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Críticas ordenadas por utilidad
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6,7
26.250
8
6 de julio de 2014
6 de julio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie puede negarle a los Coen un sentido visual y un don para el cine fuera de lo normal. Aun siendo, a opinión de un servidor, irregulares y distantes en las historias que cuentan, hay un factor común en todas y cada una de sus películas: un uso de la cámara y la fotografía incontestables. La creación de personajes que perduran en la memoria y diálogos hilarantes son también ingredientes marca de la casa Coen. Y, como era de esperar, en ‘A propósito de Llewyn Davis’ estos componentes están a la altura.
Sin embargo, ‘A propósito de Llewyn Davis’ se desmarca de las anteriores obras de los compañeros de sangre en la profundización y humanización del personaje protagonista. El film cuenta la historia de un desventurado e infeliz Llewyn Davis, al que no vemos siquiera sonreír en toda la película, que vive en la cuerda floja del fin de mes, exhibiendo su talento para el folk en bares de mala muerte en los que los aplausos suenan a derrota. Y el espectador entra a formar parte de ese mundo, respirando el mismo aire cargado que Llewyn y compadeciéndose por ese ser casi despreciable. Y entre medias, como es habitual en el cine de esta pareja de cineastas, aparecen personajes para el recuerdo (memorable, hilarante y desternillante escena la del viaje a Chicago con un John Goodman gigantesco). Bien es cierto que no es la primera vez que los hermanos dibujan en pantalla a sujetos destinados al fracaso (‘El gran Lebowski’ o ‘Barton Fink’ son buenos ejemplos), pero en esta ocasión, a su manera, buscan la conexión del espectador con las vivencias del desdichado protagonista. Casi diría que tocan la fibra sensible desde la tristeza que emana ese Llewyn hastiado con el mundo que le rodea. Y eso en los Coen, acostumbrados a crear personajes igual de míticos pero menos íntimos, es noticia. Una gran noticia. Tocad esa fibra otra vez, hermanos, ¡tocadla otra vez!
Joel y Ethan. Ethan y Joel. Son geniales, una especie en extinción en el mundo del celuloide. Pero a estas alturas no voy a descubrir yo a los Coen. La verdadera cuestión es si ellos serán capaces de seguir descubriéndose a sí mismos.
Sin embargo, ‘A propósito de Llewyn Davis’ se desmarca de las anteriores obras de los compañeros de sangre en la profundización y humanización del personaje protagonista. El film cuenta la historia de un desventurado e infeliz Llewyn Davis, al que no vemos siquiera sonreír en toda la película, que vive en la cuerda floja del fin de mes, exhibiendo su talento para el folk en bares de mala muerte en los que los aplausos suenan a derrota. Y el espectador entra a formar parte de ese mundo, respirando el mismo aire cargado que Llewyn y compadeciéndose por ese ser casi despreciable. Y entre medias, como es habitual en el cine de esta pareja de cineastas, aparecen personajes para el recuerdo (memorable, hilarante y desternillante escena la del viaje a Chicago con un John Goodman gigantesco). Bien es cierto que no es la primera vez que los hermanos dibujan en pantalla a sujetos destinados al fracaso (‘El gran Lebowski’ o ‘Barton Fink’ son buenos ejemplos), pero en esta ocasión, a su manera, buscan la conexión del espectador con las vivencias del desdichado protagonista. Casi diría que tocan la fibra sensible desde la tristeza que emana ese Llewyn hastiado con el mundo que le rodea. Y eso en los Coen, acostumbrados a crear personajes igual de míticos pero menos íntimos, es noticia. Una gran noticia. Tocad esa fibra otra vez, hermanos, ¡tocadla otra vez!
Joel y Ethan. Ethan y Joel. Son geniales, una especie en extinción en el mundo del celuloide. Pero a estas alturas no voy a descubrir yo a los Coen. La verdadera cuestión es si ellos serán capaces de seguir descubriéndose a sí mismos.
7
12 de febrero de 2014
12 de febrero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede querer a un sistema operativo? ¿Es menos real el amor por unos algoritmos que el que se produce entre la raza humana? ¿Dónde nos lleva el avance tecnológico? ¿La tecnología superará a la humanidad y acabaremos dominados por ella? ¿No son los sentimientos lo que de verdad nos diferencia de los robots? ¿La tecnología nos está convirtiendo en seres asociales o, por el contrario, genera un nuevo concepto de socialización? Todas éstas (y otras muchas) cuestiones se plantean en la película de Spike Jonze, el producto más original de los nominados a los Óscar.
