You must be a loged user to know your affinity with keizz
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

7,2
10.901
7
16 de abril de 2014
16 de abril de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película dura y triste. Un auténtico puñetazo en el alma. Mientras la ves se te van quitando las ganas de vivir, pero cuando sales a la calle las recuperas, porque después de lo que has visto pretendes aprovechar cada minuto para tratar de disfrutar.
Dicho esto, aclaro que me ha gustado. Quizá una de las cosas que me ha parecido más interesante es el montaje. La película está compuesta de secuencias que son continuos flashbacks y flashforwards. No es un montaje lineal. Unas veces narra la historia cuando la niña está enferma (con seis años), otras nos cuenta la parte inicial del enamoramiento explosivo de Didier y Elise, y otras nos muestran la parte final, con el deterioro de la relación. Estas tres partes van apareciendo en la pantalla a saltos, pero no queda mal. Al contrario, me ha gustado. No se hace lioso de seguir. Puede parecer que dificulta el visionado esta manera de contar las cosas, y también puede parecer que el hecho de que anticipe las cosas que van a pasar, influye negativamente en el espectador, pero no es así. Al contrario, creo que el espectador sufre menos de este modo, porque se van alternando los momentos felices y esperanzados con el triste devenir de los acontecimientos. No hay factor sorpresa, pero tampoco se echa de menos. El proceso es tan importante como la cristalización de los hechos.
A los pocos minutos de empezar la película, el espectador ya sabe que la niña de seis años tiene cáncer. No se andan con tonterías. Un golpe donde más duele, nada más empezar. En ese momento, uno debe elegir entre irse o quedarse sabiendo que lo que va a ver no va a ser agradable para el corazón, sino todo lo contrario. Yo me quedé. Si me hubiera ido, esta crónica sería muy corta.
Dirigida por el belga Felix Van Groeningen, interpretada en sus principales personajes por Veerle Baetens (Elise) y Johan Heldenbergh (Didier), y rodada en holandés, o el idioma flamenco, “Alabama Monroe” es también una película muy disfrutable si te gusta la música bluegrass. La banda sonora es estupenda, y durante la película asistimos a multitud de episodios musicales en los que el grupo de Didier y Elise interpretan muy buenas canciones. Además, son los propios actores quienes interpretan las canciones. La música es también un elemento edulcorante del drama que narra el film. Y hablando de los actores, mi apreciación es que Veerle Baetens está brillante en su papel de Elise. En cuanto a Johan Heldenbergh, está correcto, pero creo que lejos de su compañera.
Hay una cosa que no me gustó de la película y que hace que le baje un poco la nota. Un discurso político antiamericano, que creo que sobraba. Ya me chirriaba un poco el debate religioso, pero lo del discurso antiamericano está totalmente metido con calzador. La película estaría mucho mejor sin el toque político. Al principio, Didier desvela que adora los Estados Unidos porque “es un lugar donde siempre puedes empezar de nuevo”. Le encanta su música folk y se viste como un vaquero. Pero luego todo cambia, sale Bush en la tele y hay un alegato que, a mi juicio, desluce la película.
Pero esto no empaña lo que la película te hace sentir. Realmente es un drama duro. Recuerda a “Blue Valentine” en esa aparición del crepúsculo del amor, en la presencia insufrible de ese momento en el que uno de los dos necesita soltarse del otro, y éste se aferra a ella como a un clavo ardiendo. Sin darse cuenta de que se está aferrando a alguien que ya no está ahí, que ya no es quien era, como la estrella de la que ves la luz que un día emitió, pero ya no existe más.
En ese sentido, me produjo especial desgarro la escena en la que interpretan “If I needed you”, mientras él canta la canción dedicándosela a ella, mirándola con amor, buscándola continuamente con la mirada, alargando la mano… mientras ella solo mira al frente mientras canta, tratando siempre de esquivarle, de evitarle. Esa escena es puro dolor con música.
“Alabama Monroe” retrata el dolor de la pérdida. La dificultad que supone sobrevivir al amor. Lo duro que es vivir cuando las personas a las que amas desaparecen de tu vida, por el modo que sea. Lo arduo que es vencer al pasado y empezar de nuevo. Lo que cuesta dejar de ser tu, para empezar a ser otra persona. Es más fácil cambiarte el nombre.
Esta película me ha llegado. Y es que, aunque Didier y Elise son personas bastante peculiares, por no decir directamente raros, y desde luego, nada convencionales, sus sentimientos no son peculiares, ni raros, ni singulares, ni poco convencionales. Sus sentimientos son comunes a todo el mundo, y cuesta muy poco identificarse con ellos.
Y ese plano final, inesperado y precioso.
Dicho esto, aclaro que me ha gustado. Quizá una de las cosas que me ha parecido más interesante es el montaje. La película está compuesta de secuencias que son continuos flashbacks y flashforwards. No es un montaje lineal. Unas veces narra la historia cuando la niña está enferma (con seis años), otras nos cuenta la parte inicial del enamoramiento explosivo de Didier y Elise, y otras nos muestran la parte final, con el deterioro de la relación. Estas tres partes van apareciendo en la pantalla a saltos, pero no queda mal. Al contrario, me ha gustado. No se hace lioso de seguir. Puede parecer que dificulta el visionado esta manera de contar las cosas, y también puede parecer que el hecho de que anticipe las cosas que van a pasar, influye negativamente en el espectador, pero no es así. Al contrario, creo que el espectador sufre menos de este modo, porque se van alternando los momentos felices y esperanzados con el triste devenir de los acontecimientos. No hay factor sorpresa, pero tampoco se echa de menos. El proceso es tan importante como la cristalización de los hechos.
