en un último cuarto de hora sencillamente fantástico. Además trás conocer el desenlace se puede constatar que lo que a priori nos parecen conversaciones banales de unos amigos en torno a una mesa son absolutamente claves para comprender ciertos comportamientos posteriores. Esto hace muy disfrutable un segundo visionado que refuerza la sensación de estar ante un guión perfectamente armado,sin dejar nada al azar, siempre contando con la total complicidad del espectador que acepte entrar en el juego y las reglas que el film propone.
Gran guión y un gran nivel de trabajo actoral donde nadie destaca por encima de nadie consiguen que definitivamente “Coherence” no decepcione. Una experiencia de lo más recomendable, sobre todo si os acercáis a ella sabiendo lo menos posible del argumento. Prohibido perdérsela a cualquier buen aficionado al género.
La opera prima de James Ward Byrkit lleva al límite la película agarrado al concepto “menos es más” al estilo de cintas como “Locke” y dirige a ocho actores en un solo escenario con un estilo hiperrealista. Nos intenta introducir literalmente como un comensal silencioso en esta reunión de amigos donde los actores se mueven como si actuaran en una obra de teatro mientras Byrkit los filma, siempre con cámara en mano y con largos planos secuencia y ausencia casi total de banda sonora. Dicho realismo ocasiona a veces molestos diálogos superpuestos, que junto a los bruscos movimientos de cámara para crear confusión en ciertos momentos son los únicos factores negativos de la película. Factores que sin embargo cumplen su objetivo y no dejan de ser consecuencias del estilo de dirección elegido y de las propias limitaciones de la producción.
El ritmo puede parecer lento en la fase de presentación de los personajes hasta el momento de entrar en materia, pero el “crescendo” en tensión e interés y la habilidad para desarrollar la compleja trama sin liar al espectador alcanzan su cénit en un último cuarto de hora sencillamente fantástico. Además trás conocer el desenlace se puede constatar que lo que a priori nos parecen conversaciones banales de unos amigos en torno a una mesa son absolutamente claves para comprender ciertos comportamientos posteriores. Esto hace muy disfrutable un segundo visionado que refuerza la sensación de estar ante un guión perfectamente armado,sin dejar nada al azar, siempre contando con la total complicidad del espectador que acepte entrar en el juego y las reglas que el film propone.
Gran guión y un gran nivel de trabajo actoral donde nadie destaca por encima de nadie consiguen que definitivamente “Coherence” no decepcione. Una experiencia de lo más recomendable, sobre todo si os acercáis a ella sabiendo lo menos posible del argumento. Prohibido perdérsela a cualquier buen aficionado al género.

5,8
24.013
6
11 de marzo de 2015
11 de marzo de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Explicada de manera rápida, “Chappie” podría resumirse como “Cortocircuito” ambientada en un Johannesburgo que recuerda estéticamente al Detroit ciberpunk de “RoboCop”, mezclado con influencias hip-hop. Un cocktail de influencias acelerado, ruidoso y rodado con pulso firme que cumple más que de sobra como producto de puro entretenimiento, pero que decepciona debido a las expectativas generadas por su director.
El sudafricano Neill Blomkamp deslumbró en un género siempre complicado con su ópera prima “Distrito 9″. Un debut con un presupuesto modesto que rebosaba frescura y originalidad, enlazando de manera fascinante denuncia social con ciencia ficción y entretenimiento de calidad. Trás la irregular “Elysium” y ahora “Chappie”, parece que toda esa frescura ha ido menguando a medida que ha ido creciendo el presupuesto de sus producciones, además de transmitir una evidente sensación de estancamiento en un recurrente y reiterativo discurso.
Ya sea a través de una ocupación extraterreste, una sociedad futurista distópica o un robot con alma, Blomkamp nos envía siempre el mismo mensaje: Hay algo que no funciona en el ser humano y es absolutamente necesario un cambio, un nuevo paso evolutivo. “Chappie” no es una excepción y contiene dicho mensaje recurrente, metaforizado también de manera muy similar como transformación física, como en el caso de la mutación del protagonista de “Distrito 9″ o el exo-esqueleto de Matt Damon.
