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5,2
9.578
7
27 de septiembre de 2021
27 de septiembre de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint Eastwood vuelve como cada año a sorprendernos y a tocar el corazón de todos los espectadores. Si 'Gran Torino' parecía ser una carta de despedida, al menos en su faceta interpretativa, después de 7 películas más, Eastwood volvía a la doble tarea de actuación/dirección (que tantos momentos memorables nos había dado) en 'Mula', ese notable drama de huida y redención. Al año siguiente sorprendió de nuevo y lo hizo con 'Richard Jewell', esta vez solamente tras la cámara, realizando un filme impecable, una película compleja e importante a la altura de grandes obras. Ahora y tras el dilatado tiempo de pandemia, descubrimos que Clint no ha perdido el tiempo, cabalgando una vez más (nunca mejor dicho), protagonizando y dirigiendo un filme, esta vez con ecos de ese género que tanto nos apasiona, el western.
Eastwood nos entrega aquí un relato simple y sosegado sin grandes artificios ni giros dramáticos, una historia apropiada para un protagonista de su edad, alguien que ya lo ha vivido todo y que ahora busca un lugar donde acabar felizmente su camino. ‘Cry Macho’ es una película llena de nostalgia de aquellos crepusculares westerns que Eastwood filmó hace ya más de 30 años. Ver a Eastwood pasearse por el plano y con sombrero de cowboy, incluso un par de veces a caballo, ya recompensa, pero si además es al servicio de una historia emotiva y bien dirigida, como él siempre sabe hacer, el resultado es más que satisfactorio. No es una película perfecta, hay alguna interpretación a veces fuera de tono (el joven Eduardo Minett hace sufrir más de una vez) y el guion puede que no sea todo lo consistente a lo que nos tiene acostumbrados el cine del maestro, pero en todo caso esos problemas no restan emoción ni valor a este pequeño gran filme, que te abraza y no te suelta hasta su final. La película a pesar de su simplicidad tanto narrativa como formalmente tiene algún pasaje de gran belleza como ese bolero que Eastwood y la maravillosa actriz mejicana Natalia Traven, bailan amarrados cual mítico momento de ‘Los puentes de Madison’. En conclusión, una película amable que se disfruta de principio a fin y que gustará seguro a todos aquellos que alguna vez hayan disfrutado con el cine de este maestro. ‘Cry Macho’ suena a despedida, pero con Eastwood siempre hay esperanzas de un viaje más.
Eastwood nos entrega aquí un relato simple y sosegado sin grandes artificios ni giros dramáticos, una historia apropiada para un protagonista de su edad, alguien que ya lo ha vivido todo y que ahora busca un lugar donde acabar felizmente su camino. ‘Cry Macho’ es una película llena de nostalgia de aquellos crepusculares westerns que Eastwood filmó hace ya más de 30 años. Ver a Eastwood pasearse por el plano y con sombrero de cowboy, incluso un par de veces a caballo, ya recompensa, pero si además es al servicio de una historia emotiva y bien dirigida, como él siempre sabe hacer, el resultado es más que satisfactorio. No es una película perfecta, hay alguna interpretación a veces fuera de tono (el joven Eduardo Minett hace sufrir más de una vez) y el guion puede que no sea todo lo consistente a lo que nos tiene acostumbrados el cine del maestro, pero en todo caso esos problemas no restan emoción ni valor a este pequeño gran filme, que te abraza y no te suelta hasta su final. La película a pesar de su simplicidad tanto narrativa como formalmente tiene algún pasaje de gran belleza como ese bolero que Eastwood y la maravillosa actriz mejicana Natalia Traven, bailan amarrados cual mítico momento de ‘Los puentes de Madison’. En conclusión, una película amable que se disfruta de principio a fin y que gustará seguro a todos aquellos que alguna vez hayan disfrutado con el cine de este maestro. ‘Cry Macho’ suena a despedida, pero con Eastwood siempre hay esperanzas de un viaje más.