A los pocos minutos de empezar la película, el espectador ya sabe que la niña de seis años tiene cáncer. No se andan con tonterías. Un golpe donde más duele, nada más empezar. En ese momento, uno debe elegir entre irse o quedarse sabiendo que lo que va a ver no va a ser agradable para el corazón, sino todo lo contrario. Yo me quedé. Si me hubiera ido, esta crónica sería muy corta.
Dirigida por el belga Felix Van Groeningen, interpretada en sus principales personajes por Veerle Baetens (Elise) y Johan Heldenbergh (Didier), y rodada en holandés, o el idioma flamenco, “Alabama Monroe” es también una película muy disfrutable si te gusta la música bluegrass. La banda sonora es estupenda, y durante la película asistimos a multitud de episodios musicales en los que el grupo de Didier y Elise interpretan muy buenas canciones. Además, son los propios actores quienes interpretan las canciones. La música es también un elemento edulcorante del drama que narra el film. Y hablando de los actores, mi apreciación es que Veerle Baetens está brillante en su papel de Elise. En cuanto a Johan Heldenbergh, está correcto, pero creo que lejos de su compañera.
Hay una cosa que no me gustó de la película y que hace que le baje un poco la nota. Un discurso político antiamericano, que creo que sobraba. Ya me chirriaba un poco el debate religioso, pero lo del discurso antiamericano está totalmente metido con calzador. La película estaría mucho mejor sin el toque político. Al principio, Didier desvela que adora los Estados Unidos porque “es un lugar donde siempre puedes empezar de nuevo”. Le encanta su música folk y se viste como un vaquero. Pero luego todo cambia, sale Bush en la tele y hay un alegato que, a mi juicio, desluce la película.
Pero esto no empaña lo que la película te hace sentir. Realmente es un drama duro. Recuerda a “Blue Valentine” en esa aparición del crepúsculo del amor, en la presencia insufrible de ese momento en el que uno de los dos necesita soltarse del otro, y éste se aferra a ella como a un clavo ardiendo. Sin darse cuenta de que se está aferrando a alguien que ya no está ahí, que ya no es quien era, como la estrella de la que ves la luz que un día emitió, pero ya no existe más.
En ese sentido, me produjo especial desgarro la escena en la que interpretan “If I needed you”, mientras él canta la canción dedicándosela a ella, mirándola con amor, buscándola continuamente con la mirada, alargando la mano… mientras ella solo mira al frente mientras canta, tratando siempre de esquivarle, de evitarle. Esa escena es puro dolor con música.
“Alabama Monroe” retrata el dolor de la pérdida. La dificultad que supone sobrevivir al amor. Lo duro que es vivir cuando las personas a las que amas desaparecen de tu vida, por el modo que sea. Lo arduo que es vencer al pasado y empezar de nuevo. Lo que cuesta dejar de ser tu, para empezar a ser otra persona. Es más fácil cambiarte el nombre.
Esta película me ha llegado. Y es que, aunque Didier y Elise son personas bastante peculiares, por no decir directamente raros, y desde luego, nada convencionales, sus sentimientos no son peculiares, ni raros, ni singulares, ni poco convencionales. Sus sentimientos son comunes a todo el mundo, y cuesta muy poco identificarse con ellos.
Y ese plano final, inesperado y precioso.

7,2
39.185
8
9 de enero de 2020
9 de enero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mastodóntico film de tres horas y media de duración en las que Scorsese se homenajea a sí mismo, especialmente en la primera parte de la misma, repleta de escenas que parecen sacadas de un recopilatorio de sí mismo, con su inconfundible puesta en escena, su ritmo narrativo tan peculiar, la música cuidadosamente seleccionada, y claro, que no falte esa voz en off. Por si todo esto fuera poco, todos sus intérpretes fetiches forman parte del elenco de la película. Ya lo tenemos todo.
He de decir que estoy en un término medio entre aquellos que piensan que esto es una obra maestra y los que hablan de película profundamente decepcionante, pero mucho más cerca de los primeros que de los segundos. A mí me decepcionó un poco porque es inevitable, porque de la grandeza de Scorsese siempre espero lo máximo, pero también es indudable que la disfruté muchísimo y que su largo metraje es un magisterio cinematográfico por parte del mítico cineasta.
Lo más chocante de la película, por supuesto es el tema del rejuvenecimiento digital. Esta técnica empleada para que actores que rondan los ochenta años interpreten personajes que no llegan a los cuarenta, todavía no está tan lograda como para que no te chirríe. Las primeras escenas en las que ves a De Niro y Pesci cuando se supone que tienen treintaytantos años te quedas descuadrado, porque se les nota mucho e inevitablemente le quita realismo a la película. No puedes evitar prestar más atención a la cara retocada de De Niro que a la propia historia. Y sobre todo que se nota mucho que la cara está rejuvenecida artificialmente pero los movimientos corporales son de octogenario. La escena en que De Niro se supone que da una paliza al frutero es un poco vergonzosa.