El máximo y casi único acierto de la película reside en otorgarle el peso de la misma a Sharlto Copley y su interpretación del robot protagonista. El actor fetiche del director, con la captura de sus movimientos y su voz como herramientas, se carga la película a sus espaldas y consigue transmitir de manera ejemplar la evolución de Chappie. Los sutiles matices de su actuación definen perfectamente las etapas que el robot va experimentando y quemando a velocidad de vértigo: de niño asustado a adolescente rebelde y de adulto que asume responsabilidades hasta llegar a la madurez que le otorga la consciencia de la cercanía de su muerte. Un especie de “Boyhood” acelerado por un procesador de mil nucleos. Copley aporta también todo el tono cómico en la relación con su estrambótica familia adoptiva y el drama y la ternura cuando interactúa con su padre “biológico”.
Respecto al resto del elenco, Dev Patel se limita a cumplir y Hugh Jackman aporta poco más que presencia y caché, muy limitados dentro de unos personajes demasiado tópicos y esterotipados. El dúo de raperos sudafricanos Die Antwoord sobreactúan interpretándose casi a si mismos y aportan sus imposibles looks y un par de temas realmente potentes a la banda sonora mientras que la intervención de Sigourney Weaver, al igual que en “Éxodus”, se podría catalogar como simple cameo.
Aunque no sea para tirar cohetes ni se destaque por encima de encima de otros films de ciencia ficción de robots con sentimientos, “Chappie” cumple con los mínimos exigibles a una superproducción de estas características, no aburre en ningún momento gracias a su ritmo frenético y es una buena opción si solo se buscan dos horas de entretenimiento.
Veremos como se adapta y lo que puede aportar Neill Blomkamp en su próximo proyecto, dentro de una franquicia tan importante dentro del género como “Alien”. Esperemos que sea con mejores resultados. Ya demostró que talento le sobra y que puede hacerlo fantásticamente bien.
Puedes leer esta y muchas más críticas en http://losreyesdelmando.com/
El sudafricano Neill Blomkamp deslumbró en un género siempre complicado con su ópera prima “Distrito 9″. Un debut con un presupuesto modesto que rebosaba frescura y originalidad, enlazando de manera fascinante denuncia social con ciencia ficción y entretenimiento de calidad. Trás la irregular “Elysium” y ahora “Chappie”, parece que toda esa frescura ha ido menguando a medida que ha ido creciendo el presupuesto de sus producciones, además de transmitir una evidente sensación de estancamiento en un recurrente y reiterativo discurso.
Ya sea a través de una ocupación extraterreste, una sociedad futurista distópica o un robot con alma, Blomkamp nos envía siempre el mismo mensaje: Hay algo que no funciona en el ser humano y es absolutamente necesario un cambio, un nuevo paso evolutivo. “Chappie” no es una excepción y contiene dicho mensaje recurrente, metaforizado también de manera muy similar como transformación física, como en el caso de la mutación del protagonista de “Distrito 9″ o el exo-esqueleto de Matt Damon.
El máximo y casi único acierto de la película reside en otorgarle el peso de la misma a Sharlto Copley y su interpretación del robot protagonista. El actor fetiche del director, con la captura de sus movimientos y su voz como herramientas, se carga la película a sus espaldas y consigue transmitir de manera ejemplar la evolución de Chappie. Los sutiles matices de su actuación definen perfectamente las etapas que el robot va experimentando y quemando a velocidad de vértigo: de niño asustado a adolescente rebelde y de adulto que asume responsabilidades hasta llegar a la madurez que le otorga la consciencia de la cercanía de su muerte. Un especie de “Boyhood” acelerado por un procesador de mil nucleos. Copley aporta también todo el tono cómico en la relación con su estrambótica familia adoptiva y el drama y la ternura cuando interactúa con su padre “biológico”.
