You must be a loged user to know your affinity with Yasumaro
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
7
23 de marzo de 2010
23 de marzo de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tsai Ming-liang ha conseguido que me interese por su filmografía. Pocos directores he conocido que sepan plasmar las sensaciones y los estados de ánimo como este presunto provocador taiwanés.
Si alguien me preguntara de qué va "El sabor de la sandía" me pondría en serios aprietos. Podría zafarme de la pregunta contestando que versa sobre una historia de amor en un contextura de sequía total y depresión económica.
La cuestión es que si dijera esto estaría desorientando a mi contertulio, ya que, a la vez, todo es mucho más fácil y más complicado que eso. Mediante los silencios, mediante las imágenes Ming-liang consigue captar las intimidades del alma, además, prescindiendo de todo diálogo formal que contamine lo que para el director es verdaderamente trascendental: las relaciones humanas. Vaya paradoja, ehh.
De ésta manera lo únicamente explícito en el film son las escenas de sexo, que lejos de ser innecesarias o gratuitas colaboran irremediablemente en componer una historia que llamaría "de amor contenido"*. Ya comprenderéis por qué digo esto.
A nadie versado en el cine oriental sorprenderán los números musicales que se nos muestran aquí, por cierto bastante acertados, y que caricaturizan algunos aspectos cotidianos de nuestra vida como las necesidades fisiológicas de sexo y agua. Pero no miremos hacia otro lado. "El sabor de la sandía" puede ser una de las películas mas infravaloradas de todo Filmaffinity. Para visionarla hay que adoptar una total predisposición hacia las diferentes estructuras cinematográficas y percatarse de que no todo el cine utiliza las mismas formas de expresión. Simplemente, quien no valore la belleza y sensibilidad de esta historia y se centre sólo en las escenas de sexo explícito o en sus excéntricos clips musicales, se retratará como un cinéfilo de ínfimo gusto en el mejor de los casos. Qué le vamos a hacer. Las grandes obras siempre han sido para unos pocos.
Si alguien me preguntara de qué va "El sabor de la sandía" me pondría en serios aprietos. Podría zafarme de la pregunta contestando que versa sobre una historia de amor en un contextura de sequía total y depresión económica.
La cuestión es que si dijera esto estaría desorientando a mi contertulio, ya que, a la vez, todo es mucho más fácil y más complicado que eso. Mediante los silencios, mediante las imágenes Ming-liang consigue captar las intimidades del alma, además, prescindiendo de todo diálogo formal que contamine lo que para el director es verdaderamente trascendental: las relaciones humanas. Vaya paradoja, ehh.
De ésta manera lo únicamente explícito en el film son las escenas de sexo, que lejos de ser innecesarias o gratuitas colaboran irremediablemente en componer una historia que llamaría "de amor contenido"*. Ya comprenderéis por qué digo esto.
A nadie versado en el cine oriental sorprenderán los números musicales que se nos muestran aquí, por cierto bastante acertados, y que caricaturizan algunos aspectos cotidianos de nuestra vida como las necesidades fisiológicas de sexo y agua. Pero no miremos hacia otro lado. "El sabor de la sandía" puede ser una de las películas mas infravaloradas de todo Filmaffinity. Para visionarla hay que adoptar una total predisposición hacia las diferentes estructuras cinematográficas y percatarse de que no todo el cine utiliza las mismas formas de expresión. Simplemente, quien no valore la belleza y sensibilidad de esta historia y se centre sólo en las escenas de sexo explícito o en sus excéntricos clips musicales, se retratará como un cinéfilo de ínfimo gusto en el mejor de los casos. Qué le vamos a hacer. Las grandes obras siempre han sido para unos pocos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Amor que se empezó a gestar en la película ¿Qué hora es?, del mismo director, y donde la protagonista femenina vendió un reloj a su homónimo masculino. En "El sabor de la sandía" se reencuentran de nuevo y comienzan la relación que motoriza la historia que nos ocupa.

4,5
370
5
21 de marzo de 2010
21 de marzo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un miedo tan primigenio y prelógico como el que sentimos hacia los muñecos clamaba, a la fuerza, una apta representación en el cine de terror. Extraña, desde luego, la languidez de este subgénero, que si bien es explotado de soslayo por ciertas franquicias (Poltergeist, 1982) y directamente por otras (El muñeco diabólico, 1988), nunca llegó a caracterizar la esencia de lo terrorífico como en el film que nos ocupa.