Pero a medida que avanza la película te vas olvidando de eso y logras centrarte más en la historia. Además, a medida que los personajes envejecen, los actores tienen más margen para brillar porque cada vez se van pareciendo más a ellos mismos y pueden desarrollar mucho mejor su talento.
Otro pequeño problema que tuve es que no logré conectar del todo con la película, con la historia y con los personajes. Me gustó mucho, pero siempre viéndolo desde fuera, no me integré en el film, no empaticé con los personajes. Supongo que en parte es por el problema de la digitalización que acabo de explicar, pero también por el propio desarrollo de los personajes, a los que siempre vemos como mafiosos o su faceta más profesional, sin que lleguemos nunca a conectar con ellos como seres humanos, salvo en la última parte con De Niro, y no del todo.
Por lo demás, la película rebosa calidad por todas partes. Scorsese demuestra que es un maestro detrás de la cámara y cada escena es un cursillo de cine. Los diálogos, sin tener la brillantez de otras películas suyas, también se te quedan para siempre. Y seguro que con el tiempo la gente recordará aquella pequeña discusión entre Pacino y Stephen Graham sobre si es falta de educación llegar tarde a partir de diez minutos o de quince, por poner un ejemplo.
El tema interpretativo es también un punto a favor. Cuando dejas de ver las caras digitalizadas y puedes empezar a apreciar las interpretaciones, éstas son de muy alto nivel. De Niro está bastante mejor que en sus últimas interpretaciones (aunque también lejos de las mejores), Pacino rebaja un punto su tendencia a la sobreactuación y tiene escenas magníficas en su papel de Hoffa. Y por encima de todos impresiona Joe Pesci. Nada que ver con su papel tantas veces visto, en esta ocasión nos brinda un memorable trabajo de contención, de matices, jamás levanta la voz y nos regala el personaje más sólido y creíble de la película. A estos tres grandes se le suman otros rostros conocidos y que también rinden a muy buena altura como el siempre espectacular Stephen Graham, el también retocado Harvey Keitel, y también aparecen Bobby Cannavale, Anna Paquin, Ray Romano y hasta Steve Van Zandt tiene un breve papel interpretando a un cantante de la época.
Pero no es solo una película de gansters. “El irlandés” en su última parte nos habla de la vejez, del deterioro físico, del ocaso de la vida, de la angustia ante la cercanía de la muerte. Y es entonces cuando se hace más sencillo conectar con la película. A pesar de que todos los que llegan a viejos en el film han sido unos hijos de puta, nos da pena verles en ese estado. El sentimiento de culpa del personaje de De Niro por no haber sido mejor padre, nos produce, por primera vez en toda la película una emoción de conexión con el personaje. Y el cierre del film que hace Scorsese me parece magistral.
Gran película, más allá de las expectativas que cada uno tuviera. Su verdadera dimensión la apreciaremos con el tiempo. “El irlandés” deja un poso melancólico que no se termina de quitar. El crepúsculo del cine de gánsters, el crepúsculo de Scorsese, y también nuestro propio crepúsculo. Una película potente y madura, de una factura impecable, puro arte cinematográfico. Quizá no sea lo que esperábamos, pero estoy convencido de que añoraremos este cine cuando Scorsese ya no esté para deleitarnos con obras como ésta.
https://keizzine.wordpress.com/
He de decir que estoy en un término medio entre aquellos que piensan que esto es una obra maestra y los que hablan de película profundamente decepcionante, pero mucho más cerca de los primeros que de los segundos. A mí me decepcionó un poco porque es inevitable, porque de la grandeza de Scorsese siempre espero lo máximo, pero también es indudable que la disfruté muchísimo y que su largo metraje es un magisterio cinematográfico por parte del mítico cineasta.
Lo más chocante de la película, por supuesto es el tema del rejuvenecimiento digital. Esta técnica empleada para que actores que rondan los ochenta años interpreten personajes que no llegan a los cuarenta, todavía no está tan lograda como para que no te chirríe. Las primeras escenas en las que ves a De Niro y Pesci cuando se supone que tienen treintaytantos años te quedas descuadrado, porque se les nota mucho e inevitablemente le quita realismo a la película. No puedes evitar prestar más atención a la cara retocada de De Niro que a la propia historia. Y sobre todo que se nota mucho que la cara está rejuvenecida artificialmente pero los movimientos corporales son de octogenario. La escena en que De Niro se supone que da una paliza al frutero es un poco vergonzosa.
Pero a medida que avanza la película te vas olvidando de eso y logras centrarte más en la historia. Además, a medida que los personajes envejecen, los actores tienen más margen para brillar porque cada vez se van pareciendo más a ellos mismos y pueden desarrollar mucho mejor su talento.
Otro pequeño problema que tuve es que no logré conectar del todo con la película, con la historia y con los personajes. Me gustó mucho, pero siempre viéndolo desde fuera, no me integré en el film, no empaticé con los personajes. Supongo que en parte es por el problema de la digitalización que acabo de explicar, pero también por el propio desarrollo de los personajes, a los que siempre vemos como mafiosos o su faceta más profesional, sin que lleguemos nunca a conectar con ellos como seres humanos, salvo en la última parte con De Niro, y no del todo.
Por lo demás, la película rebosa calidad por todas partes. Scorsese demuestra que es un maestro detrás de la cámara y cada escena es un cursillo de cine. Los diálogos, sin tener la brillantez de otras películas suyas, también se te quedan para siempre. Y seguro que con el tiempo la gente recordará aquella pequeña discusión entre Pacino y Stephen Graham sobre si es falta de educación llegar tarde a partir de diez minutos o de quince, por poner un ejemplo.