Decía Ray Kurzweil que la singularidad (ese momento en el que tecnología y biología sean una misma cosa) está cerca, que justo ahora estamos en ese despegue del avance teconológico y que dicho avance se nos escapa de las manos. Hoy en día parece una quimera pensar que unos algoritmos puedan tener sentimientos, pero estudios recientes dicen que es solo cuestión de tiempo el que robots avanzados puedan generar sensaciones propias de la humanidad tales como la tristeza, envidia, afecto… Y es aquí donde ‘Her’ acierta rotundamente. Nos cuentan una historia de amor convencional, pero uniendo al hombre y la “máquina”. Y no es que la idea de robots con sentimientos sea una novedad en el cine (el Hal 9000 de Kubrick permanecerá en la memoria de cualquier amante del séptimo arte), pero el guión sabe gestionar de manera sublime la progresión de sensaciones entre Theodore, interpretado por un genial Joaquin Phoenix (alguien me tiene que explicar el porqué de su no nominación a mejor actor), y el SO. Porque al final ya no plantea solamente incógnitas sobre la tecnología, sino sobre la propia humanidad y lo que es realmente la felicidad, dejando caer que el amor no es más que un estado de ánimo.
Cualquiera que haya visto alguno de los capítulos de ‘Black Mirror’, sacará el parecido evidente con ‘Her’. Pero aunque el punto de partida (la repercusión de la tecnología) sea el mismo, lo cierto es que ‘Black Mirror’ dibuja un futuro mucho menos esperanzador que el del film de Spike Jonze. Elegir entre uno u otro producto es una pérdida de tiempo, porque son conceptos diferentes; lo que sí está claro es que ‘Her’, aunque no vaya a ganar el Oscar (y seguramente tampoco lo merezca), es una película altamente recomendable.
Decía Ray Kurzweil que la singularidad (ese momento en el que tecnología y biología sean una misma cosa) está cerca, que justo ahora estamos en ese despegue del avance teconológico y que dicho avance se nos escapa de las manos. Hoy en día parece una quimera pensar que unos algoritmos puedan tener sentimientos, pero estudios recientes dicen que es solo cuestión de tiempo el que robots avanzados puedan generar sensaciones propias de la humanidad tales como la tristeza, envidia, afecto… Y es aquí donde ‘Her’ acierta rotundamente. Nos cuentan una historia de amor convencional, pero uniendo al hombre y la “máquina”. Y no es que la idea de robots con sentimientos sea una novedad en el cine (el Hal 9000 de Kubrick permanecerá en la memoria de cualquier amante del séptimo arte), pero el guión sabe gestionar de manera sublime la progresión de sensaciones entre Theodore, interpretado por un genial Joaquin Phoenix (alguien me tiene que explicar el porqué de su no nominación a mejor actor), y el SO. Porque al final ya no plantea solamente incógnitas sobre la tecnología, sino sobre la propia humanidad y lo que es realmente la felicidad, dejando caer que el amor no es más que un estado de ánimo.
Cualquiera que haya visto alguno de los capítulos de ‘Black Mirror’, sacará el parecido evidente con ‘Her’. Pero aunque el punto de partida (la repercusión de la tecnología) sea el mismo, lo cierto es que ‘Black Mirror’ dibuja un futuro mucho menos esperanzador que el del film de Spike Jonze. Elegir entre uno u otro producto es una pérdida de tiempo, porque son conceptos diferentes; lo que sí está claro es que ‘Her’, aunque no vaya a ganar el Oscar (y seguramente tampoco lo merezca), es una película altamente recomendable.

7,2
3.921
7
6 de enero de 2014
6 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El público que conozca el cine de Gaspar Noé no se sorprenderá al escuchar la afirmación de que ‘Solo contra todos’ es desagradable, dura y no apta para todo tipo de público. Yo tuve la suerte de conocer la filmografía del director franco-argentino hace no mucho, viendo su obra fetiche ‘Irreversible’. Ya entonces pude apreciar el talento de este señor para contar historias extremadamente violentas de una forma ingeniosa y siniestra, nunca exentas de polémica y provocación; porque reconozcámoslo, Gaspar es un provocador nato.
‘Sólo contra todos’, con reminiscencias de la ‘Lolita’ de Kubrick y del cine de Michael Haneke, nos abre las puertas del perverso mundo interior de un resignado carnicero (interpretado por Phillipe Nahon) que vive en compañía de una mujer a la que detesta y que sólo tiene cariño y afecto para una hija autista a la que no puede ver. El film continúa la historia de ‘Carne’, anterior film de Gaspar Noé, en la que se nos contaba el nacimiento de la niña y cómo por un error personal el desdichado carnicero acabó en la cárcel. Y como es habitual en el director, la forma de rodar se aleja siempre de los cánones tradicionales, utilizando todo tipo de recursos de insólita belleza y discutible delicadeza, aunque es cierto que no es tan transgresora técnicamente como su posterior ‘Irreversible’, en la que ya los títulos de crédito anunciaban un festín cinematográfico de fuerza indiscutible.