Obviamente la idea de Tom Holland distaba mucho de lo que nos muestra Jeong Yong-Gi con su Doll Master. La posesión de un muñeco feo, de pelo alborotado y que para colmo amenaza con navajas o tijeras, es mucho menos explícita que la de una muñequita de porcelana impoluta, de rostro melancólico y vestuario hecho a medida. Ahí está el juego, ahí se explota la premisa, el pavor hacia los ojos vacíos por los que nos miran los muñecos que hemos tenido de pequeños.
No es casualidad que esta narración nos la traiga un oriental, máxime con la poderosa impronta animista y shintoista que aún impregna aquellos lares. Así, la excusa de que todo objeto inerte puede llegar a tener alma si se cree desmedidamente en ello es el "leitmotiv" principal de una narración básica y lineal, pero, que a su vez, regala imágenes poderosísimas que seguramente queden en la retina de los aficionados a las pelis de miedo.
Es cierto que la forma de actuación oriental, un tanto forzada para el ojo europeo, puede resultar contradictoria para los que no están acostumbrados al cine asiático, pero aquí podemos observar algunas escenas apasionadamente interpretadas. Prestad atención pues a la misteriosa artesana de muñecas en silla de ruedas y a la encantadora y bella Mina. Bravo por ellas.
El hilo argumental se va desarrollando ágilmente y no da lugar al estancamiento, aunque es cierto que algún despistado se podrá desorientar en ciertos momentos de la trama por la aparición de algunos personajes a priori descontextualizados.
Mención aparte merecen las bellas composiciones estéticas, la fotografía y los acertados encuadres y picados que deja ver la cinta, algo que por otra parte no es nuevo en el cine coreano o japonés.
Por todo ello y más no entiendo la baja nota que tiene "The Doll Master" una cinta que sin más pretensión que entretener, ofrece además, algunas escenas muy válidas y como decía, fotogramas preciosos. Por cierto, mucho más de lo que nos muestra el insípido y reiterativo cine americano.
Entonces qué...¿te atreves a jugar con ellas?
Obviamente la idea de Tom Holland distaba mucho de lo que nos muestra Jeong Yong-Gi con su Doll Master. La posesión de un muñeco feo, de pelo alborotado y que para colmo amenaza con navajas o tijeras, es mucho menos explícita que la de una muñequita de porcelana impoluta, de rostro melancólico y vestuario hecho a medida. Ahí está el juego, ahí se explota la premisa, el pavor hacia los ojos vacíos por los que nos miran los muñecos que hemos tenido de pequeños.
No es casualidad que esta narración nos la traiga un oriental, máxime con la poderosa impronta animista y shintoista que aún impregna aquellos lares. Así, la excusa de que todo objeto inerte puede llegar a tener alma si se cree desmedidamente en ello es el "leitmotiv" principal de una narración básica y lineal, pero, que a su vez, regala imágenes poderosísimas que seguramente queden en la retina de los aficionados a las pelis de miedo.
Es cierto que la forma de actuación oriental, un tanto forzada para el ojo europeo, puede resultar contradictoria para los que no están acostumbrados al cine asiático, pero aquí podemos observar algunas escenas apasionadamente interpretadas. Prestad atención pues a la misteriosa artesana de muñecas en silla de ruedas y a la encantadora y bella Mina. Bravo por ellas.
El hilo argumental se va desarrollando ágilmente y no da lugar al estancamiento, aunque es cierto que algún despistado se podrá desorientar en ciertos momentos de la trama por la aparición de algunos personajes a priori descontextualizados.
Mención aparte merecen las bellas composiciones estéticas, la fotografía y los acertados encuadres y picados que deja ver la cinta, algo que por otra parte no es nuevo en el cine coreano o japonés.
Por todo ello y más no entiendo la baja nota que tiene "The Doll Master" una cinta que sin más pretensión que entretener, ofrece además, algunas escenas muy válidas y como decía, fotogramas preciosos. Por cierto, mucho más de lo que nos muestra el insípido y reiterativo cine americano.
Entonces qué...¿te atreves a jugar con ellas?

7,0
22.806
6
31 de diciembre de 2008
31 de diciembre de 2008
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable y fresca comedia que nos proporciona una ristra de frases de, verdaderamente, una inmensa calidad. De esta forma, por medio de un humor que mezcla con éxito características del ácido y del negro, se hace una crítica que impacta directamente en la hipocresía, el adoctrinamiento moral y finalmente, sobre aquel sentimiento de culpa tan artificial al que nosotros mismos nos sometemos, no ya sólo al fumar, sino al practicar cualquier acción socialmente repudiada.