El tema interpretativo es también un punto a favor. Cuando dejas de ver las caras digitalizadas y puedes empezar a apreciar las interpretaciones, éstas son de muy alto nivel. De Niro está bastante mejor que en sus últimas interpretaciones (aunque también lejos de las mejores), Pacino rebaja un punto su tendencia a la sobreactuación y tiene escenas magníficas en su papel de Hoffa. Y por encima de todos impresiona Joe Pesci. Nada que ver con su papel tantas veces visto, en esta ocasión nos brinda un memorable trabajo de contención, de matices, jamás levanta la voz y nos regala el personaje más sólido y creíble de la película. A estos tres grandes se le suman otros rostros conocidos y que también rinden a muy buena altura como el siempre espectacular Stephen Graham, el también retocado Harvey Keitel, y también aparecen Bobby Cannavale, Anna Paquin, Ray Romano y hasta Steve Van Zandt tiene un breve papel interpretando a un cantante de la época.
Pero no es solo una película de gansters. “El irlandés” en su última parte nos habla de la vejez, del deterioro físico, del ocaso de la vida, de la angustia ante la cercanía de la muerte. Y es entonces cuando se hace más sencillo conectar con la película. A pesar de que todos los que llegan a viejos en el film han sido unos hijos de puta, nos da pena verles en ese estado. El sentimiento de culpa del personaje de De Niro por no haber sido mejor padre, nos produce, por primera vez en toda la película una emoción de conexión con el personaje. Y el cierre del film que hace Scorsese me parece magistral.
Gran película, más allá de las expectativas que cada uno tuviera. Su verdadera dimensión la apreciaremos con el tiempo. “El irlandés” deja un poso melancólico que no se termina de quitar. El crepúsculo del cine de gánsters, el crepúsculo de Scorsese, y también nuestro propio crepúsculo. Una película potente y madura, de una factura impecable, puro arte cinematográfico. Quizá no sea lo que esperábamos, pero estoy convencido de que añoraremos este cine cuando Scorsese ya no esté para deleitarnos con obras como ésta.
https://keizzine.wordpress.com/

6,6
29.351
7
28 de marzo de 2019
28 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, Clint Eastwood. Dirigiendo y protagonizando con la efectividad de siempre. A punto de cumplir 89 años, uno no puede evitar el doloroso pensamiento de que tal vez acudo por última vez a un estreno de una película de Clint Eastwood, lo que ya de por sí convierte a esta tarde en un posible día histórico para mí.
“Mula” tiene pinta de ser el epitafio del inigualable cineasta. Eastwood crea un personaje que es en realidad el personaje de siempre, y tras tanto viaje, tras tantos kilómetros recorridos, tras tantos errores cometidos, su personaje intenta redimirse y hallar la paz. Y debe ser algo así lo que trata de alcanzar Eastwood con esta película que puede ser su testamento cinematográfico y en la que nos brinda una lección de vida, desde su experiencia y la de su personaje, mediante un trabajo honesto, emocionante y tremendamente coherente con lo que ha sido su filmografía.
La película transcurre con un ritmo ligero y un aire distendido hasta la última media hora, en la que todo se vuelve serio, denso y conmovedor. Igual que la vida de Earl, que ha sido un continuo derroche en la que no se ha tomado nada en serio, salvo las flores que planta en su jardín, que es lo único que realmente cuida. En cambio, con su familia no ha tenido el mismo celo. No supo regar el amor de su pareja, ni atender a su hija. Se alejó de su familia confundiendo sus fantasías con lo realmente importante. Por ello no le quieren a su lado. Solo su nieta Ginny parece tolerarle y quererle tener cerca.
Pero a pesar de ser un personaje claramente criticable y lleno de defectos, uno no puede evitar empatizar con él. Es inevitable con Eastwood. Su personaje es abiertamente egoísta e imprudente, y por supuesto tan testarudo como todos los que interpreta Eastwood, sin embargo su lado sentimental termina por garnarnos a todos irremediablemente.
Clint se siente como pez en el agua encarnando este personaje. No es un trabajo de riesgo para él, sino todo lo contrario, está en su salsa. Clint Eastwood haciendo de Clint Eastwood, era imposible que saliera mal. Además, se rodea de un elenco de actores y actrices de renombre como Laurence Fishburne, Andy García, Bradley Cooper o Dianne Wiest, pero todos ellos sirven solamente para escoltar al absoluto protagonista. Clint Eastwood, como suele ser habitual, acapara absolutamente la película, se hace dueño de la pantalla y asume todo el peso del film.
“Mula” está basada en hechos reales. Inspirada en un artículo periodístico que narraba la historia de Leo Sharp, un horticultor que terminó trabajando para el cartel de Sinaloa siendo un octogenario. En estos tiempos de lo políticamente correcto, llamarán la atención un par de escenas en las que el protagonista hace comentarios abiertamente racistas en plan de broma y otros de tipo homófobos cuando confunde con hombres a un grupo de motoristas lesbianas. Hechos por otro actor seguramente causarían revuelo. Pero le ves hacerlo a un venerable Clint Eastwood y no puedes evitar ser tolerante.