Respecto al resto del elenco, Dev Patel se limita a cumplir y Hugh Jackman aporta poco más que presencia y caché, muy limitados dentro de unos personajes demasiado tópicos y esterotipados. El dúo de raperos sudafricanos Die Antwoord sobreactúan interpretándose casi a si mismos y aportan sus imposibles looks y un par de temas realmente potentes a la banda sonora mientras que la intervención de Sigourney Weaver, al igual que en “Éxodus”, se podría catalogar como simple cameo.
Aunque no sea para tirar cohetes ni se destaque por encima de encima de otros films de ciencia ficción de robots con sentimientos, “Chappie” cumple con los mínimos exigibles a una superproducción de estas características, no aburre en ningún momento gracias a su ritmo frenético y es una buena opción si solo se buscan dos horas de entretenimiento.
Veremos como se adapta y lo que puede aportar Neill Blomkamp en su próximo proyecto, dentro de una franquicia tan importante dentro del género como “Alien”. Esperemos que sea con mejores resultados. Ya demostró que talento le sobra y que puede hacerlo fantásticamente bien.
Puedes leer esta y muchas más críticas en http://losreyesdelmando.com/

7,3
45.655
10
8 de febrero de 2015
8 de febrero de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera obra maestra del año ha tardado poquito en llegar a las pantallas españolas. “Nightcrawler” es una espectacular acumulación de aciertos que dan como resultado un film que roza la perfección, convirtiéndose en el debut en la dirección más impecable e impactante de los últimos años en el cine americano.
El guionista Dan Gilroy presenta hechuras de veterano a la hora de traducir su propio guión en imágenes en su primera incursión trás la cámara. Un guión de hierro, sumamente fluido, coherente y que evoluciona siempre de manera ascendente. Ni una sola linea de sus estupendos diálogos sobra en una historia narrada con pulso firme que, con el siempre acertado acompañamiento musical de James Newton Howard y una hipnótica fotografía nocturna de la ciudad de Los Ángeles, conforma un áspero, retorcido y perverso retrato del sueño americano ajustado a los tiempos actuales.
Es en ese paisaje nocturno de Los Ángeles solitario e incómodo donde habita Louis Bloom, protagonista omnipresente y absoluto del film y vehículo para la lección magistral de interpretación de un Jake Gyllenhaal sublime.
Donnie Darko ha madurado a una velocidad de vertigo y es uno de los ejemplos más espectaculares en cuanto a sabiduría y riesgo a la hora de elegir y abordar los papeles que interpreta, labrándose una de las carreras más interesantes del panorama actual en Hollywood. Trás asombrar en “Prisoners” y “Enemy”, abraza en “Nightcrawler” un personaje icónico, de los que quedan marcados a fuego en el imaginario del espectador y en la filmografía de un actor.
Gyllenhaal sostiene la película sobre sus hombros componiendo un personaje inolvidable, tan fascinante como inquietante y repulsivo desde la primera escena. Es impresionante admirar cada detalle de su actuación. El físico demacrado, el pelo grasiento, su forma de vestir, esa voz repelente y esa sonrisa que pone los pelos de punta, construyen su transformación en ese producto de las impersonales grandes urbes y el triunfo empresarial como motor vital que és Louis Bloom. Un vampiro carroñero con una ferrea voluntad que encuentra su habitat ideal en el comercio de material morboso y sensacionalista de los medios de comunicación.
Además de al espectador, el personaje de Gyllenhaal perturba y repele a los pocos personajes secundarios que se cruzan en su camino. Una falta de empatía total es el aspecto más marcado de la personalidad de Bloom cuya visión reduce a las personas a meros instrumentos que le ayudan u obstaculizan en su camino hacia el objetivo. Dicho rasgo queda especialmente remarcado en su relación con Nina, la productora televisiva interpretada por la estupenda Rene Russo, esposa del director y guionista del film a la que siempre es un placer ver en pantalla.