7,0
29.195
7
1 de junio de 2022
1 de junio de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Top Gun es uno de esos productos que nace totalmente determinado por la época y contexto que lo rodea. Surge por una amalgama de tendencias estéticas, culturales y políticas que abarcan toda la década de los 80, y sin las cuales no hubiera existido jamás. Su representación de las relaciones amorosas, su patriotismo, la “virilidad” de sus estrellas, la irreverencia juvenil de su protagonista, los momentos videocliperos, la música inconfundiblemente ochentera…
Por todo ello, continuar con las andanzas del tal Maverick, casi 40 años después, en un tiempo totalmente diferente a muchos los niveles (sociopolítico pero también cinematográfico), parecía en un principio una descontextualización del personaje difícilmente salvable, recuerdo un caso similar con la 'Miami Vice' de 2006 de Michael Mann; estaban los coches, la ropa, la música, el vicio, pero lo esencial, su motivo de ser, su alma, no aparecían por ningún lado. A pesar de todo, el boom de los remakes y secuelas de clásicos, parece que llamó con fuerza a la puerta de un Tom Cruise que se entregó a la causa y a uno de los rodajes más desafiantes de su carrera, tanto como productor, el altísimo coste y dificultad técnica es evidente y a nivel actoral, no solo retomando un personaje de hace 36 años, sino pilotando cazas y todo tipo de aviones de combate.
El resultado, afortunadamente, no es nada desdeñable, todo lo contrario, es una secuela que supera en varios aspectos a su predecesora y que se sostiene sólidamente como filme único. Top Gun Maverick, es un mejunje de nostalgia, épica desmedida, romances imperfectamente perfectos, acción absurdamente espectacular… todo ello impregnado de la imperecedera marca Cruise y una emotividad in crescendo debidamente ejecutada. Su guion y sobre todo sus diálogos son mejores que en el clásico ochentero y por supuesto la acción, aquí llevada al extremo en un memorable fin de fiesta, más propio de Misión imposible, que pone aprueba toda ley física e incluso cinematográfica (un cruce entre los enfrentamientos finales de 'Star Wars IV' y 'Firefox el arma definitiva', serían los mejores referentes).
El filme no es perfecto, no es la obra maestra de la que algunos hablan, imposible teniendo en cuenta su predecesora, pero es, sin lugar a duda, un buen filme de acción y una de las mejores secuelas de las que se vienen realizando en los últimos años. Si algo se le puede achacar es la falta de personalidad en la dirección, recordemos que el filme de 1986 estaba dirigido por el maestro Tony Scott, un cineasta con un marcado estilo en lo que a composición, ritmo y montaje se refiere. Aquí en los mandos tenemos a Joseph Kosinski, un realizador ya experimentado, aunque sin grandes títulos en su haber, quizás el más destacado sería 'Oblivion', una ambiciosa historia de ciencia ficción protagonizada por el propio Cruise, pero más allá de eso, está lejos del nivel de Scott. Con todo, Top Gun Maverick se puede considerar un éxito y una buena aportación a la filmografía de Cruise. Un filme que, ya sin el factor de la novedad y sin el peso de la iconicidad de su predecesora, consigue emocionar a varios niveles durante su metraje y deja un muy buen sabor de boca.
Medios estadounidenses como 'Deadline', ya ha reportado que en su primer fin de semana, ya sería el mejor estreno en la carrera de Cruise y uno de los mejores fines de semana de taquilla de los últimos años.
Por todo ello, continuar con las andanzas del tal Maverick, casi 40 años después, en un tiempo totalmente diferente a muchos los niveles (sociopolítico pero también cinematográfico), parecía en un principio una descontextualización del personaje difícilmente salvable, recuerdo un caso similar con la 'Miami Vice' de 2006 de Michael Mann; estaban los coches, la ropa, la música, el vicio, pero lo esencial, su motivo de ser, su alma, no aparecían por ningún lado. A pesar de todo, el boom de los remakes y secuelas de clásicos, parece que llamó con fuerza a la puerta de un Tom Cruise que se entregó a la causa y a uno de los rodajes más desafiantes de su carrera, tanto como productor, el altísimo coste y dificultad técnica es evidente y a nivel actoral, no solo retomando un personaje de hace 36 años, sino pilotando cazas y todo tipo de aviones de combate.