Desde luego, no es la mejor película de Clint Eastwood. Ni siquiera está entre las cinco mejores. Los personajes no están suficientemente desarrollados, salvo el del protagonista, pero qué más da. No es un dechado de virtudes y seguramente no pasaría de ser una película del montón si no estuviera el viejo Clint en ella. Por otra parte, duele verle tan mayor. Es todo huesos y pellejo, camina con dificultad y sospecho que le ponen kilos de maquillaje, pero derrocha carisma, como siempre. También me gustó personalmente la música, que consta de las canciones que escucha el protagonista cuando viaja con su cargamento de droga. Supongo que canciones escogidas por el propio Clint.
Total, que me ha gustado. Es una película de Clint Eastwood y creo que con eso lo defino todo. Un drama sensible con toques de humor y un ritmo adecuado. Espero que no sea la última vez que acudo a ver la nueva película de Clint Eastwood, pero si lo ha sido, me ha dejado un buen sabor de boca. Gracias por vivir en mi época Mr. Eastwood.
https://keizzine.wordpress.com/
“Mula” tiene pinta de ser el epitafio del inigualable cineasta. Eastwood crea un personaje que es en realidad el personaje de siempre, y tras tanto viaje, tras tantos kilómetros recorridos, tras tantos errores cometidos, su personaje intenta redimirse y hallar la paz. Y debe ser algo así lo que trata de alcanzar Eastwood con esta película que puede ser su testamento cinematográfico y en la que nos brinda una lección de vida, desde su experiencia y la de su personaje, mediante un trabajo honesto, emocionante y tremendamente coherente con lo que ha sido su filmografía.
La película transcurre con un ritmo ligero y un aire distendido hasta la última media hora, en la que todo se vuelve serio, denso y conmovedor. Igual que la vida de Earl, que ha sido un continuo derroche en la que no se ha tomado nada en serio, salvo las flores que planta en su jardín, que es lo único que realmente cuida. En cambio, con su familia no ha tenido el mismo celo. No supo regar el amor de su pareja, ni atender a su hija. Se alejó de su familia confundiendo sus fantasías con lo realmente importante. Por ello no le quieren a su lado. Solo su nieta Ginny parece tolerarle y quererle tener cerca.
Pero a pesar de ser un personaje claramente criticable y lleno de defectos, uno no puede evitar empatizar con él. Es inevitable con Eastwood. Su personaje es abiertamente egoísta e imprudente, y por supuesto tan testarudo como todos los que interpreta Eastwood, sin embargo su lado sentimental termina por garnarnos a todos irremediablemente.
Clint se siente como pez en el agua encarnando este personaje. No es un trabajo de riesgo para él, sino todo lo contrario, está en su salsa. Clint Eastwood haciendo de Clint Eastwood, era imposible que saliera mal. Además, se rodea de un elenco de actores y actrices de renombre como Laurence Fishburne, Andy García, Bradley Cooper o Dianne Wiest, pero todos ellos sirven solamente para escoltar al absoluto protagonista. Clint Eastwood, como suele ser habitual, acapara absolutamente la película, se hace dueño de la pantalla y asume todo el peso del film.
“Mula” está basada en hechos reales. Inspirada en un artículo periodístico que narraba la historia de Leo Sharp, un horticultor que terminó trabajando para el cartel de Sinaloa siendo un octogenario. En estos tiempos de lo políticamente correcto, llamarán la atención un par de escenas en las que el protagonista hace comentarios abiertamente racistas en plan de broma y otros de tipo homófobos cuando confunde con hombres a un grupo de motoristas lesbianas. Hechos por otro actor seguramente causarían revuelo. Pero le ves hacerlo a un venerable Clint Eastwood y no puedes evitar ser tolerante.
Desde luego, no es la mejor película de Clint Eastwood. Ni siquiera está entre las cinco mejores. Los personajes no están suficientemente desarrollados, salvo el del protagonista, pero qué más da. No es un dechado de virtudes y seguramente no pasaría de ser una película del montón si no estuviera el viejo Clint en ella. Por otra parte, duele verle tan mayor. Es todo huesos y pellejo, camina con dificultad y sospecho que le ponen kilos de maquillaje, pero derrocha carisma, como siempre. También me gustó personalmente la música, que consta de las canciones que escucha el protagonista cuando viaja con su cargamento de droga. Supongo que canciones escogidas por el propio Clint.
Total, que me ha gustado. Es una película de Clint Eastwood y creo que con eso lo defino todo. Un drama sensible con toques de humor y un ritmo adecuado. Espero que no sea la última vez que acudo a ver la nueva película de Clint Eastwood, pero si lo ha sido, me ha dejado un buen sabor de boca. Gracias por vivir en mi época Mr. Eastwood.
https://keizzine.wordpress.com/

6,2
7.235
7
22 de marzo de 2018
22 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Janet (Kristin Scott Thomas) acaba de ser nombrada ministra, y para celebrarlo da una fiesta en su casa junto con su marido Bill (Timothy Spall). A ella acuden varios amigos: April (Patricia Clarkson) y su marido Gottfried (Bruno Ganz), la pareja lésbica formada por Martha (Cherry Jones) y Jinny (Emily Mortimer), y Tom (Cillian Murphy) que acude solo, avisando de que su mujer, Marianne, llegará más tarde. La reunión comienza siendo una celebración pero empiezan a surgir confesiones que harán que termine siendo una velada trágica.