Con todos estos ingredientes Gaspar Noé se adentra en la mente enfermiza del personaje y nos narra con una perturbadora voz en off sus vivencias e impresiones, siempre cruzando los límites de la moralidad y provocando en el espectador una continua desazón. Y es que el egoísmo y la misoginia presentes en la mayoría de imágenes y en las reflexiones del protagonista podrían herir la sensibilidad de más de uno de mente dura. El carnicero estremece con cada palabra y no deja al espectador lugar para el sosiego, y los acontecimientos no hacen más que acrecentar esa sensación de que estás ante un producto que camina entre lo talentoso y lo enfermizo.
En ‘Solo contra todos’ cada frase es una bomba de relojería y cada fotograma una demostración de gran ingenio. Gaspar Noé dinamita nuestros adentros y nos hace sufrir con su cine de alto nivel. ¿Genio o pedante? ¿Poesía o simple provocación? ¿Violencia gratuita o lección de vida? Algunos evitarán la crudeza de su mensaje; otros, sin embargo, encontramos el cine del franco-argentino simplemente fascinante.
"No sé cómo terminará este día; pero aquí, contigo, existo. Y soy feliz. Más feliz que nunca. Y el resto poco importa. Tal vez sea nuestro último día, o tal vez no. Tal vez nunca me mate. Tal vez te haga el amor y mañana vaya preso. Cuatro meses, un ano, dos... Da igual, la cárcel no es el fin del mundo (...) Y aunque me encierren siempre tendré la satisfacción de haber cumplido mi deseo (...) La gente se cree libre, pero la libertad no existe. Sólo existen leyes hechas por extraños para su propio bien, y que a mí me producen infelicidad (...) Si nos prohíben este amor no es porque sea malo, sino porque es demasiado poderoso".
‘Sólo contra todos’, con reminiscencias de la ‘Lolita’ de Kubrick y del cine de Michael Haneke, nos abre las puertas del perverso mundo interior de un resignado carnicero (interpretado por Phillipe Nahon) que vive en compañía de una mujer a la que detesta y que sólo tiene cariño y afecto para una hija autista a la que no puede ver. El film continúa la historia de ‘Carne’, anterior film de Gaspar Noé, en la que se nos contaba el nacimiento de la niña y cómo por un error personal el desdichado carnicero acabó en la cárcel. Y como es habitual en el director, la forma de rodar se aleja siempre de los cánones tradicionales, utilizando todo tipo de recursos de insólita belleza y discutible delicadeza, aunque es cierto que no es tan transgresora técnicamente como su posterior ‘Irreversible’, en la que ya los títulos de crédito anunciaban un festín cinematográfico de fuerza indiscutible.
Con todos estos ingredientes Gaspar Noé se adentra en la mente enfermiza del personaje y nos narra con una perturbadora voz en off sus vivencias e impresiones, siempre cruzando los límites de la moralidad y provocando en el espectador una continua desazón. Y es que el egoísmo y la misoginia presentes en la mayoría de imágenes y en las reflexiones del protagonista podrían herir la sensibilidad de más de uno de mente dura. El carnicero estremece con cada palabra y no deja al espectador lugar para el sosiego, y los acontecimientos no hacen más que acrecentar esa sensación de que estás ante un producto que camina entre lo talentoso y lo enfermizo.
En ‘Solo contra todos’ cada frase es una bomba de relojería y cada fotograma una demostración de gran ingenio. Gaspar Noé dinamita nuestros adentros y nos hace sufrir con su cine de alto nivel. ¿Genio o pedante? ¿Poesía o simple provocación? ¿Violencia gratuita o lección de vida? Algunos evitarán la crudeza de su mensaje; otros, sin embargo, encontramos el cine del franco-argentino simplemente fascinante.
"No sé cómo terminará este día; pero aquí, contigo, existo. Y soy feliz. Más feliz que nunca. Y el resto poco importa. Tal vez sea nuestro último día, o tal vez no. Tal vez nunca me mate. Tal vez te haga el amor y mañana vaya preso. Cuatro meses, un ano, dos... Da igual, la cárcel no es el fin del mundo (...) Y aunque me encierren siempre tendré la satisfacción de haber cumplido mi deseo (...) La gente se cree libre, pero la libertad no existe. Sólo existen leyes hechas por extraños para su propio bien, y que a mí me producen infelicidad (...) Si nos prohíben este amor no es porque sea malo, sino porque es demasiado poderoso".