Como queda de manifiesto en cada escena que comparten, Bloom se muestra incapaz de conectar a nivel humano, ni siquiera con una persona con la que comparte rasgos – una total falta de ética y escrúpulos – sin utilizar la manipulación y la extorsión. Una intensa e insana relación entre dos seres de la misma calaña construida a base de fantásticos diálogos como en la magnífica escena del restaurante.
Sin duda uno de los olvidos más imperdonables en las nominaciones a los Oscar de este año en la categoría de mejor película, actor y actriz de reparto para un film con todas las virtudes mencionadas y una más que no siempre esta presente en este tipo de producciones: “Nightcrawler” es endiabladamente entretenida. Ojalá al menos su estupendo guión (única candidatura a la que opta) se haga con la estatuilla.
http://losreyesdelmando.com/2015/02/09/critica-nightcrawler/
El guionista Dan Gilroy presenta hechuras de veterano a la hora de traducir su propio guión en imágenes en su primera incursión trás la cámara. Un guión de hierro, sumamente fluido, coherente y que evoluciona siempre de manera ascendente. Ni una sola linea de sus estupendos diálogos sobra en una historia narrada con pulso firme que, con el siempre acertado acompañamiento musical de James Newton Howard y una hipnótica fotografía nocturna de la ciudad de Los Ángeles, conforma un áspero, retorcido y perverso retrato del sueño americano ajustado a los tiempos actuales.
Es en ese paisaje nocturno de Los Ángeles solitario e incómodo donde habita Louis Bloom, protagonista omnipresente y absoluto del film y vehículo para la lección magistral de interpretación de un Jake Gyllenhaal sublime.
Donnie Darko ha madurado a una velocidad de vertigo y es uno de los ejemplos más espectaculares en cuanto a sabiduría y riesgo a la hora de elegir y abordar los papeles que interpreta, labrándose una de las carreras más interesantes del panorama actual en Hollywood. Trás asombrar en “Prisoners” y “Enemy”, abraza en “Nightcrawler” un personaje icónico, de los que quedan marcados a fuego en el imaginario del espectador y en la filmografía de un actor.
Gyllenhaal sostiene la película sobre sus hombros componiendo un personaje inolvidable, tan fascinante como inquietante y repulsivo desde la primera escena. Es impresionante admirar cada detalle de su actuación. El físico demacrado, el pelo grasiento, su forma de vestir, esa voz repelente y esa sonrisa que pone los pelos de punta, construyen su transformación en ese producto de las impersonales grandes urbes y el triunfo empresarial como motor vital que és Louis Bloom. Un vampiro carroñero con una ferrea voluntad que encuentra su habitat ideal en el comercio de material morboso y sensacionalista de los medios de comunicación.
Además de al espectador, el personaje de Gyllenhaal perturba y repele a los pocos personajes secundarios que se cruzan en su camino. Una falta de empatía total es el aspecto más marcado de la personalidad de Bloom cuya visión reduce a las personas a meros instrumentos que le ayudan u obstaculizan en su camino hacia el objetivo. Dicho rasgo queda especialmente remarcado en su relación con Nina, la productora televisiva interpretada por la estupenda Rene Russo, esposa del director y guionista del film a la que siempre es un placer ver en pantalla.
Como queda de manifiesto en cada escena que comparten, Bloom se muestra incapaz de conectar a nivel humano, ni siquiera con una persona con la que comparte rasgos – una total falta de ética y escrúpulos – sin utilizar la manipulación y la extorsión. Una intensa e insana relación entre dos seres de la misma calaña construida a base de fantásticos diálogos como en la magnífica escena del restaurante.