Sally Potter dirige esta película de planteamiento poco original (reunión de amigos en las que empiezan a salir trapos sucios y acaban como el rosario de la aurora ya hemos visto unas cuantas), con estructura teatral y particularidades reseñables como el uso del blanco y negro (apoyado en una fotografía excelente) que le da un toque clásico que queda muy bien, y su metraje inusualmente exiguo (apenas 70 minutos de película, prácticamente un mediometraje).
En este tipo de películas de estructura teatral, en mi opinión hay dos elementos claves: los personajes y los diálogos. Si los personajes están bien construidos y tienen interés, y los diálogos son buenos, para mí casi siempre funcionan. Y en este caso, a mí me gustó porque esos dos elementos me parecieron bien logrados. Incluso diría que los diálogos son demasiado buenos. Tanto, que se hacen poco creíbles de tan buenos que son. La gente, por inteligente que sea, no suele improvisar frases tan brillantes.
Potter elabora una comedia mordaz, que empieza ya con el mismo título (“Party” en inglés significa fiesta, pero también partido político), en la que critica con un humor afilado e inteligente a la clase política, a la sociedad moderna, la amistad y sobre todo a las relaciones de pareja. Una película que sabe reirse de las cosas serias, con ese humor británico tan característico que no todo el mundo capta.
No es normal tomarse a broma la política, la maternidad, el feminismo, el adulterio, la enfermedad, y mucho menos la muerte. Sin embargo, Potter se permite hacerlo con brillantez. Cuando te quieres dar cuenta te encuentras metido en aquella casa riéndote con situaciones que no tienen nada de cómicas en sí mismas, pero que tratadas con esos diálogos sutilmente lacerantes no puedes evitar que lo parezcan.
Toda la película se desarrolla en la casa de Janet. En la cocina, en el jardín y en el baño se van generando subtramas, con conversaciones de parejas aparte, o de unos pocos que hablan en privado, y al final todas esas pequeñas subtramas convergen en el salón, que es el escenario central en el que todo estalla.
Como dije antes, es clave que los personajes estén bien perfilados y tengan interés, y en esta película esto se produce. Muy poco tiempo después de conocer a cada uno de ellos ya sabes cuales son sus características. Pero para que los personajes funcionen, no solo tienen que estar bien perfilados y desarrollados en el guión, es imprescindible que también estén bien interpretados. Y a fe que Sally Potter ha sabido poner cuerpo a cada uno de ellos, rodeándose de un reparto deslumbrante.
De entre todos, para mí destaca Patricia Clarkson, con un carisma arrebatador mezcla de Lauren Bacall y Bette Davis, interpretando a April, creando un personaje de mujer cínica, absolutamente ácida y sugerente, te hechiza con su voz y su presencia de principio a fin. El resto, un peldaño por debajo, pero todos bien. Kristin Scott Thomas (a la que no recuerdo una interpretación floja) aguanta los primeros planos con una solvencia digna de todo elogio. Bruno Ganz está perfecto haciendo contrapunto a todos sus compañeros de reparto (es el único extranjero, y el único que parece estar fuera del sistema). Cherry Jones está perfecta en el papel de lesbiana recia que se desmorona con una frase conmovedora. Timothy Spall brilla en su papel de personaje taciturno y sorprendente. Por su parte, Emily Mortimer y Cillian Murphy cumplen bien con sus roles (ella, la lesbiana frágil; él completamente desquiciado por el dolor).
Con algunas frases para el recuerdo, la película se pasa en un suspiro (aunque durando 70 minutos esto no tiene mérito). Parece mentira que en tan poco tiempo, Potter sea capaz de tratar tantos asuntos y de dar tanta caña, incluso diría que a dejar en paños menores al ser humano actual, en el que hay una gran diferencia entre lo que se aparenta y lo que en realidad somos. La película es divertida si la vemos desde fuera, pero deprimente si nos vemos reflejados en ella.
Película no recomendable para todos los públicos. No todo el mundo responderá igual ante el ingenioso humor y las mastodónticas dosis de ironía que hay en sus diálogos. Un film que no tiene piedad con sus personajes, a los que deja en pelotas para que percibamos su miseria moral, que en el fondo es la nuestra. Quizá por eso terminamos tomándoles cariño y disfrutando la paradoja de reirnos de cosas que no tienen gracia, salvo que les pasen a otros.
https://keizzine.wordpress.com/
Sally Potter dirige esta película de planteamiento poco original (reunión de amigos en las que empiezan a salir trapos sucios y acaban como el rosario de la aurora ya hemos visto unas cuantas), con estructura teatral y particularidades reseñables como el uso del blanco y negro (apoyado en una fotografía excelente) que le da un toque clásico que queda muy bien, y su metraje inusualmente exiguo (apenas 70 minutos de película, prácticamente un mediometraje).
En este tipo de películas de estructura teatral, en mi opinión hay dos elementos claves: los personajes y los diálogos. Si los personajes están bien construidos y tienen interés, y los diálogos son buenos, para mí casi siempre funcionan. Y en este caso, a mí me gustó porque esos dos elementos me parecieron bien logrados. Incluso diría que los diálogos son demasiado buenos. Tanto, que se hacen poco creíbles de tan buenos que son. La gente, por inteligente que sea, no suele improvisar frases tan brillantes.