El resultado, afortunadamente, no es nada desdeñable, todo lo contrario, es una secuela que supera en varios aspectos a su predecesora y que se sostiene sólidamente como filme único. Top Gun Maverick, es un mejunje de nostalgia, épica desmedida, romances imperfectamente perfectos, acción absurdamente espectacular… todo ello impregnado de la imperecedera marca Cruise y una emotividad in crescendo debidamente ejecutada. Su guion y sobre todo sus diálogos son mejores que en el clásico ochentero y por supuesto la acción, aquí llevada al extremo en un memorable fin de fiesta, más propio de Misión imposible, que pone aprueba toda ley física e incluso cinematográfica (un cruce entre los enfrentamientos finales de 'Star Wars IV' y 'Firefox el arma definitiva', serían los mejores referentes).
El filme no es perfecto, no es la obra maestra de la que algunos hablan, imposible teniendo en cuenta su predecesora, pero es, sin lugar a duda, un buen filme de acción y una de las mejores secuelas de las que se vienen realizando en los últimos años. Si algo se le puede achacar es la falta de personalidad en la dirección, recordemos que el filme de 1986 estaba dirigido por el maestro Tony Scott, un cineasta con un marcado estilo en lo que a composición, ritmo y montaje se refiere. Aquí en los mandos tenemos a Joseph Kosinski, un realizador ya experimentado, aunque sin grandes títulos en su haber, quizás el más destacado sería 'Oblivion', una ambiciosa historia de ciencia ficción protagonizada por el propio Cruise, pero más allá de eso, está lejos del nivel de Scott. Con todo, Top Gun Maverick se puede considerar un éxito y una buena aportación a la filmografía de Cruise. Un filme que, ya sin el factor de la novedad y sin el peso de la iconicidad de su predecesora, consigue emocionar a varios niveles durante su metraje y deja un muy buen sabor de boca.
Medios estadounidenses como 'Deadline', ya ha reportado que en su primer fin de semana, ya sería el mejor estreno en la carrera de Cruise y uno de los mejores fines de semana de taquilla de los últimos años.
19 de octubre de 2020
19 de octubre de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Aaron Sorkin (El ala oeste de la casa blanca y The newsroom) y protagonizada por Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen, Mark Rylance, Frank Langella, Joseph Gordon-Levitt, Jeremy Strong, John Carroll Lynch, Alex Sharp, Yahya Abdul-Mateen II y Michael Keaton, El juicio de los 7 de Chicago, narra la historia de los 7 activistas sociales acusados de causar los violentos disturbios de 1969 en la ciudad de Chicago, durante la convención demócrata, como protesta ante el intervencionismo americano en la guerra del Vietnam.
El filme narra a través de una excelente puesta en escena y unos diálogos sin desperdicio los entresijos de un caso complejo y político que tuvo una gran resonancia en uno de los momentos más convulsos de la historia reciente de los Estados Unidos. A través de un enérgico prólogo compuesto en gran parte de imágenes de archivo, Sorkin nos adentra en esos años haciendo un recorrido por los hechos que marcaron al pueblo estadounidense y que dan pie al famoso juicio de los 7 de Chicago.