Sin duda uno de los olvidos más imperdonables en las nominaciones a los Oscar de este año en la categoría de mejor película, actor y actriz de reparto para un film con todas las virtudes mencionadas y una más que no siempre esta presente en este tipo de producciones: “Nightcrawler” es endiabladamente entretenida. Ojalá al menos su estupendo guión (única candidatura a la que opta) se haga con la estatuilla.
http://losreyesdelmando.com/2015/02/09/critica-nightcrawler/
9
2 de mayo de 2015
2 de mayo de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena madurez creativa, Marvel da un nuevo golpe en la mesa con su primer producto destinado exclusivamente a un público adulto. Una nueva muestra del sello de calidad de Netflix que va más allá de la fidedigna adaptación del heroe oscuro y atormentado retratado en la época en la que Frank Miller tomó las riendas del personaje, engrandeciéndolo y convirtiéndolo directamente en el Batman de Marvel.
Ambos personajes siempre han compartido ciertas similitudes como una infancia traumática y su incesante y agotadora lucha por mantener el orden en una ciudad consumida por el crimen y la corrupción. Bebiendo también de las adaptaciones del caballero oscuro realizadas por Christopher Nolan en cuanto al tono realista del relato, el Daredevil de Steven S. Knight y Drew Goddard incluye todos y cada uno de los elementos identificativos del personaje y su entorno a través de un guión magníficamente estructurado, que aprovecha a la perfección el formato de serie televisiva, sin duda el más idoneo para desarrollar una historia de estas características.
Enmarcada en el Universo Marvel, un tiempo después de los devastadores efectos de la batalla de Nueva York vista en “Los Vengadores”, la primera temporada de “Daredevil” es una completísima presentación de Matt Murdock a través de sus inicios en paralelo como abogado y justiciero nocturno, enriquecido por el relato de su infancia y orígenes en forma de flashbacks puntuales.
Charlie Cox demuestra ser un acierto total de casting mostrando presencia física y saliendo airoso de la siempre dificil papeleta de interpretar a una persona invidente, compensando con su fantástica voz las limitaciones de prescindir prácticamente por completo de la mirada como instrumento de actuación. Cox se ajusta cómodamente a un personaje definido a la perfección. Un justiciero duro y decidido a la vez que vulnerable, marcado por la muerte de su padre y por sus fuertes creencias católicas, que lo hacen vivir en un mar de dudas y un constante conflicto interior.
Tanto la interpretación de Cox como la de los fantásticos secundarios, se apoyan también en el fantástico guión que los dota de un transfondo auténticamente trabajado y que profundiza en sus relaciones, yendo varios pasos más allá del tópico de la damisela en apuros, el amigo fiel o el periodista implacable. Un magnífico ejemplo de construcción de personajes que alcanza sus máximos niveles en la representación de un villano sencillamente monumental.
Consciente de que el punto más flojo del universo Marvel reside en su galería de antagonistas, “Daredevil” toma la inteligentísima decisión de reinventar desde cero a Kingpin con un resultado memorable. La serie se toma sus licencias para humanizar al personaje y dotarlo de un transfondo jamás visto anteriormente en las viñetas, logrando un descomunal villano capaz de igualar e incluso superar por momentos en carisma e interés al héroe protagonista. La elección de un actorazo como Vincent D’Onofrio para el papel ya era de por sí una fantástica noticia, pero ni en nuestros sueños más optimistas podíamos imaginar la magnitud de su interpretación y de la nueva visión del personaje.
La figura de Wilson Fisk comienza a tomar relevancia y presencia en el relato de manera progresiva en una primorosa presentación, sin necesidad de aparecer siquiera en pantalla, alcanzando su punto culminante en el octavo episodio (posiblemente el mejor de la temporada), dedícado íntegramente a su figura y su traumática infancia a golpe de flashback. D’Onofrio consigue su mejor interpretación desde “La Chaqueta Metálica” aportando un infinito muestrario de matices a un Wilson Fisk humano y trágico. Capaz de inspirar temor y lástima a partes iguales en su recreación del inteligente y maquiavélico señor del crimen organizado, capaz de destrozar a un hombre con sus propias manos en un arrebato de furia que sin embargo queda reducido a un niño grande vulnerable, acomplejado e inseguro ante la presencia de la mujer que ama.