Potter elabora una comedia mordaz, que empieza ya con el mismo título (“Party” en inglés significa fiesta, pero también partido político), en la que critica con un humor afilado e inteligente a la clase política, a la sociedad moderna, la amistad y sobre todo a las relaciones de pareja. Una película que sabe reirse de las cosas serias, con ese humor británico tan característico que no todo el mundo capta.
No es normal tomarse a broma la política, la maternidad, el feminismo, el adulterio, la enfermedad, y mucho menos la muerte. Sin embargo, Potter se permite hacerlo con brillantez. Cuando te quieres dar cuenta te encuentras metido en aquella casa riéndote con situaciones que no tienen nada de cómicas en sí mismas, pero que tratadas con esos diálogos sutilmente lacerantes no puedes evitar que lo parezcan.
Toda la película se desarrolla en la casa de Janet. En la cocina, en el jardín y en el baño se van generando subtramas, con conversaciones de parejas aparte, o de unos pocos que hablan en privado, y al final todas esas pequeñas subtramas convergen en el salón, que es el escenario central en el que todo estalla.
Como dije antes, es clave que los personajes estén bien perfilados y tengan interés, y en esta película esto se produce. Muy poco tiempo después de conocer a cada uno de ellos ya sabes cuales son sus características. Pero para que los personajes funcionen, no solo tienen que estar bien perfilados y desarrollados en el guión, es imprescindible que también estén bien interpretados. Y a fe que Sally Potter ha sabido poner cuerpo a cada uno de ellos, rodeándose de un reparto deslumbrante.
De entre todos, para mí destaca Patricia Clarkson, con un carisma arrebatador mezcla de Lauren Bacall y Bette Davis, interpretando a April, creando un personaje de mujer cínica, absolutamente ácida y sugerente, te hechiza con su voz y su presencia de principio a fin. El resto, un peldaño por debajo, pero todos bien. Kristin Scott Thomas (a la que no recuerdo una interpretación floja) aguanta los primeros planos con una solvencia digna de todo elogio. Bruno Ganz está perfecto haciendo contrapunto a todos sus compañeros de reparto (es el único extranjero, y el único que parece estar fuera del sistema). Cherry Jones está perfecta en el papel de lesbiana recia que se desmorona con una frase conmovedora. Timothy Spall brilla en su papel de personaje taciturno y sorprendente. Por su parte, Emily Mortimer y Cillian Murphy cumplen bien con sus roles (ella, la lesbiana frágil; él completamente desquiciado por el dolor).
Con algunas frases para el recuerdo, la película se pasa en un suspiro (aunque durando 70 minutos esto no tiene mérito). Parece mentira que en tan poco tiempo, Potter sea capaz de tratar tantos asuntos y de dar tanta caña, incluso diría que a dejar en paños menores al ser humano actual, en el que hay una gran diferencia entre lo que se aparenta y lo que en realidad somos. La película es divertida si la vemos desde fuera, pero deprimente si nos vemos reflejados en ella.
Película no recomendable para todos los públicos. No todo el mundo responderá igual ante el ingenioso humor y las mastodónticas dosis de ironía que hay en sus diálogos. Un film que no tiene piedad con sus personajes, a los que deja en pelotas para que percibamos su miseria moral, que en el fondo es la nuestra. Quizá por eso terminamos tomándoles cariño y disfrutando la paradoja de reirnos de cosas que no tienen gracia, salvo que les pasen a otros.
https://keizzine.wordpress.com/
8
18 de enero de 2018
18 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al más puro estilo Wiseau, James Franco también lleva su proyecto personal hasta el final, produciendo, dirigiendo y protagonizando esta película. Y para que todo quede en casa, el papel coprotagonista lo interpreta su hermano Dave. En esta mezcla de comedia y biopic, Franco pone respeto y cariño en el personaje de Wiseau, al que dibuja como un excéntrico narcisista pero también alguien sensible y con un alto sentido de la amistad.
Es inevitable que te venga a la mente “Ed Wood”, de Tim Burton. Wood está considerado el peor director de la historia, pero eso es porque Wiseau no ha dirigido más películas que “The room”, de lo contrario estaría la cosa muy pareja. Evidentemente, Franco hace comedia sobre el tema, pero no cae en la fácil tentación de ridiculizar a Wiseau (al menos, no más de lo que se ridiculizó a sí mismo el propio Wiseau al hacer su película), sino que lo parodia con pasión y respeto. Tanto es así, que uno no puede evitar acabar enternecido con el personaje y deseando ver “The room”.
Aprovechando la ocasión, Franco no solo nos muestra el desternillante y rocambolesco rodaje de “The room” sino que también nos habla en profundidad de la industria del cine, nos muestra los entresijos de Hollywood, y también nos habla de los sueños, de los compromisos y de la amistad. El hecho de que sea una historia real acrecienta la parte cómica, pues de lo contrario no seríamos capaces de creernos el personaje de Wiseau ni la película que fue capaz de perpetrar, y que está ahí para quien quiera verla (en Estados Unidos se sigue proyectando regularmente en salas, y el público corea en alto los diálogos más famosos).
Pero si el trabajo de James Franco como director de esta excelente película es admirable, su faceta de actor asombra aún más. James Franco no interpreta a Tommy Wiseau sino que literalmente se convierte en él. Más allá de su sensacional caracterización, Franco se transmuta absolutamente en el personaje que interpreta, si veis las dos películas en versión original os daréis cuenta del increíble parecido que consigue Franco a la hora de imitar el modo de hablar de Wiseau. Yo creo que ni él mismo podría haberlo hecho tan bien.