Entonces ¿está mal fumar? ¿o acaso está bien? Pues según se mire. Es el otro gran mensaje de la película… todo depende de la perspectiva, de la coyuntura y del contexto. Genial el pujante Aaron Eckhart y sus magnificas reflexiones, tanto en off como en tiempo real; también tiene valor el papel que juega el hijo, cuya función, que podría ser fácilmente moralizante, es sin embargo refrendadora de la conducta de su padre. Por otra parte el film nos muestra los tejemanejes y entresijos de las grandes empresas, los pocos escrúpulos de muchos periodistas y lo radical que puede llegar a ser un mundo donde tan sólo importa el dinero…algo que ya nos mostró a su forma “El señor de la guerra” de Nicolas Cage, aunque sin llegar a la calidad de este film de Jason Reitman.
Dice la entrada del diccionario de la Real Academia Española: “…nos adueñamos del mundo gracias a la palabra…”, prólogo que define perfectamente “Gracias por fumar” un trabajo elegante, que no cae en la sensiblería barata, y que nos plantea hasta dónde puede llegar el poder de la oratoria. Buena.
“…Michael Jordan juega al baloncesto, Charles Manson mata gente… yo hablo…”
Entonces ¿está mal fumar? ¿o acaso está bien? Pues según se mire. Es el otro gran mensaje de la película… todo depende de la perspectiva, de la coyuntura y del contexto. Genial el pujante Aaron Eckhart y sus magnificas reflexiones, tanto en off como en tiempo real; también tiene valor el papel que juega el hijo, cuya función, que podría ser fácilmente moralizante, es sin embargo refrendadora de la conducta de su padre. Por otra parte el film nos muestra los tejemanejes y entresijos de las grandes empresas, los pocos escrúpulos de muchos periodistas y lo radical que puede llegar a ser un mundo donde tan sólo importa el dinero…algo que ya nos mostró a su forma “El señor de la guerra” de Nicolas Cage, aunque sin llegar a la calidad de este film de Jason Reitman.
Dice la entrada del diccionario de la Real Academia Española: “…nos adueñamos del mundo gracias a la palabra…”, prólogo que define perfectamente “Gracias por fumar” un trabajo elegante, que no cae en la sensiblería barata, y que nos plantea hasta dónde puede llegar el poder de la oratoria. Buena.
“…Michael Jordan juega al baloncesto, Charles Manson mata gente… yo hablo…”

8,0
155.838
6
26 de febrero de 2010
26 de febrero de 2010
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente, y si recopilara todas las encuestas cinematográficas a lo largo de mi vida, resultaría que "Braveheart" es la película favorita para el público masculino medio. Esto no es nada extraño. Salvando a las mujeres por la exclusividad dramático-romántica de sus gustos, tenemos a otros tres grupos masculinos: los que utilizan el cine como mero entretenimiento sin más pretensión; los cinéfilos de medio pelo que se creen culturetas de los 35 mm; y finalmente los snoobs cinematográficos, que priorizan el cine clásico y/o inteligente por encima de estos sucédaneos de aventura sin ningún fondo trascendental.
Pues bien, Braveheart, como digo, y de una forma u otra, es la película favorita para muchos integrantes de estos tres grupos tan heterogéneos:
1)- El film del efectivo Mel Gibson entretiene a raudales y cumple la función de hacer pasar un buen rato, el objetivo más noble y básico del cine.
2)- Además de ello, está envuelta por un efectismo dramático que hará que los cinéfilos de mediopelo la decodifiquen como una obra maestra del cine. Bien hecho Gibson, está de puta madre meter gato por liebre. Eso es señal de que sabes hacer tu trabajo¡¡
3) -Por si fuera poco, y aunque ningún crítico versado en el Séptimo Arte lo admita, la historia de William Wallace es idolatrada en secreto por muchos de ellos. Y es que no es nada cool ser un entendido y decir que tu película favorita es Braveheart.
Esto es lo que tiene la épica. Una narración super simple, efectiva y que para colmo ataca en nuestros sueños más primarios: ser héroes de leyenda y protagonistas de grandes epopeyas que serán inmortales para siempre. Y eso lo hace a la perfección el film de Gibson, porque a pesar de sus acomodos históricos, de sus tópicos cinematográficos o de sus personajes estereotipados, es la película favorita para gente de muy diversa índole. Algo tendra el agua cuando la bebe todo el mundo...¿no?.
