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Estados Unidos Estados Unidos · No os mováis tanto,
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Críticas 79
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
25 de febrero de 2008
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noam Chomsky es un personaje, y de los grandes. Hijo de emigrantes judíos en los USA, se educó en una institución de libre enseñanza y fracasó en su primer intento de sacar una carrera en la que, posteriormente, triunfaría y con brillantez. Con menos de 30 años había revolucionado el ámbito de la lingüística y se había convertido en una de las figuras más importantes a nivel científico del siglo que ya se nos fue hace 8 años.

Pero nunca se quedó ahí, nunca se conformó y siguió demostrando que no era como el resto. Curiosamente, todo el trabajo que llevó a cabo después en ambientes que poco tenían que ver con su especialidad fue lo que lo consolidó como una figura reseñable, al menos en los EEUU, y más por la polémica que crearon ciertos aspectos de estos estudios, libros o teorías a los que se dedicó con vehemencia que por su calado en la sociedad. Y esto aumenta su halo de persona extravagante y le concede aún más interés (o curiosidad, al menos) a sus escritos.

El documental en cuestión ahonda en las teorías del americano en lo referente a los mass media de su país en contraste con los de los de otros países igualmente desarrollados. Constantemente apoyado en charlas, discursos y respuestas del propio Chomsky, desarrolla en pantalla el profundo estudio al respecto que el escritor ha llevado a cabo diariamente al respecto de varias noticias y en torno al cual ha fabricado y demostrado su explicación del funcionamiento de los medios de comunicación, y por ende del propio sistema social americano.

Se podrá estar de acuerdo o no con el trabajo del Chomsky, pero no hay duda que sus argumentos son firmes, se apoyan en la base del que conoce profundamente el objeto de estudio a través de muchos años de concienzudo trabajo. No cabe duda que la humildad del autor y su buen hacer a la hora de saber responder a los que más ferozmente le critican sólo hablan en favor de su obra, polémica, pero temida y con ciertos visos de acercarse a la más horrible realidad que nos rodea.

Además, la estructura del documental se centra, sobre todo en su segunda parte, en lo difícil de su tarea, en la de dificultades que le ha supuesto plantarse delante de un atril y enfrentarse a un público reticente a aceptar que muchas de las cosas en las que fervientemente creen se apoyan en flagrantes engaños y en la de problemas que le ha generado expresar este tipo de controvertidas opiniones a nivel tanto personal como profesional. El peligro de la locura de enfrentarse a una masa, a un sistema, la difícil labor del que sabe lo que hace y lo intenta explicar, la soledad del que nada a la contra.
29 de abril de 2008
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me había pasado hasta ahora, nunca, quizá es que estoy demasiado acostumbrado a un tipo de cine demasiado convencional y Cronenberg resulta excesivo para mi nivel de visión-comprensión, no lo dudo. O quizás, realmente, no transmite todo lo que se propone. El caso es que han pasado ya varios días desde que la película terminó delante de mis retinas, pero todavía no lo ha hecho en mi cabeza, no acabo de decidirme por completo por una opinión concreta y lo que sí tengo por seguro es que necesito darle un segundo visionado para entrar por completo en el juego que el director propone desde el primer minuto.

Decía el canadiense en una interesante entrevista con Eduard Punset algo así como que no le gustaba dejar que una buena historia le tapara el mensaje de sus películas y se nota. Cronenberg es extraño y bizarro, complejo y morboso, lleva en este caso a la pantalla a una cuadrilla de personajes dibujados con maestría y actuados con eficiencia. Desde la erótica Unger hasta la impulsiva Hunter, con un Spader en constante autodestrucción y un Koteas en claro fuera de juego de la sociedad. Porque no nos engañemos, es de eso de lo que va la cinta y no de filias extrañas o juegos perversos, no, sino de fronteras sociales, de experimentos y de dudas, inconformismo a la postre.

Aún así, captando la intención del director, o pretendiendo haberla captado, me resulta difícil abarcar todo lo que me transmite. El caos en la mente de los personajes y su evolución no me resulta del todo completa, pese a que me gusta el camino, no me acaba de convencer el medio de transporte de ésta y eso lastra mi impresión, pero siempre con el cine de este director me ocurre lo mismo, me queda dentro un poso de satisfacción y de profundidad que no tiene igual, la posibilidad de otra interpretación, las ganas de seguir viendo sus películas.

Lo que está claro es que, cuando menos, Crash es interesante.
Man on Wire
Documental
Reino Unido2008
7,4
11.955
Documental, Intervenciones de: Philippe Petit
10
29 de abril de 2009
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discutía el otro día con un amigo el cómo reconocer una gran obra cuando la tenías delante de tus ojos. Yo defendía que sólo las grandes obras tienen esa capacidad para hacerte sentir insignificante, minúsculo. Él me daba la razón a medias, y muy poco tardé en descubrir por qué.