La película te absorbe, no deseas que termine nunca, te arranca carcajadas y te hace sentir vergüenza ajena (la misma que probablemente hacía sentir Wiseau a su entorno). Hay situaciones tan extravagantes, actos tan absurdos y momentos tan disparatados que realmente cuesta trabajo creer que todo eso sucedió de verdad. Pero sí, todo eso sucedió, la honestidad de Franco con su personaje es absoluta.
En estos tiempos de comedias mediocres, se agradecen trabajos como el de Franco. Su parodia resulta más verdadera que casi cualquier documental. Tan pronto aparece el dislate más desenfrenado que te hace reir como te ves atrapado por un momento de tristeza sin que casi te hayas dado cuenta del proceso. Y eso es porque llevas un rato dentro de la película. Y no dentro de cualquier película, dentro de una película que está a su vez dentro de otra película.
Estamos ante una alegoría de la contradicción. Una película absolutamente genial hecha a partir de una película absolutamente desastrosa. Una película notablemente compleja disfrazada de simple comedia ligera. Una de las películas más divertidas que he visto últimamente en la que subyace un poso de tristeza. Y para colmo de contradicciones, la interpretación de James Franco, una de las que más me ha impresionado en los últimos tiempos, es haciendo el papel del que seguro que ha sido el peor actor que se ha puesto delante de una cámara.
“The disaster artist” no es una parodia de “The room”, es la película que la completa, que la complementa. Una engrandece a la otra, y viceversa. En fin, un peliculón sumamente interesante, para disfrutar de verdad. Quienes no conozcan “The room” se sorprenderán y saldrán del cine con unas irrefrenables ganas de verla. Para quienes ya la conozcan, será un disfrute aún mayor. Un canto a la pasión por el cine, un film indispensable.
https://keizzine.wordpress.com/
Es inevitable que te venga a la mente “Ed Wood”, de Tim Burton. Wood está considerado el peor director de la historia, pero eso es porque Wiseau no ha dirigido más películas que “The room”, de lo contrario estaría la cosa muy pareja. Evidentemente, Franco hace comedia sobre el tema, pero no cae en la fácil tentación de ridiculizar a Wiseau (al menos, no más de lo que se ridiculizó a sí mismo el propio Wiseau al hacer su película), sino que lo parodia con pasión y respeto. Tanto es así, que uno no puede evitar acabar enternecido con el personaje y deseando ver “The room”.
Aprovechando la ocasión, Franco no solo nos muestra el desternillante y rocambolesco rodaje de “The room” sino que también nos habla en profundidad de la industria del cine, nos muestra los entresijos de Hollywood, y también nos habla de los sueños, de los compromisos y de la amistad. El hecho de que sea una historia real acrecienta la parte cómica, pues de lo contrario no seríamos capaces de creernos el personaje de Wiseau ni la película que fue capaz de perpetrar, y que está ahí para quien quiera verla (en Estados Unidos se sigue proyectando regularmente en salas, y el público corea en alto los diálogos más famosos).
Pero si el trabajo de James Franco como director de esta excelente película es admirable, su faceta de actor asombra aún más. James Franco no interpreta a Tommy Wiseau sino que literalmente se convierte en él. Más allá de su sensacional caracterización, Franco se transmuta absolutamente en el personaje que interpreta, si veis las dos películas en versión original os daréis cuenta del increíble parecido que consigue Franco a la hora de imitar el modo de hablar de Wiseau. Yo creo que ni él mismo podría haberlo hecho tan bien.
La película te absorbe, no deseas que termine nunca, te arranca carcajadas y te hace sentir vergüenza ajena (la misma que probablemente hacía sentir Wiseau a su entorno). Hay situaciones tan extravagantes, actos tan absurdos y momentos tan disparatados que realmente cuesta trabajo creer que todo eso sucedió de verdad. Pero sí, todo eso sucedió, la honestidad de Franco con su personaje es absoluta.
En estos tiempos de comedias mediocres, se agradecen trabajos como el de Franco. Su parodia resulta más verdadera que casi cualquier documental. Tan pronto aparece el dislate más desenfrenado que te hace reir como te ves atrapado por un momento de tristeza sin que casi te hayas dado cuenta del proceso. Y eso es porque llevas un rato dentro de la película. Y no dentro de cualquier película, dentro de una película que está a su vez dentro de otra película.
Estamos ante una alegoría de la contradicción. Una película absolutamente genial hecha a partir de una película absolutamente desastrosa. Una película notablemente compleja disfrazada de simple comedia ligera. Una de las películas más divertidas que he visto últimamente en la que subyace un poso de tristeza. Y para colmo de contradicciones, la interpretación de James Franco, una de las que más me ha impresionado en los últimos tiempos, es haciendo el papel del que seguro que ha sido el peor actor que se ha puesto delante de una cámara.
“The disaster artist” no es una parodia de “The room”, es la película que la completa, que la complementa. Una engrandece a la otra, y viceversa. En fin, un peliculón sumamente interesante, para disfrutar de verdad. Quienes no conozcan “The room” se sorprenderán y saldrán del cine con unas irrefrenables ganas de verla. Para quienes ya la conozcan, será un disfrute aún mayor. Un canto a la pasión por el cine, un film indispensable.
https://keizzine.wordpress.com/
Más sobre keizz
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here