Pues bien, Braveheart, como digo, y de una forma u otra, es la película favorita para muchos integrantes de estos tres grupos tan heterogéneos:
1)- El film del efectivo Mel Gibson entretiene a raudales y cumple la función de hacer pasar un buen rato, el objetivo más noble y básico del cine.
2)- Además de ello, está envuelta por un efectismo dramático que hará que los cinéfilos de mediopelo la decodifiquen como una obra maestra del cine. Bien hecho Gibson, está de puta madre meter gato por liebre. Eso es señal de que sabes hacer tu trabajo¡¡
3) -Por si fuera poco, y aunque ningún crítico versado en el Séptimo Arte lo admita, la historia de William Wallace es idolatrada en secreto por muchos de ellos. Y es que no es nada cool ser un entendido y decir que tu película favorita es Braveheart.
Esto es lo que tiene la épica. Una narración super simple, efectiva y que para colmo ataca en nuestros sueños más primarios: ser héroes de leyenda y protagonistas de grandes epopeyas que serán inmortales para siempre. Y eso lo hace a la perfección el film de Gibson, porque a pesar de sus acomodos históricos, de sus tópicos cinematográficos o de sus personajes estereotipados, es la película favorita para gente de muy diversa índole. Algo tendra el agua cuando la bebe todo el mundo...¿no?.
4
12 de febrero de 2010
12 de febrero de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo es famoso el bueno de Dickerson no es por su aportación al cine de terror; de hecho, debe su fama a la intervención en capítulos sueltos de series famosas, como Heroes o The Wire. Así pues entiendo que el epíteto "Maestro" queda un poco grande para el autor de la mediocre "Bones" (2001) y la más aprovechable "Demon Knight" (1995). De una forma u otra aquí está constando de tal forma, así que echemos un vistazo a la historia que tenemos entre manos.
"V de vampiro" pretende ser un homenaje al canon oficial del vampirismo clásico, tan desvirtuado últimamente por el elegante romanticismo de Anne Rice primero, y por el vomitivo fervor adolescente de Stephenie Meyer después. Por ello se agradece este temporal retorno al vampiro como criatura rústica y poco refinada, más cercano a un zombie sanguinario que a un joven y soso guaperas...wooo soy interesante¡¡.
A lo largo de la cinta se van haciendo guiños al cine y literatura vampíricos recurrentemente. En este sentido son insoslayables las escenas de las sombras del vampiro, la primera de ellas homenaje a "Nosferatu" (Murnau, 1922) y la segunda a "Drácula de Bram Stoker" (Coppola, 1992), o las frases "Déjame entrar" (Jóvenes ocultos, 1987) y "Jamás bebo vino" (Drácula, príncipe de las tinieblas 1966). El medio-metraje, además, se desvela friki, algo de lo que nos cercioramos también con el guiño al mundo de los videojuegos (el depósito de cadáveres y los "Survival Horror") o la reproducción en pleno episodio de "Drácula" (Bela Lugosi, 1931).
Pero que lo anterior no distorsione el resultado final: un capítulo fallido, nada original y que sólo otorga entretenimiento a los incondicionales del género. Regulera.
"V de vampiro" pretende ser un homenaje al canon oficial del vampirismo clásico, tan desvirtuado últimamente por el elegante romanticismo de Anne Rice primero, y por el vomitivo fervor adolescente de Stephenie Meyer después. Por ello se agradece este temporal retorno al vampiro como criatura rústica y poco refinada, más cercano a un zombie sanguinario que a un joven y soso guaperas...wooo soy interesante¡¡.
A lo largo de la cinta se van haciendo guiños al cine y literatura vampíricos recurrentemente. En este sentido son insoslayables las escenas de las sombras del vampiro, la primera de ellas homenaje a "Nosferatu" (Murnau, 1922) y la segunda a "Drácula de Bram Stoker" (Coppola, 1992), o las frases "Déjame entrar" (Jóvenes ocultos, 1987) y "Jamás bebo vino" (Drácula, príncipe de las tinieblas 1966). El medio-metraje, además, se desvela friki, algo de lo que nos cercioramos también con el guiño al mundo de los videojuegos (el depósito de cadáveres y los "Survival Horror") o la reproducción en pleno episodio de "Drácula" (Bela Lugosi, 1931).
Pero que lo anterior no distorsione el resultado final: un capítulo fallido, nada original y que sólo otorga entretenimiento a los incondicionales del género. Regulera.
Más sobre Yasumaro
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here