La guerra del Vietnam estaba en su máximo apogeo y el presidente Lyndon B. Johnson, sucesor de Kennedy, acababa de enviar 500.000 soldados a tierras vietnamitas, además este perdía su puesto ante Richard Nixon quien pretendía alargar el conflicto. La lucha racial estaba más presente que nunca con grupos como los Panteras Negras, y el asesinato de Martin Luther King avivaba la llama de una lucha aun hoy en día presente. Finalmente, América despertaba con movimientos ciudadanos que reclamaban el regreso de sus hijos perdidos en tierras inhóspitas donde combatían a un enemigo sin entender el porqué. Sorkin con un punto de vista claro y una opinión formada sobre los hechos, nos zambulle en eso año de grandes cambios, mostrando con maestría lo acontecido en aquel explosivo 1969 donde los cabecillas de cada uno de los grupos que protestaban ante las instituciones gubernamentales fueron juzgados en un juicio claramente político donde no se juzgaban unas acciones sino unas ideas. El poder ejecutivo se fusionaba alarmantemente con el judicial, generando así la destrucción de la justicia y por ende de la democracia. El gobierno no podía aceptar verse tan cuestionado y usaba su fuerza, en todas sus vertientes, a través de la violencia con la policía o a través de las leyes con los jueces. El filme muestra con crudeza y veracidad los encuentros entre la policía y los manifestantes en las calles de Chicago y de igual modo todo lo acontecido dentro de la sala del tribunal donde con gran elegancia e inteligencia se muestran las interacciones entre los presentes en la sala. A todo ello contribuyen las fantásticas interpretaciones de un reparto soberbio, entre los que destacan Frank Langella, Michael Keaton, Sacha Baron Cohen y Gordon Levitt.
En conclusión, tras ver el filme y reflexionar sobre este suceso, nadie puede evitar pensar en nuestra actualidad donde tanto en nuestro país como en los Estados Unidos la división de poderes absoluta sigue siendo una utopía.
El filme es sin dudarlo un claro contendiente para los Oscars, ya sea por su guion o dirección, de un Sorkin siempre impecable o por el genial despliegue de actores. El juicio de los 7 de Chicago ya es una de mis películas favoritas de este año y es necesario aplaudir a Netflix que por fin da el dinero necesario a la persona adecuada.
Puntuación: 7’75/10
El filme narra a través de una excelente puesta en escena y unos diálogos sin desperdicio los entresijos de un caso complejo y político que tuvo una gran resonancia en uno de los momentos más convulsos de la historia reciente de los Estados Unidos. A través de un enérgico prólogo compuesto en gran parte de imágenes de archivo, Sorkin nos adentra en esos años haciendo un recorrido por los hechos que marcaron al pueblo estadounidense y que dan pie al famoso juicio de los 7 de Chicago.
La guerra del Vietnam estaba en su máximo apogeo y el presidente Lyndon B. Johnson, sucesor de Kennedy, acababa de enviar 500.000 soldados a tierras vietnamitas, además este perdía su puesto ante Richard Nixon quien pretendía alargar el conflicto. La lucha racial estaba más presente que nunca con grupos como los Panteras Negras, y el asesinato de Martin Luther King avivaba la llama de una lucha aun hoy en día presente. Finalmente, América despertaba con movimientos ciudadanos que reclamaban el regreso de sus hijos perdidos en tierras inhóspitas donde combatían a un enemigo sin entender el porqué. Sorkin con un punto de vista claro y una opinión formada sobre los hechos, nos zambulle en eso año de grandes cambios, mostrando con maestría lo acontecido en aquel explosivo 1969 donde los cabecillas de cada uno de los grupos que protestaban ante las instituciones gubernamentales fueron juzgados en un juicio claramente político donde no se juzgaban unas acciones sino unas ideas. El poder ejecutivo se fusionaba alarmantemente con el judicial, generando así la destrucción de la justicia y por ende de la democracia. El gobierno no podía aceptar verse tan cuestionado y usaba su fuerza, en todas sus vertientes, a través de la violencia con la policía o a través de las leyes con los jueces. El filme muestra con crudeza y veracidad los encuentros entre la policía y los manifestantes en las calles de Chicago y de igual modo todo lo acontecido dentro de la sala del tribunal donde con gran elegancia e inteligencia se muestran las interacciones entre los presentes en la sala. A todo ello contribuyen las fantásticas interpretaciones de un reparto soberbio, entre los que destacan Frank Langella, Michael Keaton, Sacha Baron Cohen y Gordon Levitt.