Phillipe Petit tampoco de daba la razón. Él pensaba que las Torres Gemelas habían sido construídas sólo para que él caminara entre ellas, que habían sido construídas para él.

Yo me he unido a su bando. Ahora pienso que Man on wire fue hecha para mi entera satisfacción, fue hecha para mi.
28 de junio de 2009
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Años 50. Delibes publica El Camino.
Años 60. García Márquez deslumbra con Cien años de soledad.

Entre ellas hay una película que funciona como media aritmética, y no sólo por ser 1955 el año de su realización. Pather Panchali se construye por igual bajo el costumbrismo de la novela del español, así como bajo el mágico y pesimista ciclo vital de la del sudamericano.

La familia de Apu no son los Buendía, ni mucho menos. Pero, como ellos, se van dando cuenta de que la vida las da torcidas, de que el ciclo en el que están metidos es un círculo vicioso, de mala suerte, de desgracias.
Apu tampoco es Daniel el Mochuelo. Pero, como él, se va dando cuenta de que crecer es afrontar, luchar, pasar, priorizar… y, como él, se da cuenta de todo eso demasiado pronto, cuando todavía le queda mucho por correr y disfrutar.

Y aunque la comparación está muy traída por los pelos, no se puede olvidar que la coincidencia temporal no es sólo eso, que después de un suceso de esos que cambian el mundo, el costumbrismo se abre paso y las voces que declaman por una vuelta a la normalidad, que reafirman una forma de entender la vida, desgranándola ante nuestros ojos para que nos sintamos identificados. Pather Panchali no es, en ese aspecto, una obra más, como tampoco lo son ninguna de las dos anteriormente citadas. Es, en ese aspecto, mucho más que una obra encuadrada en el tiempo y el espacio.
Sorprende por su cercanía, dada su lejanía geográfica y cultural.
Sorprende por su lucidez dada la inexperiencia de su autor.
Sorprende por su ritmo, dado lo poco que cuenta directamente, aunque sea mucho lo que abarque.

Es, con todo esto, una buena película, que requiere, eso sí, de una gran empatía para dejarse llevar por su historia. Para dejarse llevar, como dicen algunos, por la mismísima vida. Y razón que tienen.
29 de abril de 2008
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al más puro estilo Python y adaptando un ya existente musical, A Funny Thing Happened On The Way To The Forum reescribe de manera actual los tópicos de la comedia de situación clásica. Encontronazos inoportunos, suplantación de personalidades, coincidencias, reencuentros, sátira más bien burlesca... Elementos todos ellos condicionados por la capacidad inventiva del creador, que en este caso el mismo Aristófanes firmaría, o Menandro, o Plauto. Porque quien haya leído o visto la representación de cualquier comedia de la época, descubrirá en estos 100 minutos multitud de guiños y virtudes con las que aquellas contaban y que se conservarían en la literatura durante muchos siglos, aunque echará de menos coro y corifeo respaldando la acción.

Dejando de lado todo ésto, que puede resultar hasta cierto punto discutible, de lo que trata una comedia es de hacer reír. Como ya dije en su momento en mis críticas a cualquier pieza de los Python, entiendo que no lo consiga con todo el mundo, entiendo que llegue a aburrir o a parecer todo rematadamente absurdo y/o estúpido, pero no es mi caso. No sé si es porque he visto esta película demasiadas veces desde que era bastante niño (quién sabe lo que podía entender o no), pero años después la he vuelto a ver y me sigo partiendo la caja, desde la canción inicial hasta los títulos de crédito. Si hemos coincidido en que el objetivo era hacer reír, conmigo desde luego, lo logra y con creces.

Mención aparte merece el papel de Zero Mostel y el título de la película en castellano. El uno por conducir la obra de manera genialmente teatral (ni siquiera le harían falta las máscaras que antaño usaban), el otro por ser una de las estúpidas genialidades del humor patrio, que sólo podría ser superada por las brillantes mentes que en Sudamérica también dedican sus desorbitados esfuerzos a destrozar titulitos. Y es que esta película con su original pierde enteros, pues en los momentos en los que la comedia decae (la canción de amor entre los tortolitos es un soberano coñazo), uno puede pasar el tiempo recordando a los artistas que se estrujaron el cerebro, el hipotálamo y todas las palabras que se les ocurran acabadas en -céfalo, para pensar una frase con tan sutil ironía: Golfus de Roma. Sencillamente genial, tanto la peli, como el título.
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