El resto de la crítica en http://losreyesdelmando.com/2015/05/02/critica-daredevil/#more-5823
Ambos personajes siempre han compartido ciertas similitudes como una infancia traumática y su incesante y agotadora lucha por mantener el orden en una ciudad consumida por el crimen y la corrupción. Bebiendo también de las adaptaciones del caballero oscuro realizadas por Christopher Nolan en cuanto al tono realista del relato, el Daredevil de Steven S. Knight y Drew Goddard incluye todos y cada uno de los elementos identificativos del personaje y su entorno a través de un guión magníficamente estructurado, que aprovecha a la perfección el formato de serie televisiva, sin duda el más idoneo para desarrollar una historia de estas características.
Enmarcada en el Universo Marvel, un tiempo después de los devastadores efectos de la batalla de Nueva York vista en “Los Vengadores”, la primera temporada de “Daredevil” es una completísima presentación de Matt Murdock a través de sus inicios en paralelo como abogado y justiciero nocturno, enriquecido por el relato de su infancia y orígenes en forma de flashbacks puntuales.
Charlie Cox demuestra ser un acierto total de casting mostrando presencia física y saliendo airoso de la siempre dificil papeleta de interpretar a una persona invidente, compensando con su fantástica voz las limitaciones de prescindir prácticamente por completo de la mirada como instrumento de actuación. Cox se ajusta cómodamente a un personaje definido a la perfección. Un justiciero duro y decidido a la vez que vulnerable, marcado por la muerte de su padre y por sus fuertes creencias católicas, que lo hacen vivir en un mar de dudas y un constante conflicto interior.
Tanto la interpretación de Cox como la de los fantásticos secundarios, se apoyan también en el fantástico guión que los dota de un transfondo auténticamente trabajado y que profundiza en sus relaciones, yendo varios pasos más allá del tópico de la damisela en apuros, el amigo fiel o el periodista implacable. Un magnífico ejemplo de construcción de personajes que alcanza sus máximos niveles en la representación de un villano sencillamente monumental.
Consciente de que el punto más flojo del universo Marvel reside en su galería de antagonistas, “Daredevil” toma la inteligentísima decisión de reinventar desde cero a Kingpin con un resultado memorable. La serie se toma sus licencias para humanizar al personaje y dotarlo de un transfondo jamás visto anteriormente en las viñetas, logrando un descomunal villano capaz de igualar e incluso superar por momentos en carisma e interés al héroe protagonista. La elección de un actorazo como Vincent D’Onofrio para el papel ya era de por sí una fantástica noticia, pero ni en nuestros sueños más optimistas podíamos imaginar la magnitud de su interpretación y de la nueva visión del personaje.
La figura de Wilson Fisk comienza a tomar relevancia y presencia en el relato de manera progresiva en una primorosa presentación, sin necesidad de aparecer siquiera en pantalla, alcanzando su punto culminante en el octavo episodio (posiblemente el mejor de la temporada), dedícado íntegramente a su figura y su traumática infancia a golpe de flashback. D’Onofrio consigue su mejor interpretación desde “La Chaqueta Metálica” aportando un infinito muestrario de matices a un Wilson Fisk humano y trágico. Capaz de inspirar temor y lástima a partes iguales en su recreación del inteligente y maquiavélico señor del crimen organizado, capaz de destrozar a un hombre con sus propias manos en un arrebato de furia que sin embargo queda reducido a un niño grande vulnerable, acomplejado e inseguro ante la presencia de la mujer que ama.
El resto de la crítica en http://losreyesdelmando.com/2015/05/02/critica-daredevil/#more-5823
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