En conclusión, tras ver el filme y reflexionar sobre este suceso, nadie puede evitar pensar en nuestra actualidad donde tanto en nuestro país como en los Estados Unidos la división de poderes absoluta sigue siendo una utopía.
El filme es sin dudarlo un claro contendiente para los Oscars, ya sea por su guion o dirección, de un Sorkin siempre impecable o por el genial despliegue de actores. El juicio de los 7 de Chicago ya es una de mis películas favoritas de este año y es necesario aplaudir a Netflix que por fin da el dinero necesario a la persona adecuada.
Puntuación: 7’75/10
Documental

7,1
175
8
10 de noviembre de 2020
10 de noviembre de 2020
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Bruce Springsteen regresa por todo lo alto. Con este nuevo documental de Apple tv, que nos muestra el proceso de grabación de su último álbum de estudio, Letter to you, Springsteen nos coge de la mano y nos acompaña en un viaje profundamente emotivo y memorable.
Con la elegante dirección de todo ya un veterano, Thom Zimny (Western Stars, Springsteen on Broadway), el documental, rodado en blanco y negro, nos lleva a las entrañas del proceso de grabación y creación del álbum en el estudio del propio Springsteen. Las imágenes de este, se intercalan con el bello y portentoso paisaje nevado de New Jersey, que aporta al conjunto un aura de tranquilidad y misticismo ideal como acompañamiento a las bellas elegías “Springsteenianas”. Junto a la E Street Band, la banda que lo ha acompañado en sus más importantes giras y con la que ha brindado sus mejores obras, Bruce interpreta la totalidad del repertorio con fuerza y pasión a la vez que reflexiona sobre la vida, la perdida, el amor y la vejez. Cuanto mejor son las canciones, normalmente mejor es este tipo de documental, y en este caso nos encontramos ante 12 piezas imprescindibles. Una música vibrante y enérgica, con maravillosos mensajes que nos empujan a las reflexiones más profundas de nuestra condición, pero también a nuestros más grandes desiderátums, aquellos que solo podemos conseguir viviendo plenamente.
Hay canciones para recordar a viejos amigos, algunas que rememoran romances perdidos, y tantas otras que meditan sobre el paso del tiempo y la vejez. Además, cada una es única en ritmo y musicalidad, pero todas ellas comparten un mismo sentimiento de esperanza, un mirar hacia delante por muchas incertidumbres y dificultades que nos encontremos, Bruce quiere que sepamos que hay luz al final del camino.
Puntuación: 8,5
Con la elegante dirección de todo ya un veterano, Thom Zimny (Western Stars, Springsteen on Broadway), el documental, rodado en blanco y negro, nos lleva a las entrañas del proceso de grabación y creación del álbum en el estudio del propio Springsteen. Las imágenes de este, se intercalan con el bello y portentoso paisaje nevado de New Jersey, que aporta al conjunto un aura de tranquilidad y misticismo ideal como acompañamiento a las bellas elegías “Springsteenianas”. Junto a la E Street Band, la banda que lo ha acompañado en sus más importantes giras y con la que ha brindado sus mejores obras, Bruce interpreta la totalidad del repertorio con fuerza y pasión a la vez que reflexiona sobre la vida, la perdida, el amor y la vejez. Cuanto mejor son las canciones, normalmente mejor es este tipo de documental, y en este caso nos encontramos ante 12 piezas imprescindibles. Una música vibrante y enérgica, con maravillosos mensajes que nos empujan a las reflexiones más profundas de nuestra condición, pero también a nuestros más grandes desiderátums, aquellos que solo podemos conseguir viviendo plenamente.