8,3
95.269
9
4 de julio de 2013
4 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me van a permitir que no me enrolle y cite 3 frases de los usuarios que recogen de forma inmejorable la esencia de esta maravilla:
«”Cinema Paradiso” debería formar parte de ese puñado de películas elegidas que todo el mundo tendría que ver alguna vez; no para ver buen cine, sino para formarse como ser humano». Charly
«Un día me preguntaron qué era el cine. Yo respondí: “Cinema Paradiso”. Después me preguntaron: “¿qué es Cinema Paradiso?” Yo respondí: “el cine” ». BenV
«Para Totó, la más excelsa forma de demostrar el amor es a través del cine. Y para Giuseppe Tornatore. Como la música lo es para Ennio Morricone. Porque la vida es la película más emocionante». Vivoleyendo
Podría entrar a valorar las cualidades técnicas del film, así como el mensaje que Tornatore quiere transmitir (para mí una clara referencia a la felicidad a través del deseo insatisfecho), pero creo que sería una equivocación, porque “Cinema Paradiso” es mucho más que eso. Y cuando llegas a ese sublime final y no puedes evitar esa mirada empañada y alma gozosa, sabes que ésta no es una película más, ni siquiera una gran película; sabes que estás ante una obra maestra irrepetible. Un 10 sin paliativos
«”Cinema Paradiso” debería formar parte de ese puñado de películas elegidas que todo el mundo tendría que ver alguna vez; no para ver buen cine, sino para formarse como ser humano». Charly
«Un día me preguntaron qué era el cine. Yo respondí: “Cinema Paradiso”. Después me preguntaron: “¿qué es Cinema Paradiso?” Yo respondí: “el cine” ». BenV
«Para Totó, la más excelsa forma de demostrar el amor es a través del cine. Y para Giuseppe Tornatore. Como la música lo es para Ennio Morricone. Porque la vida es la película más emocionante». Vivoleyendo
Podría entrar a valorar las cualidades técnicas del film, así como el mensaje que Tornatore quiere transmitir (para mí una clara referencia a la felicidad a través del deseo insatisfecho), pero creo que sería una equivocación, porque “Cinema Paradiso” es mucho más que eso. Y cuando llegas a ese sublime final y no puedes evitar esa mirada empañada y alma gozosa, sabes que ésta no es una película más, ni siquiera una gran película; sabes que estás ante una obra maestra irrepetible. Un 10 sin paliativos

7,3
46.979
5
29 de diciembre de 2011
29 de diciembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí el clásico ejemplo de intento de alegato anti-sistema que acaba por condenarse a sí mismo. Y no es por repetir lo que una de cada dos críticas dice, pero es que cuesta creer que se intente involucrar al personal en algo tan surrealista. Si se quiere mezclar intriga con denuncia, hay que tener unos mínimos de sentido común. No se puede intentar mantener en auge la trama bajo cualquier precio, creedme que no. ¡Un poco de mesura, por Dios!
Pero en fin, supongo que al bueno de Alan no le dio por echar la vista atrás, por observar lo que Jim Sheridan nos entregó una década antes, por aprender un mínimo de cómo ha de ser una crítica al a la estructura penitenciaria. Porque… joder Alan, tío, o no te gusta mirar al ayer o muy mal alumno eres. Es que lo tuyo no llega ni a pseudo-denuncia. Y tranqui, que no me vale como coartada que la del irlandés está basada y dirigida sobre una historia real y la tuya nace del neto ingenio y eso te da potestad para recurrir a lo artificioso. No me vale, no. Suerte que por lo menos sabes mantener la tensión a lo largo del film. Por eso te llevas mi aprobado, no te creas.
Pero en fin, supongo que al bueno de Alan no le dio por echar la vista atrás, por observar lo que Jim Sheridan nos entregó una década antes, por aprender un mínimo de cómo ha de ser una crítica al a la estructura penitenciaria. Porque… joder Alan, tío, o no te gusta mirar al ayer o muy mal alumno eres. Es que lo tuyo no llega ni a pseudo-denuncia. Y tranqui, que no me vale como coartada que la del irlandés está basada y dirigida sobre una historia real y la tuya nace del neto ingenio y eso te da potestad para recurrir a lo artificioso. No me vale, no. Suerte que por lo menos sabes mantener la tensión a lo largo del film. Por eso te llevas mi aprobado, no te creas.
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