Hay canciones para recordar a viejos amigos, algunas que rememoran romances perdidos, y tantas otras que meditan sobre el paso del tiempo y la vejez. Además, cada una es única en ritmo y musicalidad, pero todas ellas comparten un mismo sentimiento de esperanza, un mirar hacia delante por muchas incertidumbres y dificultades que nos encontremos, Bruce quiere que sepamos que hay luz al final del camino.
Puntuación: 8,5

6,0
14.314
6
2 de mayo de 2020
2 de mayo de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
Chris Hemsworth protagoniza este enérgico y salvaje filme de acción, que cuenta la historia de Tyler Rake, mercenario al que se le encarga la misión de rescatar al hijo de un Capo de la mafia india que ha sido secuestrado por un cártel rival, ocultándolo en el corazón de la ciudad de Bangladesh.
Dirige Sam Hargrave, coordinador de especialistas de acción en diversas películas, que ahora firma con este “Tyler Rake” su opera prima. La elección de este hombre para dirigir un filme de tan alto presupuesto, tiene mucho sentido si contamos con que un 95% del metraje consiste en elaborados “set pieces” donde nuestro héroe de acción mata sin piedad a cientos de militares y policías. El filme entretiene de principio a fin siendo sus escenas de acción, verdaderamente impresionantes, su principal atractivo. La acción sigue el estilo de la saga John Wick, con una violencia muy visceral que salpica la pantalla, aunque quizás no tan estilizadas como en dicha saga. Aquí, se nos presenta esquemáticamente el personaje principal y el conflicto para rápidamente sumergirnos en una vorágine de puñaladas, disparos, atropellos y todo tipo de sádicas matanzas. Aunque la ambientación por las calles de Bangladesh es excelente, el ritmo trepidante y las escenas de acción sorprendentes, la carencia de un mínimo desarrollo dramático y la exagerada falta de verosimilitud, acaban conformando un filme de acción simple y solo apto para amantes del género.
En conclusión, la nueva superproducción de Netflix es sin lugar a dudas un más que correcto producto de evasión, pero nada más. Esta peca de un exceso de muertos que podría llevar a “Tyler Rake” a ser uno de los filmes con mayor “body count” de la historia. Este último punto, que puede ser el principal atractivo del filme también juega en contra de este, al no dejar desarrollar una trama más rica que llevaría a la película a un nivel superior. Un filme de acción divertido y aceptable pero no memorable.
Más reviews en @updatecinema_
Dirige Sam Hargrave, coordinador de especialistas de acción en diversas películas, que ahora firma con este “Tyler Rake” su opera prima. La elección de este hombre para dirigir un filme de tan alto presupuesto, tiene mucho sentido si contamos con que un 95% del metraje consiste en elaborados “set pieces” donde nuestro héroe de acción mata sin piedad a cientos de militares y policías. El filme entretiene de principio a fin siendo sus escenas de acción, verdaderamente impresionantes, su principal atractivo. La acción sigue el estilo de la saga John Wick, con una violencia muy visceral que salpica la pantalla, aunque quizás no tan estilizadas como en dicha saga. Aquí, se nos presenta esquemáticamente el personaje principal y el conflicto para rápidamente sumergirnos en una vorágine de puñaladas, disparos, atropellos y todo tipo de sádicas matanzas. Aunque la ambientación por las calles de Bangladesh es excelente, el ritmo trepidante y las escenas de acción sorprendentes, la carencia de un mínimo desarrollo dramático y la exagerada falta de verosimilitud, acaban conformando un filme de acción simple y solo apto para amantes del género.
En conclusión, la nueva superproducción de Netflix es sin lugar a dudas un más que correcto producto de evasión, pero nada más. Esta peca de un exceso de muertos que podría llevar a “Tyler Rake” a ser uno de los filmes con mayor “body count” de la historia. Este último punto, que puede ser el principal atractivo del filme también juega en contra de este, al no dejar desarrollar una trama más rica que llevaría a la película a un nivel superior. Un filme de acción divertido y aceptable pero no memorable.
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